Sugar Baby 5. El final es el comienzo.

Raquel continía viviendo experiencias nuevas que la sorprenden a veces para bien y otras no tanto. El título del capítulo (El final es el comienzo) está pueso a drede y tiene un sentido que se comprenderá en el capítulo 6. ¡Que lo disfrutéis!.

A la mañana siguiente los tres se encontraban en la misma cama. Raquel dormía de lado apoyada en un hombro de Alfredo mientras que Ramón, a su espalda, lo hacía pegado a ella y a su culo con una mano en uno de sus pechos.

Precisamente fue Ramón el primero en despertar. Entre el olor de Raquel, la suavidad de su pecho y la mezcla de ternura y firmeza de su culo contra el que estaba su pene, Ramón tuvo una erección. Suavemente fue acariciando y apretando el pecho de ella mientras su pene crecía contra su culo y comenzaba a frotarse con él.

Raquel apenas se movió inmersa en un profundo sueño y esto animó a Ramón a colocar su glande entre los labios de su vulva. Como en un sueño Ramón, que apenas estaba despierto, fue empujando su pene hasta meterlo en la vagina de ella que tuvo un sobresalto al notar el dolor de la primera penetración.

-Pero…¡eh!, dijo muy bajo para no despertar a Alfredo mientras se daba la vuelta sacándose el pene de la vagina.

-Chsssst…le susurró él mientras aprovechaba para tumbarla bocarriba y colocarse sobre ella. Tras taparle la boca con la mano volvió a colocarle el glande a la entrada de la vagina, apretó y e la metió lentamente para que no gritase.

-Mmmm…mmm…murmuraba ella apagadamente mientras notaba cómo él la comenzaba a follar despacio para no despertar a Alfredo que seguía durmiendo plácidamente dándoles la espalda.

Tumbada bajo él con los muslos abiertos y flexionados para que el grueso pene de él no la dañara, Raquel se dejó hacer cómo si fuese una muñeca de silicona, un mero objeto para el placer de otros. En apenas cinco minutos ella notó cómo el se corría dentro de su vagina ahogando sus gritos con la almohada.

Tras terminar Ramón se levantó, miró la belleza del cuerpo de ella con su larga melena morena desparramada por su cara, pechos y sábanas y se dirigió a la ducha. Cuando salió de ella Raquel se había vuelto a dormir, así que se vistió y se marchó.

Una hora después Raquel comenzó a despertarse acariciando con su mano el pecho de Alfredo que no tardó en despertar también. Notó su vulva, muslos y sábana mojada, apenas recordaba el polvo con Ramón.

-Alfredo…Alfredo…decía ella en voz baja para que él se espabilase.

-¿Qué?...¿qué hora es?, dijo más dormido que despierto.

-Las ocho de la mañana. Alfredo tengo que decirte algo, dijo ella seria.

-A ver, dijo él medio dormido.

-Pues…a ver…verás, Ramón me ha follado aprovechando que dormía

-¿Qué?, dijo él ya despierto. ¿Te ha follado y no te has enterado?.

-Pues claro que me he enterado sólo que estaba tan dormida que…bueno que me dejé, apenas podía reaccionar.

-¡Bah! no le des importancia, le dijo él dándole un beso en la boca. Yo también te follaría pero tengo cosas que hacer en la ciudad, cosas con mis abogados. Date un buen paseo por la ciudad, es muy bonita.

-Si eso haré, dijo ella inmersa en un mar de dudas que se volvían aún más intensas conforme le llegaban los recuerdos de la noche anterior.

-Pero a ver Alfredo, en el contrato no pone nada de tríos ni…bueno lo de anoche comenzó con sexo forzado y…

-Ya bueno, las cosas se sabe cómo empiezan pero nunca cómo terminan. A ver, sí deseas renegociar tu contrato ya te digo que no…le dijo mirándola seriamente. Yo no voy a subir de los 40.000 aunque puedo así que puedes seguir o irte, te daré muy buenas referencias y te pagaré 10.000, dijo con cierta frialdad.

-Vale comprendo, respondió ella con la cabeza agachada meditando unos segundos.

-A ver Raquel, ya sabes lo que hay, ¿sigues o lo dejamos?.

-Vale seguimos es sólo que…bueno no esperaba vivir tantas cosas en tan poco tiempo, es sólo eso.

