Sueño incestuoso

Tuve un padre homofóbico. Jamás intenté siquiera abrir ante él mi otra cara. Sin embargo, acabo de soñar algo que...

Hace algunas noches, específicamente el lunes 17 de febrero, dormí mal.

Un inusitado sueño erótico me mantuvo inquieto toda la noche. No llegué a masturbarme, pero mi entrepierna estaba abultada y de la cabeza de mi verga escurrían espesos y viscosos hilos de líquido preeyaculatorio, estaba a punto de correrme.

La razón de mi sueño fue en verdad extraña, pues viví escenas que realmente nunca fueron reales.

Estaba sorprendido; no era habitual que tuviera ese tipo de sueños e inquietudes. No soy mojigato; por el contrario, soy partidario de la libre práctica de la sexualidad sin tener reticencias en torno a las supuestas aberraciones, presuntas perversiones sexuales. Sin embargo, siempre he tenido el temperamento ardiente, y de ello he dado muestra en mis setenta relatos publicados anteriormente en esta página.

En mi sueño, descubrí a mi padre, que ya no pertenece a este mundo y que siempre me atrajo, atracción que yo rechacé porque lo último que hubiera hecho sería autodestaparme ante un hombre recio, fuerte, homofóbico a más no poder.... simplemente, me llegaba la idea y la desechaba.

Bien, pues en mi sueño, vi a mi padre sin camisa, descalzo, con un pantaloncillo corto. Seguido lo vi realmente en esas condiciones, pero esta vez, en mi sueño, su verga estaba sumamente excitada y al hacer algunos movimientos, su enorme pedazo salía por la abertura frontal de su pantaloncillo.

Me vio acercarse y no se inmutó, simplemente me saludó y me preguntaba si me sentía bien, si no tenía calor... que él había hecho algo de ejercicio y estaba muy sudado, que si no quería tomar un baño con él.

Me sorprendió la propuesta, pero por no sé qué oscura razón no me negué, aunque seguía pareciéndome algo inusitado.

Nos encaminamos al baño, él primero y sin ningún recato se quitó su pantaloncillo y su tranca se irguió orgullosamente. Me di cuenta en esa primera visión de su distintivo viril que su verga y la mía eran muy parecidas, aunque la de él me superaba en dimensiones: yo tengo casi 20 cm., la de él parecía de unos 24, las cabezotas igualmente enormes, sin circuncidar. Verlo y sentir mi propia verga dura fueron uno.

Abrió la llave de la ducha y se entró a mojar. Me tomó del brazo y me acercó a él bajo el chorro de agua. Nuestras vergas chocaron entre sí y él dando un silbido dijo: "Cabrón, heredaste mi verga" te ves bien, has de traer a muchas viejas y a muchos cabrones detrás de tu camote....."

Yo no contesté. Él me dijo entonces que no tuviera pena, que era natural que cuando un hombre tiene buena verga sea asediado por personas de uno y otro sexos. Sin esperar más se tomó la vergota y mostrándomela ufano me dijo que ese enorme pito había visitado muchas panochas y mejores culos. Que le gustaba mucho coger con hombres porque están más cerraditos.

Me preguntó enseguida si yo había cogido con hombres, que si me la habían metido o me los había cogido yo. Me animó a hablarle con franqueza y entonces como potro desbocado le conté la historia de mi vida hasta ese entonces, que en mi sueño debía yo tener 28 o 30 años, algo desde todos los puntos irreal, porque a esa edad, dudo que un hijo y un padre se bañen juntos y con la verga a todo lo que da de excitación.

Me dijo que si me gustaría mamar su verga..... Y lo hice. Qué delicia sentir el cipote de mi propio padre entrando y saliendo en mi caliente boca.... con una mano le sopesaba aquellos maravillosos huevotes que parecían aguacates, sostenidos en un escroto rugoso y peludo...... fue tremenda la sensación.

Terminamos de bañarnos, salimos a la habitación, nos echamos sobre la cama, mi padre empezó a lamerme las nalgas, llegando con su lengua hasta el agujero de mi culo, intentó penetrarme con ella, me dejó sumamente lubricado y sin más ni más me ensartó su riquísima vergota hasta el fondo. Sentí que me desmayaba, sudaba copiosamente y disfrutaba la enculada que mi papá me estaba dando.

Justo en ese momento fue cuando recobré la conciencia. Desperté transpirado, con la verga hinchada, y de pronto, como un vertedor de leche, mi cabezota empezó a lanzar chorros y chorros de calientes mecos que bañaron mi barriga y que gustoso embarré con mis dedos sobre mi pelambre. El olor a mi propio sexo me hizo sentir más excitado, me bañé y mientras estaba bajo el agua tenía la sensación de que mi padre pudiera entrar y verme en ese estado.

Fue sólo un sueño. Me conozco, soy muy caliente, pero con mi padre, nunca me hubiera atrevido.

Espero sus comentarios como siempre.

Julián