Sueños y realidades 3
La historia sigue
Sueños y realidades 3
Me encontraba entre la espada y la pared, no entendía esa actitud de Silvia, pero tenía claro que cortaría esa situación de raíz, por respeto a Rose y a mi mismo, puse la punta de uno de mis dedos en la frente de Silvia y la empuje hacia atrás.
• ¡Que crees que estás haciendo Silvia!, ¡yo no soy tu juguete!
• No estoy jugando Sergio, has vuelto distinto, más seguro de ti mismo y con ese cuerpo, menudo cambio.
• ¿Eres consciente que Rose es mi novia verdad?
• Se que siempre has estado enamorado de mí.
• Tú lo has dicho estaba, ahora amo a otra mujer que no eres tú, con tu permiso voy a salir de este baño y are como si esto no hubiera pasado.
No quería pensar en lo que hubiera pasado si Rose llega a entrar en ese momento y nos ve en esa situación, arde Troya pero a lo bestia. Jamás la engañaría, ni con Silvia ni con nadie más, cuando llegue a la mesa Antonio se dio cuenta de que no estaba cómodo y que además de enfadado estaba decepcionado.
Eso era verdad, no esperaba que después de tanto tiempo mi reencuentro con Silvia terminara así. Mire a Rose y le dije que no me encontraba bien, me disculpe con Antonio y le dije que nos veríamos al día siguiente en su despacho. Rose miro mi rostro y se dio cuenta de que algo había pasado, al poco rato vio salir a Silvia de los baños y la miro de forma muy severa.
La cogí de la mano y salimos del restaurante.
• ¿Qué ha ocurrido ahí adentro Sergio?
• Se me ha echado encima, tranquila le he parado los pies en ese mismo instante.
• ¿Entonces porque esa cara de disgusto?
• Esa no era la Isabel que yo conocía.
• ¿Y si la Isabel que tú conocías nunca existió?
• Eso no puede ser, Isabel me quería.
• Una persona que te quiere no te pone en esa tesitura y menos con tu novia en el mismo sitio.
• Tienes razón.
Cando Antonio me paso el dossier tenía claro que el novio de Silvia y el padre de este eran culpables, pero aparecían ciertos movimientos, estos pertenecían a la rama de la que era directora Silvia, Antonio se habría dado cuenta igual que yo y por eso prefirió que fuera yo quien lo investigase.
Se lo preguntaría al día siguiente, esa noche decidí llevarme a Rose a un bar irlandés que había cerca de la casa de mis padres. Cuando entro le encanto, ella nació en escocia, pero parte de su familia vivía en Irlanda y este bar le traía recuerdos. Sabía que toda su cerveza era importada y estaba seguro de que ella conocería más de una, así fue, había una en particular que según dijo era difícil de encontrar incluso en Londres.
Rose tenía la misma expresión que una niña cuando le han regalado algo que le hacía mucha ilusión, degusto la cerveza con ganas. Me sentía muy feliz de verla a ella disfrutar de esa manera, degusto la cerveza y me saco a bailar típica música irlandesa, yo no sabía bailar ni la música más conocida. Imaginad el ridículo que hice esa noche, Rose se lo paso en grande y eso era lo que importaba.
En un momento le cogí de la cintura y le atraje hacia mí.
• Sabes que jamás te hubiera engañado ¿verdad?
• Lo sé, pero que fuera ella me dio miedo.
• ¿Por qué?
• Porque es una persona que has querido mucho y aún quieres.
Bese a Rose, quería que sintiera que ahora era ella a la que amaba con todo mi ser. Le dije que esa noche la pasaríamos en casa de mis padres, no sé ella, pero yo estaba bastante achispado, cuando entramos nos fuimos tropezando con todo objeto que nos encontrábamos por el camino.
Nos salía la típica risa de borrachín, intentábamos taparnos la boca para no despertar a mis padres, pero fue imposible, vaya par de patas para un banco. Mis padres se despertaron y se quedaron viéndonos a los dos intentando no reírnos con la situación, nos metimos en mi antigua habitación y nos quedamos dormidos tal como estábamos. Uno encima del otro.
Al despertar al día siguiente, tenía una resaca de las que hacen historia. Tenía que ir a la reunión, tome un desayuno ligero y deje dormir a Rose, me vestí y salí directo a la empresa del padre de Silvia. Este ya me estaba esperando, se levantó y me tendió la mano. Después me pidió que me sentara.
• ¿Es muy grabé?
