Sugar Baby 1. La decisión.
Descripción de las cosas que llevan a una chica de 24 años a entrar en un mundo de sexo y lujo, espero que les guste.
SUGAR BABY: LA DECISIÓN.
Definición: una "Sugar Baby" es una chica que está dispuesta a entregarse físicamente a un hombre de gran poder económico de forma permanente para que le pague sus estudios universitarios o le proporcione un nivel de vida alto que le asegure la estabilidad económica con la idea de una relación basada en intereses mutuos entre adultos.
Raquel miraba distraídamente los anuncios de empleo en su ciudad. A sus 24 años ya tenía una licenciatura en Bellas Artes, un máster de una prestigiosa universidad y…un humilde trabajo en una agencia de eventos. Trabajo que compensaba con otros de modelo de lencería o baño para pequeñas tiendas de su ciudad o bien para fotógrafos particulares que le pagaban entre 50 y 100 euros la hora por posar para ellos bien con lencería, trajes de baño o semidesnudos.
Su 1,72 metros de alta, su larga melena morena, sus perfectas piernas de femeninos muslos firmes ni gruesos ni delgados, sus pechos perfectamente formados, su culo en forma de corazón ni duro ni blando, rotundo o su cara de ojos negros, facciones finas y labios medianos eran muy apreciados por determinados fotógrafos.
Y ella era consciente de ello aunque apenas le daba importancia.
-Raquel, ¿te importa levantarte y ayudarme en la cocina?, le dijo su madre mientras le movía un hombro para reforzar su petición.
-No claro, dijo ella dejando la tableta en el sofá e incorporándose para echar una mano en la cocina.
Mientras hacía las cosas permanecía absorta en sus pensamientos.
-Raquel chiquilla…¿qué te pasa que estás tan ausente últimamente?, preguntó su madre mientras pelaba unas verduras.
-Nada mamá…o bueno ya sabes, lo de siempre. Tanto estudiar y trabajar y mira, aquí estoy viviendo aun con vosotros.
-Ya cariño pero sabes que no nos importa para nada, eres nuestro tesoro, le dijo su madre mientras le daba un beso en la mejilla y volvía a las verduras.
Eso no la animó mucho porque era casi lo mismo todos los días. Cierto que pertenecía a una familia de clase media, que vivía en una buena zona cercana a la playa y que su vida era acomodada tanto por lo que cobraba trabajando como porque sus padres hicieron todo lo posible para que no le faltase de nada incluido un pequeño coche. Pero eso no le llenaba, no lograba ingresos suficientes como para independizarse.
Ya tras la comida con sus padres y hermano menor entre las típicas risas y bromas, Raquel se retiró a su habitación. Seguía haciendo calor por lo que se quitó el short y la camiseta que llevaba quedándose en ropa interior, así estaba mucho más cómoda. Se tumbó de lado en la cama y siguió echando un ojo a la tableta pero ésta vez leyendo revistas on line de moda.
Un artículo llamado: “sugar babys, ¿profesión de futuro?” llamó su atención. En él leyó que habían hombres con mucho poder económico que pagaban barbaridades por tener a una compañera mucho menor que ellos que les complaciesen en todo. Que vivieran con ellos, les acompañaran a fiestas, tuvieran sexo cuándo y cómo deseasen…todo parecía muy bonito y sobre todo fácil.
Sólo había que tener belleza y encanto y eso a ella le sobraba. Con mirarse a sí misma el escote, las caderas, su bonito vientre o sus piernas le bastaba para saber que físico tenía para ese trabajo.
Y estómago claro, la chica aceptaba tener sexo con un hombre que normalmente no le resultaría atractivo.
Dejó la tableta a un lado de la cama y se tumbó bocarriba con una mano tras la nuca y otra en el vientre, eso siempre la tranquilizaba. Y excitaba, su vientre era una de las partes más sensibles de su cuerpo y sí apoyaba su mano en él de forma inconsciente la tranquilizaba pero sí comenzaba a acariciarlo era todo lo contrario, se “ponía” enseguida.
Volvió a ponerse de lado colocando una pierna flexionada sobre la otra estirada y cerró los ojos apoyando la cabeza en la almohada, quería echar una siesta pero no dejaba de darle vueltas a dos palabras: sugar y baby. Y comenzó a imaginarse viviendo en una casa enorme con muchísimas habitaciones, roperos inmensos llenos de vestidos, trajes, zapatos y complementos de todas clases, coches de alta gama, piscinas enormes, jakuzzis…mil cosas.
