Sueños húmedos
La desazón de un casamiento frustrado y la alegría del hermano que vuelve.
Fernando abrazó a su hermana Gabriela, intentando mitigar su dolor, le acariciaba sus cabellos largos y rubios y secaba las lágrimas que ella dejaba caer sobre su elegante saco. El odio lo consumía por dentro, se preguntaba cómo ese hijo de puta se había atrevido a lastimar así a su hermana. El resto de la familia de Gabriela miraba los alrededores buscando al culpable, al cobarde que nunca apareció y que ahora causaba el dolor de "la nena".
Gabriela había estado con Sergio, por mas de 2 años. Él la había presionado para formalizar, él era el que se quería casar y al momento de la verdad no había aparecido. La dejó plantada con la ilusión desparramada en el suelo que iban lavando las lágrimas. Quizás por celos, quizás por dudas o por quién sabe qué carajos el tipo no había aparecido. Mandó todo y a todos a la mierda dejando una boda inconclusa, una novia llorosa y un montón de perientes consumidos por el odio y la frustración.
Fernando estudiaba en otra ciudad, pero había vuelto exclusivamente para la boda de su hermana y ella, contrariamente a los deseos de su futuro esposo atrasó la ceremonia hasta que él llegara. Gabriela estaba ilusionada, a pesar de que las insistencias habían sido por parte de Sergio, ella había terminado por aceptar la idea y hasta a soñarse casada y feliz con aquel hombre con el que tanto compartió y que ahora se había fugado.
Gabriela estaba más indignada que triste, ese pelotudo que tanto insistía en formalizar, la estaba dejando plantada, haciendo el ridículo y con una enorme deuda de servicios contratados a pagar. Fernando la contenía, y la contención para su hermana le servía para contenerse él mismo de las ganas de ir a buscar al maricón que se había atrevido a lastimar a su hermana, para arrancarle la cabeza a patadas.
La familia de Gabriela, junto y arregló las cosas lo mejor que pudo mientras Fernando se la llevó para que el escenario de la boda sin resolver no siguiera sacando un mar de lágrimas a su querida hermana. Llegaron a la casa y fueron a la habitación de ella. El quiso dejarla sola un momento para que se cambiara su ropa de novia, ella le pidió que se quedara un momento, no quería estar sola. Se sentaron en la cama, el se apoyó en contra la pared y ella contra su pecho. Así estuvieron durante un tiempo, sin decir nada, sin hacer nada. El teléfono les cortó el hipnotismo. Fernando atendió, asintió un par de veces y colgó. Era el padre, se les había complicado con uno de los prestadores de servicio e iban a demorar más de lo esperado.
Perdoname Fer, yo pensé que todo iba a salir bien y quería que estés conmigo.
No te preocupes, me alegro de estar acá. No me hubiera perdonado no estar con vos si te pasaba esto.
Gracias Ferchu. Vos si me querés no?
Te quiero muchísimo Gaby. Si no fueras mi hermana yo me hubiera casado con vos.- le dijo él mirándola a los ojos y con un gesto de enorme ternura
Las palabras resonaron como campanas en la cabeza de Gabriela, su corazón sintió alegría nuevamente y se sonrió. Sus ojos celestes, ahora enrojecidos por el llanto demostraban sin lugar a dudas el gran cariño que sentía por su hermano.
Bueno, me voy a sacar esto. Así ya lo quemamos y me olvido de todo
JA JA JA! No lo quemes. Que te pasa ya perdiste la esperanza. Te dejo sola. Llamame si necesitas algo.
Gabriela se vistió con ropa de dormir, estaba descalza y vestía un pijama color rojizo de seda que constaba de un short y una camiseta de mangas cortas con un pequeño escote en V que no dejaba mucho a la inspiración. Bajó hasta el living en donde Fernando miraba la tele sin concentrarse, el trago amargo del día todavía les pasaba en el alma, pero ambos estaban felices de reecontrarse y estar juntos de vuelta. Ella se sentó a su lado y él la abrazó, y sin decir nada se quedaron esperando a que llegaran sus padres.
