Sueños y realidades 4

La historia sigue.

Sueños y realidades 4

Realmente estaba asustado, eran cuatro organizaciones gigantescas, como vencerlas. Rose se quedó mirándome y pareció que adivinaba mis pensamientos.

• Pareces asustado Sergio.

• ¿Y tú no lo estas Rose?

• No, de esos cuatro dos son nuestros aliados.

• ¿Cómo dices?

• Anke y Piero son nuestros aliados.

Creo que mi mandíbula toco el suelo, según me explico Rose, Anke y Piero eran antiguos agentes que se habían infiltrado en esas organizaciones, sus jefes les ordenaron que hicieran todo lo posible para ascender. Cuando llego la hora de la verdad, les dieron la espalda e hicieron como si no existieran.

Anke y Piero tuvieron que hacer cosas muy malas, pero eso era lo que les habían ordenado. Al darles la espalda, no les quedo más remedio que quedarse en las organizaciones. Sus gobiernos les pusieron en la lista de los más buscados, de esa manera se limpiaban las manos.

Rose consiguió contactar con ellos, les ayudo con la condición de que trabajaran con ellos para detener a las organizaciones.

• A Piero le ayudamos con su hermana Lisanna, era la mejor hacker con tendencia a desafiarse a sí misma entrando en sitios cada vez más comprometidos.

• ¿Y como le ayudasteis?

• Fácil, dejándole hacer eso que se le daba tan bien pero enfocado en ayudar a las personas.

• ¿Y a Anke?

• Anke fue mi rival y mejor amiga, cuando la dejaron tirada me llamo, pidiéndome ayuda.

Según contó Rose, cuando Anke se puso en contacto con ella ya estaba en las esferas más altas de su organización, necesitaba cobertura para hacer eso para lo que se había infiltrado. Obtener toda la información pare hacer pedazos su organización y con la ayuda de Piero pensaba hacer lo mismo con los otros dos restantes.

• ¿Cobertura?

• Si, nos necesita para poder terminar su misión sin morir en el intento.

• ¿Es tan buena?

• Ni te lo imaginas Sergio, no conseguí vencerla nunca, siempre acabamos en empate.

Joder esa Anke tenía que ser otra guerrera de mucho cuidado, donde me había metido yo. El hombre más cobarde y voy a meterme en la mitad de toda la pomada, Rose se reía al verme tan preocupado.

• Sergio hoy conocerás a Lisanna, sé que os llevaréis bien.

• ¿Cómo lo sabes?

• Porque los dos habláis el mismo idioma, un idioma que los demás no entendemos.

• ¿Idioma?

• No te hagas el tonto, sé que tienes que explicarnos todo para que lo entendamos, si hablaras tu idioma en matemáticas, no nos enteraríamos de nada.

Esta tarde iba a conocer a la hermana pequeña de un mafioso o por lo menos uno que fingía serlo, Rose me contó que el gobierno italiano andaba detrás de Piero, era un militar muy condecorado y querían que trabajara para ellos.

Piero se negaba, porque si le pasaba algo su hermana quedaría desamparada. El gobierno no se lo tomo nada bien, pero no dejo de insistir, entonces llego el día en el que Lisanna cumplió los dieciocho años. Piero estaba muy emocionado y le monto una gran fiesta, la policía se presentó en la mitad de la fiesta, arresto y esposo a Lisanna delante de todos sus amigos. Piero se puso delante del policía que esposo a su hermana mientras este se reía.

El policía al ver la expresión de Piero, se asustó muchísimo. Lisanna le pidió que no hiciera nada. Lisanna fue acusada de traición, Piero estaba desesperado. El gobierno se puso en contacto con él y le dio una opción, si trabajaban para ellos, quitarían los cargos contra su hermana.

Piero acepto, no le quedaba otra. Lisanna fue puesta a espiar a la oposición del gobierno, haciendo un trabajo muy sucio. Utilizaron la información que ella consiguió para arruinar la vida a más de un buen político, pero dentro de lo malo ella tuvo suerte. Piero iba a ser infiltrado en la familia mafiosa más peligrosa de Italia.

Un mal movimiento y no volvería a ver la luz del día, los dos hermanos desde ese día solo hablaban cinco minutos una vez al mes. Lisanna empezó a sentir un gran rencor por esos hombres que estaban utilizando a su hermano y a ella. Piero cada vez estaba más metido en la organización y Lisanna intento ayudarlo, desoyendo las órdenes de sus superiores.