También comenzó a pensar en un hombre idílico. Un hombre atractivo, fuerte, de 40 a 50 años, educado, amable, atento…
Casi sin darse cuenta su mano derecha ya estaba entre sus cálidos y suaves muslos acariciando la cara interna del derecho…subiendo a su vientre que acariciaba con las yemas de los dedos…hundiendo el dedo corazón en su ombligo para después bajar por su vientre hacia su pubis. Le gustaba enredar sus dedos entre el recortado pelo en forma de triángulo bajo la fina tela del tanga.
Todo esto lo hacía con los ojos cerrados casi durmiéndose y con suma delicadeza, cómo de forma inconsciente mientras ronroneaba cómo una gata. Estaba tan super a gusto que no le habría importado permanecer así el resto de su vida.
Pero su propia naturaleza de mujer le pedía que fuese más allá con lo que tras diez o quince minutos en ese estado semi dormida en el que no dejó de acariciar su cuerpo, se quitó el sujetador, se volvió a tumbar de lado y hundió sus dedos entre sus muslos buscando su clítoris ya húmedo e hinchado que rozaba muy suavemente mientras con su mano izquierda se agarraba un pecho. Sólo pensar en ese hombre idílico, en las situaciones que podrían darse la puso lo suficiente como para iniciar una masturbación.
-Mmmm…comenzó a gemir disfrutando mientras cambiaba de postura y se colocaba bocarriba para acariciar y frotar su vulva con comodidad. Su cuerpo cada vez era menos suyo y más de sus dedos que comenzaba a introducir en su vagina simulando ser follada por el hombre imaginario. Incluso comenzó a mover lentamente sus caderas acompañando el ritmo que seguían sus dedos al entrar y salir de sus entrañas.
A veces liberaba su mano derecha de la prisión de sus muslos para pasear las dos manos por su cuerpo, por sus muslos, su vientre, sus pechos que amasaba con delicadeza. De nuevo su mano derecha volvió a su vulva y, haciendo un gancho con dos dedos, se los introdujo en la vagina. De esa forma se estimulaba tanto la entrada a la misma como el clítoris que era como solía masturbarse.
En un par de minutos ya se estaba follando con tanta fuerza que sus pechos comenzaron a moverse como sí la follase un hombre y con tanta rabia que a veces hasta levantaba las caderas del todo separando su culo de la cama, arqueándose. Poco a poco fue aumentando su respiración en busca de un aire que comenzaba a faltarle por mucho que hinchase su pecho cuyos pezones erectos parecían querer alcanzar el techo.
-Mmmm…mmm…auuummm…procuraba no hacer demasiado ruido ya que tras las paredes se encontraba su familia en sus habitaciones pero Raquel era de orgasmos fuertes y prolongados y aquel que estaba empezando ya le tenía completamente descontrolada.
Al tiempo que se follaba con los dedos y la palma de la mano chocaba con su clítoris, comenzaron los espasmos que la obligaban a retorcerse…el temblor en los muslos…las contracciones en la vagina y un sinfín de sensaciones en su cerebro que la llevaron a volver a colocarse de lado apretándose con fuerza un pecho mientras el orgasmo seguía haciendo temblar todo su cuerpo.
-Aufffffff…ufffffff…gemía mientras separaba la mano de la vulva para que el orgasmo parara o le seguiría otro en pocos segundos. Raquel era de las chicas que sí se seguían estimulando llegaban fácil al segundo orgasmo o bien a uno múltiple, nunca supo distinguirlos. Por unos cinco o diez segundos más siguió temblando mientras ahogaba sus gemidos en la almohada.
Pasados unos minutos en los que permaneció en la misma postura se tranquilizó, se levantó, cogió unas toallitas húmedas del armario, se limpió con ellas las manos y la vulva, se sentó en la cama, se volvió a poner el sujetador colocando bien sus tetas en las copas y se volvió a tumbar de lado para reposar unos minutos más.
En todo momento desde que comenzó la masturbación hasta terminar estuvo pensando en ese hombre maduro y encantador follándosela. Y aún ahora, ya más tranquila y aseada aunque algo sudorosa, siguió pensando en él hasta que se durmió.
