Sueños húmedos (5)

Continua la noche en el hotel.

Hola todos! Espero que esta quinta entrega les guste y los ponga bien calientes:

SUEÑOS HÚMEDOS V

Habría pasado una hora que dormían, cuando Gabriela, presa de la excitación abrió los ojos en una desesperada calentura. Estaba de costado con una mano ajena en uno de sus pechos, otra masajeando con pericia su vagina y una pija dura clavada en sus glúteos desnudos amenazando con quitarle su virginidad anal. Reconoció la pesada respiración de su hermano detrás de ella y terminó de reaccionar. Se sonrió al saberlo dormido y acosándola como la primera vez en otro de sus sueños húmedos, no quiso despertarlo, podría arruinar su sueño. Hasta que él profundamente dormido, dijo todo lo que hacía falta para hacerla totalmente feliz: "Gaby..."

Ella se sintió la mujer más feliz del mundo al saber que ahora era ella la que ocupaba los sueños húmedos de su hermano, y ya era momento para despertarlo y volver realidad esos sueños. Giró sobre sí, quedando de frente a su hermano. El se despertó con el movimiento de su hermana, se miraron, se sonrieron y se besaron.

Que soñabas? – preguntó Gabriela

Con vos.

Y que hacía yo?

Me hacías de todo y yo te hacía de todo también.

Entonces hagamos tu sueño realidad... Hora de jugar!

En un rápido movimiento Gabriela se montó sobre él aplastándole el miembro contra el vientre con su vagina, separó sus labios vaginales de modo que el tronco del miembro quedara en contacto directo con sus labios internos y su clítoris, inmediatamente Gabriela sintió como su vagina comenzaba a destilar flujos humedeciendo todo el largo de la pija de su hermano, mientras ella se deslizaba como si fuera un tobogán. Fernando la miraba embelesado por su increíble belleza, sus pechos duros, con pezones rosados y erectos era una invitación a chuparlos. Sin resistirse a la tentación se incorporó hasta alcanzar con su boca los pezones de Gabriela, ella gemía encantada con los placeres que le daba su adorado hermano, ayudándolo con sus manos a llegar mejor a sus tetas, a la vez que él se aferraba de su culo masajeando sus glúteos y ayudándola en su desliz sobre su dura pija.

Gabriela tomó el mando de la situación empujando a Fernando para que se acostara nuevamente. Recostándose sobre él lo besó suavemente en los labios y comenzó su lento descenso por su cuello, sus hombros, su pecho y su abdomen. Hubiera querido llegar a su ombligo, pero el hinchado glande de su hermano se encontraba en el camino. Quiso resistir el impulso, planeaba calentarlo de a poco, hacerlo desear, que se muera de calentura antes de chupársela, pero le fue imposible, se sentía tan maravillada con la pija enorme de su hermano que instintivamente abrió la boca y se metió adentro todo lo que pudo hasta llegar a su garganta. Fernando se hipnotizaba al ver a su hermana devorando golosa su pija, parecía que el mundo dejaba de existir para ella y se abstraía a tal punto que la vida misma significaba saborear esa pija.

Fernando no quería quedarse atrás

te gusta chupármela

me encanta... – murmuró Gabriela, apenas sacándose la pija de la boca

yo quiero tu conchita, date vuelta y ponémela acá.

Gabriela obediente y excitada, acomodó su concha en la cara de su hermano quedando en el típico 69, ella seguía deleitándose con la pija de Fernando que estaba toda húmeda por los flujos que ella misma le había puesto y esperaba ansiosa sentir otra vez los labios y la lengua de él posarse sobre su mojada concha para darle tanto placer como la noche anterior.

