Sueños

Ardió la noche y sus sueños la violaron.

La noche durmió con ella y la luna, sensual, peligrosa. Su cuerpo, rozó las sábanas que caían lentamente por el borde. Su cama, la encontró desnuda y sola. Suavemente la abrazó. Sus ojos, entregados a las penumbras de su mente. Su alma, infiel, recostada sobre el más profundo sueño.

De sus labios algunos suspiros. Su aliento, caliente. Su frente sudaba. Su piel hervía. Sus senos, firmes y redondeos, transpiraban. Agua que encendía un fuego fatal hasta su vientre. Sus nalgas se contraían, y aflojaban. Sus pies se entrelazaban.

Gimió al girar hacia un costado. Entre sus piernas la almohada que sus manos apretaban. Sus palmas se serraron. Su boca murmuraba. Su cuerpo se jadeaba y movimientos intensos aceleraron su respiración. Se retorcía. Su monte volaba, imaginaba. Su sueño gozaba: con un hombre, con dos o con tres.

Silencio, todo era silencio. Cortado por suaves gemidos al girar, esta vez hacia arriba. Sus brazos se aferraron. Reclinó sus piernas. Levantó su cadera. Apretó fuerte sobre su pelvis.

Estiró su cuello. Estiró sus dedos. Agitó su cuerpo. Su mente que gritaba. Sus labios se mordían. Su boca murmuraba. Deseos….deseos que empapaban. Palabras que excitaban. Sus sueños la violaban.

Jadeó. Hubo espasmos! Hubo gritos! Hubo placer! Hubo fuego! Hubo pasión! Hubo pausas! Hubo violencia! Hubo más gritas! Más jadeos! Más gemidos! Y hubo orgasmos!

Y una luna que brilló hasta el amanecer.