• Lo es Antonio, están blanqueando dinero a trabes de tu empresa, además de desangrándola.
• ¿Cómo es posible que no me haya dado cuenta?
• Venga Antonio, no intentes mentirme tú también.
Le enseñé parte del informe donde especificaba de donde se estaba sacando la máxima cantidad de dinero, era la división de la que la directora era Silvia.
• ¿Hay algo que no me estés contando?
El pobre Antonio se sentó en su asiento muy abatido, me contó que Silvia siempre se había juntado con malas compañías, hasta que empezó a salir conmigo, yo debí ser una muy buena influencia para ella, mejoraron sus notas y prefería pasar los fines de semana conmigo. Así fue durante un tiempo, después intento que conociera a sus amigos y al no ser aceptado. Sus amigos le hicieron elegir entre ellos y tú.
• Eso lo sé Antonio, fue una de las razones que me empujaron a irme, si Silvia me hubiera elegido a mí, con el tiempo habría destruido nuestra relación.
Me explico que mi marcha dejo muy tocada a Silvia, empezó a salir y a frecuentar gente peor que sus amigos, drogas, alcohol, al final no le quedo más remedio que cortarle el grifo, empezó a ir a un psicólogo y este le recomendó que se mantuviera ocupada. La metió en la empresa y al principio empezó a mejorar.
Estuvo en rehabilitación y consiguió superar sus adicciones al alcohol y a las drogas, cuando salió parecía feliz, pero también como si llevara un gran peso sobre los hombros, el dinero empezó a desaparecer y todo indicaba a ella. Según me contó Antonio una de las mañanas fue a reclamarle a su hija y la encontró en su despacho llorando con el móvil en la mano, en él había un mensaje del padre de su novio diciendo que los pagos no eran suficientes.
La intención de ese usurero era apropiarse de la empresa, era perfecta para blanquear el dinero de sus socios. No le quedo más remedio que aceptar asociarse con él, Silvia había sido amenazada y aunque últimamente se había comportado como una desconocida era su hija. El hijo de aquel hombre empezó a salir con ella como seguro, si no cumplíamos la mataría.
Todo lo que me acababa de contar ya me cuadraba más, veía a Antonio avergonzado por no haberme contado toda la verdad. Entendía la desesperación de ese hombre, le coloque mi mano sobre su brazo y le pregunte.
• ¿Qué es lo que esperas de nosotros Antonio?, quiero la verdad.
• La empresa es insalvable, esta tan corrupta que lo único que deseo es poder indemnizar a mis trabajadores.
• ¿Eso es todo?
• Sergio, salvad a mi hija, sé que ayer intento acercarse a ti de forma indebida, me lo contó, ahora había ido a disculparse con Rose.
• ¿Qué ha ido a disculparse con Rose?
• Si, ¿por qué lo preguntas?
• Por nada, si Silvia va con la verdad por delante no pasara nada.
• ¿Nos ayudaréis?
• Yo no decido, además necesitaré más información que la que me has dado.
Antonio sé lavando y tocando un botón escondido en los adornos de la mesa, salió un pequeño cajón y cogió un pendrive. Se puso de pies en frente mío y delante de un gran ventanal que tenía en su despacho, de repente note que un líquido caliente bañaba mi rostro y Antonio caía desplomado.
Le habían disparado, el disparo vino de la calle, me agache y me puse a su lado intentando taponar la herida, me costaba no desmayarme de ver tanta sangre. Intente llamar a una ambulancia y a la policía, pero me lo impidió, los dos sabíamos que ese tiro era letal. Con sus últimas fuerzas, puso el pendrive sobre mi mano y dijo “salvad a Silvia”.
Llame a una ambulancia y a la policía, pero ya era demasiado tarde, llame a Rose, estaba muy nervioso. Era la primera vez que veía morir a una persona y además esta persona siempre se había portado muy bien conmigo.
EN LA CASA DE LOS PADRES DE SERGIO
El timbre sonó y fui a abrir, al hacerlo me encontré con Silvia. No me lo podía creer, me dieron ganas de abrillantar el suelo de la casa de los padres de Sergio con su rostro. Lo único que me detuvo fue su expresión, tenía una expresión triste y desesperada. Lo primero que hice fue dejarla pasar, se sentó en el sofá y después de saludar a los padres de Sergio les pidió que nos dejaran hablar a solas. Lo hizo pidiéndolo por favor y con mucho respeto.
• Tengo que disculparme contigo Rose, ayer me pasé con Sergio y lo siento mucho.