Y así era. Apenas hacían tres días desde que llegó a La Palma y en solo dos había tenido más sexo que en su último año y de formas que ella nunca habría imaginado. Y todo eso, que aún no había asimilado ni ordenado en su cabeza, le daba mucho que pensar ya que al fin y al cabo por muy mujer que se sintiese no dejaba de tener 24 años.

Sentía perplejidad, culpa, vergüenza pero también confort, placer…eran sensaciones muy contradictorias. Y ahora con la respuesta de Alfredo también se sentía algo sumisa, como dócil. Pero su respuesta fue más o menos rápida porque, y a pesar de las extrañas prácticas sexuales que Alfredo le proponía, no se sentía mal ni mucho menos sino todo lo contrario. Aquella vida de lujos, ropa cara, fiestas y sexo la asombraba, le gustaba.

Tras ducharse se vistió con un biquini amarillo pálido por si se daba un baño en alguna playa y un vestido de gasa a la rodilla, aún hacía calor, y unas gafas de sol. Después llamó al servicio, desayunó, se dirigió al garaje y cogió un bonito deportivo descapotable que tenía las llaves puestas.

Tras un rato circulando por la autopista disfrutando del viento en su pelo vio desde el coche un pueblo costero muy bonito y decidió tomar el desvío y bajar. Desde la carretera se veían unas calas preciosas así que se metió directamente en el paseo marítimo.

De repente sonó el móvil del coche.

-¿Raquel por dónde estás?.

-Conduciendo, me voy a dar una vuelta.

-Genial, ¿te importa mandarme a mi móvil un selfie de tus muslos vistos desde arriba?. Aparca antes en el arcén no vayas a tener un accidente.

-No para nada, jaja. Dijo ella sin darle importancia sintiéndose halagada. Paró el coche en el arcén, se subió la falda hasta dejar sus muslos bien a la vista y disparó.

-Vaya, preciosas piernas…¿me mandas otro con la falda subida en el que se vea el tanga?.

-Claro, espera. Dijo ella mientras subía su falda más aún y abría sus muslos hasta que se viese el tanga y se disparaba otra foto.

-Buffff...impresionante cómo se marca la vulva. Una de la vulva en primer plano.

Raquel se colocó el móvil entre los muslos enfocando el tanga en el que se marcaban los labios de la vulva, disparó y se la mandó a Alfredo.

-Gracias disfruta de tu paseo.

-Vale, dijo ella tras lo cual él colgó el móvil y volvió a la carretera.

Son raros los hombres, pensó. No hace ni dos horas que estaba en su cama y me pide selfies…en fin.

Mientras circulaba por el paseo observaba a la gente pasear despreocupada disfrutando de un precioso día. Siguió por el parando de vez en cuando en los semáforos dándose perfectamente cuenta de que algún que otro hombre le miraba a ella y a sus piernas. Normal, sin que se diese cuenta no se había bajado la falda y se le veía el tanga del bikini entre sus muslos y el cinturón de seguridad separaba sus tetas remarcando sus formas. Una vez se dio cuenta se recolocó la falda.

Vio un cartel que señalaba a un beach club ya retirado del pueblo y se dirigió a él aparcando al llegar. Era un lugar muy lujoso con una restaurante a pie de playa, tumbonas con sombrillas y todo tipo de lujos.

-Buenos días señorita…le preguntó una chica muy guapa.

-Vázquez, Raquel Vázquez le respondió ella.

-¿Desea tomar algo en el restaurante o bien tumbarse en una tumbona VIP?. Imagino que lo sabrá, pero sí desea intimidad solo tiene que bajar la cuerda de la izquierda y un visillo rodeará su tumbona.

-Pues entonces la tumbona gracias, tomaré el sol, respondió ella.

-Pues sígame, le habilitaremos una, dijo la chica llamando a un empleado que muy cuidadosamente colocó una especie de sábana blanca sobre una tumbona de 2x2 metros que disponía también de mesa baja y sombrilla.

-¿Qué bebida prefiere?.

-Un cosmopólitan pero con poco vodka por favor.

Tras desaparecer los empleados Raquel se quitó el vestido, se untó protector solar abundantemente y se tumbó al sol a disfrutar la mañana.

El lugar a esa hora no estaba muy frecuentado, apenas estaban ocupadas tres de las veinte tumbonas así que se estaba muy bien oyendo de fondo música chillo out.

Como a la media hora cuando ella ya estaba medio amodorrada sonó le móvil de nuevo.

-¿Dónde estás ahora…lo pasas bien?.

-Genial, tumbada en una tumbona en un sitio precioso.