No pasó mucho tiempo hasta que la tele de la salita la despertó.
-Pufff…joé…murmuró mientras se levantaba de la cama, se volvía a poner el short vaquero y la camiseta y salía al pasillo topándose con Raúl, un niñato de 17 años amigo de su hermano menor.
-¡Estás tope de buena!, sonó la conocida voz del chico tras chocar con una de sus tetas.
-¡Ay, joder!...¡cállate imbécil me has hecho daño!, dijo tocándose el pecho con el que chocó el chico. Un día lograrás que mi hermano o mi padre te partan la cara sí te oyen, dijo cabreada mientras seguía caminado hacia el salón.
-¿Has descansado Raquel?, se te ve algo roja, le comentó su padre al sentarse ella junto a él que siguió mirando la televisión.
- Si mucho, respondió ella. ¿De qué va la peli?...bufff, del oeste, dijo desencantada al ver las ropas de los actores.
-Pues a mí me gustan, respondió él. ¿Vas a algún lado hoy?.
-Bueno son las cinco menos veinte aún no lo he pensado. Voy a la terraza a tomar un poco el aire.
Dicho eso cogió su móvil de 5,5”, se dirigió a la terraza y comenzó a buscar en Google dos palabras: “sugar baby”. No tardó en encontrar dos agencias que muy discretamente ofrecían empleo a chicas guapas, educadas y dispuestas a cambiar sexo y convivencia en pareja con un hombre por dinero, mucho dinero.
30.000 euros al mes…45.000…las cifras eran de infarto.
Dejó el móvil en la terraza, se dirigió a la cocina y se llenó un vaso de limonada cruzándose con su hermano y su amigo Raúl al que dirigió una mirada “matadora” reprochándole su comportamiento anterior.
Una vez en la terraza se sentó, cruzó las piernas, respiró hondo, cogió el móvil y marcó un número.
Bip…bip…bip…agencia “El Paraiso”, dígame”, sonó una voz femenina al otro lado del móvil que la sobresaltó.
-Sí perdón…verá es que he visto su dirección en Google y me gustaría que me informasen…sí…Raquel, me llamo Raquel…¿Vanesa?, encantada…aja…¿mañana a las diez de la mañana?, si sin problema...aja…¿qué vaya muy bien vestida?...aja comprendo…¿un vestido de noche?, si si claro no es problema…perfecto gracias hasta mañana.
-Puffffffffffffffffff…¿pero que he hecho Dios?, pensó Raquel tras cortar la llamada. Tenía el corazón a mil…a ver Raquel piensa…necesitas un vestido elegante ha dicho la chica…piensa piensa…
Se dirigió a su dormitorio de nuevo, abrió el ropero y se fijó en los dos vestidos de noche que tenía. Sacó el primero de ellos, uno amarillo pálido de algodón fino que le quedaba como un guante, lo echó sobre la cama, se desnudó y se enfundó el vestido subiéndoselo desde los pies hasta llegar a sus pechos que colocó en las copas que llevaba el vestido. Tras anudarse los tirantes tras la nuca se miró al espejo.
-¡Buffff!, me queda pequeño, dijo para sí misma mientras se daba vueltas, se miraba el culo, las caderas, el escote, la espalda que quedaba casi toda al aire…se sentó para ver por donde le llegaba y vio que le quedaba a medio muslo o más arriba sí cruzaba las piernas.
-No sé…quizás el negro imitación piel con escote en V me quede mejor, pensó mientras se quitaba el vestido quedando solo en tanga.
Cogió el vestido negro, metió sus pies dentro de él y lo fue subiendo hasta que le cubrió los hombros y lo cerró por atrás subiendo la cremallera.
-Mmmm…mejor, me hace más delgada y madura, pensaba mientras de nuevo daba vueltas ante el espejo colocándose una mano en la cadera, alisándose alguna arruga del tejido en el vientre, colocándose los pechos que quedaban tapados justo un par de dedos sobre los pezones…si, llevaré éste, definitivamente.
En esas andaba pensando Raquel llena de dudas, miedos y nerviosismo. Finalmente guardó los dos vestidos, se puso de nuevo el short y la camiseta y estuvo leyendo revistas femeninas y chateando por wasap con amigas y amigos hasta la cena.
