Sugar Baby 3. Un duro y largo día de trabajo.

Prosigue el relato esta vez del primer día de trabajo completo, día en el cual ella vivirá varias experiencias desconocidas para ella por completo.

Serían sobre las once de la mañana cuando a Raquel la despertó la claridad que entraba por el gran cierre de cristal que daba a la terraza. Cubierta sólo por una sábana de satén remoloneó un poco antes de abrir los ojos y mirar la habitación dónde se encontraba. Le resultaba extraña pero muy luminosa y bien decorada.

Tras mirar un rato volvió a cubrirse con la sábana para continuar su sueño cerrando los ojos mientras se tumbada de lado y bocabajo con una mano entre su vientre y la sábana bajera. Los días en los que no tenía que madrugar solía disfrutar de ese estado tan agradable que se encuentra entre el sueño y la vigilia durante el cual retozaba bajo las sábanas.

-Mmmm…murmuraba medio dormida sintiendo el suave olor de las sales minerales con las que se bañó la noche anterior…mmm…se giró al lado contrario colocándose de lado tan encogida que casi se tocada el pecho con las rodilla. A pesar de sus 24 años de edad y el cuerpazo de mujer “mujer” que tenía, Raquel era muy niña cuando se encontraba sola y conservaba algunas costumbres de cuando lo era. Y retozar en la cama antes de levantarse era una de ellas. Sin ninguna connotación sexual solía meter una mano entre sus suaves y tibios muslos, rascarse el vientre…disfrutar un poco de las sensaciones.

-¡Puffff!, que coñazo…pensó cuando por fin se decidió a levantarse destapando su cuerpo sentándose en un lado de la cama con las manos apoyadas a los lados. Miró aún somnolienta tras el ventanal las copas de los árboles y un trozo de mar color azul turquesa.

-Vaya sitio más guapo menuda suerte tienen los ricos…volvió a pensar asumiendo que esa no era su clase social, que sólo era una trabajadora muy bien pagada. En un reloj de mesita vio que ya eran las 11.53 del mediodía.

-Jooooder, se me han pegado las sábanas…pensó saltando de la cama para dirigirse al baño vestida  solo con un tanga liso naranja pálido, hacer sus necesidades y darse una buena ducha durante la cual estuvo un buen tiempo con la cabeza bajo la alcachofa de la ducha mientras subía las manos a su cabeza para ordenarse su larga melena negra. De haberla visto cualquier hombre desnuda bajo la ducha en esa posición se habría considerado el tío más feliz del mundo, tal era la belleza de su cuerpo moreno y húmedo con el agua cayendo sobre su piel.

Tras la ducha se secó el cuerpo y enrolló el pelo en una toalla. Sin ponerse ropa interior se colocó un batín blanco supersuave, volvió al dormitorio y tras coger el móvil interior marcó el número 3 que era el del servicio.

-Hola buenos días, era por si me podría subir el desayuno, dijo tímidamente.

-Sí señorita, ¿qué desea?, le respondió la voz de una chica joven.

-Pues no sé si tienen o no pero me gustaría tomar un zumo de naranja, dos tostadas de pan con aceite, ajo untado y tomate, cereales y un batido de verduras sí puede ser.

-En diez minutos se lo suben señorita Vázquez.

-Gracias es usted muy amable, dijo Raquel colgando.

A los diez minutos apareció la muchacha con su uniforme y un carrito dorado con todo lo que había pedido y dos bombones de licor.

-Son cortesía del señor Strachan señorita Vázquez, comentó la muchacha ante la mirada de extrañeza de ella.

-Vaya gracias, le respondió mientras daba un sorbo al vaso de zumo de naranja.

Una vez terminado el desayuno terminó de secarse el pelo, se vistió con un vestido de gasa holgado y bajó a ver qué cosas se hacían en esa casa.

-Buenos días señorita Vázquez, ¿ha dormido bien?, le saludó Lucía la que parecía ser jefa del servicio.

-Sí gracias mucho…estoy algo perdida, ¿podría enseñarme la casa?.

-Por supuesto sígame y se la enseño. Una vez le dije al señor Strachan que la debería haber hecho más pequeña, ¡son demasiadas habitaciones para cinco empleados!.

-¿Cinco?, se extrañó Raquel…¿no son muchos?.

-No no para nada. Mire este es el salón principal…tiene unos 90 metros cuadrados, una barbaridad…éste es el gimnasio, tiene muchas máquinas…¡oh!, esta la sala de cine, nunca pensé que uno necesitara eso…aquí está la piscina cerrada. El señor mantiene al agua a 25 grados, sí baja o sube se enfada…otro salón pero éste es para los cocteles que da el señor…ésta es la sala de billar y otros juegos…por ese pasillo se va a las habitaciones de los empleados y por ese al despacho del señor, justo al lado está el Mari Luz su secretaria, vamos a saludarla.

Buenos días señora Mari luz, ésta chica tan guapa es la señorita Raquel Vázquez.

-¡Oh vaya!, justamente pensaba llamarla en éste momento para darle sus documentos bancarios y recordarle que hoy tiene su personal shopper a su disposición.

Raquel flipaba…¿una personal shopper para ella sola y gratis?...¡Dios existe!, pensó divertida.