• Acepto las disculpas, pero si vuelve a ocurrir prepárate.
Entonces empezó a llorar, sabía que no lloraba por mis palabras. Aquí pasaba algo, me contó todo lo que hizo después de que Sergio se viniera a Londres, como tuvo que robar dinero de la empresa de su padre para poder pagar la deuda que contrajo, como condeno todo el trabajo de su padre para entregárselo a un usurero sin escrúpulos.
También me contó como fue forzada a ser la novia de un hombre, para que el único cometido que teníamos las mujeres era ser su saco de semen y complacerlos. Cuando el otro día vio a Sergio, tan guapo con ese cuerpo y lo más importante seguía siendo él. No pudo contenerse, lo sentía y se sentía avergonzada por su comportamiento.
Eso me lo decía con la cabeza agachada y llorando a mares, no parecía mentir. Entonces sonó el móvil y al cogerlo.
• Rose, lo, lo han matado.
• ¿Qué a pasado Sergio?
• Han matado al padre de Silvia.
• Enseguida vamos allí.
Me agaché delante de Silvia y le cogí las dos manos, entonces le dije que tenía que acompañarme, Silvia al ver mi rostro supo que algo malo había pasado y sumo dos más dos. Sabía que Sergio estaría reunido con su padre.
• ¿Qué a pasado Rose?, ¿dímelo por favor!
• Tu padre ha fallecido, lo siento mucho Rose.
Se levantó y se abrazó a mí llorando, decía que todo era culpa suya, que por su culpa habían matado a su padre. Yo no lo creía así, los responsables eran otros y tendríamos que averiguarlo, conduje su coche porque Silvia no estaba en condiciones. Ella me indico el camino y al llegar encontramos a Sergio que estaba siendo interrogado, no nos dejaban pasar. Cuando Silvia se identificó como la hija del muerto le dejaron pasar y pudo identificar el cadáver.
Sergio estaba muy nervioso, cuando terminaron de interrogarlo me acerque a él y le abrace, después fue Sergio quien abrazo a Silvia y lloraron los dos. Cuando todo se calmó y fueron los policías quien hablaban con Silvia, Sergio me llevo a un lado y me dijo.
• El padre de Silvia me ha dado este pendrive.
• ¿Sabes lo que contiene?
• No lo sé, pero parece importante, si no, no lo habrían matado.
• Tenemos que protegerla a ella y a tus padres, ¿Silvia tiene madre?
• No, murió en el parto, creo que tuvo una complicación.
Llame a mis padres para contarles lo que había pasado, les dije que tenían que salir de la ciudad hasta que todo se resolviera, irían a casa de los padres de mi madre, una casa destartalada en un pueblo de esos de antes donde solo tenían un bar, la iglesia y una farmacia si había suerte.
En ese pueblo estarían a salvo, nadie era capaz de encontrarlo si no había nacido allí, no salía ni en los mapas, después nosotros hablamos con Silvia.
• Silvia después del funeral de tu padre te vienes con nosotros a Londres.
• ¿A Londres?
• Aquí no estas a salvo.
No dijo nada más y asintió con la cabeza, mire a Rose y estaba maquinando algo seguro.
• ¿En qué piensas Rose?
• En Sergey.
• ¿El hermano pequeño de Nikolai?
• Es perfecto para proteger a Silvia, ¿qué te parece la idea?
• Si acepta magnifica, pero ya sabes que es un nómada, ¿cómo daremos con él?
• Sergey le dejo un número de contacto a Nikolai.
Sergey era un tío majo de verdad, era un nómada como había dicho. Se había recorrido medio mundo y no le gustaba quedarse mucho tiempo en un sitio, pero era un guerrero sin igual. Sergey era el escudo del equipo, y posiblemente el miembro más letal cuando había que serlo.
El funeral fue muy bonito, Silvia escribió una carta muy emotiva a su padre que el cura leyó, lo más desagradable fue cuando el novio de Silvia y el padre de este entraron en la iglesia. Los dos traían una sonrisa soberbia, a Silvia se le quitó hasta el color de la cara, Ni siquiera le dieron el pésame a Silvia, ya habían conseguido lo que querían el control de la empresa donde seguir blanqueando el dinero de sus socios.
Cuando el funeral termino, acompañamos a Silvia a hacer las maletas y nos fuimos al aeropuerto directamente. Isabella nos había conseguido un vuelo para esa misma noche, cuando aterrizamos en Londres, El coronel, Isabella y Nikolai nos estaban esperando, hice las pertinentes presentaciones.
