Sueños cumplidos C.10 La cuadrilla de los asesinos

Vamos en fila india por la peligrosa pradera, delante hay una punta de flecha compuesta por tres combatientes; parecen dos mercenarios y el que hablo antes con nosotros. El parece estar al mando de todos, aunque no es muy mayor; se maneja bien dando órdenes. A los lados, esta su grupo desperdigado..

Sueños cumplidos

Capítulo 10: La cuadrilla de los asesinos

Vamos en fila india por la peligrosa pradera, delante hay una punta de flecha compuesta por tres combatientes; parecen dos mercenarios y el que hablo antes con nosotros. El parece estar al mando de todos, aunque no es muy mayor; se maneja bien dando órdenes. A los lados, esta su grupo desperdigado y Jack, yo voy detrás con una chica; haciendo el culo de la flecha. Delante mía esta la chica que salvamos, junto a los heridos que pueden caminar; los que no son ayudados por comerciantes y a nuestro alrededor se nota que es un campo de batalla.

Por delante, Dorian y los dos mercenarios abren camino para que pase todo el grupo; sin dejar de mirar este para detrás para confirmar que estamos bien todos. Gracias a la alta maleza de la pradera, no veríamos a los enemigos; hasta tenerlos encima y eso preocupaba al líder muchísimo.

—     ¿No deberíamos de buscar el camino? – pregunto un mercenario

—     Sí, pero… - afirmo, pero cuando iba a poner en común lo que pensaba fue interrumpido, por el otro mercenario.

—     El camino nos dejaría ir más rápido – comunico el mercenario más alto.

—     Sí, pero también nos dejaría al descubierto – termino de decir, el líder.

—     Tiene razón – dijo el mercenario gordito.

—     … - el alto miro al otro mercenario y no dijo nada.

Luego observaron a Dorian de cerca, para ver como actuaba, pero guardaron silencio; es como si se hubieran dado cuenta de su superioridad estratégica y decir algo estuviera, fuera de lugar. Dorian, guardaba silencio; pero lo observaba todo como si esperara que la cosa se complicara aún más.

Por el medio, la gente estaba temerosa; ya que veían que no avanzábamos a la velocidad adecuada. Sabían que en cualquier momento podía atacarnos una manada Morrock o el ejército Goblin, cualquiera de los dos si cundía el pánico y no se manejaba bien el asunto; podría ser el final.

—      Oye – chisto Axel, al gigante que tenía delante

—      ¿si? pequeñajo – dijo con su carácter despreocupado de siempre, Jack.

—      ¿Cómo que pequeñajo? Gigante – insulto ofendido, Axel.

—      ¿gigante? Si, asi me llaman – rio Jack

—      … ¿de dónde vienes? – pregunto tras un silencio incomodo, Axel.

—      De Garsa, la aldea norteña que está perdida; por el pico del diablo. – dijo Jack despreocupadamente, riendo para variar; haciendo pensar a Axel si le hablaba en serio o no.

—      ¿Garsa? ¿esa aldea realmente existe? – pregunto Axel de forma desconfiada

—      Si – dijo riendo

—      ¿en serio? – pregunto Axel, pensando que seguía riéndose de él

—      En serio, ¿para qué iba a mentirte? – rio Jack, riendo aún más que antes.

—      ¿allí realmente hacen la legendaria cerveza norteña? – pregunto, con toda su curiosidad

—      Si, traía un par de barriles; pero estaba tan rica que me la bebí toda y no deje ni la muestra. – rio, haciendo reír a Axel

—      Eres todo un borracho – rio Axel

—      No te creas, después de dos meses de viaje; vasito a vasito… - dijo un poco aludido.

—      Axel, cállate y vigila – protesto Orda

—      Vale, ya lo hago – se quejó este

—      Disculpa, gigante a mi amigo. – se disculpó la chica

—      Tranquila, no soy un gigante; aunque lo parezca. – rio este, dejando sorprendida a Orda.

Tras relajar un poco las tensiones, siguieron haciendo su trabajo; vigilar los alrededores y proteger a los débiles.

Mientras tanto en la cola…Emba, miraba a los alrededores; poco a poco bajando su ritmo.  Larse por su parte iba el ultimo, no por nada, sino que el peso de la armadura y el tacto de la armadura con su piel quemada, le hacían ir aún más lento.

