Sueños cumplidos C.1 La aventura comienza
Llevo caminando unas cuatro horas, y no he avanzado mucho la verdad; aún se ve a lo lejos nuestra granja y no solo es, porque cada dos pasos miro hacia detrás. Estoy ahora por la granja de los vecinos, caminar con espada, escudo y armadura se vuelve bastante más arduo de lo que esperaba.
Sueños cumplidos
Capítulo 1: La aventura comienza
Llevo caminando unas cuatro horas, y no he avanzado mucho la verdad; aún se ve a lo lejos nuestra granja y no solo es, porque cada dos pasos miro hacia detrás. Estoy ahora por la granja de los vecinos, caminar con espada, escudo y armadura se vuelve bastante más arduo de lo que esperaba. Estoy rendido, hace un calor de muerte y tengo necesidades que hacer.
Me quito la mochila, me siento sobre un tronco y empiezo a registrarla. Hay leña, comida, agua; antorchas…una tienda de campaña, material de cocina, un saco; ropa de dormir además del pedernal y acero. Estoy en el terreno del viejo Willy y de la familia Nack, a ninguno le haría gracia que hiciera fuego o que acampará aquí; asi que tendré que parar a comer comida reseca y continuar caminando para salir de aquí, pero en pocas horas anochecerá...
Mientras estoy comiendo, veo al viejo Willy acercarse a mí; y no lo pierdo de vista.
— ¡Hola! ¿es usted un guerrero? – pregunta a una distancia, segura.
— Si, espero que no le importe; he hecho una parada para comer y beber agua. – dije fingiendo una voz más grave de hombre.
— ¿Le conozco de algo? Me suena su voz – dijo, verificando lo que me temía; no se me da bien cambiar mi voz.
— NO, señor granjero; ¿necesita algo? – pregunte, negando con la cabeza.
— Eso iba a preguntarte, ¿necesitas algo? – ofreció amablemente, pero si bien conocía a mi vecino; algo iba a pedirme a cambio.
Rememore para cuanto tiempo tenia agua y comida, para unos tres días; si cocinaba para cinco…y sabía perfectamente que la aldea vecina estaba a tres días, a mi ritmo quizás seis; y con mi habilidad actual cazar sería imposible.
— Bueno, no me negare a recibir ayuda; si me la ofrece – deje caer. — Aunque no estaría de más, ayudarnos mutuamente – nada más decirlo, vi como una sonrisa se fijaba en su cara, acababa de quitarle cualquier remilgo a pedirme ayuda.
— Ahora que lo dice…hace un par de noches se me coló una alimaña en el granero, y me preguntaba; ¿sería usted capaz de sacarla? – pregunto sonriente
— Mmm…puedo intentarlo, ¿Qué podrías hacer por mí, a cambio? – pregunte sonriendo, bajo el casco; sin apreciarse por fuera lo más mínimo.
— Si, le das caza; puedo darte comida para un día y sino, rellenarte cantimploras vacías. Tengo un pozo, junto a la casa; ¿Qué le parece? – pregunto para cerciorarse, si el intercambio era el adecuado.
— Bien, termino de comer y voy hacia su casa. – dije con tono tosco, no quería que me viera andar; con la torpeza que ahora tenía.
— De acuerdo, estaré en mi casa – dijo el viejo Willy
Mientras como pienso sobre lo que me ha pedido, en mis condiciones actuales; me será imposible cazarlo. Tendré que conformarme con espantarlo y no parecer demasiado torpe en el intento, si el viejo Willy me rellena las cantimploras vacías, tendré para cinco días justo. Me levanto con extrema dificultad, empiezo a caminar de la forma más apresurada posible hasta su casa; se me hace el camino largo, pero al fin llego jadeando. Espero un poco hasta que la respiración se me normaliza, y entonces llamo a su casa.
— ¿si? – pregunta medio adormilado
— Señor, ya estoy aquí. – suspiro y le aviso que soy yo.
— De acuerdo, espera que voy; te has tomado tu tiempo ¿eh? Ya creí que no vendrías – deja caer lo que ya se, que para la distancia que hay, he tardado bastante.