-¡Raqueeeeel!...¡la cena!, oyó la voz de su madre a lo lejos.
-Lo siento me he despistado, dijo mientras se sentaba en la silla delante de un plato de tallarines al pesto. Mmmm…¡están buenísimos mamá te lo juro!.
-Jaja, no hace falta que lo jures, dijo ella quitándole importancia.
Tras un rato y en medio de la cena Raquel interrumpió a sus padres y hermano.
-Una cosa, que mañana por la mañana tengo que ir a un evento, me ha avisado Pili al móvil. Me acostaré pronto para ir descansada.
-Vaya, pues sí que te avisan tarde esta vez, comentó su padre.
-Ya ves, respondió ella mientras hacía un rollo de tallarines con el tenedor.
Pasada la cena Raquel estuvo cerca de una hora viendo una película con su familia y tras desear buenas noches a todos y darles un beso se fue al baño, se duchó, se lavó el pelo y se dirigió al dormitorio. No fue una noche en la que conciliase el sueño a la primera. La entrevista del día siguiente la tenía inquieta y no dejaba de pensar en ella hasta que se durmió.
Sobre las 8 de la mañana sonó el despertador. Fue al baño en ropa interior, se aseó, volvió a su dormitorio donde se vistió con un vaquero y un top metiendo el vestido en su mochila, desayunó y tras despedirse de todos se dirigió al garaje donde, con mucho cuidado de no ser vista por nadie, se cambió de prendas y se puso el vestido sobre un conjunto de lencería también negro con encajes. No se cambió de zapatos porque conducir con tacón alto le era muy difícil.
Arrancó el coche y se dirigió a Marbella por la autopista hacia una urbanización de las afueras. La urbanización contaba con seguridad privada así que tuvo que parar el coche ante una barrera y esperar a que llegara el vigilante.
-Buenos días señorita, ¿a qué villa se dirige?, le preguntó bastante más interesado en su escote y piernas que en a dónde iba.
-A la villa “El Paraíso”, respondió algo inquieta.
-Bien, siga el camino de la derecha y entrará en una carretera con árboles a ambos lados. Es la tercera la reconocerá porque está pintada de rosa.
-Vale gracias, dijo ella acelerando el coche y adentrándose en el camino. Las villas eran enormes y tenían parcelas enormes porque tardó seis o siete minutos en llegar a su destino. Cuándo se abrió la verja entró con el coche, aparcó casi delante de la entrada principal, se cambió los zapatos por unos negros de tacón alto, se retocó la sombra de ojos y los labios y tras salir del coche se dirigió a la puerta. Tras suspirar hondo tocó el timbre del video portero y tras unos segundos de espera la puerta se abrió apareciendo una mujer mayor.
-¿Raquel Vázquez?.
-Sí así es, tengo cita a las diez.
-Pase y sígame, la señora Vanesa le espera. La siguió por pasillos, patios y unas escaleras enormes hasta llegar a un recibidor con sillas de terciopelo. Se sentó en una cruzando sus piernas y esperó.
Tras un minuto se abrió la puerta y apareció una mujer de unos 35 años espectacularmente guapa. Rubia, alta, con curvas…Raquel quedó impresionada.
-¿Raquel?, pase la estaba esperando…siéntese, dijo Vanesa mientras hacía lo propio tras una mesa de escritorio de caoba maciza.
-Bueno pues parece que se ha decidido, ¿no?, le dijo con una amplia sonrisa.
-Pues…bueno me gustaría informarme antes cómo le dije por teléfono, le respondió algo inquieta.
-Lógico claro. Para empezar dejemos una cosa clara, usted no va a ser una prostituta ni una scort sino una mujer con pareja. Cobrará por ello y a cambio su pareja le pedirá que usted le complazca. Nada que no se haga en una pareja normal, ¿verdad?...bien aclarado eso nosotros a usted no le cobraremos nada, eso lo paga el cliente. Nuestro trabajo es ponerla en contacto con algún “sugar daddy” que se interese por usted. Y créame, no le faltarán ofertas es usted muy guapa. Sólo una pregunta antes…¿se ha prostituido alguna vez?, le soltó Vanesa como si nada.
-No no, jamás se me habría pasado por la cabeza.