-Pues la verdad es que no echo en falta de nada porque he traído suficiente ropa pero será bueno dar un paseo. Tras coger su nueva libreta bancaria y su tarjeta de crédito VISA Platino se despidió de la secretaria dándole la mano.

-Bueno pues le enseño la planta alta, siguió la jefa del servicio. Dormitorios, dormitorios y más dormitorios de invitados, no sé para qué querrá tantos el señor…volvió a quejarse Lucía…éste es el del señor pero no le gusta que lo enseñe, mejor que lo haga él…esta es la habitación del pánico. Tiene una cama, dos armas, víveres y poco más…y por fin llegamos a la terraza principal, 300 metros cuadrados de terraza con piscina de 18 metros en su punto más largo.

Con la terraza principal Raquel alucinó. Se situaba encima de la casa centrada y cercada por áticos y otras habitaciones. Al ser una terraza estaba descubierta en su mayor parte salvo dos voladizos que daban sombra a un conjunto de sillones de teca y mesas y a una barra de bar de unos 12 metros de largo con taburetes giratorios fijados al suelo que se encontraba al otro lado de la piscina. Algo alejada había una barbacoa industrial y la piscina se hallaba rodeada de tumbonas también de teca. Todo el suelo se encontraba tapizado con césped artificial un unos maceteros enormes sostenían diversas plantas que le daban frescura y vistosidad a la terraza.

-Pues me daré un baño antes de comer.

-¡Oooh señorita!, ¡usted dese lo que quiera pero ya le aviso que a algunos hombres les gusta mirar lo que no deben!.

-Ja ja ja…¿y eso Lucía?, le preguntó Raquel divertida por la forma de expresarse y pensar tan anticuada de Lucía. Normal para sus 60 años claro.

-No me llame Lucía señorita Raquel, no está bien tutear al servicio que es usted una dama…dijo cómo si fuera una sirvienta del siglo XVIII. Pues que el servicio ya no es lo que era noooo señorita no. ¡No diré quién pero aquí hay más de un halcón!. Pero usted báñese como guste no es asunto mío.

Lo que si estoy muy contenta es de que el señor haya encontrado por fin una mujer…no es bueno que un hombre esté solo señorita Raquel, no lo es, dijo negando con la cabeza.

A Raquel le hacía mucha gracia Lucía y le daba la impresión de que sabía muchas cosas y que tenía ganas de contarlas.

-Bueno imagino que ya habrá tenido otras parejas…¿no?, le preguntó con curiosidad.

-No señorita Raquel. Quitando alguna que otra amiga muy de tarde en tarde hubo una pero duraron poco tiempo juntos. Era una mujer muy “ligera” usted ya me entiende.

Tras el recorrido por la casa llamó a la personal shopper y en media hora estaba en casa con su coche para recogerla. Se llamaba Laura, una chica muy simpática y guapa que además tenía un blog de tendencias bastante seguido.

-¡Hooolaaa!, guau eres preciosa…le dijo Laura exageradamente nada más verla mirándola de arriba a abajo.

-Ja ja, vale gracias pero tú no te quedas muy atrás.

Y así era. Laura era una rubia de 29 años y un cuerpo precioso e iba vestida con un estilo muy personal. Pantalón de imitación al cuero fino y transpirable adornado por un cinturón ancho a la cintura cuya hebilla caía al bajo vientre, una camiseta de los Rolling´s y una chaqueta vaquera. Era evidente que sabía su trabajo y que sabía combinar estilos  que quedasen agradables a la vista.

-Bueno pues te voy a enseñar un poco la ciudad y de camino miramos trapitos, ¿vale?.

-Me lo pintas genial, dijo Raquel metiéndose en su coche.

-Joder cómo está el chico ese, me dejaría hacer todo lo que él quisiera….dijo Laura fijándose en el empleado que  recogió a Raquel en el aeropuerto vestido con un pantalón corto y una camiseta de tirantes…flipó con sus brazos fuertes y musculados, sus anchas espaldas, su mandíbula cuadrada, sus ojos verdes esmeralda y, sobre todo, con su culo que se intuía grande, firme y fuerte. De esos culos a los que las chicas les encanta agarrarse cuando las follan.

Raquel calló discretamente porque como la nueva pareja de Alfredo debía mantener las formas, pero era cierto que el chico estaba genial.

Las dos pasaron una mañana estupenda en la ciudad riendo por todo, entrando a tiendas de todas las clases, viendo vestidos, todo tipo de lencería, complementos, prendas de baño, etc. Raquel se compró un bikini blanco nieve de de tejido liso adornado con brillantes precioso, un vestido de noche de raso corto de color dorado champán y un bolso de mano a juego. Tras las compras se sentaron en una terraza a charlar y reponer energías.

Un par de horas después volvieron al chalet a comer.

-Oye Laura, ¿por qué no te quedas a comer, te apetece?. Podemos darnos ahora un chapuzón en la piscina, comer y después echar la tarde en las tumbonas tranquilas entre baño y baño.

-Ay no sé…me tientas. Va si, me quedo y así le doy un repaso al chico ese que no lo he visto de cerca, jaja.

