Sugar Baby 6. El comienzo.
El relato da un giro inesperado para Raquel que se llevará una sopresa nada agradable. Espero que os guste.
Continuación del capítulo anterior justo por dónde se cortó: Raquel y Fredy, el extraño hijo de Alfredo, se encuentran en el ático de éste sentados en el sofá al lado uno de la otra mientras ella empieza a adentrar al adolescente en el mundo del sexo con una mujer.
-Vale. A ver primero tienes que hablar con ellas, las que se dejan meter mano no te convienen. Pero vale, supongamos que ya has hablado un rato con ella…¿cómo les metes mano?.
-Pues primero la beso y después le toco las tetas.
-No verás, primero la mano en una rodilla, le dijo ella cogiendo una de sus manos y poniéndosela en la suya para sorpresa de Fredy que se puso rojo como un tomate mientras comenzaba a acariciar la suave rodilla de Raquel. Nunca le toques las tetas directamente a una chica o te soltará un bofetón.
Vale muy bien, ya puedes ir subiendo por el muslo…así…muy bien…apriétalo suave…estupendo…ahora ya podrías besarla pero eso no lo vamos a hacer. Vamos a simular que me besas juntando nuestras mejillas, ¿vale?...así muy bien…ahora acaríciame la nuca, eso nos gusta mucho…muy bien…ahora ya sí que podrías subir tu mano a sus tetas. Toca las mías sobre la camiseta.
Fredy flipaba, en menos de 5 minutos le estaba tocando una teta a Raquel y era blandita y firme a la vez.
-Son super grandes…dijo él mientras magreaba las tetas a placer…en la tele parecen más pequeñas.
-No no, son normales tirando a un poco grandes. A veces uso una copa B o a veces la C, depende de la marca. Muy bien, muy bien pero quita las manos ya sí no te importa. ¿Has visto a alguna chica desnuda?, le preguntó muy directamente.
-En..en la tele.
“buffff, pobre chico a saber lo que habrá visto en la tele”. Vale no te muevas, dijo levantándose del sofá para colocarse frente a él cogiendo la camiseta por abajo, subiéndola dejando ver su vientre, después el sujetador que apenas contenía sus tetas y quitándosela por la cabeza. Después de tirar su melena hacia atrás se cogió el culot por los lados y tras bajarlo por sus piernas se lo quitó quedando ya sólo con la lencería puesta frente a él.
-¿Vale pues qué te parece?, preguntó ella mirándolo dulcemente con las piernas algo abiertas y las manos colocadas en sus caderas.
Al chaval pareció que le había tocado la primitiva porque se había quedado absorto mirando cómo se desnudaba delante de él. Y es que una cosa era ver a una mujer del tipo de ella por la ventana o en un video robado y otra muy distinta tenerla delante a apenas un metro. A Raquel no le pasó para nada desapercibido el bulto que se había levantado bajo el pantalón del chándal del chico.
-Pues sinceramente…¿qué prefieres el juego de la play o esto?, dijo señalándose su propio cuerpo.
-Jo…joder… a ti…¡qué buena estas!…dijo mientras se echaba hacia adelante un poco para abrazarla por las caderas pegando su cara a su vientre, gesto muy infantil por parte de él pero que gustó a Raquel, le dio ternura.
-Vale pues ahora quítame el sujetador, los chicos os hacéis mucho lio con eso pero yo te diré cómo hacerlo rápido, dijo sentándose de nuevo en el sofá al lado de él. Verás pon los dedos pulgar e índice a ambos lados de los corchetes…así, ahora aprieta…así muy bien, ¿ves qué fácil?, dijo ella ya con el sujetador abierto pero sin quitar del todo cosa que hizo ella misma dejando sus tetas ya completamente libres.
Bueno pues ahora acarícialas…bien, así…amásalas suavemente hundiendo tus dedos en la carne…bien, muy bien…¿ves?, cuando los pezones se endurecen es que ya nos está gustando lo que hacéis…bien…puedes apretar algo más…¡AH!...no tanto por favor, eso duele un montón y nos corta el rollo en seguida…vale para.
Tuvo que quitarle las manos ella misma porque Fredy flipaba con sus tetas y no quería retirarlas ni por asomo.
-Vale ahora vamos a la parte de abajo, dijo Raquel tras beber varios sorbos de cola, volver a sentarse a su lado y ponerse con las piernas paralelas a él separando los muslos para que tuviera un buen acceso al tanga. Bien Fredy, comienza por las rodillas…así…ve subiendo por los muslos…acarícialos varias veces (Raquel no quería confesarlo pero se estaba poniendo a mil con tanta caricia)…vale ve poniendo tu mano sobre mi tanga y acariciando mi vulva…genial…ahora quítala, la pones sobre mi vientre y la vas bajando hasta donde empieza el tanga…muy bien cariño…métela entre la tela y la piel y bájala, encontrarás los pelos del pubis…sigue bajando…ya la tienes en mi vulva…frótala despacio hacia los lados…mmm…sigue hasta que notes que se te moja la mano…así, muy bien. Vale pues ya estoy a punto para que lo hagamos.