Fernando más paciente y menos impulsivo que su hermana disfrutaba con los ojos la imagen que tenía enfrente, las partes más íntimas de ella totalmente expuestas a su antojo y delirio para hacer y deshacer a gusto. Gabriela sentía las caricias en su culo, las manos de él separándole los glúteos exponiendo al máximo sus orificios sedientos de estímulo y caricias. Fernando con su permanente calma disfrutaba cada segundo que estaba pasando, aspiraba profundamente con su nariz sin tocarle la concha a su hermana, se llenaba con su olor, reconociéndola, llenándose de su esencia. De pronto Gabriela sintió la lengua de Fernando casi golpear su clítoris, y recorrerla abriéndose paso entre sus labios menores hasta hundirse profundamente en su orificio vaginal, hurgando cada rincón de su interior como buscando un premio, Gabriela sintió una oleada de placer que le atravesó el cuerpo y se le escurrió en líquido por la concha.

Casi hechizada por las sensaciones que su hermano le prodigaba, se desatendió de su labor quedando casi inconsciente y con la pija metida en la boca sin moverse. La lengua de él acariciaba lenta y firmemente cada parte de la concha de Gabriela mientras sus manos recorrían sus glúteos, pasando disimuladamente por su ano sin llegar a detenerse. Gabriela sólo atinaba a respirar con seria dificultad, una parte por la excitación y otra parte por la tremenda pija que tenía en la boca a la que le daba leves mordiscos cada vez que su hermano la hacía estremecerse de placer, a él no parecía molestarle los dientes, incluso de a ratos le succionaba el clítoris con más fuerza provocando que ella mordiera con un poco más de firmeza.

Gabriela se dejaba hacer a gusto, la manos de Fernando recorrían sus glúteos y su boca la concha. Ella seguía como aletargada sin ocuparse del placer de su hermano sumida en su propio placer, disfrutando cada caricia, cada roce, sintiendo los dedos de su hermano colarse de a poco en su vagina, abriendo lenta y rítmicamente sus labios vaginales interiores, metiendo un poco más adentro en cada empujoncito hasta llegar a entrar todo. Luego salir y repetir la operación con otro dedo más, llegar de a poco a meterle los dedos hasta el fondo sin dejar de chupar su clítoris, retirarlo y volver a empezar con otro más y ya eran tres los dedos que se metían en su conchita mojada y abierta llegando hasta el límite, arrancándole gemidos ahogados por el miembro que invadía su boca y dificultaba su respiración. Ahora eran tres dedos en su concha y un cuarto se sumaba a la fiesta, acariciando en círculos por todo alrededor de su ano, frotándolo en la entrada, presionando suavemente para entrar y retirándose antes de lograrlo, una y otra vez la misma operación que hacía a Gabriela casi aullar del placer que sentía.

Sintió que su concha y su culo eran el centro de su cuerpo, todas las sensaciones se habían centrado en esa zona y el resto de su cuerpo parecía haber quedado olvidado en alguna parte que no recordaba. Los labios y la lengua de Fernando no paraban de estimular su clítoris, a la vez que su índice, medio y anular se colaban en la concha de Gabriela, y el dedo medio de la otra mano comenzaba con la paciente y placentera tarea de entrar en su culito. Gabriela parecía que se derretía en cada gemido, cada orgasmo le nacía en el vientre y terminaba en una explosión de placer que bañaba la cara y la mano de su hermano en flujos lubricantes. Llegó al máximo del placer al sentir cómo el dedo de su hermano empezaba a romper la barrera que oponía su esfínter anal y se colaba en su culo lentamente pero sin detenerse hasta llegar a estar todo metido, provocándole el más intenso y prolongado orgasmo hasta el momento, ella casi desmayada de tantas sensaciones sólo gemía y mordía a pija de su hermano incesantemente.

Fernando sabiendo el estado de casi inconsciencia de su hermana decidió que era hora de pasar a mayores. La volvió a girar dejándola sobre el y con su pija amenazante dispuesta perderse en la concha de ella. Gabriela sofocada y colorada por el placer, parecía no poder darle órdenes a su cuerpo, Fernando tomó las riendas y guiándola hacia su pene la fue ensartando en su pija que se colaba sin dificultad en la concha de Gabriela por la gran cantidad de flujos que emanaba. Gabriela por instinto comenzó a moverse lentamente, sintiendo el enorme miembro de su hermano dentro de ella estirando sus labios vaginales, los flujos facilitaban la tarea y progresivamente Gabriela tomaba ritmo, sus jadeos aumentaban, sus ojos se perdían, sus manos presionaban el pecho de su hermano y sus uñas se clavaban en la carne de él.