-¡Genial!...nos ponemos prendas de baño, digo que nos sirvan el almuerzo en la terraza de arriba y nos lo pasamos pipa. Dijo Raquel cogiéndola por la muñeca y casi arrastrándola hacia su dormitorio para cambiarse.

Para Raquel Laura era un descubrimiento. Aunque Laura era cinco años mayor que ella sintonizaban muy bien, hablaban de cosas comunes y tenían un carácter parecido con lo que la vio cómo a un apoyo, una amiga en una ciudad en la que no conocía a nadie.

-Yo traje de baño no he traído, ¿eh?.

-Tranquila que entre que somos físicamente parecidas y que los biquinis dan de sí no será un problema. Claro que yo tengo más pecho que tú pero poco más, te servirán mis prendas…dijo Raquel con seguridad tras mirarle bien el pecho.

Ya en el vestidor las dos estuvieron probándose biquinis y bañadores como sí se conocieran de toda la vida. No ocultaban sus pechos la una a la otra y en cuanto al tanga se daban la vuelta y cómo mucho se veían el culo y no los genitales. Se lo pasaron estupendamente viendo los que tenía Raquel, probándoselos, etc.

-Yo al final creo que me voy a quedar con éste que he comprado hoy, dijo Raquel con el biquini blanco nieve de tejido liso y elástico mientras se miraba por delante o se giraba para verse de espaldas frente a uno de los enormes espejos que habían en el vestidor gustándose, mirando lo bien que se veían sus tetas y culo.

-Si a ti ese te queda espectacular…¿qué tal me sienta a mí éste?, le preguntó Laura con un biquini de fondo blanco con finas rayas horizontales azules que también dejaba ver unas formas muy femeninas y deseables.

-Espectacular Laura, te sienta genial. Va venga, subamos en el ascensor y salimos directamente a la terraza.

Así lo hicieron y en un par de minutos ya estaban zambulléndose en la piscina haciendo unos largos Raquel que nadaba muy bien y tonteando en el agua Laura que no lo hacía tanto. Tras diez minutos en el agua tumbaron sus empapados cuerpos en las tumbonas y se pusieron a charlar mientras llegaba el almuerzo. Una vez les sirvió los platos y las bebidas una de las chicas del servicio, se pusieron a dar buena cuenta de un par de langostas acompañadas con ensaladas de aguacate y de frutas, otra de gambas y champán Moèt Chandon Imperial. Vamos lo más caro que había.

-¡Qué buenísima la ensalada de gambas por diosssss!, comentó Raquel ya tumbada de nuevo al sol.

-¡Buffff…de lujo!, coincidió Laura tumbándose a su lado.

Raquel cerró sus ojos buscando algo de descanso mientras tomaba el sol y se iba secando larga melena morena aún empapada por el agua. Se encontraba tumbada bocarriba con una de las piernas flexionadas y la tumbona semi levantada mientras Laura se untaba un protector solar.

-¿Te pongo?, le preguntó a Raquel cuando terminó ella. Es muy bueno te deja la piel suave suave y además te relajará, doy unos masajes bastante buenos.

-Bueno me vendrá bien, espera que pongo la tumbona horizontal y me tumbo bocabajo, cosa que hizo en segundos.

Laura se sentó sobre los tobillos de Raquel y comenzó a untarle la crema desde los mismos hasta los gemelos pasando sus manos por ellos varias veces. Una vez terminó comenzó con los muslos, primero el izquierdo y después el derecho paseando sus manos por ellos varias veces lentamente y apretando cada vez más fuerte con los pulgares para separar sus músculos y relajarlos.

-Mmmm…Laura hija eres increíble, me voy a dormir, jaja.

-Chssssst…estoy trabajando, le susurró al oído inclinando su cuerpo sobre ella para que la oyera.

Laura puso cuidado de no llegar con sus manos a la vulva de Raquel, pero si que se aventuraba dos o tres dedos bajo la tela del tanga en la zona del culo cosa que a Raquel le pareció normal. Tras masajearle la parte alta de los muslos y las caderas que quedaban al aire, pasó a sentarse sobre el espléndido culo de Raquel para comenzar a esparcir el protector solar sobre la espalda en la que se entretuvo un buen tiempo paseando los pulgares por la espina dorsal para terminar en su cuello una y otra vez. Después pasó a los costados untando también la parte de los pechos que se salía hacia los lados aplastados por el peso de su propio cuerpo llegando incluso a meter las manos bajo la tela del sujetador.

Cosa que tampoco extrañó a Raquel que se encontraba en la gloria, el protector solar era muy aceitoso y las manos resbalan con facilidad por su cuerpo dejándola en un estado de bienestar más que placentero.

-Plas…sonó la palmada que Laura le dio en el culo…anda date la vuelta que por detrás ya hemos terminado, dijo levantándose del culo de Raquel en el que se había sentado para masajear su espalda.

-Vaya casi me estaba durmiendo pero bueno…dijo ella dándose la vuelta. Pero que yo puedo ponerme el protector por delante, ¿eh?, no hace falta que te molestes.

