Sueños húmedos (2)
Un despertar agitado y sorpresivo.
HOLA LECTORES!!! Espero me disculpen por haber tardado tanto con esta segunda parte. Pero como ya les dije esto fue real y la cosa es así: mi amiga me cuenta yo lo escribo y se lo mando para su aprobación. Conforme sus indicaciones lo corrijo, lo reedito lo vuelve a revisar y recién ahí lo publico.
Agradezco los comentarios y alientos para seguir. También agradezco al GIL que me dio la calificación de Terrible, Di-s te bendiga hermano!
Que lo disfruten!!!
SUEÑOS HUMEDOS II
Ella se pegó a su cuerpo caliente y confiando en poder despertar a la noche para devolverle el placer a Fernando, se durmieron...
Toda la casa quedó en silencio, Gabriela tenía el sueño liviano, pero aún así soñaba. La experiencia de la noche anterior la mantuvo expectante todo el día esperando el momento para tener a su hermano cerca de vuelta.
La noche fue cayendo y los sueños se volvieron pesados, Gabriela se durmió expectante, confiando en despertarse para devolver a su hermano el placer recibido la noche anterior. La idea en su cabeza se volvió anhelo y el anhelo un sueño. Se veía con su mano agarrando el enorme miembro de su hermano, besando apasionadamente sus labios devolviéndole tanto placer como él le había dado.
Su vagina humedeciéndose al contacto de los dedos expertos de su hermano, sus pezones sensibilizados por la excitación, la respiración agitada, el calor sofocante, los latidos acelerados. Tantas sensaciones, todas tan reales, tan vívidas y excitantes. Gabriela fue saliendo de su sopor soñoliento y se dio cuenta que el sueño no era tan sueño. Una vez más era su hermano tocándola, dándole placer y ella entre sueños se había dejado hacer, y era otra vez la presa indefensa de sus propios instintos y de los delirios sexuales de su hermano.
En algún momento de la noche habrían girado y habían quedado exactamente al revés, los dos de costado y Fernando detrás de ella y en la misma situación que la noche anterior. Fernando con su mano derecha pasando por debajo del cuello de su hermana hasta sus senos amasándolos con ardiente pasión, la mano izquierda metida en su ropa interior acariciando su vagina ya empapada, desparramando sus flujos por sus labios y sus vellos, emanando el suave aroma de mujer caliente y con la pija clavada en sus glúteos estimulando su ano sin penetrarla a causa de la ropa. Gabriela tomó conciencia de que otra vez era la víctima de los sueños húmedos de su hermano y eso le encantaba, la llevaba a ese estado de excitación pecaminosa, morbosa y prohibida que tiene tan dulce sabor.
Lo dejó ser, otra vez lo acompañó en sus movimientos sintiendo la punta dura de su pene clavarse en su culo todavía virgen, y deseó sentirlo entrar, que le abriera el culo con fuerza y sentirlo acabar en sus entrañas. La respiración caliente y agitada de Fernando le erizaba la piel del cuello y sus manos adiestradas la transportaban a la lujuria, el deseo, la pasión. Sintió nacer un orgasmo intenso en lo profundo de su vientre que fue abarcando todo su cuerpo obligándola a contorsionarse sin fuerzas para reprimirlo, un placer sumamente intenso como nunca antes sentido, se apoderaba de su cuerpo y la hipnotizaba dejándola indefensa ante las leyes morales que tanto le habían inculcado, amenazaba con hacerla explotar, reventarla en un gozo infinito. Fernando le clavó su miembro con fuerza sobre su ano protegido por la ropa, aceleró los dedos en la vagina de Gabriela y ella explotó en un grito contenido a la vez que sentía la humedad tibia que inundaba su culito que indicaba el orgasmo compartido de los dos. Aún aturdida por el placer, fue liberándose del sopor en el que se encontraba. Esos no eran sus planes para esta noche, rodó sobre sí misma quedando frente a Fernando que seguía dormido y visiblemente excitado.
No Bety, no te vayas balbuceó entre sueños
Acá estoy amor le susurró Gabriela para mantenerlo en ese estado hipnótico, besó suavemente sus labios, sin sacarlo de su fantasía de estar con otra
Lo veía tan hermoso, tan hombre, tan excitante y tan prohibido a la vez, que no pudo resistirse a sus encantos. Bajó el elástico del calzoncillo liberando el enorme miembro húmedo, caliente y resbaloso de su hermano, lo tomó y empezó a masturbarlo suavemente, estaba empapado de semen y todavía latía con fuerza, ya había perdido algo de dureza pero aún así los dedos medio y pulgar de Gabriela no llegaban a tocarse a causa del grosor de ese maravilloso miembro.