Largo rato pasó antes de que llegaran, Fernando ya no aguantaba los ojos abiertos y Gabriela dormía profundamente. Los padres no se quedaron mucho para no despertarla, saludaron y se retiraron a su habitación. Fernando se levantó y alzando a Gabriela cual si fueran recién casados, la llevó hasta su habitación para acostarla. Gabriela despertó cuando Fernando la estaba tapando. El la besó en la mejilla y le deseó buenas noches.
- Quedate conmigo. Tengo frío.- susurró ella entredormida.- vení acostate.
Fernando dudó un instante, pero le era imposible negarle algo a ella, y se quedó. Se desvistió y se acostó a su lado. Ella instantáneamente se acomodó de costado, dándole la espalda y él se acomodó en la misma posición detrás de ella con una mano por debajo de su cuello, agarrando una de sus manos y con la otra en el vientre plano de Gabriela, se durmieron tranquilos. Sus padres estaban acostumbrados a la estrecha relación de los hermanos y no les escandalizaba que aún de grandes durmieran juntos de vez en cuando.
El calor de la noche se volvió sofocante, pronto la falta de aire fue transformado la respiración de Gabriela hasta convertirse en jadeos y gemidos, su sorpresa fue enorme, cuando al despertarse del todo asfixiada por la excitación se dio cuenta de que la causa de su calentura era su hermano que, aún dormido, la confundía entre sueños con alguna otra mujer con la que habría estado o estaba teniendo un "sueño húmedo" y la acariciaba lascivamente susurrándole obscenidades que por su estado somnoliento eran difíciles de entender.
La mano de Fernando que antes hubiera estado aferrada a la de ella, estaba ahora prendida de sus senos, amasándolos a gusto, sobando su pezones ya erecto y sensibilizados; la otra mano que antes estuviera en su abdomen, la tenía ahora metida en su ropa interior recorriendo con sus dedos desde el clítoris hasta su cavidad vaginal, mojando sus labios internos y externos con el vaivén de los dedos que arrastraba sus propios jugos; y para completar el cuadro una fuerte erección, clavada entre sus glúteos separada por la ropa que tenían puesta, la hamacaba suavemente de atrás hacia delante al compás de las caricias en su vagina.
Gabriela no cabía en su asombro, su hermano del alma la estaba manoseando y ella se había despertado sumamente excitada y esa misma excitación la mantenía inmóvil. Su primera reacción fue de rechazo, pero las manos de Fernando eran expertas en su arte, ella dudó un momento en cómo reaccionar y ese momento de duda fue su perdición.
No tardó en entregarse a las caricias que su hermano inconscientemente le prodigaba, de a poco se fue envolviendo en la lujuria, el sabor de lo prohibido se apoderó de sus facultades y se entregó al placer. Fue acompañando a Fernando en el ir y venir que su miembro le proporcionaba entre sus glúteos, sin movimientos bruscos fue acomodando el miembro duro de su hermano sobre la entrada de su ano que gracias a la ropa no llegaba a penetrarla, pero el estímulo que ese miembro grueso y duro le daba la estaba enloqueciendo de placer. Su vagina se humedecía más y más con las caricias de Fernando, su culo estimulado a punta de pija se iba dilatando para recibirlo bien adentro en sus entrañas. Ella se perdió en el placer, estaba tan caliente que tenía ganas de despertar a su hermano para que se la cogiera en serio, pero el pudor y el mínimo grado de cordura que aún le quedaba la contenía de semejante idea. Se le hacía difícil callar sus gemidos, el placer era enorme, estaba por explotar en su orgasmo, sintió que la respiración de Fernando le quemaba el cuello y se agitaba también y sus movimientos aumentaban. Con todo el deseo acumulado explotó en un orgasmo increíble mordiendo la almohada para no gritar de placer, al tiempo que sentía a su hermano contraerse y clavarle su pene con mayor fuerza, las manos de él apretaron fuertemente sus pechos y su vagina, y de pronto el calor húmedo e inconfundible en su ano y la respiración decreciente de Fernando indicaban que él también se había venido sobre su ropa . Lentamente la mano que acariciaba su vagina fue dejando de moverse hasta inmovilizarse por completo con dos dedos aún en su interior.
Ella volvió en sí y se sintió feliz, relajada, liberada en cierta forma y aunque el calor la estaba ahogando no se movió para no despertarlo y descubriera lo que había hecho y peor aún: que ella lo había disfrutado. Fernando era muy recto como para aceptar algo así, y si bien ella tenía los mismos valores que él, no pudo evitar sucumbir al placer y aún así era feliz por ello.