-Anda y calla que verás que bien sienta que le unten a una el protector mientras se relaja y no piensa en nada, tras lo cual se sentó al lado de la tumbona y comenzó a frotarle el protector por la pierna derecha acariciándola pero con una cierta fuerza cuando llegaba al muslo, como haciendo presión hundiendo la carne. De nuevo recorría todo el muslo pero paraba al llegar a las ingles.

Después echó un buen chorro de protector en el vientre de Raquel y comenzó a esparcirlo en círculos varias veces. Cada vez con más presión hundiendo el vientre de ella por donde pasaban las yemas de sus dedos.

-Oye pues sí que es más agradable que te lo unten, ¿eh?.

-Ya te digo…respondió Laura mientras hundía el ombligo de ella cuatro o cinco centímetros ya que Raquel dejaba el vientre blando.

Cuando iba a pasar a los pechos Raquel ya la paró. Va deja, el escote ya me lo unto yo.

-Chssst…dijo Laura inclinándose sobre Raquel que permanecía con los ojos cerrados. De pronto sintió como uno de los pechos de Laura se rozaba con uno suyo y seguidamente notó como sus labios eran acariciados con delicadeza por los de ella.

-¿Pero qué haces Laura?, le dijo tratando de incorporarse cosa que ella no le dejó apoyando su mano en el esternón de ella para que no se levantase.

-Chssst…déjame a mi…relájate, dijo Laura con una sonrisa mientras la mano que estaba en el esternón bajaba un poco y seguía hacia la izquierda metiéndose bajo la tela del sujetador resbalando su mano sobre la piel de una de las tetas de Raquel mientras volvía a besarle la boca con besos cortos y suaves.

Nunca supo por qué pero el hecho es que Raquel se abandonó a las manos y labios de Laura que ya recorrían sin pudor sus tetas y vientre.

-Espera, le dijo Raquel mientras se incorporaba, pasaba sus manos a la nuca desatándose las tiras del sujetador, se lo quitaba liberando sus preciosas tetas y se volvía a tumbar cerrando de nuevo los ojos. Laura le imitó liberando unas tetas rotundas, tan bonitas como las de Raquel pero algo menos voluminosas.

Esa fue la señal para que Laura se tumbase sobre ella cuerpo contra cuerpo, tetas contra tetas que se aplastaban entre sí hasta que la fuerza con que lo hacían hizo que resbalasen unas al lado de las otras menos una teta de Raquel que quedó aplastada entre las de Laura y a la inversa. Mientras la volvía a besar ya con besos cálidos, profundos y prolongados en los que sus jugosas lenguas se entrelazaban, metió una mano entre su vientre y el de Raquel bajándola hasta el tanga buscando el clítoris de ella que abrió un poco sus muslos para facilitarle la llegada.

-Mmmm…despacio Laura, no aprietes tanto…lo tengo muy sensible y a veces como que escuece, duele o algo parecido…mmmm…Diossss…¡oooh!, gimió cuando los dedos de Laura lo alcanzaron y comenzaron a acariciarlo.

-Tranquila que yo también tengo uno y sé lo que es eso. Los chicos no y por eso lo hacen fatal, pero yo no…ya verás. Dijo mientras sus dedos se llenaban de protector solar y pasaba a acariciar su vulva, a separar sus labios mayores y a frotarlos lentamente pare terminar volviendo al clítoris.

Raquel se abandonó a las caricias que pasaban a su vulva húmeda e hinchada, a las incursiones en su vagina primero con un dedo, luego con dos…estaba a mil. Ella abandonó su actitud pasiva para pasar acariciar con las dos manos la suave espalda de Laura bajándolas después hacia su deseable culo que aprisionó con fuerza hundiendo sus dedos en los cachetes, amasándolos, apretándolos con suavidad y firmeza. Después dejó una mano apretando uno de los cachetes mientras la otra bajó hacia el suelo pélvico hasta encontrar la entrada a su vagina que penetró con lentitud y delicadeza.

-Ooooh…mmm…comenzó a gemir Laura que frotaba su cuerpo contra el de Raquel vientre contra vientre y tetas contra tetas que a veces se aplastaban con fuerza y otras con suavidad mientras respiraba el aliento cada vez más agitado de ella.

Sí alguien las hubiese visto, habría observado los cuerpazos de dos mujeres que se hacían el amor apasionadamente.

Habría visto los hermosos muslos de Raquel abiertos y flexionados, el culo de Laura encajado entre ellos, los pechos de ambas resbalando unos contra otros mientras se follaban con los dedos la una a la otra cada vez con más rapidez hasta que empezaron a correrse al unísono entre gemidos, espasmos, grititos y ese temblor en los muslos tan temido como deseado por la mujer cuando el orgasmo es fuerte, intenso.

Y sí ellas hubiesen tenido visión de rayos X habrían visto cómo un chaval de 17 años no dejaba de frotarse en pene tras la ventana de una de las habitaciones que daban a la terraza hasta llenar la pared con chorros de semen. Chico que llevaba frotándose el pene desde que las dos aparecieron en la terraza con lo que ya era su tercera corrida mientras las espiaba embobado.

Completamente ajenas a eso las dos permanecieron unidas una contra otra hasta que esos temblores se fueron desvaneciendo, hasta que sus respiraciones fueron serenándose. Tras unos minutos así, con Raquel doblada hacia un lado para escapar del peso de Laura y poder tomar aire, ésta se levantó tan tranquilamente y se volvió a tumbar en su tumbona.