-Selfie desde arriba en el que se vea todo tu cuerpo.

-Vale, le respondió ella algo extrañada por tanta insistencia pero de nuevo halagada. Subió el móvil lo más que pudo y tras disparar comprobó que las piernas quedaban cortadas bajo la rodilla pero en general estaba bien. Se veía su cara sacando la lengua en plan coña, sus pechos cubiertos por el sujetador, su bonito vientre, sus caderas y pubis cubierto apenas por el tanga y sus muslos. La envió.

¿Alguno más?, preguntó ella melosa.

-Si, quítate el sujetador y hazte uno de cuerpo entero y otro en el que se vean solo las tetas en primer plano.

-A ver es que hay un hombre mayor que parece alemán o inglés dos tumbonas a mi derecha, una pareja algo más lejos y otro chico, no estoy sola.

-No importa Raquel sí casi todas van en tetas en esas playas. ¿A qué distancia está el hombre…qué hace?.

-Como a 3 o 4 metros y creo que lo que hace es mirarme. Espera ahora tira de la cuerda, corre los visillos y deja libre sólo el lateral que da a mi tumbona, dijo ella mientras miraba de reojo.

-Vale, a ese tipo se ve que las únicas vistas que le gustan son las tuyas. Pues quítate el sujetador, me envías las fotos y me cuentas qué hace el tipo ese.

Ella hizo lo que le pedía Alfredo. Se incorporó en la tumbona, se desató el sujetador por detrás de la nuca y la espalda y se lo quitó dejando que sus tetas bajasen libremente a su posición natural. Después se volvió a tumbar con lo que las mismas se echaron ligeramente hacia los lados de los costados dejando ver sus esplendidas piernas con una de ellas flexionada, su vientre, sus tetas cuyos pezones aún sin sujetador apuntaban al cielo, sus brazos y so cabeza apoyada en una almohada baja.

De reojo pudo ver cómo el turista se tumbaba mirando hacia su lado y se acariciaba el paquete sobre la tela de sus bermudas.

-¿Sigues ahí…qué hace ahora?, le preguntó Alfredo.

-Pues no te lo vas a creer pero se ha empalmado y se acaricia el pene, jaja. Es super raro esto Alfredo, dijo ella entre divertida y asombrada por lo extraño de la situación. ¡Ostras!, ¡se la ha sacado!, jaja. De verdad Alfredo esto es para partirse de risa.

-Ya bueno pues ayúdale, ¿no?.

-¿Perdona?...¿que le masturbe quieres decir?. No mira eso ni de coña, ¿eh?, dijo Raquel enfadada.

-No no, nada de eso, se ve que no conoces a los hombres. Te bastará con tumbarte mirando a su lado pero sin mirarle descaradamente o te tomará por una puta.

-¡Ah vale!, me dejas más tranquila…dijo ella aliviada mientras se daba la vuelta y se colocaba mirando hacia el turista pero sin dirigir su cara hacia él sino hacia el móvil que parecía leer con interés tras sus gafas de sol.

En esa postura el turista veía las piernas ligeramente flexionadas de ella, la curva de sus caderas muy prominentes que se hundía bajando por su cintura para volver a elevarse por su costado hasta sus hombros y su cabeza apoyada en una mano mientras miraba el móvil. De frente veía perfectamente la belleza de sus muslos, el hueco que se formaba entre ellos en la parte del tanga, su vientre y una teta apoyada en la tela y otra cuyo pezón miraba directo a él.

Raquel se puso a mirarlo tras las gafas directamente sin qué él pudiera darse cuenta. A apenas 4 metros de ella pudo ver cómo el turista se sacaba un buen pene y ya comenzaba a frotarlo sin ningún pudor. Miraba fascinada cómo se lo frotaba mientras le miraba descaradamente las tetas, lo hacía con lentitud al principio y más rápidamente después. La verdad es que era la primera vez que veía a un hombre masturbarse en la realidad y a una distancia tan cercana a ella y le pareció muy curioso. Además que el motivo de esa masturbación fuese ella, su cuerpo, la hacía sentir deseable, poderosa.

Decidió ir un paso más allá comenzando a acariciar como por descuido su muslo, su cadera…

La reacción del hombre fue empezar a frotar su pene cómo si le fuera la vida en ello. Ella decidió ir un paso más allá y, tras empapar su mano de protector solar, comenzó a extenderlo por sus pechos pero centrándose en el que miraba directo al turista. Conscientemente lo fue acariciando de forma sensual amasándolo y hundiendo sus dedos en la carne, dedos entre los cuales dejó el pezón que el turista veía con claridad.