Gabriela buscaba desesperada clavarse lo más profundo que podía la pija de su hermano, sus labios vaginales rozaban con el vello cortado de su hermano cada vez que llegaba a ensartarse completamente en el mástil que su hermano le ofrecía. Fernando la agarraba con una mano de la cintura guiando sus movimientos y con la otra amasaba sus tetas alternadamente. Gabriela se retorcía de placer sintiendo el grueso y largo pene de su hermano llenarla completamente, sus paredes vaginales aprisionarlo por completo, entrando y saliendo con furia, taladrando todo su interior.

Fernando soltó la cintura de Gabriela para acariciar su culo firme y redondo, su dedo se filtró por la raja del culo de ella pasando por su ano hasta llegar a su concha totalmente mojada y estirada con su pija. La cantidad de flujo que Gabriela soltaba empapaba todo el alrededor de su concha y chorreaba por la pija de Fernando. El fue recogiendo el flujo con sus dedos y frotándolo en el culo de ella lo lubrico más de lo que ya estaba hasta dejarlo tan empapado como su concha, Gabriela daba muestras de placer desesperado sintiendo los dedos de su hermano acariciarle y mojarle el culo. De un solo tirón Fernando metió su dedo en el dilatado ano de Gabriela

Aaaaaaaaaaaaayyyyyyy asiiiiiiii, uuuyyy como me calienta eso

Te gusta hermanita?

Ah Ah Me encanta! Si! Ah! Ayyy asiii, me calienta que me digas hermanita

Bueno hermanita. Si te gusta eso, más te va a gustar cuando te meta mi pija

La voz de Fernando sonó muy determinada y la idea asustó un poco a Gabriela dado el gran tamaño de la pija de su hermano, pero se moría de ganas de sentirlo entrar en su culo y el sólo imaginarlo sintiendo la pija de su hermano en la concha y su dedo en el culo, completó el círculo para llevarla al borde del orgasmo, Fernando sintió las contracciones anales en su dedo y las vaginales en su pija. Gabriela gemía más fuerte y gozaba enloquecida sintiendo su orgasmo nacer de lo profundo

Voy a acabar Fer!!!

No acabes, quiero tu culo.

Me vas a hacer doler la colita – Gabriela, con su cara de inocente y voz de nenita sabía que derretía a su hermano, y si la idea la aterraba pensar en que su hermano fuera el primero en metérsela en el culo la excitaba muchísimo más .

Pero Gaby, vas a ver como te gusta – el entró en el juego de inmediato, la levantó por la cintura sacando su pija de adentro de ella y obligándola a correrse para darle paso – mirá vos te ponés así – acomodándola en cuatro (estilo perrito) – y yo me pongo atrás tuyo ves? Y primero te la meto por acá – continuaba el mientras iba metiendo su pija en la concha abierta de su hermana que presa de la calentura se abandonaba a los antojos de él y se dejaba hacer.- y te vuelvo a meter mi dedito por este agujerito. Lo sentís? te gusta hermanita?

Siii, seguí...- Las palabras de Fernando retumbaban en su cabeza y la perdían de placer

Y cuando vos estés bien caliente, y estés por acabar yo te la meto por este agujerito querés?

Siii ah cojeme, uy rompeme la concha, cojeme más fuerte, que caliente que me estás poniendo aaaaaahhh

Fernando la fue penetrando cada vez más y más fuerte hasta adquirir un ritmo vertiginoso, sin dejar hurgar el culo de su hermana con el dedo que se abría ansioso como esperando lo que venía

Ayyyy asi asi, ahora! Metémela ahora! Estoy por acabar!

Fernando sin dudar un segundo se incorporó un poco para quedar bien en la altura, casi encima de su hermana apuntó su pija en la entrada del culo y con un leve empujoncito hundió toda la cabeza sin problema. Gabriela dio un fuerte grito que delató inmediatamente cuánto estaba gozando, pidió más y más adentro, y Fernando complaciente hundía más y más su pija en el culo de su hermana que se abría dispuesto a tragarse cuanto se le metiera. Al llegar un poco más de la mitad, Gabriela pidió un respiro, estaba disfrutando muchísimo, pero el miembro de Fernando era muy largo y aparte bastante grueso, y cuanto más abajo más grueso, y cuanto más entraba más le abría el culo a Gabriela.