-Joder qué bueno Raquel, eres increíble, dijo mientras se colocaba una mano sobre el vientre, cerraba los ojos y seguía tomando el sol como si nada hubiera pasado, cómo si se hubiera tomado una Coca Cola.

-Pero Laura, ¿qué hemos hecho?, le dijo Raquel sorprendida de su propio comportamiento mientras se sentaba en la tumbona con las piernas flexionadas agarrándose las rodilla con los brazos y mirando a la piscina pensativa.

-¿Qué?, preguntó Laura…pues disfrutar de un buen polvo Raquel no le des más vueltas. A ver soy bisexual y mientras te untaba el protector me he ido poniendo y pensé…¿por qué no?. Mira Raquel estate tranquila que no me enamoro de chicas ni siento nada por ti que no sea simpatía…¡chica no le des vueltas y disfruta el momento por Dios!.

-Bueno mientras lo tengas claro…le dijo Raquel…la verdad es que me lo he pasado genial susurró bajito sonriéndole. Y ha sido mi primera vez con una chica, que lo sepas.

-¿En serio?...¿con 24 años y ese cuerpo?, le respondió Laura sorprendida.

-Aja, me has desvirgado que lo sepas…y me ha encantado, ja ja.

Después se volvieron a tumbar y estuvieron tomando el sol en tetas medio dormidas un buen tiempo.

-Vaya qué buenas vistas, sonó de repente la voz de Alfredo.

Raquel se sobresaltó incorporándose en la tumbona.

-¡Alfredo!, no te esperaba hasta más tarde, dijo ella tapando una de sus tetas al girarse un poco hacia él.

-Y ya es tarde son las siete, le respondió. He terminado mis quehaceres antes, Lucía me ha dicho que estabais aquí y me he pasado. ¿Habéis pasado un buen día?...les preguntó no sabía sí a las dos chicas o a sus cuatro tetas que le apuntaban y procuraba mirar de reojo.

-Sí claro nos lo hemos pasado genial, ¿verdad Raquel?, le respondió Laura.

-Si genial Alfredo, hemos hecho amistad enseguida y estoy contentísima de que nos hayamos conocido...dijo ella dirigiendo una mirada y una sonrisa fugaz a Laura que le respondió guiñando un ojo.

-Bueno yo casi que me voy y os dejo pareja que tres son multitud, dijo colocándose el sujetador y dirigiéndose al ascensor tras darle un par de besos a Raquel…¡nos vemos!.

Ya solos Alfredo y Raquel éste le dio un beso en la boca al que ella respondió acogedoramente. Después se dirigió a la nevera que había tras la barra del bar.

-¿Te preparo algo Raquel?.

-No no te molestes, con un refresco vale…le respondió ella aún en tetas semierguida en la tumbona con una de las piernas medio flexionada exhibiendo su precioso muslo.

Alfredo preparó dos mojitos y se dirigió a la tumbona que se encontraba al lado de la de Raquel sentándose en ella.

-Estás preciosa, le dijo mientras le acercaba la copa y se la daba.

-Mmm…me tienes muy consentida. Y gracias…por la copa y el cumplido claro, le dijo sonriendo.

-Los mereces es así. He pensado dar mañana por la noche una fiesta para presentarte como mi pareja a mis amigos más íntimos…¿te apetece?, le dijo colocándole una mano en el muslo.

-Sí claro, será interesante conocer gente y divertirnos.

-Pues luego le digo a Lucía que se encargue de prepararlo todo. Me apetece que te vistas muy elegante y sexy quiero lucirte. Y debajo no te pongas lencería sino bikini, solemos darnos algún que otro baño durante la fiesta.

-Ja ja…vale descuida haré lo que pueda, dijo ella aún tumbada con los ojos cerrados, cosa que aprovechó Alfredo para deleitarse observando su cuerpo.

-¿Te apetece ver una película en la sala de cine?, le dijo al rato.

-Vale, respondió ella sin abrir los ojos mientras él le acariciaba el muslo deleitándose con la suavidad de su piel  y la forma del mismo.

PLAS…sonó el manotazo que le dio repentinamente en el vientre seguido de un ¡ay! que escapó de la boca de ella.

-Ala pues a vestirte y a ver la película que ya son las siete de la tarde y  no me apetece cenar tarde. Te espero en la sala.

Tras decir eso Alfredo se levantó y se alejó bajando por las escaleras en lugar de por el ascensor.

Raquel se incorporó, se puso la parte superior del biquini y le siguió dirigiéndose a su dormitorio donde se dio una buena ducha antes de ir al vestidor apenas ocupado por la ropa que había traído desde su ciudad. Miró lo que tenía y eligió un vestido de gasa que se ceñía justo bajo el pecho para caer hasta algo más arriba de sus rodillas.

