Sui Generis 6

Cuando me tiro a la cama y vi la puerta, pensé que nada existía fuera en ese momento, pero cuando regresara, el mundo se reconstruirá de manera diferente, ya no lo vería igual, al no salir de ese cuarto en ese momento, elegí de alguna manera cambiar mi vida para siempre.

Cuando me tiro a la cama y vi la puerta, pensé que nada existía fuera en ese momento, pero cuando regresara, el mundo se reconstruirá de manera diferente, ya no lo vería igual, al no salir de ese cuarto en ese momento, elegí de alguna manera cambiar mi vida para siempre.

Pensamientos así de mal viajados me llegaron a la cabeza toda la noche… creo producto de los nervios y la incertidumbre que sentía, pues mi corazón estaba muy confundido no estaba seguro de querer estar ahí pero quería sentirse querido y por eso latía durísimo. Yo no sabía exactamente qué pasaría, no sabía que hacer… me daba ataques de risa, las manos me sudaban, la cara la sentía caliente. Las ideas locas me ayudaban a hacer a un lado los prejuicios y a soportar de alguna manera el intenso miedo de estar parada ahí a solas.

Antes de esto; aunque decíamos que éramos “novias”, y nos besábamos y aun lo del almacén y todo, siempre la ubiqué como una muy buena amiga… que simplemente había mucha confianza que nos permitía hacer algunas cosas locas, después nunca supe que fue lo que fuimos.

Su recamara estaba helada por que llovía, el piso lo sentí muy frío al contacto de mis pies descalzos… pero el calorcito que irradiaba su cuerpo junto al mío pronto me quito el frio. Me abrazaba y con la otra mano me tomaba de la nuca para besarme. Me dejo sin playera, me besaba de vez en vez y me acariciaba los senos, me quito el bra, los pezones se me pusieron duritos y ella aprovecho eso para chuparlos, lo hizo por un rato hasta que me dio un ataque de nervios y reí como loca, a Ale también le empezó a dar risa y me preguntaba fingiendo demencia.

  • ¿Por qué te ríes? Esto no es chistoso

Antes de poder contestarle me beso la boca de nuevo y ahora se deleitaba con mi trasero, después deslizo su mano sobre mi pantalón en mi zona íntima, se detuvo un rato y la apoyo suavemente contra mí, luego la metió entre mi piel y mi ropa interior y acaricio mis bellos, haciendo que las piernas me temblaran, luego metió un dedo entre los pliegues que hace la vagina cuando una tiene las piernas casi cerradas, se torció un poco y sin permiso con uno de sus largos dedos se quedó con mi virginidad.

No sé si me empezó a besar bien padre o era su dedito que entraba y salía lo que me hizo sentir tan amada, no hacía más que cerrar los ojos y apretar los dientes por ese ligero dolorcito que sentía mientras mi orifico se amoldaba al tamaño de su dedo que tenía dentro. Se separó de mis labios y con una sonrisita me pregunto.

-          ¿Se siente bien rico verdad?

Apenas asentí con la cabeza porque estaba perdida con esa sensación, gemía por la excitación que mi cuerpo experimentaba.

Deshizo el nudo del listón de sus pants y luego puso mí mano por entre sus bóxers y su pubis, que se sentía ligeramente áspero, no me quedo otra opción y deslice mi mano por entre sus pliegues pero apenas si la tocaba, me tomo por la muñeca, se paró con las piernas un poco más abiertas, contrajo su abdomen como aguantando la respiración y puso mi mano más abajo, cuando sentí su área calientita y húmeda, por instinto la saque rápidamente de su pantalón,

Ale separo su boca de la mía y con una risita me dijo:

  • ¡Vamos! no pasa nada, como te diga tu corazón, tu sabes cómo, sin pena.

También me salió una risita y volví a meter la mano dentro de sus bóxers, para buscarle su agujerito, la deslice muy suave, como ella me hacía, le introduje mi dedo medio muy despacio para no lastimarla, era la primera vez que sentía otra vagina, se sentía muy mojada y tibia, se me figuraba más profunda, quizá por la posición de mi mano, me di cuenta que no era sencillo, por eso, baje mis jeans a donde termina mi cadera y puse mis pies de puntitas, mis pantalones se terminaron por caer al piso.

