Sueños y realidades 2

La historia sigue

Sueños y realidades 2

Después de escuchar ruidos y golpes me desperté, me llevé la mano al cuello, me puse a temblar al palparme la sangre. Pensé que moriría, al levantar la cabeza vi a Rose, uno de los atracadores había acabado metido de cabeza en un basurero. El segundo lo incrusto contra la ventanilla de un coche y se mantenía inmóvil, al tercero lo tenía inmovilizado en el suelo, con una pierna colocada sobre su cabeza y retorciéndole el brazo.

Los crujidos de ese brazo sonaban por toda la ciudad, una voz le dijo a Rose que parara. Era el coronel, Rose levanto la cabeza y al verme soltó al hombre y se acercó con una cara de alivio y alegría, pero algo en sus ojos me decía que después tendría bronco seguro.

Una parte de mí quería que mi cuerpo volviera a desmayarse, cuando llego a mi lado, me abrazo y después intento taponar la herida, sus lágrimas caían sobre mi rostro. Me lo habían avisado y yo no hice caso, como siempre creyéndome el más listo. En la vida se aprende a las malas.

Me llevaron al piso de Rose y llamaron a un médico que trabajaba para ellos, me cosió la herida, me dijo que tuve mucha suerte, si la bala hubiera penetrado un poco más en la carne, me habría perforado la aorta y habría muerto. Isabella y Nikolai estaban preocupados, pero nada en comparación a Rose, era incapaz de estarse quieta. No paro hasta que el doctor le dijo que estaba fuera de peligro.

Me dolía todo el cuerpo, no pensaba que tres balazos podían doler tanto, Rose se tumbó a mi lado en la cama y me abrazo muy fuerte, me hizo daño, pero no más del que yo le hice a ella. Casi me pierde y todo por mi exceso de confianza, eso no volvería a suceder. Tendría cuidado y actuaría con cautela.

No me perdonaría volver hacer llorar a esta mujer que tanto me ha dado, pensé que yo jamás gustaría a ninguna mujer, ella me demostró con hechos que no era así. Esa noche Rose se durmió abrazada a mí, Isabella y Nikolai también durmieron en la misma habitación.

Éramos una familia y cuidábamos unos de otros, incluso el coronel durmió en el sofá. Al día siguiente cuando nos despertamos, intente levantarme. Todos me lo impidieron, el doctor me había dicho que tenía que guardar reposo, no querían que se me saltaran los puntos.

De aquel día en adelante empecé a utilizar folios y pizarras, empecé a diseñar yo mis propios algoritmos y aplicarlos para seguir haciendo mi trabajo. El coronel trajo un experto informático para crearnos una red interna sin ningún acceso exterior, de esa manera nuestros datos estarían seguros.

Pasaron los catorce días, me tuvieron a cuerpo de rey, el médico vino con una enfermera que me quito los puntos, mi primera cicatriz de guerra. La miraba con una sonrisa reflejada en el espejo, me fijé que en el espejo no solo salía la cicatriz. También salía el reflejo de Rose con una mirada llena de determinación.

La muerte, a partir de ese día fue la muerte, los entrenamientos a los que era sometido por Rose, ayudada por Isabella y Nikolai me dejaban para el arrastre. Creo que cada día salía reptando de la sala de entrenamiento, era un negado para las artes marciales. Mis movimientos eran torpes que le vamos a hacer, lo mío eran los números no se puede tener todo en la vida.

Tengo que reconocer que pase de tener un cuerpo normal a tener uno con los músculos marcados, nada exagerado. Me aficioné a correr todas las mañanas acompañado por Rose, cada día cambiamos el recorrido por si acaso. Mi resistencia física cambio drásticamente, podía seguirle el ritmo a Rose sin problemas, también me empecé a dar cuenta que al empezar a comer comida más limpia y eso hacía que rindiera más en mi trabajo.