Ese tipo de vestidos le encantaban. Le hacían sentir muy libre aunque tenían la desventaja de que una racha de aire podía hacer que se la gasa se le pegase a la piel mostrando las formas de su cuerpo. La ventaja era que sí tenía pareja el chico podía meter la mano bajo el vestido y acariciar todo su cuerpo libremente. Tras vestirse se dirigió a la sala de cine en la que ya se encontraba Alfredo sentado en uno de los sillones mientras iba pasando una lista de películas que se proyectaban en la pared de enfrente.

Raquel se sentó a su lado.

-¿Bueno pues cuál vamos a ver?, le preguntó curiosa. Mis preferidas son las románticas y las de dibujos, le dijo como sugiriendo lo que le apetecería ver.

-Ésta es distinta creo, le dijo dándole al play del mando a distancia del proyector.

En seguida comenzó a proyectarse una película sobre una pareja que no desagradó a Raquel. En la misma la relación empezó a ser rara, la chica cada vez se iba colgando más del chico hasta el punto de que, como a media película, ella aceptó que él la tratase mal, la azotase.

“PLASH…¡AH!...PLASH…¡OH!...PLASH…¡AUF!”…sonaban las quejas de ella mientras el chico golpeaba con un cinturón su espalda, culo y muslos.

-Bufff, eso debe doler un montón, comentó Raquel en voz alta.

-¿Tú crees?, bueno depende de la fuerza con la que le dé imagino, comentó Alfredo sin apartar la mirada de la pantalla.

¡PLASH!...¡OH!...PLASH!...¡OHHHH!...ahora le azotaba el vientre y las tetas a conciencia.

-¿Oye Raquel…nunca has probado eso?, dijo Alfredo cruzando las piernas para disimular su erección mientras la miraba girando la cabeza.

-No no…desde luego que no. Dijo Raquel con una risa nerviosa aunque callando que lo que le veía también le atraía a ella.

-Pues podríamos probar, ¿no?. En plan suave al principio claro, como jugando.

-Si claro, cuándo quieras…le respondió con una sonrisa. Por dentro a ella se le aceleró el corazón solo con sentirse maniatada en manos de un desconocido.

-No está en tu contrato, te puedes negar sí quieres o sí lo deseas te lo amplio.

-No no Alfredo no es por dinero. Sí hago algo de eso contigo sería por curiosidad también, lo cierto es que alguna fantasía he tenido con eso.

-¿En serio?, ven acompáñame. Dijo Alfredo apagando el proyector, cogiéndola de la mano y saliendo al pasillo para dirigirse al ascensor.

-A ver Alfredo…¿ahora?, preguntó Raquel perpleja y asustada mientras él la arrastraba de la mano metiéndola en el ascensor.

-Si claro, ahora…le respondió mientras pulsaba un botón del ascensor.

A ella le extrañó que el ascensor bajara más allá de la planta baja. Cuando llegaron abajo del todo salieron y tras recorrer un pasillo llegaron a una puerta que Raquel no había visto antes. En realidad ni sabía que existiera esa planta bajo la casa y Lucía no le había comentado nada.

Al abrir la puerta de acero con una llave de seguridad pudo ver una habitación relativamente amplia llena de aparatos extraños.

Raquel entró y empezó a mirar con asombro ganchos en el techo, suelo y paredes…un potro, dos maderas que hacían una X, extrañas máquinas, una cama solo con somier y decenas de artilugios que ni identificaba.

-Los compré e instalé todos la semana pasada antes de venir tú, todo está nuevo y a estrenar. Y no he pensado sólo en mí sino también en ti. Ésta es una fucking machine donde te puedes tumbar y dispone de distintos penes de todos los tamaños y formas que puedas desear, funciona con un mando a distancia sin cables con el que la puedes poner más rápida o lenta así como elegir la profundidad de las penetraciones. En esta otra si te sientas vibrará hasta que te corras las veces que quieras, también puedes ponerle uno o dos penes, como prefieras.

Raquel alucinaba. A sus 24 años todo aquello le parecía superextraño aunque ya había visto cosas así en películas y series de TV.

-Ya bueno…¿qué puedo decir Alfredo?, yo no uso estas cosas.

-Pero siempre tienes la posibilidad de hacerlo, tendrás una copia de la llave. Bueno ahora vamos a lo que hemos venido a hacer, desnúdate.

Raquel vaciló, pero tras unos segundos de duda se quitó el vestido y el tanga empapado de semen.

-Ven, colócate justo en el centro de la habitación…así, perfecto.

Alfredo le colocó una venda en los ojos y una bola con una correa que le impedía hablar pero no respirar hondo sí lo necesitaba, le cogió una muñeca que apretó con una esposa forrada de terciopelo y su brazo subió quedando sobre su cabeza flexionado. Lo mismo hizo con el otro con lo que ya se la veía a ella completamente desnuda de pié con las manos dos palmos sobre su cabeza y los codos flexionados. En esa postura Raquel era de una belleza absoluta.

Alfredo se desnudó y, acercándose a ella sin hacer ruido, comenzó a mirarla desde todos los puntos de vista. Le llamó la atención cómo se movían el vientre y el pecho de ella que, nerviosa, respiraba aceleradamente. Después se colocó detrás de ella y, pegando su cuerpo, le cogió ambas tetas valorándolas, amasándolas. Después sus manos bajaron al vientre a la altura del ombligo que hundió pegando completamente su cuerpo al de ella.

