Sueños y realidades

Una nueva historia empieza.

Sueños y realidades

Me llamo Sergio, soy un genio literalmente, al nacer algún poder divino decidió dotarme con una mente que es como un súper ordenador, pero decidió que ya me había dado un buen regalo, me concedió un cuerpo de lo más normal. Mi rostro era tan normal que podría robar un banco a cara descubierta y nadie se fijaría en mi rostro.

Desde que tengo uso de razón conozco a mi mejor amiga Silvia, ella no es como yo, es una mujer lista, amable, guapa como una supermodelo y con un cuerpo esculpido por el escultor de los dioses, me quiere mucho, pero no como me gustaría que me quisiera.

Cada vez que la miro es como si se detuviera el mundo, lo reconozco, tengo dos obsesiones, los números y Silvia. Ella está saliendo con un tío que se pasa la vida entre el gimnasio y en camas de distintas mujeres, según el su cuerpo no puede ser de una sola mujer. Sé que Silvia no es feliz con él, pero es el hijo del socio que puso el capital que salvo la empresa de la familia de Silvia.

Pareciera que en el contrato pusiera que Silvia tenía que pasar a ser propiedad de ese tío, pues así la trata, como si fuera un objeto. Yo desde pequeño nunca he encajado en ningún lado, si salía los sábados por la noche era porque Silvia me sacaba con su pandilla. No me podían ni ver y no lo disimulaban ni un pelo, así que decidí después de comprobar que era totalmente invisible para el género femenino, que lo mejor que podía hacer era aprovechar ese tiempo para labrarme un futuro.

Decidí que mi sitio no estaba en esta ciudad, una noche invite a cenar a Silvia para contárselo. Ella se puso muy triste, pero al ver que estaba decidido me apoyo en todo momento, me mude a Inglaterra mi intención era hacer estudios universitarios y doctorarme en matemáticas aplicadas.

Como dije sentía una obsesión por los números, los primeros tiempos en Inglaterra fueron duros, me defendía con el inglés, pero estaba lejos de hablarlo bien y con mi timidez, pase el primer semestre prácticamente metido en la biblioteca. Los exámenes fueron de cine, pero todo lo demás un desastre.

A la biblioteca solía venir una chica, se presentó como Rose. Si Silvia era preciosa, Rose no se quedaba atrás, tenía dificultad en unas asignaturas y le habían dicho que yo era el mejor alumno. Se prestó a pagarme las clases, pero yo me negué, le enseñaría si me decía como aprender a hablar fluidamente el inglés en poco tiempo.

Rose hizo una llamada y cuando se volvió a sentar me dijo que me había conseguido trabajo en la cafetería de la facultad, si quería aprender ingles ese era el mejor sitio. Me dijo que para aprender rápido no hay nada mejor que la necesidad, la verdad que el trabajo se me dio mejor de lo que pensaba y con mi facilidad para los números me era muy fácil calcular lo que tenía que cobrar.

Rose venía todos los días, la verdad que nos hicimos muy amigos. A diferencia que con los amigos de Silvia, con los amigos de Rose encaje a la perfección, en esa pandilla había de todo y no desentone en absoluto. Empecé a apreciar las salidas nocturnas y también empecé a pasármelo bien, Rose me enseño que estudiar estaba bien cuando tocaba, pero que también había que divertirse. Yo seguía acordándome de Silvia, pero tengo que reconocer que con Rose estaba empezando a tener ese grado de confianza que tenía con Silvia. Fue con ella con quien perdí mi virginidad, fue en una de esas fiestas universitarias, me habían invitado, pero no tenía intención de ir, además detrás de Rose andaba el capitán del equipo de fútbol de la universidad, comparándome con el yo era la rana Gustavo con resaca.

Una de las tardes, Rose se sentó frente a mí en la mesa de la biblioteca, su rostro tenía un semblante serio y triste.

• ¿Estás bien Rose, te pasa algo?

• ¿Por qué no me has pedido ir conmigo a la fiesta?

• Porque pensé que ya te lo abrían pedido.

• Sí que lo han hecho, pero yo me he negado a ir con ellos, a mí me apetece ir contigo.

Yo no me lo podía creer, me lo estaba diciendo en serio, eso lo deduje cuando puse cara escéptica y ella puso una cara de mosqueo de la ostia.

• ¿Rose quieres ir conmigo a la fiesta?

• Si, claro que quiero ir contigo.

• ¿Por qué?

• Porque la intención de los demás chicos es meterse entre mis piernas, no les interesa nada más.

• Entiendo.