Ella también bajo sus pantalones y sus bóxers a media cadera tomo mi mano de nuevo y la dirigió a su cosita.

-          Juntas please, es más rico - me dijo besándome al oído.

Me estremecía, sentía una intensa atracción hacia ella, la abrazaba con el brazo libre y acariciaba su cabello, apoyaba mi cabeza en su hombro, era la cosa más deliciosa que me habían hecho, elle jugaba con su dedo dentro de mí, me sentí como poseída y dominada. Si me preguntas por que le hacía lo mismo, supongo que para ponernos a mano y hacer un desquite, ella salía y entraba yo solo estaba dentro de ella y fue delicioso. Por mucho que pensé si eso era correcto o no… se sentía tan rico.

De pronto saco su dedito travieso, me abrazo fuerte, como emocionada y me beso con dulzura. Así que yo también aparte mi mano. Me puso las manos sobre las mejillas y me dijo:

-          No me la creo, nena ¡que padre!, te das cuenta estamos juntas.

Ni le conteste, sacada de onda por su expresión, se sentía bien pero no me emocionaba como a ella.

Ella seguía vestida así que le quite su playera, me ayudó levantando sus delgados brazos adornados por unos dorados bellitos que se veían a contra luz por la tenue iluminación que entraba por entre sus persianas. A continuación ella sola se quitó el bra. Nos besamos de nuevo y frotamos nuestros torsos desnudos con ese ritmo que solo da una intensa calentura… se hincó y mirándome a los ojos, tomo mi ropa interior de los lados y con cara pícara pregunto:

-          ¿Puedo señorita?

Sin esperar una respuesta los deslizó hacia abajo a lo largo de mis pierna y los dejo en los tobillos, le ayude levantando una pierna y luego la otra, primero solo saco los jeans y luego hizo lo mismo con mis calzones, los aventó por atrás de ella a la cama junto con nuestras playeras, se incorporó despacio muy cerca de mí, tan cerca que cuando se encontraba de regreso a la altura de mi cadera, sentí escalofrió y me doble por reflejo hacia atrás, quedo parada de nuevo frente a mí, me dio un beso tronado en los labios y me dijo:

-          Tranquila nena, ¡te quiero mucho!

Yo me sentía muy desnuda, algo bien extraño que me acuerdo es que por instinto tapaba mis senos con los brazos como si tuviera mucho frio y miraba descontrolada lo que ella hacia… se encorvo para bajarse los pantalones y los dejo en el piso, luego aparto su ropa interior hasta sus rodillas y apoyándose en mi hombro se los terminó de quitar con sus piernas y quedo parada encima de ellos.

Aunque ya la había visto sin ropa, esa vez, la vi distinto, su pelo negro en sus hombros, su mirada intensa en mí, el agradable tono blanco de su piel, su delgada silueta, sus bonitas piernas largas, esa tarde-noche me mostro los senos más hermosos y el pubis afeitado más tierno de este mundo. Algo curioso es que ella también empezó a cubrir su pecho como yo, y fue posiblemente el único indicio de pena que vi en ella.

Un cuerpo parecido al mío superando por mucho las diferencias por las similitudes, era un cuerpo de mujer desnudo que había aparecido por mí, la olla de hormonas que hervía dentro de mí me provocaba a acercarme, averiguar sus diferentes texturas, a que olía y quizá también que sabores tenía, me incitaba a descubrir las sorpresas que podía guardar aún este encuentro, la contemple enfrente de mi por un momento, y me pareció; que ese instante quedo suspendido en el tiempo inmune al irrefrenable curso de los minutos y permanecer estático por una pequeña eternidad. Recuerdo ese instante tan nítido y creo que estará así, por siempre.

Después de explorarnos mutuamente con la mirada, nos dirigimos una mirada de complicidad y sonreímos, yo temblaba en parte de nervios y parte por frio.

Di un pequeño paso al frente y la abrasé, trate de ocultar mi desnudez a sus ojos que se me figuraban muy atentos a cualquier detalle en mí, aunque el desnudo emocional lo sentía aún más, sentir; sus pies descalzos en el suelo cerca a los míos y el calor de su cuerpo pegado al mío también desnudo, me hizo sentir tranquila, con esto no quiero decir que esa vergüenza de la que te hablo fuera mala, de hecho eran nervios que excitaban.

