Sueño en las vacaciones

Últimamente tengo un deseo con mi mujer que me provoca sueños casi reales.

Acabo de terminar de hacer el amor con mi mujer, estamos sudados y exhaustos. Mi mujer con cara de confundida no parece contenta del todo, pues últimamente la idea de hacer un trio con ella, de ver como disfruta con otra polla e incluso pudiéndome humillar un poco con la situación me obsesiona y no soy capaz últimamente de no mencionarlo cuando lo hacemos.

  • ¿Solo te pone pensar en que me tire a otro? - Me dice algo ofendida Cristina, mi mujer.

  • A ver me pone mucho la idea, es algo superior a mí. Ver que estas con otro, poder participar. - Le confieso de mala manera.

-Pues vamos a un club de esos “swinger”. - No es que no quisiera aceptar, pero no era lo que tenía pensado.

-No es eso cariño, yo quiero hacerlo, pero necesito que tú también quieras, donde más disfruto yo en el sexo es viéndote disfrutar, más que cuando me corro. Para mi eres una diosa y sé que disfrutarías mucho de ello, pero si lo haces para complacerme pues así no quiero. – Me sonríe como complacida por la respuesta.

Nos terminamos por dormir complacidos a la espera de un nuevo día.

Sé que mis gustos pueden ser raro, por lo escrito antes, que clase de hombre compartiría a su esposa, dejaría que se acostase con otro, imagino que pocos, pero yo no soy como los demás. Normalmente pienso en dar, antes que recibir, y para mí, mi mujer es perfecta. No soy celoso y tengo plena confianza en ella.

Me pasa desde hace bastante, cuando veo porno, a la actriz, la cambio mentalmente por mi mujer, la veo haciendo todas esas cosas y me excita, de una manera superlativa, incluso en mis sueños, a veces también la imagino de esa manera.

Por lo que he de decir yo no cambiaría nada de ella, tal vez que compartiese mi punto de vista, pero aun así respeto su decisión y lo último que querría es que se viera obligada a cumplir mi fantasía porque yo la insista.

Me es difícil, porque hasta mi subconsciente me traiciona. El otro día, estábamos en una casa alquilada de vacaciones, y dormía plácidamente. Cuando tuve un sueño caliente como nunca.

En el sueño estábamos con mi mejor amigo, Vito, en el salón de mi casa en Madrid y no en Denia, tomábamos algo con alcohol de manera tranquila, con música lenta puesta de fondo, como es de costumbre mi amigo nos contaba sus problemas con los ligues, bueno con sus no ligues porque no sabemos por qué él siempre se le ha dado mal ligar.

Mi mujer eso nunca lo ha entendido, pues él es alto, guapete, buena persona, y bueno tiene una fama que puede que sea infundada de tener una buena herramienta.

La situación se volvía repetitiva pues nos hablaba de que estaba a dos velas, de que Tinder era una mierda y de lo complicado que era todo, aunque bien es cierto que el siempre buscaba el tema de la dominación y eso era algo más complicado. Mi mujer agarró su vaso vacío y se fue del salón a por más bebida.

Estuve hablando con Vito durante media hora o más cuando mi mujer regresó y se sentó al lado de Vito. Había vuelto sin vaso, pero tampoco pregunté por qué.

  • Vito, siempre he tenido una duda. - Dijo mi mujer con una sonrisa en la cara.

  • ¿Cuál? - Dijo Vito.

  • ¿Es verdad la legenda de la anaconda que dicen de ti? - Vito se molestó con la pregunta.

  • Pues la fama no es cierta y no sé de dónde viene, la puedo tener algo más gorda de lo normal, pero no es como las puedes ver en las películas porno. - Siempre era sincero, sea el tema que fuere.

  • Yo creo que eres humilde y no me dices la verdad. –

  • Si quieres te la enseño para que lo veas. - Dijo en tono enfadado.

  • Yo por mí no te cortes. - Dijo mi mujer.

Vito, en un movimiento relampagueante, se puso de pie, se bajó los pantalones hasta los tobillos y se volvió a sentar.

  • ¿Contenta? - Dijo con el pene flácido.

  • No del todo… - Dijo ella guiñándome un ojo y agachando su cabeza en la entrepierna de Visto y metiéndose toda la polla en la boca.