-Tranquila Raquel, hoy solo jugaremos 30 minutos y tú me dirás cuándo te hago demasiado daño tirando  fuerte tres veces de la cuerda…¿vale?.

Raquel asintió con la cabeza, estaba hecha un manojo de nervios pero (y a pesar de su miedo) quería aguantar, complacerle ni sabía por qué.

Él se dirigió a una mesa dónde habían diversos artilugios y cogió una especie de paleta de playa pero más pequeña, con el mango mucho más largo y hecha de cuero.

Alfredo se tomó su tiempo girando alrededor de ella y tocando su culo…su vientre, sus tetas y sus muslos cómo examinando dónde daría el primer golpe. A cada contacto físico Raquel se apartaba temiendo un golpe.

PLAS…¡AU!...gritó mas de sorpresa que de dolor cuando sintió la raqueta golpear bajo uno de sus pechos subiéndolo de golpe para después caer, volver a subir y caer hasta volver a su posición normal.

De nuevo unos eternos segundos de espera la tensaron mientras él decidía dónde volver a golpear dando vueltas a su alrededor.

PLAS…¡OHHH! gritó ella cuando sintió la paleta golpear justo entre su ombligo y su pubis provocándole un gran escozor.

-¿Muy fuerte?, le preguntó él preocupado. Ella le respondió que no negando con la cabeza aunque realmente sí que le había dolido pero era orgullosa y se empeñó en aguantar sin quejarse demasiado.

PLAS…¡AY!...¡ufffff!, de nuevo le golpeó una teta pero ésta vez directamente en el pezón con lo que éste se hundió dentro de la teta que a su vez fue aplastada por la raqueta para volver a su aspecto normal tras dos o tres segundos dada la firmeza de sus pechos. Unas lágrimas salieron de sus ojos, le había dolido bastante…pero volvió a su posición e irguió la cabeza retante.

Alfredo estaba francamente desconcertado. Sabía que no le estaba golpeando con todas sus fuerzas pero aún así los golpes debían dolerle. Se separó de ella girando nuevamente. La espera y no saber dónde sería el próximo golpe ponían a Raquel bastante nerviosa y eso se traducía en movimientos inquietos.

PLAS…¡AH!, el siguiente golpe lo sintió Raquel en su hermoso culo que se movió como un flan. El escozor que sintió era muy parecido a una nalgada.

Y así pasaron otros 20 minutos en los que ella recibió no menos de 30 golpes en distintas partes de su cuerpo siendo las más golpeadas su vientre, sus tetas tanto por debajo como de frente y su hermoso culo que se llevó una buena parte de los golpes. En la espalda y muslos apenas recibió cuatro.

-Bueno ya hemos terminado, cómo te dije era solo para probar.

Mientras decía eso Alfredo le aflojaba la mordaza hasta quitársela, retiraba la venda de sus ojos y soltaba la cuerda que la sostenía al techo. Después le quitó las esposas.

Ella le miró con algo de reproche en la mirada pero, desconcertantemente, le sonrió mientras se frotaba las muñecas y se acariciaba el dolorido vientre que le escocía aunque no menos que las tetas o el culo.

-¿Qué tal?, le preguntó él intrigado y preocupado. A ver no te he golpeado muy fuerte pero alguna vez se me ha ido la mano y sin embargo no me has hecho la señal de parar.

-Ya bueno…sí supieras lo que es una menstruación dolorosa no te asombrarías tanto. A ver Alfredo, cómo prueba no ha estado mal…pero no es algo que guste te lo aseguro. Sí deseas repetirlo vale, lo aceptaré…pero agradable no es.

Aunque para ti si que parece que lo ha sido le dijo ella señalándole el pene erecto como un hierro. ¿Solucionamos eso?, le preguntó cogiéndole el pene disponiéndose a masturbarle.

-No no, tengo pensado algo mejor para los dos. A ver tengo algo de voyeur así que me encantaría que te tumbases en la fucking machine para ver cómo te corres, yo me sentaré a verte mientras pruebo éste artilugio…dijo mientras cogía una vagina artificial con un mecanismo tan sofisticado que simulaba a la perfección las contracciones vaginales.

-Bueno vale, me parece un armatoste y ni de lejos se acercará a cómo lo hace un hombre pero la probaré sí insistes.

-Insisto pero antes…¿puedes ponerte ese par de medias de ahí?, son de tu talla creo.

-Claro, sin problemas, dijo ella cogiendo una de las medias que enrolló con ambas manos para poder ponérsela, metió la punta del pie y apoyó éste en un taburete dándole a él unas magnificas vistas de su pierna y pechos al inclinarse para enfundarse la media. Con calculada lentitud fue subiéndola poco a poco por su tobillo, pantorrilla, rodilla y terminó estirándosela en el muslo todo lo arriba que pudo que fue a dos tercios del muslo.

Con la otra hizo lo mismo y ya con ambas puestas se dirigió a la fucking machine a tumbarse en ella. Antes eligió un pene de tamaño parecido al de Alfredo completamente rígido pero forrado de silicona con lo que imitaba perfectamente el pene de un hombre. Tenía una base ancha de silicona con la idea de que frenase al chocar con parte de su culo, interior de los muslos y vulva. De esa forma la fuerza de la máquina no debería dañar el cérvix o provocarle desgarros internos.

