Sueños en vida-muerte

Trazada nos describe en su micro el último pensamiento de un vampiro al sentir traspasado su corazón por una estaca.

Sintió esa insistente comezón en las raíces de los colmillos que asalta a los vampiros en épocas de celo. Soñó mordiscos de sangre golosa, imaginó venas y arterias que, insinuantes en su desnudez, se contoneaban a ritmo de latidos.

Tan embebido estaba en su ensoñación que no reparó en que alguien había alzado la tapa del ataúd. La estaca partió su corazón al primer golpe y él, un instante antes del fin, atisbó en relámpago la garganta de quien le empujaba a la muerte dentro de la muerte, una garganta de venas y arterias hinchadas por el esfuerzo que implica matar.

Se convirtió en polvo pero, todavía en el umbral de la oscuridad opaca y redonda, no supo si le había destrozado el corazón la estaca o no haber podido alcanzar un postrer orgasmo sangrando aquella garganta apetitosa, provocativa, perturbadora, incitante, profundamente erótica