Fernando aún en sueños se sonreía, gemía, mordía sus labios, se estaba relajando y de a poco perdía su erección. Gabriela estaba decidida a llegar más lejos esa noche y si bien, agarrar el miembro de su hermano era para ella como tocar el cielo con las manos, quería más, estaba terriblemente excitada y decidida a avanzar un paso más. Fue acelerando el ritmo de su mano de acuerdo al placer que reflejaba su hermano, sintió que levemente ese magistral miembro tomaba fuerza y crecía en su mano y que esa mano le iba quedando chica para tanta carne.
te gusta mi amor? le preguntó Gabriela
siii, mucho balbuceaba Fernando.
Acomodate así le decía al tiempo que, con suavidad , lo ponía boca arriba
Gabriela lo seguía con la mirada todo el tiempo, asegurándose de que siguiera durmiendo. Su mano masturbaba incesantemente el miembro de su hermano, la erección tomaba cada vez más fuerza y Gabriela sentía nacer la excitación en su vagina, se sentía muy mojada y a medida que Fernando reaccionaba a sus caricias ella más se excitaba. La sábana le estaba complicando la tarea enredándose con el prepucio de Fernando, aprovechando el calor de la noche lo destapó con delicadeza, para mantenerlo en ese estado adormilado en que se encontraba Fernando y que lo había convertido de cazador en presa y ahora era la víctima del juego bizarro y socialmente prohibido de su hermana.
Gabriela terminó de destaparlo y casi se desmaya, sentía en su mano que el miembro de Fernando era enorme, pero la imagen visual a la media luz de luna que se filtraba por las cortinas era casi infartante. El miembro de su hermano debía medir 23 cm por lo menos, y de un grosor increíble que no permitía cerrar sus dedos al rodearlo con su mano. El glande liso y brillante con la piel suave y tersa, parecía una ciruela madura, una invitación a comérselo. Le tentaba la idea de probarlo y esa idea era reforzada por el penetrante olor a semen que emanaba y los gemidos de placer de su hermano.
No hizo siquiera el intento de resistirse, se abalanzó sobre el miembro de su hermano. Como una perra en celo, lo olfateó por todas partes, de arriba hacia abajo, sus testículos, sus vellos cortitos que delataban afeitadas periódicas, se llenó de su aroma, se sintió dueña y señora del pene que tenía en la mano y ahora estaba decidida a poseerlo y ganárselo de buena ley. Siguiendo en su papel de perrita comenzó a lamerlo, limpiando los restos de semen inundando su boca con su sabor, disfrutando de cada centímetro, deteniéndose a cada palmo para no perder detalle de la magnificencia del miembro, ni dejar lugar sin probar.
Sin prisa pero sin pausa subió hasta la cabeza de ese mástil que se erguía sublime y altivo ante su golosa mirada. Abrió sus labios y metió toda la cabeza y un poco más del pene en su boca. Fernando prácticamente bramó de placer al sentir esa boca posándose sobre su pene, Gabriela por el susto casi se muere de un infarto, estaba tan absorta contemplando ese pene hermoso y delicioso que se había olvidado de que no estaba sola y que ese pene estaba pegado a una persona, y que esa persona era su hermano y si esto fuera poco: que aún estaba dormido. Recuperada del susto, se echó a reír tapando su boca con la mano para no despertar a su hermano.
Superado el pormenor volvió a su tarea, agradeciendo la pesadez del sueño de Fernando que de vez en cuando soltaba un ronquido. El pene de Fernando se mantenía inamovible, inalterable en su grandeza, Gabriela con delicadeza volvió a agarrarlo y masturbándolo suavemente lo fue metiendo de a poco en su boca y regulando el placer de Fernando de acuerdo a sus expresiones. Ella se deleitaba con el sabor y la firmeza del miembro de su hermano, el tamaño increíble que poseía y la rapidez con que se recuperaba, ardía en calentura quería sentirlo en su concha, quería que le abriera sus labios vaginales que sabía se estirarían al límite si ese miembro llegaba a entrarle, pero también estaba embelesada con el gusto del miembro en su boca, verlo a media luz, y el tacto, la sensación que le otorgaban sus manos sosteniendo la enorme pija de su hermano.
Fernando de a poco fue tomando consciencia de lo que estaba pasando, estaba excitadísimo y a la vez confundido, casi aturdido se iba despertando, sentía su pene estimulado y al borde del orgasmo, no entendía nada, una sombra que se movía y él gemía y recibía placer de la nada.