Estar desnudas se tornó en algo muy pero muy erótico, creo que no supimos que era lo que se suponía debía hacer, por eso nos besáramos por un rato, fue un beso apasionado, nunca me había sentido tan seducida como en esos momentos, en su saliva había un sabor cautivante, hasta me atreví a poner mi lengua en su boca y ella a meter la suya en la mía… lo cual me puso la piel de gallina y recuerdo que sentí como se humedecía ligeramente mi área genital y algo había en el ambiente que me hacía intuir que ella también se estaba mojando.

Creí que lo correcto sería tocarle la cola de nuevo, y casi lo hice pero me distrajo susurrándome al oído:

-          Voy a cuidarte, te quiero mucho, eres todo para mí – me siguió besando solo que esta vez acariciaba mis senos

Besándome y empujándome despacio me hizo retroceder hasta tropezar y quedar sentada en su cama, nos recostamos y nos besamos, ella me tocaba casi todo, acariciaba mis piernas con las suyas y deslizaba sus pies en mis tobillos y pantorrillas…

después, poco a poco con su boca recorrió mi cuerpo. En cada parte se tomaba su tiempo, partió de mi boca, beso mi esternón, en mis bubis se entretuvo jugando con su lengua, en mi abdomen se detuvo un rato y en mi ombligo lo lamio alrededor, llego a mi pubis y jugo con mis bellitos, quería probar hasta donde le permitiría llegar.

El abdomen se me contraía en cada escala que hacía, después bajo un poco más, y delicadamente me trataba de persuadir, de abrir mis piernas, al verla tan cerca de ahí, me imagine lo que pretendía, sentí miedo y no le permití que hiciera nada más.

Pacientemente se deslizo por mis piernas y beso mis muslos, luego se puso a besar y chuparme los pies descalzos, subió nuevamente, dándome besitos en intervalos hasta llegar a mis nenas, mientras metía uno de mis pezones a su boca y jugaba a su gusto, con una mano me tocaba el abdomen y el pubis, me toco de una manera tan deliciosa, sin penetrarme… con un dedo recorrió todo, haciendo que cada vez fuera más sensible, contorneaba por fuera de mi orificio, se sentía muy bien, y se atrevió a tocar mi parte más débil. Luego comprendería que Alejandra nunca se daba por vencida y sabia conseguir lo que quería.

Ese acto tan personal entre Ale y yo, rozando nuestros cuerpos, nuestros vientres, caras y pechos sin ninguna prenda y tocándome ahí. Solo haber imaginado una escena así entre chavas, una semana antes, me hubiera dado asco, pero en ese momento era por demás excitante. En momentos de “lucidez”, la razón me dictaba que había sido demasiado por hoy, que estaba traicionaba a mis padres y a mí misma, incluso que me podía arrepentir para toda mi vida, pero mi corazón quería seguir. La sensatez no era algo que experimentaba cuando estaba con ella, me entregue al momento y a mi excitación causada por Ale. No aguante más ese paliativo necesitaba ya un dedito dentro, pero no se lo pude decir: “Ale penétrame ya” así que trate de disimularlo, le dije algo parecido a:

-          Ale soy tuya, hazme lo que quieras.

Esta vez ella fue la que no quiso, solo rio maliciosamente, me dio un beso en la boca y se sentó en el borde de la cama con las piernas entrecruzadas y luego bajo una pierna al suelo, se recogió el cabello que le había quedado en la cara y se hizo una coleta con una liga, luego me levanto de un brazo,

-          Siéntate aquí – dijo indicándome el lugar con unas palmaditas.

Quedé sentada frente a ella como en flor de loto, cerramos los ojos y nos inclinamos la una a la otra para besarnos, la posición no era tan cómoda pero me aguante.

Una mano la apoyó en mi hombro y acerco una mano a mi colita, movía la mano en círculos, de arriba abajo, hacia poquito precio, a veces más leve, me penetraba de repente muy poquito pero todo lo hizo delicioso, sus manos me convencieron poco a poco de aceptar cualquier caricia.

Coloque mi mano en su colita también y dudándolo comencé a hacer movimientos torpes pero cariñosos, digo torpes porque su mano se desplazaba sin vacilar, lo hacía con soltura. Aunque lo intente no podía imitarle, por momentos era para mí imposible continuar con el masaje para ella, cuando esto ocurrió… con su otra mano presionaba la mía en su vagina y me dijo otra vez con una muy sensual:

-          Al mismo tiempo nena, no te detengas.