Ya había pasado un año, no volví a sufrir ningún ataque, desde ese día tuve mucho cuidado, se acercaba el aniversario de la no relación que llevaba con Rose. Mi intención era invitarla a cenar y hacerle un regalo, le compre una pulsera y mande grabar esta frase en Gaélico escocés “oir tha gràdh mo bheatha, a bhlàths agus a ghàire bòidheach a ’soilleireachadh mo bheatha agus gam lìonadh le toileachas, tha e gad ghràdh leis a h-uile rud a tha Sergio” (Por el amor de mi vida, su calidez y su linda sonrisa alegran mi vida y me llenan de alegría, te ama con todo su ser Sergio).

Llego el día de la cena y yo estaba muy nervioso, Rose lo noto y me dijo si me encontraba bien, yo le dije que estaba muy bien y que esperaba estar todavía mejor, Rose me sonrió con esa sonrisa resucitadora de gatitos y entramos al restaurante. La cena estuvo de diez, llego el momento. Metí mi mano en la americana y le entregué un estuche que venía envuelta en un bonito papel de regalo.

• ¿Qué es esto Sergio?

• Es una muestra de mis sentimientos por ti.

Rose empezó a temblar, era incapaz de abrir el papel, le cogí de las manos y le sonreí. Eso pareció calmarla, cuando consiguió abrirlo, cogió la pulsera y leyó la frase. Rose no puso contener el llanto, se levantó y me beso delante de todos los clientes que no sabían que hacer, al final aplaudieron pensando que era una pedida de mano.

Hay todavía no acabaron las sorpresas, cuando por fin pudo dejar de llorar, Rose saco otro paquete. Al abrirlo lo cogí, era un colgante. En él había escritas las palabras “ Para el hombre que robo mi corazón y me llena de felicidad” en un perfecto castellano, al abrirlo se podía ver una fotografía de los dos besándonos.

Las cosas estaban claras, no hacían falta palabras ya estaba todo dicho, desde ese momento Rose y yo éramos pareja y la pareja más feliz del mundo. Nos fuimos a divertirnos a un local de moda, al entrar estaba abarrotado. Me trajo recuerdos, pero entonces yo era la persona repudiada por casi todos y ahora era la persona a la que más querían, tenía el amor de una mujer preciosa a la vez de cariñosa y atenta.

Nos acercamos a la barra, estábamos tan concentrados el uno en el otro que no nos dimos cuenta de que a nuestro lado había un grupo de hombres con trajes caros y con toda apariencia de haber salido de caza. Miraron a Rose y decidieron que esa seria su presa, pobrecitos.

• Rose a tu espalda tienes una manada de alfas y han decidido que eres su presa.

• ¿Y eso no te molesta?

• No, ya sé lo que sientes por mí, esos tíos no me preocupan.

• Puedes estar tranquilo, jamás te engañaría con estos hombres que destilan egoísmo y soberbia.

Rose y yo decidimos coger nuestras bebidas y bailar un poco, llevábamos un rato y esos hombres se acercaron. Me empujaron y uno de ellos cogió a Rose de la cintura e intento besarle el cuello. De un movimiento rápido se deshizo de su abrazo, con una cara de mala ostia que asustaba.

• ¿Qué crees que haces?

• Una hembra como tú necesita hombres de verdad.

• ¡Ya tengo un hombre de verdad!

• Este jajajajaja, no me hagas reír.

Puso su mano en la nuca e intento besarla, Rose agarro su brazo y lo apretó de tal forma que aquel hombre termino de rodillas gimoteando, otro de lo hombre fue a atacarla desde atrás. Rose hecho su cabeza hacia atrás y le rompió la nariz de un cabezazo, otro fue a atacarla e intervine. De un movimiento rápido lo tenía en el suelo, se me quedo una cara como diciendo, como demonios he hecho yo este movimiento.

Los últimos dos hombres decidieron que lo mejor era desplegar velas, venían los de seguridad y no era plan de seguir cobrando.