— Si, bueno; me gusta recrearme en la comida – miento
— Entiendo, menos mal que llevas una vida ajetreada; porque sino te verías gordo en dos días. – me suelta riéndose, sale vestido y me hace señales de que le siga. – por aquí. – dice.
Empiezo a seguirlo a su paso, me doy cuenta de que no podre seguirle su paso mucho tiempo; pero aguanto como un hombre y pronto aparecen los jadeos, que intento disimular haciendo las respiraciones más largas. Mientras vamos de camino el habla y habla, lo que me ayuda a disimular mi estado de asfixia y agotamiento.
— ¿sabes? Mucha gente pasa por las granjas libres, debe ser una zona de paso para los comerciantes; guerreros y demás gente. – dice en primer lugar, aunque yo ya lo sé; pues vivo aquí. — Y a nadie se le ha ocurrido la maravillosa idea, de hacer una posada; para que tengan donde quedarse. – Dice más como protesta, que como otra cosa. Aunque es cierto, todo el que pasa acampa en los límites del principio o del final; pero nadie acampa dentro de las granjas. Tambien es que las familias de aquí son un poco susceptibles en lo que ha “libres” se refiere… libre de gente; libre y solo para mí. Si les pidieras un trozo de sus propiedades, para hacer una posada; te arrancarían los ojos. — Ni tampoco un camino, para que esos pobres diablos; tarden la mitad en cruzarlo y no me pisen el sembrado. – dice protestando de nuevo, pero yo sonrío; tanta vuelta al tema y solo quiere protestar, de que le he pisado el sembrado. Yo vuelvo a mis divagaciones, si les pidieras un trozo para hacer un camino; podrían hasta matarte y, sobre todo, si se lo pides tras cogerles terreno para la posada.
Tras unos leves minutos que se me hacen un infierno, llegamos al granero, realmente parece más un trastero que un granero; nada tiene que ver con el nuestro limpio y bien construido.
— ¿Cuál es el plan? – me pregunta el viejo Willy
— ¿su granero es de una sola entrada o de dos? – pregunto, aunque ya se la respuesta, respiro con fuerza para disimular la falta de aire.
— De dos – contesta dejando de sonreír, sabiendo que no le va a salir gratis la cosa.
— Entre por el otro lado y yo por este, por algún lado tendrá que salir. – digo, sonrío para mis adentros; lo he mandado a caminar para evitármelo a mí.
— Vale, daré dos golpes cuando este dentro. – dice el viejo Willy y se pone en camino
Me apoyo sobre la madera destartalada del granero, ahora que desaparece de mi vista y me siento libre de jadear, intentando asi recuperar pronto el resuello; que me va a hacer falta para la actividad venidera. Pronto escucho los dos golpes, me repongo como puedo; dejo la mochila y el escudo en un intento no muy exitoso de quitarme peso. Agarro la espada, y la desenfundo con dificultad; luego mantener el equilibrio con ella se me hará difícil, asi que me la apoyo en el hombro. Solo es cuestión de dejarla caer, y eso es más sencillo que blandirla; tras eso me adentro en el oscuro granero.
Una vez dentro se me pasa por la mente, que esto podría ser una trampa para acabar conmigo; pero no puede ser…lo conozco de toda la vida, no digo que no fuera capaz; pero el viejo Willy no se arriesgaría tanto y tendría que ganar mucho con ello. Voy esquivando en la penumbra, las cosas amontonadas por la familia de Willy; y pronto doy con restos de comida y desechos de algún tipo de animal, que por cierto huelen a gloria. Sé que me estoy acercando, tenso el agarre sobre la espada; y en ese momento salta hacia mí.
— ¡Va hacia ti! – grita el viejo Willy
— Lo veo – digo en respuesta
Entonces en ese pequeño segundo de reacción, pienso bien mis opciones; si le quiero cortar con la espada…lo más probable es que falle, es un enemigo pequeño y el espacio es reducido; además tardaría más en dejarla caer, que él en estar encima mía. Si le pego un puñetazo con la armadura, puede que lo deje atontado durante un segundo; pero lo más probable es que me esquive, asi que lo más correcto, es embestirlo. Sin pensarlo y sin dilación, embisto a la criatura con todas mis fuerzas; la misma choca contra mi armadura y se queda en el suelo panza arriba un solo segundo. Viendo mi oportunidad dejo caer la espada a toda velocidad, y si no fuera porque la punta choco además de atravesar un mueble; hoy tendría mapache para cenar.