-Estupendo no queremos prostitutas aquí. Nuestros clientes normalmente buscan una mujer normal ya sea estudiante, con empleo o sin él, culta, hermosa y con la menor experiencia sexual posible. Otros las prefieren más experimentadas o más simples, casi tontas…cuestión de gustos en nuestro catálogo tenemos de todo. ¿Puede levantarse y seguirme?, un fotógrafo va a hacerle unas fotos y le harán un chequeo médico.
-Si claro, dijo Raquel poniéndose de pie siguiendo a Vanesa hasta otra estancia que era enteramente un estudio de fotografía.
-La dejo, cuando termine vuelva a mi despacho ya sabe el camino.
Raquel quedó a solas con un fotógrafo que le indicó dónde colocarse para hacerle fotos con varias poses.
-Genial es usted muy fotogénica…¿ha posado antes no?, dijo el fotógrafo tras ver las primeras poses.
-Si, ocasionalmente trabajo de modelo.
-Aja, se nota. Quítese el vestido.
-¿Perdón?, dijo ella extrañada.
-A ver señorita, le vamos a hacer unas fotos para un catálogo que sólo verán los clientes y para asegurarse en su decisión necesitan cuanta más información de usted mejor, ¿comprende?.
-Sí claro, perfectamente, dijo ella colocando sus manos detrás de su nuca para soltarse los tirantes del vestido cuya parte superior cayó hacia adelante dejando ver sus pechos cubiertos por el sujetador de encaje. Después se desabrochó la cremallera del vestido, lo dejó caer al suelo y dándole un puntapié lo alejó de ella.
-Genial, un vientre precioso…a ver deme unas poses…si…muy bien…perfecta…ahora separe los pies, ponga las manos en las caderas, incline el torso hacía adelante y mire a cámara con la boca entre abierta…brutal, con esos pechos no tardará en encontrar empleo.
Un tímido “gracias” salió de la boca de ella que ya llevaba cerca de media hora de sesión.
-Ahora quítese el sujetador y el tanga por favor.
- A ver eso ya me parece demasiado la verdad, dijo ella con disgusto.
-Tranquila, hágalo hágame caso. El tono tan frio y profesional del fotógrafo terminó por convencer a Raquel que tras desabrocharse el sujetador y echar a un lado los tirantes, dejó a la vista un par de tetas de los que rara vez se ven por su tamaño ni grande ni pequeño y de forma redondeada. Después se quitó el tanga y quedó completamente desnuda ante él con las piernas juntas y los brazos caídos a los lados del cuerpo. Ésta vez el fotógrafo se limitó a hacer tres fotos, una delantera, otra de lado y otra trasera.
-Estupendo señorita pues ya hemos terminado. No se vista, póngase ese albornoz y pase por aquí, le harán un chequeo médico. Dijo mientras le abría una puerta contigua por la que se entraba a una pequeña consulta médica.
-Buenos días Raquel. Pase, quítese el albornoz y túmbese en la camilla le dijo un médico entrado en años.
Ya casi curada de espantos tras la sesión fotográfica Raquel se quitó el albornoz quedando desnuda y se tumbó bocarriba en la camilla.
-Bueno señorita pues le voy a extraer un poco de sangre, dijo mientras se colocaba a su lado muy cerca de su pecho izquierdo, le colocaba una cinta elástica en el brazo y le pinchaba con una jeringuilla.
-¡Au!, se quejó ella.
-Lo siento a veces duele…¿alguna enfermedad que haya tenido?...¿no?, excelente.
Tras extraerle la sangre el médico Raquel notó cómo la camilla se abría y elevaba por la parte de las piernas dejándola con estas elevadas ligeramente y la vulva completamente expuesta. Procuró mantener la tranquilidad mirando al techo mientras notó algo frio en la entrada de la vagina, incorporó la cabeza lo suficiente y vio que el médico le ponía un espéculo en la entrada.
-Tranquila señorita es una revisión rutinaria, habrá tenido ya algunas, ¿no?.
-Si claro, el año pasado. Decía ella mientras notaba cómo el espéculo se introducía en su vagina por completo para posteriormente abrirse dejando a la vista el interior de ésta.
-Perfecto, ahora le voy a introducir una cámara diminuta estese tranquila. Vale veamos qué tenemos por aquí, dijo el médico colocando una mano sobre el vientre e introduciéndole la cámara. Él pasó a observar una pantalla. Vagina elástica…sin pólipos…tono rosáceo…olor normal…
-¡AHHHH!, gritó Raquel de repente…¿pero qué hace?.