• ¿Va todo bien Rose?

• Si ya casi está solucionado John (segurata), te presento a mi novio Sergio.

Era como una montaña de grande y cuando me tendió la mano creí que me la aplastaría hasta dejármela irrecuperable, nada más lejos de la realidad, era amigo de Rose y un tío muy majo igual que el otro segurata. Mientras yo hablaba con ellos Rose cogió al tío que la había intentado besar y le dijo.

• ¡Yo no soy propiedad de nadie y follo con quien quiero, él es mi novio y esta noche lo voy a dejar seco!

Los tíos salieron a la velocidad de la luz del local, Rose se acercó a mí y me dio un beso que me dejo sin respiración. Me miro y me dijo.

• Veo que no solo eres hábil para las matemáticas, ha sido un movimiento impecable.

• Creías que no ponía atención en tus clases (en honor a la verdad, de sus clases lo único que pretendía era salir vivo).

La mirada de rose era puro fuego, joder lo que le dijo a ese tío era la pura verdad, me iba a exprimir como a una naranja, la verdad era que yo también estaba como una moto. El vestido que había elegido Rose para esta noche realzaba todavía más su belleza y le realzaba su magnífica figura.

Salimos del local y nos fuimos a coger un taxi, Rose le dio una dirección diferente al taxista. Esta era la dirección de un buen hotel de Londres, al llegar pidió las llaves y nos dirigimos directos a la habitación. Cuando entramos me estampo contra la pared y me beso con tal intensidad que casi tengo que pedir una botella de oxígeno, después se separó de mí, me pidió que le desabrochara el vestido y se lo fue bajando poco a poco, no llevaba ropa interior.

Mi polla estaba a punto de romper los pantalones, poso sus manos en la pared y abrió las piernas para que yo pudiera ver lo mojado que tenía el coñito, me empecé a desnudar y sin pensármelo dos veces le metí la polla en su encharcado coñito de golpe. Rose reprimió el grito y me miro con la mirada llena de fuego.

Las penetraciones eran duras y rápidas, Rose echaba el culo para atrás. Yo acerqué mi boca a la suya para besarle mientras le pellizcaba los pezones con mis dedos, me salí de ella y de un salto enrosco sus piernas en mi cintura, pasando sus brazos por mi cuello. Quería ver su rostro, su mirada y que ella viera la mía, estábamos follando con tal intensidad que parecía que echaríamos el tabique al suelo.

Me pidió que aguantara mi orgasmo que quería que llegáramos a la vez, así lo hice y llegamos a un descomunal orgasmo mientras nos besábamos los dos. Estuvimos unos cuantos minutos en esa postura, mirándonos sudorosos pero totalmente satisfechos. Nos fuimos a la ducha y nos duchamos el uno al otro.

• Ha sido increíble.

• Sí que lo ha sido Sergio, ¿te has quedado satisfecho o quieres más?

• Claro que quiero más.

Después de tomarnos una copa, nos metimos en la cama. Esta vez queríamos hacer el amor, lo hicimos de una forma pausada, sintiendo cada parte del cuerpo del uno y del otro, la penetraba despacio sintiendo como mi polla llegaba hasta el final, los jadeos de Rose eran todo un estímulo.

Yo me encontraba tumbado boca arriba y Rose se ensartó mi polla en su vagina, acoplo su cuerpo al mío podía sentir sus pechos pegados al mío. Puso su boca en mi oído y me estuvo diciendo todo lo que me quería, yo también se lo decía a ella. De esa manera llegamos al orgasmo.

La noche continuo, pero eso ya es otra historia solo puedo deciros que no dormimos ni tres horas, dejamos la habitación patas arriba, Rose no descanso hasta que al final me hizo una mamada y vio que cuando me corrí ya no salía nada. Teníamos que dejar la habitación a las doce, pedimos el desayuno y lo comimos con mucha gula, había que recuperar las fuerzas quemadas.