Para ... un poquito... ah h me está doliendo...

Querés que la saque?

No! ... me enc uuuyyy me encanta.-

Aguantala toda entonces - Fernando casi sin piedad terminó de enterrarse en lo profundo del culo de su hermana

Ayyyy duele, duele, despacio.

Aguanta hermanita, vas a ver como te gusta que te llene el culo con mi leche...

Uyy si llename el culo mi amor. Cogeme, cogeme, rompeme bien el culo.

Gabriela tardó muy poco en amoldar su culo al gran intruso que se estaba llevando su virginidad anal y estaba disfrutando más de lo que podía imaginar, le gustaba sentirse una puta, la excitaba ser la puta de su hermano y le encantaba como le estaba rompiendo el culo con su tremenda pija. Fernando no pudo resistir mucho y explotó de repente dentro del culo de Gabriela inundándolo con su semen, sintiendo en todo alrededor de su pija el ano de Gabriela presionándolo hasta extraerle todo el jugo. Gabriela temblaba de calentura, sentir cada chorro del torrente de semen de su hermano salir con una increíble presión y caliente como leche hirviendo llenando todo su culo abierto y estimulado, fue todo lo que necesitó para alcanzar el mejor de los orgasmos de toda su vida ayudándose con su mano en su clítoris, haciendo resonar sus gritos, clavando sus uñas en la almohada y empujándose contra la pija de su hermano todavía dura, para arrancarse a sí misma todo vestigio de placer que le quedara.

Fernando sacó su pija y Gabriela cayo rendida sobre la cama, con los ojos cerrados sentía las gotas de semen que goteaba del miembro de su hermano caer sobre sus glúteos y chorrearse hasta la sábana.

Se vistieron y se fueron abrazados y calmados. Sumamente enamorados de ellos y de su nueva relación. Llegaron tarde a la casa, entraron sin hacer ruido, subieron hasta las habitaciones, se detuvieron en la puerta de ella y se besaron largamente, un beso tranquilo, relajado. Se despidieron y se durmieron cada uno en su cama, pensando en el otro.

Amaneció el día siguiente. Transcurrió normal hasta la media mañana aproximadamente, Gabriela se levantó temprano y Fernando aún dormía, su ano le estaba pasando factura por la noche anterior y sentía que las tripas se le iban a caer por el culo.

Escuchó sonar su celular y sintió que el corazón le subía a la garganta, la pantalla del aparato anunciaba la llamada de Mariela:

Hola Mari, que haces?

Hola Gaby, qué contás perra? Cómo la pasaste anoche? Contame guacha!!

Bárbaro, pero ahora no puedo. No sería correcto.

Están tus viejos?

Sip.

Entonces venite a casa

Ahora? No puedo tengo cosas que hacer.

No, ahora no boluda, sabés que a esta hora trabajo, venite a la tarde a casa. Ah y vení sola, tenemos que hablar

De qué querés hablar?

No te digo, es sorpresa!

Perra! Decime.

No, venite a la tarde.

Bueno está bien, nos vemos.

Chau.

Gabriela no se sintió muy intrigada por la conversación con su amiga sabía lo que quería y no le dio mayor importancia. El día fue pasando, Gabriela y Fernando aunque más relajados se buscaban a cada momento que podían para besuquearse y manosearse a gusto. Gabriela le comentó que el culo le estaba doliendo y lo sentía raro, él por su parte le mostró los moretones y las marcas que habían dejado los dientes de ella en su pija y decidieron que quedaban a mano. Llegó la tarde sin novedades, Fernando y su padre aún esperaban una repentina reaparición de Sergio o al menos una llamada, pero no sucedió. Gabriela le comento a su hermano la conversación con Mariela antes de acudir al encuentro. Fernando, aunque sospechaba, no quiso adelantarse a los hechos y llevó a su hermana a la casa de su amiga. La dejó en la puerta de la casa y se fue a dar vueltas por ahí.