-Lo siento señorita debí advertirle que iba a pasar la cámara por su cérvix para observar su útero…eso suele doler algo.
Raquel permaneció quieta, en silencio y visiblemente cabreada mientras sentía un dolor parecido al del periodo.
-Aja, perfecto. Voy a retirar la cámara es posible que note molestias…bien, todo bien puede usted incorporarse y vestirse, hemos terminado.
-¡Gracias!, dijo ella malhumorada.
-Salga por donde entró, recoja su ropa y vístase. Puede volver al despacho de la señora Vanesa.
Una vez vestida se dirigió al despacho y volvió a sentarse en el sillón delante de Vanesa.
-Vaya…¿molesta?, le preguntó.
-Pues la verdad es que algo sí, no esperaba una revisión médica tan completa.
-Bueno es lo habitual, nuestros clientes son muy exigentes con las enfermedades venéreas o de cualquier tipo. Bueno Raquel pues le explico. Ya está en nuestra base de datos y en unos minutos nuestros clientes tendrán acceso a su perfil. Únicamente rellene este formulario con sus datos personales como edad, altura, peso, medidas, número de teléfono, etc y todo estará completo. También encontrará alguna pregunta sobre su personalidad, sea sincera.
Raquel se puso a rellenar el formulario en la misma mesa del despacho. Las preguntas sobre su personalidad eran fáciles, sí era alegre, vitalista, emprendedora, melancólica, celosa, enamoradiza, de relaciones estables. Otras eran más íntimas. Sí era de relaciones estables o más bien de polvos rápidos con desconocidos, si había practicado sexo anal, sí era lesbiana, bisexual, sí había mantenido relaciones sexuales a tres, sí había sido infiel…
-Perdone Vanesa, aquí pone sí soy sumisa…¿en qué sentido?.
-En los dos, el sexual y el de personalidad sumisa.
-Bueno es que soy un poco ambas cosas, sumisa a veces y arisca o con carácter otras.
-Marque sumisa, eso a ellos les encanta se lo aseguro. Aumentarán sus posibilidades de encontrar clientes.
-Aja, vale lo marco entonces. Ya está terminado, le dijo a Vanesa entregándole el cuestionario.
-Estupendo gracias, ¿vive sola o con su familia?.
-Con mis padres. Trabajo pero no logro independizarme.
-Tranquila hoy día es muy normal…¿desea que le hagamos una cobertura para que su familia no se extrañe de que se vaya a vivir a otra ciudad, justificar el aumento de su nivel de vida, etc?.
-Si por favor.
-Bien, lo que solemos hacer es mandar un e-mail en el que le notificamos que hemos admitido su currículum para un puesto en una compañía de nuevas tecnologías como community manager con un sueldo de 4.000 euros al mes más dietas, incentivos, vehículo propio y vivienda pagada…¿le parece bien?.
-Si genial, la verdad es que están ustedes en todo. Raquel no disimuló su agrado y sonrió a Vanesa.
-Bien pues es todo, dijo Vanesa levantándose de su sillón y acercándose a Raquel que ya estaba de pie también. Amigablemente Vanesa la cogió por los hombros, la acercó y le dio un par de besos…tranquila Raquel, todo le irá muy bien, le dijo mirándola a los ojos transmitiéndole seguridad y afecto. Cualquier cosa que necesite tiene mi teléfono, no dude en llamarme. Para nosotros usted es tan importante como el cliente.
Le voy a dar algunos consejos finales que la ayudarán: cualquier sugerencia de su daddy es una orden, jamás se enamore de ninguno y hable lo justo porque normalmente nuestros clientes no pagan para conversar. En lo sexual sea lista, negocie. Sí le proponen una práctica sexual que le desagrade niéguese rotundamente, normalmente le harán una oferta para que acepte hacerlo. Y ya, creo que está más que preparada lo hará bien.
-Gracias Vanesa es usted muy amable, respondió ella con una sonrisa ya más aliviada despidiéndose de ella con un par de besos en las mejillas.
Ya en su coche se cambió de ropa en un recodo del camino y se dirigió a su casa. Acababa de abrir una puerta que cambiaría su vida de una forma u otra.
CONTINUARÁ.