Lisanna fue reprendida y entonces fue cuando el gobierno se lavó las manos y dejo en la estacada a Piero, para ellos la que tenía valor era Lisanna. Piero tuvo que hacer atrocidades para poder cumplir el único anhelo que tenía, volver a ver a su hermana. En una de las misiones de Isabella, Nikolai y Rose, se toparon con Piero y sus hombres.

Empezó una gran batalla, los tres se sorprendieron de que el líder de la organización no se defendiera, cuando sus hombres fueron reducidos. Piero se puso de rodillas con las manos en la cabeza y se dejó arrestar, cuando le interrogaron dijo que trabajaba como infiltrado, pero que su gobierno le dio la espalda.

No le creyeron, pero tenía la baza y la oportunidad que le dio su hermana, esta le había pasado todos los documentos que demostraban que decía la verdad. Desde ese día Piero empezó a trabajar con ellos, la única condición que puso fue que rescataran a su hermana y le dejaran hacer lo que mejor sabia hacer. Hackear para ayudar a la gente que extorsionaba estas organizaciones.

El coronel se lo tomo en serio y se presentó con una orden de gente mucho más poderosa que la de ese gobierno, a estos no les quedo más remedio que dejar que el coronel se la llevara. Uno de ellos se debió de atrever a amenazar al coronel, este se dio media vuelta y puso su cara a escasos centímetros del hombre que le había amenazado, solo dijo estas palabras “repítelo si te atreves”. Lisanna por fin volvía a sonreír después de mucho tiempo.

El coronel le prometió que vería más a menudo a su hermano, pero que tenía que entender que si Piero era descubierto lo matarían. Lisanna siendo consciente le dijo al coronel que lo entendía y que se esforzaría para sacar a su hermano lo antes posible, vaya si lo ha cumplido. A trabajado duro todo este tiempo para ayudar a su hermano y a Anke, a la que Lisanna había cogido mucho cariño.

Según Rose, mucha información estaba encriptada con un rango altísimo, similar a uno militar. Lisanna pudo descodificar algunos, pero otros necesitaban un tipo de algoritmos matemáticos que ella no manejaba ahí entraba yo, mi trabajo seria descifrar esas encriptaciones para que Lisanna pueda conseguir toda la información que hundirá a esas organizaciones.

Nos montamos en el coche y nos dirigimos a una casa franca que usaban, al llegar entramos en una casa que parecía muy antigua. Al entrar la casa estaba reformada completamente por dentro, llegamos al salón y allí estaba Lisanna sentada en el sillón mirando al suelo. A su lado estaba una mujer hermosa de cabellos rubios y ojos verdes, según me dijo Rose esa era Anke.

No pude evitar sentir un escalofrío, la información que había conseguido sobre ella me decía que era una mujer peligrosísima, seguro que era capaz de matarme con una cucharilla, ya los tenía otra vez de corbata. Cuando me la presento, no pude evitar tragar saliva. Ella se dio cuenta y sonrió, esa mujer no se parecía en nada a la mujer sin escrúpulos que yo conocía por la información que había leído.

• Tú debes de ser Sergio el novio de Rose y el que con la ayuda de Lisanna va a conseguir que esta pesadilla termine.

• Bueno, eso no puedo prometértelo, lo que si te puedo prometer que pondré todo mi esfuerzo en ello.

Entonces vi como Lisanna levantaba la cabeza, sabía que tenía dieciocho años, pero no dejaba de ser una niña, con esa edad tendría que pensar en estudiar y divertirse con sus amigas/os y no estar metida en semejantes marrones. Me acerque a ella y me agache tendiéndole la mano.

• Decepcionada, me da a mí que esperabas a otra persona.

• Lo siento, me llamo Lisanna.

• Yo soy Sergio encantado Lisanna.

Me gusto la mirada de esa chica, estaba convencido de que era tan inteligente como yo o tal vez lo sería más, ella también me miro a los ojos y sonrió. Creo que mi presencia le dio esperanzas, esa chica hablaba el mismo idioma que yo. Trabajando unidos no habría sitio al que no pudiéramos entrar ni información a la que no pudiéramos acceder.

Rose y Anke también se dieron cuenta de la conexión que tuvimos los dos, no penséis mal que los tiros no van por Ahí. Lisanna y yo nos entendíamos solo con la mirada, me pregunto si estaba dispuesto a empezar. Yo le dije que empezaríamos cuando ella quisiera, se lavando de un salto y con una sonrisa me llevo a un gran salón donde estaba la información.

Cuando la mire vi que la encriptación era de primer nivel y que descifrar esos algoritmos sería difícil incluso para mí.

• Sergio primero as puesto cara de preocupación, pero después estás sonriendo.

• Lisanna, si no tenemos desafíos en esta vida, deja de ser divertido vivirla.

• Hablas como mi hermano.