Tras mantener la mano en esa posición casi un minuto, el turista se corrió gimiendo apagadamente mientras echaba por el pene chorros de semen en todas direcciones y con bastante fuerza mientras contraía él vientre.

“Curioso”, pensó ella mientras veía cómo él se seguía acariciando el pene ya más lentamente y sin fuerzas, cómo disfrutando el momento.

Cuando por fin terminó y se volvió a colocar las bermudas, Raquel volvió a tumbarse bocarriba colocándose el móvil en la oreja.

-¿Sigues ahí?, ya ha terminado, le dijo ella divertida.

-¿Ves?, no te ha costado nada y has hecho que el tipo disfrute.

-Visto así…¿algo más?, menuda mañana llevas, jaja, dijo juguetona.

-No de momento no gracias, te dejo disfrutar.

Tras colgar el móvil Raquel volvió a colocarse el sujetador y se dirigió al agua hundiéndose en ella hasta que su cuerpo desapareció. Pasó cerca de una hora nadando, mirando el fondo desde la superficie embobada por la cantidad de peces, rocas y unas preciosas algas que veía hasta que decidió volver a la playa. Tras enjuagarse bien en una ducha para quitarse toda la sal y que no se le estropease el pelo, volvió a tumbarse hasta las una de la tarde, hora en la que decidió volver a casa a almorzar.

-Buenas tardes señorita Raquel, ¿ha pasado una buena mañana?, le recibió Lucía, la jefa del servicio.

-Genial, una mañana estupenda, le respondió ella muy contenta.

-Pues el señor Strachan la espera arriba para almorzar en la terraza del salón principal, no tarde.

Subió a su dormitorio a ducharse, lavarse el pelo y cambiarse la ropa por lencería cómoda, un culot y una camiseta.

-Hola Alfredo…¿qué tal tu mañana?.

-Muy bien gracias…¿y la tuya?. Bueno a parte del “incidente” con el caballero, dijo guiándola.

-Genial, ni te imaginas el sitio tan bonito en el que he estado. Los fondos del mar impresionantes y lo del turista…bueno, divertido, interesante.

-Me alegra saberlo. Anda come que con tu edad estarás hambrienta.

Así lo hicieron tras lo cual se tumbaron en las hamacas de la terraza. Tras un rato hablando de cosas sin importancia Alfredo le confesó algo inesperado para ella.

-¿Sabes?, tengo un hijo de 17 años.

-¿Si?, ah pues no sabía nunca me has comentado nada.

-Pues así es. El caso es que por falta de madre o lo que sea vive muy cerrado en sí mismo, se ha vuelto casi anti social.

-Vaya siento oír eso, dijo Raquel interesada.

-Pues si ya ves. Tú ya llevas cuatros días aquí…¿lo has visto?.

-No claro, no recuerdo haber visto a ningún chico de esa edad por aquí.

-¿Ves lo que te digo?. Verás cuándo llega del instituto se encierra en su ático dónde tiene de todo y de ahí no sale. Come allí, cena allí, no sale con amigos ni amigas…no sé qué hacer con mi hijo.

Por primera vez Raquel vio que Alfredo mostraba una emoción y compartía con ella una cosa personal, íntima.

-Pues sí que es raro. ¿No le ha visto un psicólogo?, no digo que lo necesite no sé pero creo que sería bueno que lo hiciera.

-Psicólogos dos y sin ningún resultado positivo. No le han diagnosticado nada, dicen que está bien, que solo es un momento de transición en su vida. Bueno el caso es que quisiera proponerte algo.

-Lo que quieras claro, dime.

-Pues a ver cómo te lo explico. Verás el chico es virgen y yo creo que sí una mujer le inicia en el sexo dejará de estar todo el rato jugando a la play o viendo películas porno.

-A ver, ¿cómo que iniciarlo en el sexo?, ¿qué me acueste con él?, dijo ella visiblemente molesta y sintiéndose tratada cómo una vulgar puta.

  • Eso también claro pero digo iniciarle poco a poco enseñándole tu cuerpo, que te toque, que tú le expliques cómo debe hacerlo, que le enseñes a follar…algo así.

-Vale cómo una puta barata claro.

-A ver Raquel, es mi hijo compréndeme.