Al otro día, ella aún dormía cuando Fernando se despertó y se descubrió con su mano en la entrepierna húmeda de su hermana, la sacó inmediatamente casi asustado. Ella se despertó pero no abrió los ojos. Fernando con sumo cuidado soltó el pecho de su hermana que tenía agarrado con su otra mano, se levantó, se vistió y salió de la habitación a toda prisa. Ella se sonrió por dentro y siguió durmiendo. Se levantó pasado el mediodía, contrariamente a lo que todos esperaban se la veía feliz y radiante. Su padre con cierta timidez abordó el tema del plantón frente al altar, sin darle muchas vueltas ella se rió y dijo que no le importaba que en su familia encontraba todo lo que necesitaba y el pelotudo de Sergio fue tan cobarde que se muera, él se lo perdía, y habiendo dicho esto, prohibió a todos los presentes volver a hablar del tema.
Si bien esto extrañó a los padres de Gabriela, agradecieron infinitamente no tener que lidiar con el mal semblante de su hija y sin más siguieron adelante olvidándose del mal trago del día anterior.
Salieron todos juntos a comer y luego a dar una caminata en familia, Gabriela aprovechaba toda oportunidad que tenía para andar colgada del cuello de su hermano, lo llevaba para un lado y para el otro, y él feliz se dejaba ser. Al principio con algo de recelo, Fernando esperó la reacción de Gabriela después de que él se despertara tocando su vagina, pero por lo que Gabriela aparentaba ni siquiera lo había notado y esto lo relajó. Ella por su parte intentaba mantener vivo el recuerdo de su hermano acariciándola lujuriosamente y el recuerdo la hacía humedecerse nuevamente. Si bien sabía que estaba mal, eso era lo que más la excitaba, el sabor de lo prohibido, la indecencia social del incesto y por sobre todo, el increíble orgasmo que le había dado marcaba en su mente la experiencia vivida y las ganas de repetirla.
Sin embargo Fernando no daba muestras de querer repetir la operación o de verse inclinado a ese tipo de prácticas y esto desalentó un poco los ánimos de Gabriela, hasta que un momento de distracción lo vio, con cierto disimulo, olerse la mano. Hasta el momento ella no se había percatado, pero Fernando cada tanto se pasaba la mano cerca de la nariz y con disimulo se olisqueaba los dedos que aún mantenían impregnados el aroma de los flujos vaginales de su hermana. Gabriela sintió que el corazón le retumbaba por dentro, quizás, después de todo, Fernando debía tener su lado perverso y mórbido como ella y no era tan estrictamente derecho y correcto como aparentaba. Gabriela se henchía de felicidad y no pudo resistir el impulso de darle un fuerte abrazo.
Te quiero mucho hermanito le dijo al tiempo que le besaba la mejilla.
Sin entender del todo el motivo, él respondió el abrazo y el beso y un "yo también te quiero". Volvieron a la noche ya tarde. Sus padres estaban cansados por el paseo del día y se fueron a acostar. Fernando también estaba cansado y se dormía sentado en el sillón viendo la televisión. Gabriela lo despertó y le dijo que se acostara.
Ya estaba dormido, cuando la voz de su hermana lo despertó nuevamente, ella estaba arrodillada al borde de la cama con su sonrisa de nena inocente, a la cual Fernando no podía resistirle o negarle nada.
Que pasa Gaby?
Puedo dormir con vos otra vez?
Mhmm... bueno- levantó las colchas y se corrió para darle lugar.
Ella se puso de costado frente a él y lo miraba fijo y sin borrar su sonrisa.
que pasa?- preguntó Fernando extrañado
Date vuelta para allá, hoy me toca a mi ... gabriela guardó silencio por unos segundos y esos segundos de silencio se hicieron eternos para Fernando, estaba seguro que ella lo había descubierto- hoy me toca a mí abrazarte - prosiguió Gabriela
Fernando rodó sobre su eje dándole la espalda a Gabriela y respiró aliviado. Ella se pegó a su cuerpo caliente y confiando en poder despertar a la noche para devolverle el placer a Fernando se durmieron...
CONTINUARA ...
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