Yo me quede hablando con Nikolai.
• ¿Sabes algo de tu hermano?
• Esta de camino, le he dicho que es un favor para ti y que tiene que proteger a una muy buena amiga tuya.
• ¿Cuándo llegará?
• Mañana por la mañana.
Eso me tranquilizo, con Sergey Silvia estaría a salvo. Parecía que entre Silvia y Rose había vuelto ese buen ambiente que tuvieron al principio de conocerse y parecía que también hacía buenas migas con Isabella. El que estaba preocupado era el coronel, me pregunto si sabía que había dentro del pendrive.
Le dije que no me había dado tiempo de mirarlo, pero que luego en el piso le daría un vistazo, en dos coches nos fuimos al piso, Silvia dormiría con Rose y yo en el sofá, hay que ser caballero. La verdad que teniendo trabajo dormiría bien poco, cenamos algo y todos se fueron a la cama, yo me quede mirando la información del pendraive.
En él aparecían fotos del exnovio de Silvia y su padre con distintas personas, deje una abierta en la pantalla del ordenador mientras revisaba la documentación. No sé que hora era, pero Rose salió de la habitación para traerme una manta, en Londres hacia frió y yo trabajando toda la noche me quedaría frió.
Vi como se quedó mirando a la pantalla, se le cayó la manta al suelo y todo.
• ¿Qué pasa Rose?, parece que has visto a un fantasma.
• Ese que aparece en la foto es Arthur, fue miembro de este equipo hasta que nos traicionó.
• ¿Solo fue eso Rose?
• También fue mi pareja, en realidad me utilizo para vender toda la información que conseguía el equipo.
La mirada de Rose, no era de añoranza, de un antiguo amor no terminado, la mirada de Rose era de auténtico odio. Llamo a todos y les pidió que se levantaran, cuando Isabella y Nikolai vieron a Arthur. Sus miradas fueron las mismas que la que puso Rose.
• ¿Quién demonios es ese tío?
• Ese tío era el que tenía tu puesto antes que tú, no era tan listo como tú, pero lo compensaba con una destreza en combate sobresaliente – comento Isabella.
Pues me acojono un poquito, para qué voy a negarlo. Era un James Bond y yo Anacleto agente secreto, mire a Rose y esta se dio cuenta. Se agachó y me dio un tierno beso en los labios.
• No te cambiaría por nada del mundo, eso tenlo seguro.
Según contaron Arthur era un crack, pero un buen día fue seducido por los hombres y mujeres que tenía que detener. Le mostraron que colaborando con ellos ganaría más dinero que deteniéndolos, no se lo pensó dos veces y de no ser por la intervención de Sergey, Rose hubiera muerto.
Nikolai me pidió que abriera el resto de fotografías, en ellas aparecían los hombres y mujeres con más poder del mundo, personas con una apariencia intachable y que en realidad eran los líderes del crimen organizado tanto en Europa y Asia. Que el exnovio de Isabel y su padre tuvieran contacto con todos estos hombres les hacían personas muy peligrosas.
El padre de Silvia había contratado un buen detective privado, este consiguió, rutas de tráfico de drogas, puertos donde desbarbaban a mujeres para explotarlas sexualmente, sobornos a políticos y jueces y un largo ETC.
Tendríamos que luchar contra los cuatro líderes de las cuatro organizaciones más poderosas del mundo, el primero era Gregory un gigantesco ruso que era el dueño del petróleo y el gas de toda Rusia y de Europa. Se le relacionaba con el crimen organizado, pero nadie había sido capaz de demostrarlo.
El segundo era Takeda, el joven dueño de la empresa más grande y poderosa de Japón y también relacionado con el crimen organizado, este era intocable en Japón y hacía y deshacía a su antojo.
La tercera era una mujer se llamaba Anke, era política y empresaria. Dueña de las empresas más poderosas de Europa, decían que era un tiburón en los negocios y una mujer sin escrúpulos capaz de cualquier cosa para satisfacer sus intereses.
Y el cuarto era Piero, este era el padrino de la familia mafiosa más poderosa de Italia y posiblemente de Europa, le habían intentado detener, pero ningún testigo llegaba a testificar nunca, tenía una buena lista de cadáveres.
Que queréis que os diga, tener los huevos de corbata se quedaba corto, para lo que estaba sintiendo ahora mismo, mire a Rose, ella sin embargo tenía determinación en sus ojos y Silvia tenía una mirada mitad asustada y mitad llena de odio por la muerte de su padre.
Continuará.