Se sentó de lado en la máquina, se ladeo para tumbarse y una vez tumbada flexionó ambas piernas y se colocó el glande en la entrada de la vagina tras lubricarlo abundantemente. Cogió el mando a distancia y vio que podía elegir un modo manual, así que cogió el pene y se intentó introducir el glande. Le costó hacerlo dado el grosor del mismo pero tras varios intentos consiguió metérselo en su vagina.

Entonces se tumbó relajada y puso el modo en automático lento con penetración media. PLOP…………PLOP……….PLOP………hacía la base del pene al chocar contra los bajos de Raquel.

-¡Oh!, jaja, es agradable sonrió volviendo la cara hacia Alfredo que ya tenía su pene completamente metido en la vagina artificial. Y por lo visto era bastante buena porque de vez en cuando se le escapaba algún grito.

Ella fue a lo suyo y terminó de tumbarse dispuesta a disfrutar de aquella máquina que le estaba dando tanto placer. Miraba a su vientre incrédula porque cuándo el grueso y largo pene se introducía le levantaba la piel del vientre dos o tres centímetros al llenar sus entrañas y lo volvía a bajar cuando se retiraba. Volvió a mirar al techo mientras las embestidas suaves y cortas movían su cuerpo en la camilla haciendo que sus pechos se moviesen igual que si la estuviera follando un hombre.

Decidió pasar a velocidad media y penetración profunda con lo que su cuerpo entero empezó a vibrar y a ser movido arriba y debajo de la camilla cada vez que entraba dentro de ella a tope o se retiraba a una velocidad parecida a la que da un hombre cuando folla a tope.

PLOP……PLOP…..PLOP…..PLOP…….PLOP…..PLOP…..

-Mmmm…oh…oh…dios qué bueno, gritaba mientras sentía oleadas de placer recorrer su cuerpo y éste se movía en la camilla como si la estuviera follando un profesional del porno.

Alfredo la miraba embobado, miraba aquel cuerpo tan hermoso moverse con violencia a cada embate de la máquina mientras la vagina artificial le provocaba a él un placer nunca antes sentido.

-Oh…oh….oh…oh…gritaba ella cada vez mas fuerte ya casi en la cumbre del placer con los ojos cerrados sintiendo ya que se iba, que no podría aguantar mucho más. Sus muslos comenzaron a temblar tras un primer espasmo en la vagina que también contrajo su vientre. A este siguieron los siguientes provocando que ella cerrase sus muslos temblorosos por el brutal orgasmo mientras todo su cuerpo era movido en la camilla y sus pezones describían círculos en el aire.

-¡Oh dios dios dios!...durante el largo orgasmo sus manos se aferraron a unas asideras laterales para no caerse.

-¡Oh!...oh…oh…gritó Alfredo que tuvo un orgasmo bestial mientras contemplaba cómo Raquel era vencida por la máquina y se derramaba en orgasmos.

Y es que a ella le ocurría que sí tenía un orgasmo y seguía siendo estimulada o bien se le prolongaba y tenía orgasmos múltiples o bien encadenaba uno con otro.

Y esto es lo que le estaba ocurriendo. Además por descuido pulsó el botón de velocidad de la máquina y esta se puso a una velocidad del 80% que no podía ser alcanzada por ningún hombre en el planeta por muy fuerte y mucha resistencia que tuviera. Al 80% la máquina hacía contra Raquel la fuerza de tres o cuatro hombres y toda contra su culo, vulva y muslos. Hasta el propio Alfredo se acercó a ella y puso una mano sobre su sudoroso vientre para poder comprobar alucinado que el pene de la máquina levantaba la piel, grasa y músculos del vientre de Raquel unos cuantos centímetros cuando entraba completo así como hacía vibrar todo su cuerpo y la subía por la camilla a cada empujón.

PLOP…PLOP…PLOP…PLOP….PLOP…PLOP…PLOP…la golpeaba la máquina moviéndola cómo si fuese una muñeca.

-Oh…oh..oh..oh..oh..oh..oh..oh..un tercer orgasmo la sacudió con tal fuerza que se tuvo que retirar hacia arriba de la camilla para escapar de ese pene que la mataba, desengancharse de él con un “plop” cuando salió de su vagina como el que suena cuando se abre una botella de champán mientras ella se tumbaba de lado en posición fetal retorciéndose por los espasmos de un orgasmo que no terminaba.

Pasaban ya más de 15 minutos desde que Alfredo se corrió y ahora miraba alucinado como temblaba Raquel con escalofríos como si tuviera fiebre que por fin fueron apagándose conforme se alejaba el orgasmo.

Tras cuatro o cinco minutos hecha un ovillo reponiéndose en la camilla, Raquel toda sudorosa miró a Alfredo destrozada pero satisfecha.

-¿Cuánto te ha costado ésta máquina?.

-12.000 euros, dijo él aún impresionado por lo que acababa de ver.

-Pues te ha salido regalada porque sea lo que sea éste trasto vale como diez veces más, le respondió ella sonriendo.

CONTINUARÁ.