Sumisa aprendiendo a castigar a otros sumisos (I)

Mi Amo me ha ordenado que escriba un relato en el que domino a dos sumisos que les gusta la humillación y el dolor.

Mi Amo esta sentado en el trono, vestido de negro y con una copa en la mano. Yo, su sumisa Alicia, tengo a dos sumisos para dominar. Son Ana y Beltrán. Mi Amo quiere que lo haga y es mi primera vez.

Empiezo por atar a Ana en la cruz mientras le ordeno a Beltrán que se arrodille en el suelo y me chupe los zapatos.

Entonces le ordeno a Beltrán que me traiga una fusta. Él lo hace y yo le digo: “eres muy lento. Por ello te voy a castigar”. Y le ordeno que se ponga de rodillas chupando el coño de Ana mientras yo le doy 10 azotes con la fusta en el culo con todas mis fuerzas. Y le digo: "parece que esto te gusta, perro. Así que tendré que castigarte mas fuerte, a ver si aprendes”. Entonces le ordeno que se tumbe en el suelo y cojo una vela y le tiro toda la cera caliente en los huevos y la polla.

El grita de dolor y le digo que no quiero oír ni un ruido, que me molestan sus sonidos.

Entonces le piso la polla y los huevos con mis zapatos.

Mientras, Ana observa la escena aterrorizada y mi Amo sonríe porque le gusta ver lo sádica que es su sumisa, para su sorpresa.

Entonces, le pongo unas pinzas en los pezones a Ana y le ordeno a Beltrán que le ponga unas en el coño.

Luego ato las del coño con una cuerda a otras pinzas que pongo en los pezones de Beltrán.

Y le digo a Beltrán: “cada vez que te muevas, Ana va a notarlo”. Y empiezo a azotar el culo de Beltrán con una pala con pinchos.

Beltrán se mueve y entonces le digo: “no ves qué le estás haciendo daño a Ana? Te voy a castigar por ello para que aprendas a estarte quieto, perro”. Mi Amo me sonríe. Y yo muestro cara de orgullo.

Cojo una fusta larga de equitación y le digo a Beltrán: “las manos detrás de la cabeza perro. Te voy a dar tres azotes en esa mierda de polla que tienes y espero no oír ni un sonido que me molestan mucho tus ruidos”.

Entonces, le doy un primer golpe en el tronco de la polla y él no dice nada pero se ve que le duele mucho. Miro a mi Amo con orgullo.

  • “Muy bien perro. Ahora el segundo”-  y le doy un segundo golpe con más fuerza.

Ana mira entre envidiosa y aterrada cómo se le va poniendo dura la polla a Beltrán. Y yo me siento muy satisfecha por hacer esto por mi Amo y decido darle el tercer azote apuntando a la punta de la polla de Beltrán.

Beltrán ni se mueve pero se nota que le ha dolido mucho porque su cara está desencajada por el dolor. Tiene incluso unas lágrimas cayéndole. “No llores nenaza, que es evidente que a tu polla le gusta”, le digo.

Dejo la fusta a un lado y le digo: “Te has portado muy bien así que vas a tener un premio: esta otra perra te va a chupar la polla, que yo sólo chupo la polla de mi Amo. Puedes bajar las manos”. Y le retuerzo los pezones cogiendo de las pinzas antes de quitárselas.

-“Pero antes debes quitar las pinzas del sucio coño de esta puta. Hazlo sin abrirlas, tirando de ellas, que seguro que le gusta”.

Beltrán le quita las pinzas a Ana y ella se retuerce de dolor.

Muy bien Beltrán, ahora retírate y ponte de rodillas hasta que esta zorra este preparada para chupártela.

Entonces le quito las pinzas de los pezones a Ana estirando de ellas. Ana se retuerce. Y yo le digo: “pensaba que te gustaba el dolor. Es esto mucho para ti putita? Vamos a comprobar cuánto dolor aguantas de verdad”. Y cojo de nuevo la fusta.

-“Te voy a dar 20 azotes en las tetas. Quiero que cuentes cada uno de ellos pero solo me avises en los números 5, 10 y 15 dando las gracias debidamente. Después, los verdaderamente fuertes, serán del 16 al 20 y esos debes contarlos en voz alta de uno en uno y dando las gracias debidamente”.

Mi Amo mira la escena atentamente desde su trono con su polla muy dura y muy orgulloso de su esclava. Yo me acerco a él y le beso la mano, que él me ofrece y comienzo el castigo de Ana. Lo hago alternando de una a otra sin parar.

En la escena solo se oye el silbido de la fusta mezclado con los sollozos de Ana.