Tras eso el mapache huyó despavorido, quizás para no volver jamás; pues le hemos dado un susto de muerte.
— Vaya, me has roto el mueble – protesto Willy
— Si, calculé mal la distancia – dije chasqueando la lengua
— Bueno, no querría ser enemigo tuyo; reaccionas con una rapidez abismal. – dijo Willy, todavía observando su mueble casi partido en dos. — Como no lo has cazado, te rellenare las cantimploras; ¿Cuántas tienes? – pregunto el viejo.
— Tengo dos vacías y una casi llena. – señale fuera. — ¿quieres que te pague el mueble? – pregunte, sabiendo que es lo que esperaba; que dijera.
— No, hombre no; prefiero que me debas un favor. – dijo yendo en la dirección que le dije.
— ¿un favor? – pregunte, mientras sacaba del mueble con cuidado; mi espada.
— Si, la próxima vez que pases por aquí; que me debas echarme una mano en algo – dijo explicando lo que ya sabía.
— Sí, pero en mi profesión hay que tener cuidado con los favores que se debe; asi que necesito saber… ¿Qué clase de favor? – pregunte enfundando la espada, con torpeza; tapado por la oscuridad del granero.
— Tranquilo, nada de sangre. – dijo el viejo, sabiendo por donde iban los tiros.
— Vale, de acuerdo. – me encamine hacia fuera.
Tras de mi cerro el granero, sospechando que yo fuera a coger algo de él; pero lo conocía muy bien para molestarme. Le di las cantimploras
— Esperare, frente a tu casa; si te parece bien. – dije más por evitarme camino, que otra cosa; aunque si después de ayudarle me fiaba de él.
— Está bien, no tardare. – dijo el viejo Willy
— Tarda lo que quieras – pensé cansado, necesito un descanso.
Tarde un poco, pero llegue más descansado; al haber vuelto a un ritmo bajo. Poco después de llegar yo, llego el con las cantimploras.
— Aquí las tienes – digo el viejo Willy
— Gracias, nos veremos con suerte el año que viene – agradecí
— ¿tanto? Vale, pues hasta el año que viene; no te olvides del favor. – repitió
— Adiós – dije sin responder
Me largué al principio a un paso normal, y luego volví al paso lento que ahora se me hacía más cómodo; tarde otras cuatro horas en salir de los terrenos de Willy y al menos una hora más, en salir del terreno de los Nack. Ya es de noche, sé que seguir andando en la oscuridad es peligroso; pero encender una luz es más peligroso todavía. Ya que no sé si me persiguen, y me conozco todos estos terrenos como la palma de mi mano; sigo andando en la oscuridad. A mi ritmo para salir de las granjas libres, necesitare seis horas más; quizás ocho a mi ritmo en la oscuridad. Caminar ocho horas me dejara exhausto para mañana, no es viable; al menos no…sino es estrictamente necesario. La otra opción es buscar donde acampar, ahí un pequeño monte entre las tierras de los Sereth y los Mark; “terreno de nadie” unos dicen que es suyo y los otros igual. Pero como tiene una gran piedra en lo alto, no pueden usarla; me he quedado alguna vez allí y no les ha hecho mucha gracia.
Pero deberán ser más comprensivos con un aventurero perdido o quizás si madrugo, no me verán; asi que decidido me dirijo hacia allí. A mi ritmo actual y siendo de noche, no estará a más de tres horas. Cuando llego, establezco el campamento; que no es más que mi ropa de dormir, mi saco y mi aislante. Ceno y bebo algo a oscuras, luego me acuesto abrazado a mi espada; no es mucho, pero me hace sentir a salvo. Si no hubiera estado tan cansado no hubiera pegado ojo, pero juraría que en la oscuridad; a lo lejos escuchaba susurros y pasos intentando ser sigilosos.