Sueñas con ir a la fiesta de tu nueva empresa, esa multinacional con tantas posibilidades. Estas con tus compañeros de sección cuando aparece tu jefe y dice “¿Quien se ha traído a una fulana a la fiesta?” Los demás lo miran extrañados. “Si” dice él “esa tía rubia, con el vestido blanco tan estrecho que se le marca todo, que casi se le salen las tetas del escote y todo el tiempo se tiene que bajar la falda del vestido que si no enseñaría el culo” y señala a la mujer un poco más lejos en otro grupo, bailando con otras mujeres. Tú, con un voz un poco entrecortada, dices “No es una fulana,… es mi esposa” todos te miran, algunos con admiración, otros con condescendencia. Entonces tú jefe te dice “Muchacho, me parece que con una mujer así tienes mucho futuro en esta empresa. ¿Por qué no me la presentas?” Corres raudo, te faltan piernas, para ir a recoger a tú mujer del grupo y llevársela a tú jefe. Mientras la llevas cogida del brazo, la pones en antecedentes y ella que es muy lista enseguida comprende. Estampa dos besazos a tú jefe y ya no se separa de él en toda la noche, bueno hay un buen rato que no aparecen por ningún lado.
Parece que sueñas, han pasado seis meses desde la famosa fiesta y tú carrera se ha disparado como un meteoro. Es verdad que desde ese día, tú mujer ha dormido muy pocos días toda la noche en casa, si te apuras casi puedes contarlos con los dedos de las manos. Siempre llega muy cansada. Su vida social ha aumentado, ha conseguido un empleo en la empresa y también va escalando casi tan rápido como tú. Siempre tiene reuniones hasta las tantas de la madrugada, cenas de negocios, visitas de clientes y otras cosas parecidas. Aunque tú sospechas algo, no lo quieres creer, aunque los rumores son cada vez más fuertes. Y son para creer, a veces de la manera que se va vestida al trabajo o a esas interminables reuniones, ¡no hablemos de las cenas de negocios! Su vestuario si antes era algo provocativo ahora lo es más. Llega por las noches rendida, a veces despeinada y cas sin desvestirse se echa sobre la cama y se duerme como un tronco, menos mal que no tiene que madrugar como tú.
Sueñas con que llegué el día en que tú esposa se traiga a alguno de sus amantes a casa y puedas verla con él. Te matas a pajas cuando ella se va a esas cenas vestida como toda una puta. Y esperas empalmado que llegue, finges que estás dormido y esperas a que se duerma profundamente para oler su pelo, su coño, su culo. Besar sus manos y sus pies. Lamer sus nalgas e incluso según como está durmiendo, su coño que siempre suele estar muy húmedo. Rebuscas, al día siguiente por la mañana, en el cesto de la ropa sucia, sus bragas. Siempre son tangas y están empapados. Te gusta el olerlas, ese olor acre de sudor de entrepierna, flujo vaginal, a látex y a veces, muy pocas veces, percibes un ligero olor a semen.
Ahora sí que sueñas, te han notificado que a principio de mes te nombrarán inspector de las sucursales de la multinacional para todo el país y parte del extranjero. Te pasarás los días viajando, solo caerás por casa algunos fines de semana y en las vacaciones. Así crees que por fin podrás hacer realidad tú sueño de pillar a tu esposa con alguno de sus amantes, llegando por sorpresa de alguno de tus viajes. Porqué seguro que cuando te nombren “inspector de sucursales” tu esposa dormirá cada noche en casa, pero lo más seguro que no sola. Pero no te harás el esposo ofendido, sino que serás tú el que se esconderá. Procurando no molestarlos. Contemplarás a tú esposa y a su amante de turno como follan. Como gime y suspira con la polla de otro en su coño, o en su culo, agujero que a ti nunca te ha dejado tocar y que tú sabes que otros se lo follan. Verás bien escondido como le chupa la polla, como se la engulle hasta el fondo, hasta tocar con la nariz el pubis de su amante. Como le lame ese tronco venoso y grueso. Como se mete los huevos en su boca y se deleita con ello. Como su amante le come la boca, como le chupa las tetas. Como la hace gemir de placer mientras le come el coño. Como se la folla en un montón de posiciones diferentes. Como gime ella y disfruta como tú no la has hecho, ni harás, disfrutar jamás. Verás cómo le encanta que su amante se corra dentro de su boca, a ti nunca te ha dejado, ni te dejará.
Soñarás con poder participar en esas sesiones de sexo junto con tu esposa y su amante. Pero no al mismo nivel, si no como esclavo de ella. Como cornudo consentido, sometido y humillado que te gusta ser. Estarás allí, desnudo, con tu pequeño pene, pito como lo llama ella, apretado por un cinturón de castidad masculino. Estarás a las órdenes de ella y de su amante. Ella te humillará de palabra y obra. Él la someterá como si fuera su puta, que lo es, y ella hará todo lo que él le diga con tal de que se la folle con ese pollón, maravilloso para ella y el doble de tamaño que el tuyo, tanto a lo largo como a lo ancho. Se la follará delante de ti y tú le ayudarás. Le comerás el culo a ella para que cuando él se lo rompa, con ese pollón, tenga más fácil hacerlo. Le lamerás sus huevos, para que mientras se la folla pase más gusto. De tanto en cuento te meterás su polla en la boca y la ensalivarás bien para que tu mujer pase más gusto de la enculada. Cuando se corra, tú estarás pronto para lamerle los restos que no se haya tragado tu mujer, si lo ha hecho en su cara. Podrás lamerle las tetas a tu mujer si en ellas hay restos de semen, solo si hay. Si se ha corrido en su coño, estarás pronto a sorbérselo para tragarte la abundante corrida de su macho y que ninguna gota manche nada, ni el suelo, sino tu esposa luego se pone como una fiera y recibes un buen castigo por tu falta de rapidez. Si el macho se corre en su culo, tanto dentro como fuera, también estás pronto a sorberlo todo. Incluso estarás dispuesto a limpiarle la polla, pollón, junto con tu esposa después de la corrida, para que le quede limpita y reluciente, y otra vez dispuesta, ya dura, para la próxima follada de tu mujer.