Es lo que me pasaba siempre, todas las chicas solo me quedan de amigo. ¿Por qué tenía que ser diferente ahora?

• No malinterpretes mis palabras Sergio, ¡por favor!

• No te preocupes, estoy acostumbrado.

• ¡No es eso!, estoy abierta a lo que surja, si quiero ir contigo es porque me gusta mucho tu compañía.

• Muy bien, ¿el viernes a que hora quedamos?

• No te preocupes, el viernes te recojo yo a las ocho.

La semana paso, yo trabajando y en las horas libres en la biblioteca. Mi inglés había mejorado un montón, llego el viernes y como un reloj Suizo allí estaba Rose. Me monté en su mismo taxi que nos llevó a un caserón de esos que aparecen en películas de ricachones, en ambiente de dentro no me gusto demasiado. La gente ya estaba pasada y en cuanto entramos, unos cuantos cromañones se llevaron a Rose con la intención de monopolizarla.

Estuve dando vueltas por la casa, al subir las escaleras para el piso de arriba se escuchaban sonidos de personas follando, me iba a dar la vuelta cuando escuche la voz de Rose. Pensé que estaba en peligro y corrí cuál caballero de brillante armadura, rompí la puerta de una patada y todo. Os aseguro que es lo más valiente que he hecho en toda mi vida.

Rose tenía al capitán del equipo de fútbol inmovilizado en el suelo y tenía cogido su brazo de tal manera que crujía según lo iba estrujando. Había otros dos tíos que no conocía de nada, por lo que se veía los había dejado inconscientes a ellos y flipado a mí.

Rose se percató de mi presencia y puso una cara que me asusto, después se agachó donde el tío y le dijo algo al oído, no sé lo que seria, pero en tío se puso blanco como en papel.

Rose me cogió del brazo y me llevo a rastras a fuera del caserón, me empecé a acojonar, pero bien, por lo que había visto. Rose podía hacerme picadillo solo con la mirada.

• Sergio, has visto algo de mí que no tenías que haber visto, guárdame el secreto por favor.

• Eso dalo por hecho, soy una tumba.

• Eso serás si abres la boca.

Toma ya, los huevos se me pusieron de corbata. Al verme Rose se empezó a descojonar y me dio un abrazo y un tierno beso en la boca.

• Mi pequeño cerebrin, tú eres el único que no debe temerme.

• Si eso es fácil decirlo, eres como Kenshiro pero en mujer.

• ¿Kenshiro?, quien es ese.

• Es el protagonista de Hokuto no ken (Puño de la estrella del norte), es un manga.

• ¿Es fuerte?

• ¿Kenshiro?

• Sí.

• ¡Muchísimo!

• Pues me tienes que dejar leerlos, una amiga es aficionada a los mangas y siempre me dice que lea alguno, empezaré por este.

Los dos nos reímos, me volvió a coger del brazo y pidió un taxi. Su compañera de piso dormiría con su novio, así que tendríamos la habitación para los dos. Yo cada vez que nos íbamos acercando me entraban sudores fríos, era virgen y aparte tenía un acojone de los grandes.

Rose noto mi nerviosismo y me dijo que estuviera tranquilo, cuando llegamos y entramos en la habitación, era verdad que su amiga tenía una buena colección de mangas, ella se fue al baño mientras yo miraba los mangas. Cuando salió casi me da un infarto, solo bestia un mini tanga y un sujetador que tenía demasiada poca tela para sujetar nada.

A mí se me cayó la mandíbula hasta el suelo y me subió la polla hasta el cielo, se acercó a mí y me empezó a desnudar. Yo estaba temblando, no era capaz ni de desatarme los botones de la camisa. Rose tuvo paciencia y poco a poco me dejo desnudo, por su mirada no le desagrado lo que vio.

Se agachó y cogió mi polla, la lamió desde la base hasta la punta y me dijo.

• Avísame cuando te vayas a correr.

Empezó a hacerme una mamada que tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no correrme al primer segundo y joder toda la noche. Hice lo que me pidió y le avise, Rose se metió mi polla hasta la garganta y se tragó toda mi corrida, me temblaron todas las piernas.

Cuando me recupere, Rose se abrió las piernas y me dijo que ahora me tocaba a mí darle placer. Era la primera vez que veía un coño de verdad, los había visto antes en fotos, pero esto era la pura realidad. Ella me fue guiando y conseguí que se corriera gritando de gusto y llenándome la cara de sus flujos.