—      ¿estás bien? – pregunto Emba, mientras miraba al frente; viendo que Larse miraba hacia detrás con actitud nerviosa.

—      ¿eh, quien yo? Sí, estoy bien; no te preocupes. – dijo disimulando su estado

—      Pareces dañado y cansado – comento siendo sincera

—      No te preocupes, nada con lo que no pueda. – fardo Larse

—      Oye, esa armadura; ¿no es la de Snowe? – pregunto la chica, mostrando el conocimiento que tenía; de viejos héroes.

—      Si, era mi abuelo; y herede sus cosas. – mintió Larse, demostrando que esto se le daba especialmente bien.

—      Vaya, ¿era? Lo siento, no había oído nada. – miro por primera vez al chico, con sus ojos llenos de dolor — tendrás que ir a un herrero a Suren, para que te ajusten su armadura – soltó con su abrumadora sinceridad

—      Si, ya me lo han dicho – sonrío Larse, quitándose el casco; ganando una buena mirada de Emba.

—      Deberías ponerte eso, nos pueden atacar en cualquier momento. – aviso la chica

—      Gracias, pero la verdad es que tengo calor – se quejó Larse

—      Como quieras, ¿vas con ese gigante? – pregunto esta

—      La verdad es que nos encontramos por el camino, ambos estábamos solos y nos cogimos como compañeros de viaje temporales. – confesé

—      Curioso – juzgo ella.

Mientras estábamos en esa conversación tan interesante, vi algo en el suelo y me agaché; justo a tiempo para que una silbante flecha se clavara en un árbol que estaba a la altura de mi cabeza, a mi izquierda.

—      ¡Nos atacan! - grito Emba, mientras desenfundaba sus armas y se preparaba para luchar; yo hice lo propio, mientras me recolocaba el casco.

Los supervivientes de toda la columna empezaron a correr todo lo que podían y más, manteniendo la calma a duras penas; Dorian sitúo un perímetro entre cuatro árboles en cuadrado y allí empezó a meter a la gente con la ayuda de los dos mercenarios. Mientras tanto Orda, Jack; y Axel empezaron a dirigirse hacia nosotros. De entre la maleza, salieron cuatro tipos con gabardinas que venían hacia nosotros; dos guardaron sus arcos y sacaron las espadas como los dos de delante.

—      ¡¿Asesinos?! – grito la chica, temblorosa.

—      No te metas si quieres, vienen a por mí – me aferre a mi escudo y mi arma, dispuesto a enfrentar mi destino.

—      No lo hare – dijo y cargo contra ellos.

Al ver que ella cargaba, seguí su ejemplo y cargué contra ellos; al llegar hasta ellos…Emba ataco brutalmente con su espada a uno de ellos, que desvío su espada, pero a cambio recibió una herida en su hombro del cuchillo que llevaba oculto Emba. Por mi parte, con el escudo embestí a uno derribándolo; haciéndolo dar muchas volteretas sobre sí mismo en el suelo. Y contra otro, le ataque con la espada y me desarmo, haciendo que mi espada cayera a unos metros de mí, clavándose en la tierra. Le di un cabezazo con el casco, para conseguir el tiempo suficiente; para dar unos pasos hacia detrás. Emba seguía luchando contra el tipo que ella misma había herido, el que había salido rodando se estaba levantando; y los otros dos venían a por mí cuando agarraba la espada. Desvié por pura suerte la espada de uno y la cubrí con el escudo, por poco no me da en el casco mi propia espada. Estaba aguantando el ataque de ambos, cuando llegaron mi amigo Jack y otro del grupo del líder; para aguantar el embiste de estos dos asesinos. Jack revoleo de un martillazo al de mi izquierda y Axel, clavo sus cuchillos en el de mi derecha; el que se estaba levantando salto sobre mí y caímos rodando los dos por la colina.

Los dos nos golpeábamos sin cesar, cabezazos; puñetazos, codazos; rodillazos y todo tipo de golpes sucios. Mi espada, había caído en el camino; igual que la suya…solo quedaba mi escudo y porque estaba atado.