• ¿Los echas de menos verdad?

• Si, pero ahora no me puedo quejar, lo veo mucho más que antes.

Los dos sonreímos y nos pusimos a trabajar, el sitio estaba bien, pero no era el adecuado para trabajar. Hable con Rose y trasladamos todo a un sitio que solo Silvia y yo conocíamos, era un estudio que alquile para poder concentrarme. Lejos de ruidos y de gente escandalosa.

A Lisanna le gusto mucho y desde ese día trabajamos sin descanso, descifrar esos algoritmos me estaba costando mucho. Yo era una persona paciente, pero tengo que reconocer que me estaba empezando a frustrar. Lisanna se dio cuenta y decidimos hacer un descanso, me dijo que ella cuando se frustraba le gustaba comerse un helado muy grande.

• ¿Un helado he?, sabes que aquí cerca hay una heladería que hace los mejores helados.

• ¿En serio?

• Sí.

• Ya me estás llevando.

Apagamos todos los equipos y después de coger el abrigo pues en la calle hacia frió, lo lleve a la heladería que solía ir con Silvia después de que le diera clases. Al llegar el dueño me reconoció enseguida.

• ¡Sergio cuanto tiempo!

• Hola, Miguel un helado para la señorita.

Miguel le pregunto a Lisanna que helado quería y de que sabor, esta no se cortó ni un pelo y cogió el más grande. A mí me entro la risa, ¿sería capaz de terminárselo antes de que se derritiera?

• Sergio, menuda chavala te has echado de novia.

• Pero que dices animal, es una compañera de trabajo, a mi novia ya te la presentaré en otra ocasión.

• Oye que es de Silvia, hace mucho tiempo que no la veo.

• Está bien, ya le comentaré que pase a verte.

• Sigue tan guapa como siempre.

• Tú siempre pensando en lo mismo, ya los verás con tus propios ojos.

Yo me cogí otro helado y me senté en la mesa enfrente de una Lisanna que se estaba peleando con el helado, fue una buena tarde. Lisanna se quedó a vivir en el estudio. Todos pusieron la voz en el cielo, pero ella seguía en sus trece y al final se salio con la suya.

Esa noche cuando volví a casa me encontré con una Rose totalmente caliente, según entre en casa me cogió de la camisa y me la arranco. Me llevo hasta el sofá y me sentó en él, se empezó a desnudar despacio y con unos movimientos pausados que me estaban volviendo loco.

Como podía desprender tanta sexualidad en esos movimientos, tuve que desabrocharme el pantalón para no romperlo. Tenía mi polla a punto de explotar, cuando se terminó de quitar la ropa, se quedó con un conjunto de ropa interior de color rojo que me encendió más que un volcán a punto de erupcionar.

Me levante y le pase los brazos por su espalda, acercándola a mí, cuando la tuve cerca la bese. Como me gustaba besar esos labios, todo en ella era increíblemente hermoso. Lo que más me gustaba era ese brillo cobrizo de su pelo, abecés tenía la sensación que su brillo cambiaba de color y se hacía más intenso dependiendo de lo excitada que se encontrara.

Cuando metí una de mis manos en su braguita, me di cuenta de que tenía el coñito mojadísimo, Rose tenía bello en su sexo, era un bello cobrizo del mismo color que su cabello y le hacía tener un sexo hermosísimo. No pude evitarlo y me agaché, después de bajarle las bragas empecé a comerle el coño. Su sabor era lo más rico que hubiera saboreado en mi vida, pero lo que más me gustaba era los gemidos que soltaba Rose que iban ganando en intensidad según iba alcanzando su orgasmo.

Cuando se corrió, me miro con un rostro de loba hambrienta que me dio hasta miedo. Me puso de pies y se metió toda mi polla en la boca, Rose era toda una maestra en el sexo oral. Me costaba un esfuerzo sobre humano no correrme y eso ella lo sabía, por eso se esmeraba más en hacerme la mamada de mi vida.

Al final no pude aguantar más y termine corriéndome en su boca, cuando le avise se metió mi polla hasta el fondo y pude notar como se iba tragando toda mi corrida. Ver a Rose rebañarse los restos que tenía en sus labios, mientras me miraba con esos ojos llenos de deseo, era lo que más feliz me hacía.

Descansamos un poco, cuando Rose decidió que ya habíamos descansado lo suficiente me llevo al baño y nos metimos en la ducha, le dio al agua caliente y volvió a colocar su mano sobre mi polla que ya estaba con la misma dureza que el acero. Me beso en la boca y salió de la ducha y volvió con un bote de lubricante.

• ¿Y esto Rose?

• Quiero que me lo desvirgues tu Sergio.