-No no si te comprendo…¿y Ramón también es tu hijo…me voy a tener que acostar con toda la isla o qué?. A ver Alfredo todo esto me viene grande. Tengo 24 años así que no sé qué piensas que le puedo enseñar a tu hijo porque a parte del misionero y cuatro cosas más no había hecho nada “extraño” hasta llegar aquí. Y tampoco soy una puta eso tenlo claro.

-No no para nada pienso que lo seas y entiendo tu enfado. Lo de Ramón fue algo que se dio en ese momento, me gustó, te gustó…lo de mi hijo es muy diferente. Y no es una orden, ésta vez puedes decir si o no.

Raquel quedó pensativa en la tumbona cerrando los ojos. Más de un cuarto de hora tardó en responder.

-Vale, lo haré. No es mi trabajo como sabes pero lo haré.

Entretanto a varios metros y tras varios muros y paredes de donde se encontraban Fredy, el hijo de Alfredo, se pajeaba viendo una y otra el video que grabó él mismo en su ático cuando Raquel y Laura se follaron la una a la otra.

-¿Bueno y cómo se llama tu hijo?.

-Alfredo como yo pero le gusta que le llamen Fredy.

-Vale pues cuanto antes mejor…¿en qué ático está?, preguntó Raquel serena y no muy convencida.

-El 3 pero se va en el ascensor. Espera te acompaño y os presento.

Dicho eso ambos cogieron el ascensor que les dejó en la última planta y se dirigieron por uno de los pasillos a una puerta de doble hoja situada al fondo del todo. Tras tocar el timbre varias veces, la puerta se abrió dejándose ver un chico con cara de adolescente con alguna que otra espinilla que aparentaba bastante menos edad dada su baja estatura.

-Mira Fredy, te presento a Raquel mi nueva compañera.

-Hola Fredy, encantada, dijo Raquel algo nerviosa.

-Pasad pasad, dijo el chaval abriendo las dos hojas de la puerta mirando con los ojos como platos el cuerpo de ella.

-Yo es que tengo cosas que hacer en el despacho así que os dejo solos, así os conocéis mejor.

Tras marcharse Alfredo, Raquel entró en un ático enorme en el que sonaba una música heavy muy fuerte que el chico paró al instante. Estaba dividido en salón con terraza, dormitorio, sala de juegos, una pequeña cocina y un baño bastante grande.

-Ven ven, siéntate, le dijo él a ella señalándole el sofá del salón al lado del cual había una barra de bar con una nevera y estantes con bebidas y vasos. ¿Te preparo algo de beber?, dijo él atentamente pero tartamudeando ligeramente y con la cara roja como un tomate.

-Vale gracias, un refresco de cola, respondió ella mientras se sentaba en el sofá juntando sus rodillas y frotándose los muslos nerviosamente mirando aquí y allá. Le llamó la atención una pantalla enorme de 80 pulgadas en el que se veía un juego en pausa. Un logo marcaba el título del mismo, Ryse of Tonb Rayder [NOTA: no se escribe así pero cumplo las normas de TR sobre publicidad a terceros].

Tras unos minutos él colocó dos colas con hielo en la mesilla y se sentó a su lado.

-Vaya veo que juegas al mismo juego que mi hermano pequeño, ¿Lara se llama la chica, no?.

-Si si es buenísimo ya lo he jugado infinidad de veces. Tú…tú te pareces mucho a ella.

-Vaya gracias. Ella tiene más pecho y la cintura más estrecha pero claro, es un juego. ¿Oye y pasas aquí mucho tiempo?, le dijo intentando mirarle a los ojos ya que él le rehuía la misma.

-Bueno sí, los estudios y eso ya sabes.

-¿Y de amigos y amigas qué tal andas?, empezó a meterle el tema ella.

-Pues…tengo amigos claro pero salimos poco. Chicas no, son raras.

-¿Raras?, ¿pero te gustan, no?.

-Si si, mucho.

-¿Y sí yo te ayudo a gustarle a las chicas?, le dijo ella girándose un poco en el sofá de forma que sus rodillas mirasen hacia él que hasta entonces ya le había mirado de reojo los muslos y las tetas cubiertas por la camiseta.

A ver mira, imagina que soy una chica que te gusta y la encuentras en un bar…¿cómo le entrarías?.

-Ah eso no es problema, yo les meto mano directamente…dijo sorprendiéndola a ella.

-Pues así vas fatal, ¿eh?...tendré que enseñarte algunas cosas.

CONTINUARÁ.