Fue otra noche increíble, cuando volvimos al piso de Rose, Isabella y Nikolai se descojonaron a mandíbula partida al vernos. Teníamos unas ojeras de no haber dormido nada y los dos andábamos raro, Rose termino con el coño imitadísimo y mi polla no termino en mejores condiciones.

Recuerdo que nos despedimos de ellos y decidimos no comer y tumbarnos a dormir, la paliza había sido de aúpa, pero la verdad que fue todo muy placentero. A media tarde Nikolai me despertó para decirme que un conocido mío me estaba llamando para pedirme ayuda. Me levanté y cogí el móvil medio grogui. Cuando escuche su voz al principio no la reconocí, pero cuando me dijo su nombre me espabile de golpe, era el padre de Silvia. Para que este hombre me llamara algo grabe tenía que pasar, estaba acostumbrado a arreglar sus asuntos por su cuenta.

• Hola Antonio cuanto tiempo, ¿ocurre algo?

• Hola Sergio, es por la empresa, las cuentas no cuadran, y he visto movimientos de dinero que no puedo justificar, podrías ayudarme.

• Si mándame un dossier a esta dirección y le echaré un vistazo.

• Muy bien, pero me gustaría que vinieras a la empresa y miraras la contabilidad por ti mismo, la empresa que creaste se ha ganado una gran refutación y esa reputación la precede.

• Bien tú mándame ese dossier y cuando le eche un vistazo te digo algo, ¿te parece?

• Muy bien, no tardes mucho que se me hunde la empresa otra vez.

• No te preocupes algo se podrá hacer.

Isabella y Nikolai me preguntaron que es lo que ocurría y les conté lo de la empresa del padre de Silvia, no me di cuenta de que Rose me había escuchado. Lo de volver a ver a Silvia no le hizo mucha gracia y que fuera solo menos, le dije que estuviera tranquila que si al final tuviéramos que ir lo haríamos juntos.

Eso pareció tranquilizarla, cenamos y nos metimos pronto a la cama. A la mañana siguiente tenía el dossier en mi correo, lo abrí y le eché un vistazo. La verdad que esos movimientos olían mal, hable con el coronel y este al principio era reacio. Para él esto era un asunto personal y los asuntos personales había que solucionarlos fuera del trabajo.

Le deje terminar y le entregue los cálculos preliminares, se le cambió la cara se dio cuenta lo que esos cálculos indicaban. Blanqueo de dinero y de cantidades bastante grandes.

• ¿Qué te parece coronel?

• Deberíais ir a echar un vistazo in situ.

• ¿Deberíais?

• Sabes tan bien como yo que Rose no te dejara ir solo después de lo que paso.

Yo sonreí y al coronel le costó mucho no hacerlo, mire los vuelos y había uno para el día siguiente a primera hora, se lo comente a Rose y le pareció bien. Se puso nerviosa cuando le dije que quería pasar primero para visitar a mis padres, ese era un paso importante en nuestra relación.

En el rostro de Rose se juntaron la preocupación y la felicidad, le preocupo no caer bien a mis padres, pero le hizo feliz ver hasta que punto me tomaba en serio nuestra relación. Rose era una mujer increíble, lista, guapa y con un corazón que no le cabía en el pecho.

Además me amaba con eso ya tenía casi ganados a mis padres, sabía lo que pensaban de Silvia, que jugaba conmigo. Salía conmigo cuando no tenía a nadie, pero cuando un musculitos aparecía en su vida siempre los elegía sobre mí y me relegaba a un segundo puesto, eso no paso con Rose. Ella me eligió desde el principio sin dudarlo ni un instante.

• Cariño, no sé que ropa llevar para ver a tus padres.

• Se tu misma Rose, si le gustas al hijo como no les vas a gustar a los padres.

Eso le arranco una sonrisa, preparamos el equipaje y nos fuimos a pasear por la ciudad de Londres. Como me gustaba esa ciudad, quería comprar unos regalos a mis padres y fue Rose la que me ayudo a elegirlos. Con eso sabía que por lo menos tenía ganada a mi madre.