• ¿Estás segura?

• Si, hasta ahora ninguno se lo había merecido.

Yo estaba un poco asustado, para mí también sería la primera vez, tenía miedo de hacerla daño. Su mirada de determinación me convenció y me puse manos a la obra, le estuve haciendo un beso negro para ir estimulando su entrada trasera. Eso gusto mucho a Rose que me pedía más, después untando mis dedos en el lubricante le fui metiendo, primero uno, luego dos y la final le entraban tres sin problemas.

Había llegado la hora de la verdad, coloque mi polla en su entrada y fui empujando con mucho cuidado, parándome cuando ella me lo pedía. Con paciencia y mucho mimo termino entrando entera, entonces estuvimos un rato hasta que Rose se acostumbró. Cuando ella me pidió que le empezara a penetrar, así lo hice.

Al principio le fui penetrando despacito, pero pasado un rato fue ella la que me pidió que la diera más fuerte. Ver como estaba disfrutando Rose hizo que yo dejara de contenerme y al final terminamos teniendo un sexo muy intenso hasta que nos corrimos los dos a la vez.

• A sido fantástico Rose, ¿cómo te sientes?

• He de reconocer que al principio me sentía rara, pero al final reconozco que lo he disfrutado.

Los dos nos besamos y terminamos de ducharnos para preparar la cena antes de que llegaran Isabella y Nikolai. Cuando llegaron traían una sorpresa en forma de Lisanna, había llamado a la puerta, ninguno de los dos se había percatado del timbre, menuda vergüenza.

Cenamos muy bien, Rose y yo no éramos Isabella en la cocina, pero la verdad es que lo que preparamos estaba bueno, esa noche al final Lisanna se quedó a dormir en nuestra casa y no solo esa. Adecuamos una habitación que usábamos de trastero, esa sería la nueva habitación de Lisanna, con nosotros estaría más segura que en el estudio estando sola.

Lisanna al principio se negó, pero entre Rose e Isabella la convencieron y al final acepto a regañadientes. Cuando Piero se enteró respiro más tranquilo, no le hacía ninguna gracia que su hermana viviera sola en ese estudio, habían tenido mil broncas y ella se ponía más cabezona cada vez.

Habían pasado un par de meses cuando conseguimos descifrar parte de la información encriptada que teníamos, en ella se decía que las organizaciones movían su dinero, documentación y la información con la que chantajeaban a políticos y jueces, en unas cajas negras que funcionaban como una memoria externa blindada.

Para poder abrirla y ver su contenido, teníamos que conseguir la clave para desbloquearla. Al principio pensamos que Anke y Piero las tendrían siendo los jefes de dos de las organizaciones, pronto nos sacaron de nuestro error. Las claves habían sido repartidas por los hombres y mujeres más capaces de cada organización.

En pocas palabras, teníamos que sacarles la clave a los cuatro asesinos más despiadados de las cuatro organizaciones, esto se ponía cada vez más divertido. Quien dijo miedo, yo lo dije, otra vez de corbata. Después de dos meses currando de sol a sol para llevarte otro chasco en forma de muerte dolorosa y desagradable.

Esa tarde habíamos quedado con todos para comentarles las buenas nuevas, la verdad que de buenas tenían poco. Lo único bueno era que habíamos demostrado ser capaces de descifrar la encriptación, pero el resultado fue que la cosa se complicaba mucho más.

Lisanna y yo decidimos descansar y bajamos a comer otro helado, ella iba entusiasmada pues Miguel le había dicho que había creado un nuevo helado que la iba a encantar, me llevo a voladas. El helado fue todo un éxito y Lisanna se lo comió con una cara de satisfacción difícil de explicar.

Mientras ella estaba entretenida, a mí me pareció que alguien nos seguía desde que salimos del local, eso era imposible. Nadie conocía su paradero, solo Silvia, Rose, Lisanna y yo. Yo confiaba en las otras tres personas, entonces empecé a pensar que todo podría haber sido una mala pasada por los nervios y el exceso de trabajo, cuando Lisanna termino su helado decidimos volver.

Cuando estábamos a punto de entrar en el estudio, alguien nos empujó metiéndonos dentro por la fuerza, eran dos hombres encapuchados y empezaron a apuntar a Lisanna, yo me puse delante de ella, no me digáis si fue la adrenalina o que, pero con todo el cuerpo temblándome del miedo, me plante entre la pistola y Lisanna.

En el momento que el tío coloco su pistola en mi frente yo cerré los ojos esperando mi muerte, entonces a la espalda de esos hombres se escucharon unos pasos, tal vez sería lo último que escucháramos los dos.

Continuará.