Abrió los ojos, se vio en su cuarto de la casa de sus padres, recordó a su hermana despertándolo para acostarse a su lado, el sueño con Bety que se habían separado hacía unos meses. Sintió el roce suave de labios en su pene, dientes que le mordía el glande con firmeza pero sin dañarlo, una mano que lo masturbaba y un cuerpo a su lado. Comprendió de inmediato lo que pasaba, el corazón casi le da un vuelco al saber que su hermana se la estaba chupando. Se había despertado tan caliente, el placer y el morbo eran tan fuertes que no se animó a interrumpir para no dejar de sentir tanto placer, su hermana sabía lo que hacía y lo hacía a conciencia y eso completó el círculo para que Fernando se dejara hipnotizar por el mismo deseo pecaminoso y mórbido que se apoderaba de su hermana.
Ella lo siguió chupando aunque el cambio en la respiración de Fernando no pasó desapercibido. Gabriela supo que estaba despierto, su respiración cambiaba de pesada a agitada, y sentía los ojos de él clavados en su nuca. Levantó la cabeza, lo miró a los ojos esperando un señal, de cualquier tipo, lo que fuera. Ella no podía evitarlo, la situación expectante la estaba prendiendo fuego por dentro, alternaba la vista entre los ojos y el glorioso miembro de su hermano que aún no soltaba ni dejaba de masturbar.
Fernando la veía impasible, Gabriela esperaba su reacción. La expresión de su cara era de ruego, ella rezaba en su interior que su hermano la dejara continuar, era demasiado glorioso como para dejarlo así nomás. Poco a poco su expresión de ruego se transformó en picardía, la picardía en deseo y el deseo en seducción. Mucho tiempo se había tomado su hermano para decidirse si castigar o no a su hermana por la "falta" que estaba cometiendo. Ella se acercó con lentitud hasta el miembro de Fernando quedando con su boca a poco centímetros del glande para que él sintiera su caliente respiración en la cabeza de su pija, clavando sus ojos en los de él, como desafiándolo a negarse. Fernando la miraba firme y sin pronunciar palabra empujó su cabeza nuevamente hasta su miembro para que ella abriendo la boca golosamente lo siguiera devorando.
Fernando se rindió a las habilidades de su hermana, sentía en su miembro el placer de la boca de Gabriela. El orgasmo que venía amasando se vio aumentado por el morbo de que era su hermana la que le prodigaba placer a toda conciencia. Gabriela por su parte estaba excitada con el enorme miembro de su hermano en la boca y emocionada por la reacción de él, no esperaba esa reacción de su hermano que siempre fue tan correcto. Quería abrazarlo, agradecerle y besarlo, pero la devoción por el pene de su hermano era aún mayor y no le permitía moverse del lugar.
Sintió en su culo la mano de su hermano deslizarse con timidez, acariciando en un solo movimiento sus glúteos, pasando por su ano llegando a su vagina y terminando en su clítoris para volver a la inversa y comenzar nuevamente tal como a ella le gustaba, Fernando movía sus manos con destreza tanto despierto como dormido.
Fernando aumentaba el ritmo en sus caricias a medida que ella aumentaba las caricias con su boca y su mano en su miembro, la respiración se le entrecortaba, los latidos le golpeaban en las sienes y ya no pudo aguantar un segundo más, la excitación y la perversión de la situación fueron demasiado y Fernando explotó en un orgasmo increíble, despidiendo gruesos y abundantes chorros de semen que Gabriela, aunque quiso, no pudo contener con su boca por la gran cantidad y presión con que salía y tuvo que apartarse para terminar de extraerle hasta la última gota solo con su mano que se bañaba y se chorreaba de semen.
Gabriela se volvió hacia él esperando su aprobación, Fernando todavía agitado no mostraba ninguna expresión, de a poco su cara de piedra fue tomando ese gesto cómplice que Gabriela conocía, para terminar sonriéndole con ternura y complicidad. Ella se sintió inundada de felicidad y sólo atinó a saltar sobre él para abrazarlo con todas sus fuerzas.
te gustó lo que te hice? Gabriela se atrevió a romper el silencio
muchísimo!!!
A mi me encantó tu pija, es muy grande y muy rica. Así que cuando quieras lo podemos hacer de vuelta.- su tono ya era lascivo y provocador.
Primero que nada hay que poner las cosas claras Gaby la seriedad en su cara casi le cortó de momento la inspiración a Gabriela que se vio un poco defraudada y para eso prosiguió hay que emparejar la balanza. Así que ponete cómoda que ahora te la voy chupar yo...
CONTINUARA...
Por favor, valoren, comparen con el anterior y denme su comentario. Para aquellos que se confundieron con el primer relato debo aclararles: Gabriela no es mi hermana. Es una amiga que ni siquiera se llama Gabriela, al hermano le puse mi nombre. Pero no son sus nombres reales, ni es mi hermana. Ahora los relatos son ciertos. Saludos! Y Gracias.