-¿Hacer qué…follar?. Dijo él atónito completamente empalmado.
-Si claro follar, ¿nunca lo has hecho?...preguntó con curiosidad y una seguridad en si misma que la alarmó.
Levántate que me voy a tumbar en el sofá dijo ella en su papel de maestra del sexo mientras se quitaba el tanga, se tumbaba en el sofá, apoyaba una pierna flexionada en el respaldo y la otra la separaba apoyando el pie en el suelo fuera del sofá para de esa forma quedar bien abierta de muslos.
Fredy se quitó el chándal exhibiendo un pene mediano pero que no desentonaba en relación a su altura que apenas llegaría a 1,65, bastante más bajo que los 1.72 de ella aunque él era de complexión fuerte. Se colocó sobre ella y torpemente intentó penetrarla ya que se empeñaba en hacerlo o casi en el clítoris o tan abajo que daba en su culo.
-No no, a ver…tú solo tienes que colocar el glande entre los labios de la vulva…así…ahora bájalo entre ellos apretando suave…así…ahora lo tienes en la entrada…ella apenas sintió el glande abrir su vagina ya mojada y abierta.
Lentamente él empezó a follarla mientras ella le apretaba el culo y le animaba a acelerar o a aflojar. Esta vez Raquel apenas sintió gran cosa a parte de los empujones que él daba entre sus muslos y que la movían hacia delante y atrás haciendo que sus tetas se moviesen en el mismo sentido. Alfý las miraba como hipnotizado y tras apenas cinco minutos se corrió dentro de ella entre gritos, apretones y mordiscos en las tetas de Raquel que a veces se quejaba pero le dejó hacer hasta correrse.
-Vale Fredy, le dijo ella soportando el peso de él sobre su cuerpo, muy bien lo has hecho muy bien. No tendrás problemas con la chica que elijas, le decía mientras le acariciaba la espalda esperando que se recuperase.
-¿Qué chica teniendo a una mujer como tú con un cuerpazo que te mueres?.
-¿Quéeee?, le preguntó ella extrañada.
-Tú mira la pantalla.
Fredy, aún sobre ella, alargó la mano al mando de la TV y cambió a modo video. Raquel, aún debajo de él con las piernas abiertas sintiendo el peso de Fredy sobre ella, giró su cara hacia la pantalla y pudo verse a si misma mientras se follaban con los dedos ella y Laura en la tumbona de la piscina para terminar corriéndose las dos a la vez. Raquel al ver las imágenes quedó como hipnotizada mirando la pantalla, muda.
-Que yo te voy a follar cuándo me dé la gana o le enseño ese video a mi padre.
Cómo por arte de magia la voz de Fredy ya no era insegura y su actitud cambió de la noche al día.
-A ver Raquel, ¿tú te crees que soy tonto?. Cuándo me enseñabas cómo meterle mano a una piba casi me da la risa, ja ja, vas a hacer todo lo que yo te diga…dijo con su pene aún erecto dentro de ella.
-Ya ya veo, dijo Raquel resignada, disgustada y cabreada comprendiendo que la situación había cambiado mucho para ella y no para bien.
Pasados unos minutos de reposo Fredy se levantó pensativo,
-Tú no te has corrido y yo quiero que lo hagas. ¿Es porque la tengo pequeña?.
-No no es eso, dijo ella mirando al techo tumbada aún desnuda en el sofá. A ver te medirá como 12 o 13 ctms, eso es suficiente para que cualquier chica se corra. Es que me ha sentado muy mal que me grabaras con Laura y estaba con la cabeza en otra parte.
-Me da igual yo quiero ver cómo te corres, dijo con un egoísmo impresionante.
-¿Y qué quieres, que me masturbe delante de ti?, ¿es eso?. Mira no estoy “puesta” y las chicas no funcionamos así, no me correría ahora ni aunque me masturbase durante horas.
-Prueba, dijo él al tiempo que cogía una silla y se sentaba a un metro de ella. Ponte sentada.
A Raquel aquella situación le parecía surrealista pero obedeció, se incorporó en el sofá y se sentó frente a él. Cerró los ojos y comenzó a acariciar la cara interna de un muslo y el vientre, siempre le gustó acariciárselo porque los hombres cómo que pasaban de él para centrarse en sus tetas y culo.