Ana dice: “cinco, gracias señora”. Y yo continúo, mientras Beltrán observa de rodillas la escena y sigue empalmado.

Ana dice: “diez, gracias señora”. Yo miro y sonrío a mi Amo que me sonríe de nuevo a modo de aprobación.

Ana dice: “quince, gracias señora”. Entonces yo empiezo los cinco últimos muy muy muy fuertes apuntando esta vez a los pezones. Ana no puede evitar gritos de dolor mientras se retuerce inútilmente intentando escapar de los golpes pero contando y dando las gracias en cada uno tal como yo le había indicado.

Yo me siento tan orgullosa de complacer a mi Amo que corro a arrodillarme a sus pies preguntándole si lo he hecho bien y cuando mi Amo me dice que está muy orgulloso de mí, noto como se me empapa el coño y me pongo de pie para ofrecérselo y que mi Amo lo compruebe.

Mi Amo lo comprueba metiendo dos dedos hasta el fondo de mi coño empapado y me dice: “muy bien perrita, sigue que lo estás haciendo muy bien y tu Amo está disfrutando mucho”.

Después, le ordeno a Beltrán que se levante y le acaricie las tetas doloridas a Ana. Él lo hace y se retira de pie a un lado. Le desato a Ana y le digo: “Ahora perra, chúpale la polla a Beltrán, que está esperando su premio y ha sido muy paciente”.

Ana se arrodilla delante de Beltrán y empieza a chuparle la polla que está muy dura. Entonces le empujo la cabeza para que se la meta hasta el fondo. Ana se resiste porque le cuesta mucho y le digo: “te voy a enseñar a chupar una polla como Dios manda, puta” y cojo de nuevo la pala de pinchos y le digo: “hasta el fondo”. Ella no lo hace y le doy un azote muy fuerte en el culo. “He dicho que hasta el fondo”, le grito. Entonces, Ana obedece y yo le doy otro azote fuerte para asegurarme de que ha entrado hasta el fondo de su garganta.

Beltrán gime de placer. Entonces le azoto el culo y le digo: “te dije antes que me molestaban tus sonidos, disfruta en silencio, perro”. Y le doy  tres azotes más, muy fuertes esta vez. En cada uno de ellos, la polla de Beltrán entra hasta el fondo de la garganta de Ana. Ana tiene arcadas, porque son tres golpes muy duros y profundos. La polla de Beltrán está enorme.

Entonces dejo la pala y cojo a Ana de los pelos. Y digo: “ya basta puta, que veo que al final te está gustando. Túmbate en el suelo boca arriba”.

Ana obedece y se tumba. Yo me dirijo a Beltrán y le pongo unas pesas de 300 gramos en los huevos y le digo: “Ahora perro, quiero que te masturbes sobre esta puta pero ni se te ocurra correrte”.

Cojo una vara y le digo a Ana: “abre esas piernas que te vea bien ese coño de puta que todavía no lo hemos castigado y vamos a empezar ahora mismo”.

Los dejo un momento y me dirijo a mi Amo para preguntarle si está pasándolo bien.

Mi Amo me dice que si, que a su polla también le gusta mucho y me ordena que lo compruebe. Yo toco la polla de mi Amo por encima del pantalón y le pido permiso para chupársela un poco. Él me lo concede. Entonces yo saco la polla de mi Amo del pantalón y me la meto en la boca. Nada me hace más feliz que tenerla para mí. Mi Amo esta muy excitado, le gusta mucho ver los progresos de su perra.

Yo acaricio la polla de mi Amo con la mano subiendo y bajando la mano por el tronco de su enorme polla, que esta muy dura, mientras se la sigo chupando. A la vez gimo de placer porque me encanta dar placer a mi Amo.

Estoy muy excitada y le ruego a mi Amo que me folle, que necesito esa polla tan dura dentro de mi coño pero mi Amo me dice: “tranquila putita sigue castigando a los sumisos que estás dando mucho placer a tu Amo. Hazlo bien y te recompensare follándote por todas partes como una buena perra”.

Yo sonrío a mi Amo y me dirijo a los sumisos. Ana sigue en el suelo y Beltrán de pie masturbándose, y sintiendo el dolor cada vez que las pesas que tiene en los huevos se mueven. Esta muy excitado.

Le digo a Ana:  “muy bien puta, ahora vas a pagar con el dolor de tu coño el que mi Amo no me haya querido follar y te va a doler. Y mucho”.

Continuará …

NOTA: este es mi primer relato siguiendo una orden de mi Amo. Si os gusta, continuaré la tarea.