Mientras tanto, Emba grito al recibir el corte del asesino en el brazo y se la quitó de encima; pero esta le tiro un cuchillo por la espalda antes de que este desapareciera entre la maleza. Axel, combatía haciéndole cortes rápidos al suyo, mientras el otro se defendía como podía; hasta que recibió un flechazo en el hombro de Orda y huyo lanzando una bomba de humo al suelo. Jack, empezó muy bien; pero el asesino era muy rápido y este apenas podía defenderse hasta que se cabreo y placo al asesino haciéndolo rodar por la montaña.

Por mi parte en plena oscuridad, ambos nos levantamos; mirándonos con mala cara.

—      Tengo que daros una noticia – anuncie, al asesino; con los puños apretados.

—      ¿si, cuál? – dijo este, sacándose la capucha; mostrando una tez impoluta.

—      Ya matasteis a Snowe, yo soy su nieto – mentí

—      Mentira, Snowe no tenía familia – destapo mi mentira

—      Entonces tendré que acabar contigo, para que no puedas destapar mi historia – apreté los puños.

Dimos vueltas alrededor del otro, intento darme un puñetazo en la cara; y puse el escudo por el medio. Con rapidez intento darme otro puñetazo por el otro lado, me agache y le pegue un puñetazo; en la cara.

—      Deberías tirar ese escudo, para que la pelea sea justa – intento engañarme, pero se estaba equivocando claramente conmigo.

—      Ni lo sueñes, una ventaja es una ventaja – dije, mientras andábamos en círculo mirándonos.

—      Lástima, no has caído en el engaño; entonces no será tan fácil. – comento, mientras sacaba un cuchillo de debajo de su manga.

—      Ni para ti tampoco – aferre con fuerza el escudo.

Me ataco con rapidez, dio una patada al escudo que coloqué entre nosotros; tuve que dar un paso hacia detrás y paso el cuchillo por delante de mi nariz a una velocidad tremenda en la que me corto algún pelo. Me dio un codazo en la armadura, moví el escudo para darle y lo bloqueo a duras penas con el cuchillo, me dio un cabezazo y corto la cuerda del escudo para que cayera al suelo; pero no lo solté. Me dio una patada por el suelo para derribarme e intento clavarme el escudo en el cuello, puse el escudo por el medio y rodé sobre sí mismo.

—      Vaya, déjate matar ya; sufrirás menos. – comento cabreado

—      Ni lo sueñes, puedes intentarlo; pero no será fácil. – dije sin pestañear, aunque estuviera temblando por dentro; por fuera estaba orgulloso de que pareciera que no le temía.

—      Pues muere – grito, mientras lanzaba el cuchillo con una fuerza y velocidad brutal; desvíe el cuchillo con el escudo…se lanzó sobre mí y dimos dos volteretas más por el suelo.

Empezó a estrangularme, para acabar conmigo; mientras le daba puñetazos con la armadura en el estómago y rodillazos…

Mientras tanto, el grupo continuaba su marcha; excepto Jack y Emba, que habían decidido a buscarme. Jack por ser mi compañero y Emba, por sentirse culpable; pero ambos decidieron hacerlo por voluntad propia.

—      Jack, busca al chico – pidió la chica que salvamos

—      Tranquila, lo hare; nos veremos en Suren – guiño el ojo Jack

—      Confió en ti – sonrió, la chica.

Por su parte Emba…

—      Dor, nos veremos en Suren, llévalos a salvo y aquí tienes mi mochila. – hablo con cariño Emba

—      No tienes porque hacerlo, pero si quieres hacerlo, hazlo – comento con sabiduría Dorian y era su forma de decirle te hechare de menos, además de ten cuidado.

—      Señor, pido permiso para ir con ella – pidió Axel

—      No, lo siento; te necesito para proteger a esta gente. – negó Dorian

—      Además, voy con el gigante, no me pasara nada – Agradeció Emba

—      Vale… - dijo Axel poco convencido

—      Ten cuidado, hermana – abrazo Orda, tanto Dorian, como Axel y Emba se quedaron sorprendidos.

—      Tu cuida de los chicos – le pido Emba

—      Lo hare – terminaron el abrazo.

El grupo volvió a su camino, Jack y Emba; empezaron a buscar a Larse.