Después y dejando la mano izquierda en el vientre, acercó la que acariciaba su muslo hacia su vulva. Simplemente colocó su mano sobre ella sintiendo la humedad de la misma. Apenas la movió durante unos minutos en los que simplemente fue apretando los labios mayores y el clítoris con los dedos.
Fredy permanecía boquiabierto viendo el cuerpazo que tenía delante, sus tetas que ella de vez en cuando acariciaba, su vientre, sus muslazos, su mano que cubría su sexo. Realmente tenía delante suya un belleza de mujer impresionante así que aprovechó y, alargando la mano hasta la mesa, cogió su móvil, puso el sonido de la cámara en “off” y empezó a fotografiarla.
Entretanto ella continuaba con los ojos cerrados frotando su vulva ligeramente, tocando con sus dedos su vagina sin penetrarla, rozando su clítoris con la palma de la mano, aplastándolo. Con la otra mano pasaba de acariciarse las tetas, amasarla o rozar sus pezones…a acariciarse el vientre con las yemas de los dedos, con la palma de la mano cómo si se untase bronceador o hundir su ombligo con un par de dedos.
Mmmmmm…empezó a gemir muy flojo Raquel que ya empezaba a sentirse a gusto y excitada.
Pasó a penetrarse primero con un dedo y después con dos mientras continuaba acariciando sus tetas, apretando ligeramente sus pezones…
Ohhh…sus gemidos eran cada vez más fuertes y sus rodillas comenzaban a temblar mientras su vientre a veces se hundía bruscamente para volver a su posición natural. A veces cerraba sus piernas aprisionando la mano con los muslos que cerraba con fuerza para volver a abrirlos casi a tope dejándole a Fredy una vista impresionante de sus dedos follando su vagina.
Oh…Oh….mmmmmm…¡AUMMMMMMMMMM!, gimió con fuerza cuándo comenzó a sentir las contracciones de su vagina y los espasmos en sus muslos mientras apretaba fuertemente su vientre con su antebrazo como abrazándose a si misma e hinchaba sus pulmones a tope una y otra vez buscando un aire que no encontraba.
Fredy no se perdió ni un detalle de cómo ella se corría violentamente con un orgasmo brutal que la hizo cerrar los muslos con fuerza y girarse en el sofá quedando tumbada de lado en posición fetal mientras su cuerpo temblaba como un flan durante cerca de un minuto.
Raquel permaneció en esa posición tanto rato que a Fredy hasta le dio tiempo de prepararse un ron cola.
-¿Quieres tú otro?, le dijo a ella mientras volvía a sentarse en la silla observándola aún en esa posición con su mano entre los muslos y los ojos cerrados.
-¿Qué?...dijo ella abriendo los ojos y levantando la cabeza ligeramente…no no, yo me voy ya. Tras decir eso se incorporó e hizo ademan de coger sus prendas para vestirse.
-¡Eh, eh!, le dijo él cogiéndola por la muñeca. No tan deprisa que no hemos terminado, mira cómo me he puesto…dijo él para que ella le mirase el pene.
-Mira es tu problema yo me voy, dijo ella con determinación.
-No no, de aquí no te vas hasta que soluciones esto. Pero primero tómate uno de estos, le dijo ofreciéndole el que se había preparado.
-Sólo me quedo sí me puedo vestir, dijo ella muy seria.
-Vale pero sólo con las bragas y la camiseta.
Raquel se puso ambas prendas y se volvió a sentar cogiendo la copa de la que bebió un par de sorbos aburrida. Aquel ambiente cargado de sexo la asfixiaba, quería salir de allí lo antes posible.
-¿Oye y no te ha dolido?.
-No…¿por qué iba a dolerme?.
-Pues porque gritas, tienes como calambres…
-Es normal, el orgasmo es así. No en todas las chicas claro, algunas los tienen más fuertes otras más suaves…respondió casi maquinalmente mientras miraba la copa y daba otro trago. Oye, ¿no estás cansado ya?. Te has corrido, me he corrido…bueno eso es el sexo deberías estar…no sé, que se te deberían haber pasado las ganas.
-No no, es mi primera vez y estoy muy bien contigo aquí.
-Ya claro. Pero puedes contratar a chicas sí te es difícil ligar, ¿no?...le sugirió ella a ver si así la dejaba en paz.
-No eso no, lo sabría mi padre si mira mi tarjeta. Además es que como tú…¡joder tia es que estás buenísima!.
Vaya con la boca que gasta el chaval, pensó ella.
-Bueno a ver, ¿qué quieres hacer conmigo y terminamos ya?, le dijo deseando que la dejara ir.
-Pues…mira tú túmbate desnuda bocabajo en la mesita voy a por unas cosas.
