Sueños

Aquí les dejo mi primer relato, comenten y si les gusta lo continuo. Espero que les guste.

Todo empezó en el momento en que mi vida estuvo a punto de acabar, en el momento en que ese coche apareció sin previo aviso.

Lo último que recuerdo de ese día es ver un relámpago rojo precipitándose hacia mí, es oír las ruedas deslizándose sin remedio sobre el asfalto. Recuerdo que sentí como si el tiempo se detuviera, y de pronto, justo antes de que el coche me alcanzara, una brisa de aire que me rodea y se interpone en el camino del coche.

De repente ya no estaba en la calle, no había rastro del coche, ni había gente alrededor. Estaba en un lugar con mucha luz, tanta que me molestaba a la vista. Cuando conseguí ver con claridad lo que me rodeaba no me lo podía creer, no salía de mi asombro. Estaba de pie sobre un nube y rodeada de columnas blancas que sujetaban un techo con hermosos grabados y pinturas que conmovían con tan solo mirarlas. Pero no había rastro de paredes y la luz era tan fuerte que no me dejaba ver más allá de unos pocos metros.

Estaba desolada, perdida en ese hermoso pero solitario lugar, preguntándome como había llegado hasta ahí. Me propuse buscar una salida, o al menos, algo que respondía a las preguntas que tenía en mi cabeza, pero cuando había dado un único paso sentí que me rodeaba la misma brisa de aire que había sentido minutos antes.

  • Liliana

Escuche mi nombre procedente de una hermosa y melódica voz antes de ver cómo se formaba un remolino de aire delante de mí y de su interior aparecía la forma de una mujer, aunque no fue hasta que el remolino desapareció cuando puede apreciarla con todo detalle.

Era una mujer alta, al menos un poco más que yo y su pelo rizado desprendía un hermoso brillo dorado. Pero lo que más atraía mi mirada no era su tez pálida ni su maravillosa figura sino sus bellos ojos. Eran de un hermoso tono verdoso con unas finas líneas castañas, nunca había visto unos ojos tan lindos.

Me miraba fijamente, de manera muy intensa pero al mismo tiempo muy dulce, tanto que toda la confusión que sentía desapareció y sin darme cuenta una sonrisa se dibujó en mi rostro. De pronto, una hermosa sonrisa se dibujó en sus finos labios y comenzó a avanzar hacia mí, deteniéndose a tan solo unos pasos de distancia.

  • Liliana -escuché mi nombre surgir de sus labios, reconociendo la melódica voz que había escuchado antes.

Guardó silencio esperando mi respuesta, pero estaba tan embelesada observándola y recordando su voz, que aún no conseguía sacar de mi cabeza, que no me había dado cuenta.

  • ¿Quién eres? -pregunté cuando encontré la voz que había perdido observándola- ¿y qué lugar es este?

Una mirada compasiva me atravesó antes de contestarme.

  • Soy tu ángel...

  • ¿Mi ángel de la guarda? -pregunté interrumpiéndola.

  • No -contestó esbozando una reluciente sonrisa- Soy tu ángel de los sueños. Velo por la tranquilidad de tu alma cuando duermes -dijo antes de que pareciera escuchar algo que yo no puede.

  • ¿Estoy soñando? ¿Qué pasó con el coche? -pregunté aún más confusa, aunque extrañamente su presencia me hacía sentir protegida y hacía que se esfumará el miedo de mi interior.

  • Pero eso es...de acuerdo -dijo asintiendo mientras miraba hacia arriba.

Realmente debía de estar hablando con alguien, aunque yo no veía ni escuchaba a nadie más.

  • Debes verlo por ti misma -dijo moviendo la mano y haciendo que las nubes se dispersaran.

Al desaparecer las nubes pude ver la habitación de un hospital. Había una chica de piel blanca con rasgos finos y cabellos castaños durmiendo en la cama.

  • Soy yo -dije casi susurrando sin creerme lo que venía y sintiendo como iba perdiendo las fuerzas en las piernas -¿Cómo es posible? ¿Porque me estoy viendo a mi misma?

El ángel volvió a agitar la mano y el suelo se volvió a convertir en nubes.

  • Cuando ese coche te golpeó quedaste mal herida y entraste en coma -dijo haciendo que me callera de rodillas- Por eso estas aquí, porque tu alma estaba perdida, desorientada y se ha refugiado en tus sueños -dijo mientras ella también se arrodillaba junto a mí.

  • ¿Y qué pasará ahora? -dije mientras las lagrimas brotaban de mis ojos.

No me podía creer que mi vida fuera a terminar de ese modo, que no pudiera volver a ver a mi familia, ni a mis amigos, que no volvería a abrazar a mi madre.

  • No desesperes, puedes volver a tu mundo -dijo al tiempo que me atrapaba en su abrazo y me apretaba hacia ella, como si quisiera que me fundiera con ella.

Su abrazo era tan cálido y hacía que me sintiera tan bien entre sus brazos que pronto dejé de llorar y comencé a disfrutar de ese momento. Sentí su corazón palpitando, su embriagador aroma a jazmín, el calor de su piel y el suave roce de sus manos acariciando mi espalda. Ahora si estaba en el cielo.

  • No te rindas, mientras sigas luchando hay esperanza de que regreses a tu mundo -dijo antes de liberarme de su abrazo- No te rindas.

Me miró a los ojos con mucha ternura, haciendo que recordara las fuerzas. Se levantó y me tendió su mano para levantarme. Estábamos frente a frente, mirándonos, cuando rodeó mi cara con sus manos y con sus dedos limpió el rastro de mis lágrimas. Nos quedamos paradas por un segundo, disfrutando de ese leve contacto, cuando de pronto una luz la rodeó y comenzó a desaparecer.

  • No te rindas -fue lo último que escuché de su boca antes de ver como desaparecía en el interior de ese rayo de luz.

Me quedé sola, desorientada y perdida en ese infinito lugar sin saber qué debía hacer o cómo debía de hacerlo para volver a casa. ¿Cómo iba a salir de ahí?