Me di cuenta que entre más movía mi mano en su parte, más rico me hacía a mí y más ruidos extraños emitíamos, tuve que hacer un gran esfuerzo por no parar. “aha! Oho! Mmmmm!”

Sus movimientos delicados y sin pausas eran deliciosos, casi llegaba al límite, se sentía riquísimo, me inhabilito totalmente y deje de tocarla, apoye mis manos en sus hombros y luego puse una encima de la suya y le ayude a presionar y a agitarla, de verdad que me puso muy caliente, los pies se me comenzaban a dormir, pero ella paro de repente, y hasta me enoje. ¡Me había dejado a medias y no se había dado cuenta!... pero a continuación demostró todo lo contrario, me recostó en la cama y dijo:

-          Levanta la cadera un poco porfa

Obedecí y puso una de sus almohadas abajo - su cuarto era el mismo, en el desorden habitual, en el que habíamos estado tantas veces juntas a solas, el sillón donde platicábamos, su laptop donde habíamos hecho tareas juntas, incluso la cama en la que ya había dormido. Solo que ahora estábamos ambas totalmente desnudas, haciendo el amor - sin decir más se recostó boca abajo, me beso el abdomen, se metió entre mis piernas.

Todo era delicado, se tomaba su tiempo, al principio solo beso mis muslos, luego los alrededores de mi colita y con una mano apenas acariciaba mis pliegues, me hacía suspirar y entrecortar la respiración, nos miramos a los ojos y nos sonreímos, ella abrió mi colita con dos deditos, disponiendo totalmente de mi parte prohibida, luego sentí la humedad de su lengua tocar mi punto débil, me miro a los ojos, y se mordió los labios, y yo asentí con la cabeza, así no me podía negar a nada, aunque te diré que fue la experiencia más extraña que había sentido.

En primer lugar porque el sexo oral, se me hacía una práctica para gente muy experimentada y nunca había tenido un juicio claro si era bueno o no, pero se me figuraba sucio y pervertido. En segundo tener a alguien con contacto en esa parte mía, ya de por si era algo que me daba pena, y que ella en vez de encontrarlo desagradable, por todo lo que implica, poner la boca en una vagina excitada; la textura, el liquidito, su olor, lo hacía como si eso fuera una delicia. Y no menos importante; la boca que sentía, era de una chava, mi amiga, la que me procuraba esa sensación. Ya nada importaba cerré los ojos y trate de no pensar más, si crees que te puedes echar atrás cuando tienes a alguien ahí no tienes ni idea, es más… hay un momento en el que ya ni piensas.

No recuerdo que hizo ahí, ni siquiera en el momento supe que estaba haciendo, solo recuerdo tener su cabeza entre mis piernas apenas moviéndose y sentir como me cogía con un dedo, yo literalmente me retorcía del placer… no sabía que hacer, solo me mordía los labios y tapaba mi boca con una mano, para callar mis suspiros y con la otra acaricie su cabello ahhhhh! No manches! se sentía la cosa más deliciosa y no quise que acabara nunca.

Comencé a respirar muy aprisa, la espalda me arqueo, tuve unas contracciones en el abdomen y mis músculos de esa área se tensaron, me sentí en las nubes, fue muy intenso, los movimientos de su lengua fueron cesaron poco a poco y siguió lamiendo despacio toda mi vagina, su dedo entraba y salía de mí, muy despacito y me dio unos besitos más ahí abajo.

Y ahora digo que asco, pero me dieron muchas ganas de besarla, sentí que la quería demasiado y también que era muy amada por ella, después tuve ganas de recostarme y relajarme un poco, pero por otro lado quería más.

Yo no mandaba ahí, y ella, en especial su cosita también necesitaba algo, verme excitada, creo causo cierta envidia en ella y ahora ya no la podía calmar solo con caricias y besos, se hinco en la cama intercalando nuestras piernas se deslizo hasta que su pubis choco con el mío y movió mi pierna para que la separara y quedáramos cómodas. Hacía que nuestras colas se rozaran la de una con la otra, ahí abajo se sentía calientito y con el aire que hacían sus movimientos podía sentir nuestra humedad.