Mariela atendió a Gabriela con una gran sonrisa, pero Gabriela reconoció en su amiga el gesto de estar planeando algo y de ser ella un parte importante de su plan.

Hola Gaby! Viniste temprano.

Si, no tenía nada que hacer

Pasá, sentate, tomamos un mate

Si dale

Guacha de mierda, te ves radiante! Que hiciste anoche

En serio querés saber?

Siiiiii, contame contame.

Gabriela sin pudor, le contó a su amiga absolutamente todo lo que habían hecho con su hermano, no se guardó ni medio detalle para ella. Incluso le contó que le estaba doliendo un poco el culo y las marcas de mordidas que le había dejado a Fernando, pero el placer que había sentido al sentirse penetrada analmente había valido la pena. Mariela armaba imágenes en su cabeza y por las palabras de su amiga imaginaba el enorme miembro de Fernando metiéndose en su propio culo, como tantas veces lo había hecho su actual amante. Finalizado el relato y luego de aclarar alguno detalles que Mariela pedía, los golpes en la puerta interrumpieron la tranquilidad de las chicas, la cara de Mariela pareció iluminarse

esperabas a alguien? – preguntó Gabriela un poco desconcertada

Sip, quiero que lo conozcas, lo tengo medio en secreto, pero te lo quería presentar. – Gabriela hizo una pausa antes de abrir y con cara de complicidad le dijo a Gabriela – Es un poco impulsivo...

Mariela abrió la puerta y como un torbellino furioso entró un muchacho un poco más joven que ella con cara de degenerado sexópata que agarró a Mariela levantándola desde el culo se la cargó encima y entre besos y obscenidades se la llevó a cuestas hasta la pieza, cerrando con una patada la puerta detrás de él y sin advertir la presencia de Gabriela. Mariela entre risas, sumamente divertida y hasta familiarizada con la reacción del joven tuvo que detenerlo

Ayy Pará loco de mierda!!!

Que pará? si te gusta putita... – Mariela tentada, por los impetus del muchacho, no podía parar de reír para explicarle la situación – Ya vengo!!! .- Dijo el joven después de tirarla en la cama y volvió corriendo a la sala

Para!!! – Mariela no alcanzó a frenarlo antes de que él y Gabriela se toparan

Ups!, Hola...

Gabriela aunque todavía sorprendida por la forma en que el muchacho se abalanzara sobre su amiga, se mataba de la risa de cómo la perversa cara del joven se tornaba roja de vergüenza y trataba de mostrar una compostura que ya había dejado claro que no tenía.

Mariela entre risas apareció inmediatamente detrás del muchacho que estaba inmóvil, casi desorientado por la presencia de Gabriela.

Gaby... Quiero que conozcas a Fer... Mi Fer. – el tono sonó como a "vos tenés uno y yo también" - Fer, ella es Gabriela. - él se acercó a Mariela para hablarle al oído

Esta es la que se casaba el otro día? – le susurró

Si, ella.

Hola un gusto, Fernando – se acercó y le dio un beso en la mejilla

Gabriela, igualmente...

Gabriela estudiaba al nuevo Fernando con cierta curiosidad, no era un muñeco como su hermano pero tenía un cierto atractivo que no supo identificar, era apenas más bajo (casi imperceptible) de contextura más delgada pero con buena musculatura, blanco de piel y pelo castaño oscuro, ojos marrones claros y exhibía una abultada erección que inútilmente intentaba disimular, se sintió levemente cautivada por él, no sabía si era curiosidad o alguna otra cosa. Pero había algo en él que llamó su atención...

CONTINUA!!!

Bueno, espero que les haya gustado. Ahora viene la mejor parte, para entender la próxima les aconsejo leer mis relatos anteriores "EN LA CIUDAD" 1 y 2, aparte por que en la próxima entro yo en escena y va a estar en 1º persona, al menos una parte.

Gracias por leer mis relatos, valoren y comenten.