“¿A por unas cosas?, cómo salga al padre éste aparece con un látigo o algo así”, pensó ella mientras volvía a quitarse la camiseta y el tanga y se colocaba sobre la mesita. El frió de la misma hasta le sentó bien pero las patas de la mesa eran más bajas que sus piernas flexionadas y tuvo que abrir las rodillas un poco para que su vientre y caderas terminasen apoyadas en ella.
Al rato apareció él con una bola de billar. Nada más entrar en el salón y ver la grupa de Raquel y su espalda, cubierta en parte por su melena, al chaval se le puso tiesa de nuevo.
-Vale mira, ponte esta bola entre el ombligo y la mesa.
Ella extrañada y sin mirar hacia atrás levantó el vientre, dejó que él pusiese la bola bajo su ombligo y, despacio, fue bajando el vientre de forma que la bola se hundiese en su ombligo separando sus intestinos al hacerlo. Contra lo que ella pudiese pensar la sensación no era dolorosa. Era eso, cómo sí le separasen las tripas pero sin hacerle daño.
Después Fredy se colocó detrás de ella de rodillas y fue metiendo su pene despacio.
Entonces entendió ella por qué le había puesto la bola entre el ombligo y la mesa. Al ocupar esta un espacio en su vientre su vagina no podía estirarse hacia el ombligo de forma que, aunque el pene de él fuera mediano, sentía cómo si se la llenase, cómo si le midiese 20 centímetros o por ahí.
Además cuándo él lo metía del todo ella sentía cómo si pudiese tocar con su glande la bola de billar. Las sensaciones eran muy entrañas pero no desagradables a no ser que él apoyara su mano en la parte baja de su espalda porque ahí la bola sí que se hundía del todo en el vientre y le dolía algo.
Lentamente él comenzó a follarla acariciando su espalda y culo todo el rato. Era algo que no había hecho en su vida y se notaba que nunca se cansaba de ella, de una mujer así. Mayor que ella, con cuerpazo, guapa…el chaval ni se lo creía así que aprovechaba su oportunidad follándola a placer mientras sus manos recorrían su cuerpo.
A Raquel empezó a gustarle eso de sentirse llena por dentro y a la vez que el pene del chico no fuera grueso cómo el de su padre con lo que no llegaba a escocerle…le gustaba por lo que comenzó a colaborar con el chico incorporándose cuándo él quería meter su mano entre un pecho y la mesa, ajustando la altura de sus caderas a la del pene de él…cooperaba.
PLAS…¡au!, gritó suave ella al notar una nalgada pero no le dijo que dejase de hacerlo.
Pasaban los minutos y el chaval no parecía cansarse, la penetraba una y otra vez mientras, sin saberlo ella, grababa con su móvil cómo su pene entraba y salía de la vagina en primer plano o lo alejaba para que se viese toda la espalda y culo de ella.
Poco a poco las embestidas del chico se iban haciendo más violentas haciendo que la bola que ella tenía bajo el ombligo se le hundiese más y más llegando a dolerle a veces mientras la mesa se iba corriendo hacia adelante empujada por los caderazos de él, caderazos que ella recibía en su culo y muslos con un PLOP…PLOP…PLOP…PLOP que sonaba al chocar.
De repente el chico pareció perder los estribos y empezó a follarla tan fuerte que ella notaba como a cada segundo cómo el glande golpeaba la bola de billar haciéndole algo de daño en sus tripas mezclado con el placer que lleva al orgasmo. La follada era ya tan dura que la mesa se iba hacia adelante a cada golpe de cadera mientras él volvía a azotar su culo con las dos manos a la vez arrancándole a ella quejas y grititos.
Sin embargo esas nalgadas, sentir cómo la bola de billar le separaba las tripas y las sensaciones que le llegaban de la vagina inevitablemente llevaron a Raquel a correrse.
-Ah…ah…mmmm…¡AUF!...oh…oh….ooooh…si mátame cabrón, ¡mátame!...ahhhhh.
Dijo ya loca de placer y dolor corriéndose bajo él que, también al borde del orgasmo, se dejó caer sobre la espalda de ella agarrando sus tetas a tope mientras gritaba y le llenaba la vagina con tal cantidad de semen que escapaba muslos abajo cada vez que él empujaba con el pene.
Ya exhaustos, él siguió tumbado sobre la empapada en sudor espalda de ella que notaba la bola de billar cada vez más dentro de ella.
Y es que las cosas habían cambiado y ahora su trabajo como sugar baby estaba en las manos de un chaval de 17 años y ella necesitaba ese dinero, no podía permitirse volver a su casa y que la echasen de la agencia. Estas cosas pensaba ella mirando el suelo sin importarle estar en esa posición sobre la mesa, desnuda y con las piernas abiertas aún dejando ver perfectamente su húmeda vulva y su precioso culo algo sonrosado por las nalgadas.
CONTINUARÁ.