Estaba siendo una gran noche, faltaba la traca final, cuando me recupere muy rápido al ver el cuerpo desnudo de Rose. Me puso un condón con la boca, me pareció increíblemente erótico la forma en que me miraba mientras lo hacía. Me tumbo en el sofá y se la fue introduciendo poco a poco, era la primera vez que sentía esa presión y ese calor que me daban tanto placer.

Rose fue quien impuso el ritmo, yo me aceleraba y era ella quien me fue guiando para durar más, creo que conseguí sacarle un orgasmo. Al final no pude aguantar más y me corrí.

Me pidió que me quedara a dormir con ella y eso hice, la verdad que me sentía muy bien, Rose se durmió enseguida y tenía una sonrisa, me abrace a ella y me quede dormido. Al día siguiente nos despertamos así, ella fue la primera en ducharse mientras yo hacia el desayuno.

Mientras preparaba café recién hecho, escuche unas llaves y unas personas hablando. Eran la amiga de Rose con el novio, yo me quede contadísimo, pero los dos resultaron ser majísimos y con el café recién hecho me los gane. Ella era una italiana bellísima de nombre Isabella y él era un hombretón ruso de nombre Nikolai, la verdad que ambos hablaban muy bien el castellano, pero decidimos hablar en ingles para que yo siguiera practicando.

Rose apareció en la cocina y se puso a desayunar con nosotros, Isabella le empezó a hacer bromas porque según ella Rose tenía un brillo muy especial en los ojos. A mí me entro tal vergüenza que me puse más rojo que un tomate, los tres se rieron, pero en honor a la verdad, había sido la mejor noche de mi vida.

El tiempo fue pasando y mi relación con Rose se estrechó, me di cuenta de que no le cabía gracia que otras mujeres coquetearan conmigo. Yo le dije que esto era por ella, si hubiera estado solo ni se hubieran fijado en mí.

• Porque dices eso Sergio.

• Porque es lo que siempre me ha ocurrido, tus eres la primera mujer después de Silvia en hacerme caso y ella solo me quiere como amigo.

Lo dijo muy bajito, pero pude escuchar como decía, mejor para mí. Una de las tardes que quedamos, Rose trajo un especie de ejercicio. Quería saber si sería capaz de descifrarlo, parecía muy importante, esa noche después de hacer el amor me puse con ello.

Era un ejercicio de matemáticas, como no había visto en toda mi vida. Perdí la noción del tiempo y se hizo de día, termine el ejercicio antes de que Rose despertara. Cuando se levantó y vio las hojas con el ejercicio y un café humeante recién hecho sonrió, cogió las hojas y las metió en una carpeta.

• ¿Qué vas a hacer con esa carpeta?

• Si lo has descifrado correctamente, conseguirte un trabajo mejor que el de esa cafetería.

No pregunte nada más, me dirigí a la universidad y después al trabajo. En un momento Rose me llamo para decirme que me esperaba en su piso, cuando llegue al salir del trabajo, me encontré a un hombre con un uniforme militar sentado en el sofá y a Rose, Isabella y Nikolai de pies detrás de él.

• ¿Qué ocurre aquí Rose?

• Escúchale, es muy importante.

El hombre se levantó y me tendió la mano, solo su mano era más grande que las dos mías juntas, le di la mano y apretó fuerte, me dijo que me sentara.

• Rose me ha dicho que tú has descifrado este ejercicio, ¿es cierto?

• Así es, si quiere puedo demostrárselo.

• No es necesario, eres el primero en lograrlo correctamente, si quieres el trabajo es tuyo.

• ¿Qué trabajo?

• Los aquí presentes pertenecemos a un equipo especial, nuestro cometido es dar caza a los mayores delincuentes que hay en este mundo.

• Me parece bien, pero yo no soy James Bond.

• No necesito James Bond, de esos tengo, necesito una mente como la tuya para poder seguí el dinero que ganan con sus delitos. Si encuentras el dinero encuentras a su propietario.

• Yo te aviso que aparte de los números pocas cosas se me dan bien, y una cosa que se me da bien es asustarme.

• Bien, el miedo es útil, no te preocupes una de las mejores agentes se ha presentado voluntaria para ser tu guardaespaldas.

Entonces mire a Rose, perdió el semblante serio y se puso un poco nerviosa.

• ¿Qué respondes?

• Aunque parezca muy peligroso, terminar ese rompecabezas me ha motivado mucho además de que confió plenamente en Rose.

Lo dije mientras la miraba con una mirada de reproche, ella acusó el golpe. El hombre se presentó como Coronel, de momento me dijo que no tenía que saber nada más. También me dijo que tendría que aprender algo de defensa personal. Así empecé en el mundo del espionaje que compaginaba con mi carrera.