Si me hubiera acostado con un chavo siquiera hubiera habido un condón para separar nuestros genitales, pero ahí no había nada, no era muy higiénico ese contacto. Solo que en ese momento nada de lo que pensara importaba quería sentir todo, frotar mi sexo con el suyo se sentía como aterciopelado y provocaban unas cosquillitas deliciosa para mí y a juzgar por su rostro, lo disfrutaba cañón.

Sus movimientos y su cuerpo o al menos la parte que veía de ella eran muy eróticos, viendo sus piernas entrelazadas con las mías, sus senos que brincaban con sus movimientos y su cara que demostraba esfuerzo y mucho placer, comprendí que cualquier chavo o mujer que guste de las chavas, le hubiera encantado estar en mi lugar, duramos así un rato hasta que los movimientos de Ale se entorpecieron por que se cansó, las dos sudábamos bastante sobretodo de nuestras entrepiernas de donde emanaba todo ese calor y ese extraño olorcito que se sentía en su habitación, Ale paro y respiro unos momentos y una vez que recobro el aliento, me tomo de la mano y nos aproximamos a su escritorio aparto lo que había en la silla, se sentó subiendo piernas al sillón y así conocí todos sus secretos. Se acomodó nuevamente el pelo y nos besamos en la boca y me preguntó:

-          ¿Puedes quererme? - con su voz casi agotada.

Asentí con la cabeza y me puse de rodillas frente a su cola.

-          Vamos, yo sé que es tu primera vez, yo te digo como, no pasa nada nena.

Me acerqué con temor, me daba cosa, nunca me había imaginado en esa situación, me daba pena, porque aunque ella no había demostrado tenerle respeto a mi cuerpo, a mi si me daba cosa jugar con algo tan de ella… que me hicieran cositas en la mía era una cosa y de por si vergonzosa, pero yo lamer otra vagina, era otra muy diferente, hubiera preferido no hacerlo, cuando ella me lo hizo me imaginé que también lo tendría que hacer yo y hasta se me antojo, pero ahora ya no quería, no le podía decir, “no es que me da asco hacerte un favorcito”, porque ella ya me había hecho a mí, además verla ofreciéndome todo su ser; hizo que no me pudiera negar otra vez, y tuve que hacer un lado mis prejuicios. Reí de nervios, me acerque otro poco despacio dudando entre si hacerlo, o decirle que no estaba preparada, me hinque, ya casi no entraba luz por la ventana, primero en lo que tomaba valor solo se la acaricie, la masajeaba a lo largo desde su pubis hasta su agujerito, su humedad me hacía fácil el trabajo.

Cuando estuve como a diez cm la verdad no me atreví a poner la boca allí, sentía su mirada en la nunca, que me presionaba a hacerlo, quería saber si lo hacía bien, no me atrevía a mirarla ni mucho menos preguntarle. Tomaba como un si, como me acariciaba el cabello y a veces hacia un esfuerzo para agachar la cabeza y darme un beso, lo trataba de hacer como ella lo hizo, primero acaricie y bese su abdomen, sus muslos, incluso su pubis donde se podían ver unos diminutos bellitos que comenzaban a salir por los bordes…

Y me gustaría decir que no lo hice, pero si, hice lo más lésbico que se puede hacer en este mundo… cerré los ojos, detuve la respiración un momento, ella me ayudo a separar con dos dedos su cosita, no sabía ni que hacerle, solo lamí sin saber cómo, trataba de poner en práctica las lecciones que me dio… estaba bien mojada, y aun que digan que no, si tenía un saborcito como acidito…primero no percibí su olor, y que bueno porque eso lo hubiera hecho más difícil, su textura que al tacto no era desagradable, no me gustaba en la boca. Aun así jugué un rato sus labios con mi lengua, después con mis manos abrí su cosita yo misma un poco más y le lamí todo de arriba abajo, poco a poco le agarre el modo. Ale no se controlaba y gemía mucho, no sé por qué eso si me agradaba.

-          Te amo Sandra! Te juro que soñaba con hacerlo contigo niña - dijo descontrolada por lo rico que se siente cuando tienes a alguien allí - ¡que rico, amor! ” - decía con la voz más cachonda que jamás escuché.