Después nos fuimos a comer a un buen restaurante, por la tarde me quede terminando mis cálculos mientras Rose, Isabella y Nikolai se fueron a entrenar un poco. Cree unos algoritmos para que me ayudaran en la tarea y aceleraran el trabajo, lo que me quedo claro era, que la empresa del padre de Silvia no solo la estaban usando para blanquear el dinero. La estaban desangrando por varios flancos, el novio de Silvia estaba implicado como el padre de este.

De eso no tenía duda, pero también hice una averiguación que no me gusto nada, no estaba nada claro y hasta no hablar con esa persona no tendría claro si mi sospecha era cierta o simplemente una paranoia. Deje el informe que entregaría al padre de Silvia preparado, después me duche y mientras lo hacía escuche regresar a Rose, Isabella y Nikolai.

Esa noche le tocaba cocinar a Isabella, esa mujer era una artista en la cocina, con retales te hacía un plato digno de un restaurante con estrellas michelín. Yo creo que a Nikolai le gano por el estómago, este último se me quedo mirando y me hizo la pregunta.

• ¿As encontrado algo que no te ha gustado nada Verdad?

• No estoy seguro de lo que he encontrado me faltan datos, pero si huele mal.

No hubo más preguntas, cenamos y nos metimos a la cama a dormir, a la mañana temprano estábamos embarcando en el avión y al mediodía estábamos comiendo en casa de mis padres. Como ya sabia Rose les gusto desde el principio, la conexión con mi madre fue instantánea, mi padre me felicito y me dijo que no la dejara escapar.

• Hijo esa mujer es de la misma pasta que tu madre, te aseguro que te hará feliz hasta el día de tu muerte.

Yo sonreí, la verdad que me sentía muy afortunado de tenerla en mi vida y a mi lado, la reunión con el padre de Silvia se acercaba. Habíamos quedado en un restaurante conocido de la ciudad, me apeno no pasar más tiempo con mis padres y a Rose también. Les prometimos que en las siguientes vacaciones vendríamos con más tiempo y pasaríamos más tiempo con ellos.

Yo me puse uno de mis mejores trajes y Rose se puso un vestido Rojo que hacía juego con su cabello, estaba preciosa. Me dieron ganas de cancelar la cena y comérmela ahí mismo, cogimos un taxi que nos llevó hasta el restaurante, yo llevaba una cartera donde llevaba el informe en papel y una memoria externa con todo lo calculado.

Cuando entramos en el restaurante, nos esperaba Antonio, bestia elegantemente como era costumbre en él, la sorpresa fue encontrar a Silvia también en esa cena. Mi semblante no cambio pero el suyo sí. Y ese cambio no paso desapercibido para Rose, le cogí la mano para que no se preocupara y nos presentamos delante de la mesa. Salude a Antonio estrechándonos las manos y a Silvia con sendos besos en la mejilla, ella hizo un movimiento en el último momento y el último beso me lo dio cerca del labio.

No se a que estaba jugando Silvia, pero no me estaba gustando en absoluto, nos sentamos en la mesa y pedimos la cena. Cuando me pidió el informe le dije que prefería dárselo al día siguiente en su oficina, prefería hablarlo con él en privado. Antonio no le pareció mal, Silvia acuso el golpe, pero se recuperó enseguida. La cena fue muy bien de allí en adelante, parecía que entre Silvia y Rose se había creado una cordialidad que me tranquilizo bastante.

En un momento dado me excuse para ir al baño, después de mear me encontraba lavándome las manos cuando escuche que la puerta se habría. Levante la cabeza y vi a Silvia.

• Te has confundido de baño Silvia.

• No lo he hecho, me encuentro en el sitio indicado.

Me cogió y me empujo contra la pared del baño, poniendo sus labios a escasos centímetros de los míos.

Continuará.