Rose estaba muy nerviosa, cuando el coronel se fue. Isabella y Nikolai nos dejaron solos para que habláramos.

• ¿Rose quien eres?, ¡lo que me has hecho sentir es real o era para engatusarme!

• Es real Sergio, al principio me acerque a ti porque esas eran mis órdenes, pero poco a poco fui sintiendo cosas por ti y te aseguro que me he enamorado.

Yo sentía lo mismo por ella, verla temblar y ver como le caían una lágrimas por las mejillas me pudo. La abracé con todas mis fuerzas, según me contó la captaron de jovencita. Su trabajo era encontrar el candidato perfecto y ese era yo, también me dijo que fue adiestrada desde pequeña para convertirla en la máquina de guerra perfecta.

Isabella y Nikolai además de sus mejores amigos eran compañeros de trabajo, tan letales como ella. Esa noche mientras hacíamos el amor, Rose empezó a llorar descargando toda la tensión acumulada a la tarde. Lo que vi en sus ojos me confirmo que no mentía, estaba totalmente enamorada de mí, empezaba a sentir pena de la gente que intentara hacerme daño.

Empecé a trabajar para el coronel con muy buenos resultados, termine mi carrera y prepare el doctorado en matemáticas aplicadas, pase mi disertación y me convertí en doctor, después cree mi empresa como tapadera para poder seguir trabajando con el equipo.

Rose empezó a entrenarme, la verdad que se transformaba, era la mujer más dura que había conocido y no me dejaba descansar ni un instante, el primer día tuve que salir arrastrándome como una serpiente de la sala de entrenamiento porque me dolía todo.

La verdad que Rose trabajando era tremenda, hubiera pulverizado un Terminador T 800. Sin embargo conmigo era todo dulzura y cariño, alquile un local para montar la empresa donde trabajaríamos todos, Rose me regalo una chaleco antibalas, era uno que se ponía debajo de la ropa y no se notaba.

Yo le dije que no me pondría eso, la cara con la que me miro. Hizo que me cagara literalmente de miedo, me dijo que esto era serio y nuestro trabajo muy peligroso. Eso lo comprobé unos días después, el coronel me dio un dossier sobre una empresa. En ella había indicios que se blanqueaba dinero, mi trabajo era comprobar si eso era verdad y después demostrarlo.

Una vez demostrado tendría que encontrar ese dinero y con eso al siguiente malhechor que tendríamos que detener, me puse a ello. No fue nada fácil, la empresa era demasiado enrevesada y termine llamando demasiado la atención. No me di cuenta de que esas cuentas que estaba investigando estaban vigiladas.

Me confié pensándome el más listo, mira que Rose, Isabella y Nikolai me habían echado la bronca miles de veces por ser confiado y despreocupado, lo que si empecé hacer fue a ponerme el chaleco por si acaso, si me mataban, Rose era capaz de traerme de la muerte para volver a matarme.

Ese día me quede en la empresa hasta tarde, casi tenía las cuentas que usaban para blanquear el dinero, le dije a Rose que me esperara en el piso. Yo iría enseguida, pero como siempre cuando estoy entre números pierdo la noción del tiempo y se hizo muy tarde.

De repente me entro un hambre de lobos y miré al reloj. Mostraban que eran más de media noche, decidí recoger todo para volver al piso, mire mi móvil y tenía varias llamadas de Rose, estaría preocupada. Cuando trabajo suelo apagar el sonido del móvil, fui a llamar, pero me di cuenta de que tenía la batería en rojo.

Salí de la oficina en busca de mi coche, de repente empecé a sentir que me seguían. Me di prisa en llegar a mi coche, pero entonces tres hombres me abordaron con intención de atracarme. Yo empecé a ver cosas raras en su comportamiento, uno de ellos me dijo que le diera la cartera donde llevaba los documentos.

Yo la sujeté con fuerza y le dije que ni de coña, puede parecer que me estaba comportando como un valiente, tuve que hacer fuerza para no mearme allí mismo. Uno de ellos viendo que no se lo iba a entregar por las buenas me disparo tres veces, con tal mala suerte que uno de los disparos me acertó cerca del cuello.

Los tres disparos me dolieron mucho, pero en el último empecé a notar un líquido espeso y caliente, me encontraba en el suelo y antes de perder el conocimiento pude ver como una persona se ponía delante de mí, después de eso se hizo todo negro.

Continuará.