La Sandra que hacia eso no era yo, estaba muy excitada que reaccionaba de manera distinta, en vez de avergonzarme de estar de rodillas lamiéndole la cola a mi amiga, ya como que lo disfrutaba, y le preguntaba con voz calenturienta también…

-          ¡Te gusta lo que te hago? - y la mire para ver su expresión, ¡cielos! que sucio es el amor…

Comenzó a desprender un delicado pero inolvidable olorcito, creo que lo hacía bien porque Ale ya olía a mujer, ese aroma nunca se me ha hecho agradable ni en mí, pero en ese momento no importaba, solo quería devolverle el favor, y la seguí lamiendo como a un helado de fresa, cada vez era más agradable y trataba de pasar mi lengua por su hoyito que era la parte más húmeda donde se sentía ese especial saborcito, que olía tan raro, un rato después la lengua se me canso pero trate de no perder el ritmo que había conseguido para no aminorar el placer que me indicaba tener por sus gemiditos y su pie que arqueaba. Increíblemente nunca había hecho un favor oral a un chavo y ya se lo había hecho a una chava.

Contrario a lo que hubiera pensado no era lo desconocido de un cuerpo diferente lo que provocaba deseo y atracción, dos chavas desnudas y calientes éramos capaces de excitarnos a ese grado, solo la una con la otra.

No estaba satisfecha y ella lo noto, me recostó y se hincó en mi cara, que me pareció de mal gusto, pero comprendí que era la única forma para hacernos cariño oral al mismo tiempo, me costaba trabajo llegar a su hoyito, parte por mi inexperiencia y en parte porque lo que ella me hacía no me lo permitía, y por eso le sugerí que cambiáramos, su postura pues se me figurar más cómoda, sin pensarlo se levantó y se recostó, esta vez yo me hinque en su cara, primero me quede sobre ella con la espalda erguida mientras ella me hacía un delicioso cunnilingus, y yo frotaba mi sexo contra su lengua, una extraña sensación me comenzó a subir desde allí hasta la cabeza, me dieron ganas de devolverle el favor, vi abajo la desatendida vagina de mi novia, arque mi cuerpo y le hice lo mismo que ella a mí, por su parte hurgaba mi sexo sin ningún remordimiento, con ayuda de sus manos separaba mis pompas y abría mi vagina a más no poder, y además me penetraba con dos dedos.

La puse tan mal que hasta intento violarme también por donde no es correcto, y hasta eso era excitante yo también estaba en otro mundo y casi lo permito pero cuando sentí la yema de su dedo intentando penetrarme el ano, me detuve y aparte su mano de ahí sutilmente, eso fue lo único que no le permití esa noche,

Volví a su cola y continuamos por un rato más, hasta que las dos llegamos al mismo tiempo… quede satisfecha y me tire en la cama abatida. Ale subió por mi cuerpo, con besitos tiernos rodeo mis senos y los acaricio con sus manos con ternura, se acostó junto a mí, apoyando su cabeza en uno de sus brazos que a su vez apoyaba en la cama

Sonrió, mirándome dulcemente a los ojos me dijo:

-          Daría mi vida por ti, ¿sabías?

Nos dimos un beso en los labios… Casi le pregunte si yo había sido la primera en su vida, como ella en la mía pero no lo hice. Desde el día que me insinuó que quería tener intimidad conmigo, me daba curiosidad saber si alguna vez había hecho algo con Faby, e incluso se lo pregunte pero ella no me dio una respuesta clara y cambió el tema las dos veces que se lo pregunte, Después de ese día no lo volví a preguntar.

Eran ya como las 10 de la noche, acordamos bañarnos, levantamos la ropa y medio nos vestimos, por si su mamá llegaba… cuando me iba poner los bóxers, Ale me sugirió un cambio, mis chones por los suyos de la suerte, que me confesó se los puso en las dos ocasiones que me pidió que fuéramos más que buenas amigas, obvio no acepte… Ale solo sonrió y agacho la mirada, nos metimos a bañar juntas, su cuerpo ahora no escondía ningún secreto para mí, ni viceversa, pensaba en lo que acababa de suceder, en la Sandra que ahora era, casi no hablamos nada, pero cuando nos mirábamos, nos daba un ataque de risa.

Ale salió a vestirse primero, yo me quede en la regadera relajándome un poco, cuando salí a secarme, no hallé mis bóxers, volví a buscar y mire sobre la caja del escusado, unos bonitos calzones naranjados de Charlie Brown.