Vito no lo esperaba y me miró preocupado como si me hubiera traicionado, pero viendo mi sonrisa se dejó llevar. Mi mujer mantuvo la polla de Vito en la boca mientras crecía lentamente dentro de ella. Estaría unos minutos así hasta que de su boca emergió la polla de Vito erecta.

Cristina le agarró la polla por la base dejando su capullo al aire y empezó a mamársela como ella sabe. Se puso de rodillas para trabajar mejor. Se la chupaba mientras me miraba a los ojos.

Me levanté y me puse detrás de ella levantado su vestido dejando al descubierto su culo. No llevaba bragas y había estrenado los plugs anales que le regale hace tiempo pero que nunca había usado. De su ano se veía el más gordo de todos.

Me tumbé en el suelo para ver su coño en primer plano, y alzando la cabeza empecé a comérselo mientras ella seguía chupándosela a Vito. Cuando consideró que ya tenía su coño bien mojado, se levantó, se puso encima del sofá dejando entre sus piernas a Vito y su polla y fue flexionando sus piernas hasta dejar su coño al lado de la polla de Vito.

-Jorge, méteme la polla en el coño de tu mujer. – Dijo Vito totalmente dominante, yo obedecí mientras sentía mi polla palpitar.

Agarré la polla de vito y se la metí en el coño de mi mujer. Esta empezó a dar botes mientras yo lo veía en primer plano. Mi mujer me agarró de la cabeza y me la acercó a su clítoris. Que empecé a chupar mientras la polla de mi amigo entraba y salía a toda rapidez.

Mi mujer no tardo en tener un orgasmo, gimió como nunca y acabo dejándose vencer en el pello de mi amigo por un segundo. Luego se levantó y gateando me bajo los pantalones, agarró mi polla que nunca había estado tan dura y me la empezó a chupar. Vito se puso detrás de ella y dándole un cachete tan fuerte que le dejó marcada una nalga sonrió.

  • Já, será divertido. - Dijo al darse cuenta el plug.

Se la volvió a meter a mi mujer. Y la follaba rítmicamente, pero sin la velocidad de antes, quería disfrutarlo. Cada embestida hacía que mi mujer se tragase toda mi polla y ese movimiento me encantaba.

  • Jorge, ven. - Me puse a su lado mientras él seguía percutiendo a mi mujer. - Vas a ensalivar bien el culito de tu mujer, para que mi polla se deslice bien dentro. - Sacó el plug del culo de mi mujer. -Toma para que se te vaya haciendo el gusto, abre la boca. - Obedecí y el me metió el plug en la boca. Me lo sacaba y me lo metía, así un par de veces. Hasta que lo soltó. Le dio otro cachete en la otra nalga a mi mujer y sacando la polla dijo -Al lio. -

Se puso delante de mi mujer y empezó a follarla la boca, yo hundí mi cabeza en las nalgas ahora rojas de mi mujer y empecé a lamer su culo, introducía mi lengua todo lo que podía en su ano, vertía mi saliva en él. Mi mujer de vez en cuando parecía que le daban arcadas, pero se dejaba hacer, siempre le ha gustado que le follen la boca.

Cuando Vito considero que era suficiente me dijo que me tumbase en el suelo, diciéndole a mi mujer que se pusiera encima. Mi mujer se metió mi polla en el coño y empezó a cabalgar. De repente se paró, dejando toda mi polla dentro de ella, y noté a través de la pared de la vagina de mi mujer, la polla de Vito llenándola el ano. Ella me clavaba las uñas en mi pecho y se mordía el labio.

  • ¿Te gusta cómo me folla, maricón? - Dijo mientras me soltaba un guantazo en la cara.

Vito empezó con el vaivén así que decidí seguir su ritmo, cuando en la metía yo la sacaba y viceversa. Tuve que hacer un esfuerzo para no correrme. Pero la sensación de sentir una polla dentro de mi mujer era única.

Finalmente, mi mujer no podía aguantar más, Vito le saco la polla del culo y se fue caballerosamente a lavarse la polla. Mientras mi mujer me seguía cabalgando sudada por la sesión.

Cuando volvió Vito ordeno a Cristina que se diera la vuelta de tal manera que estuviéramos en un “69”. Ella empezó a comerme la polla de nuevo y yo hice lo propio con su clítoris. Vito la agarró de las caderas y puso su polla de nuevo cerca del coño de mi mujer invitando a que fuera yo quien se la introdujese, y así lo hice.

Vito percutía a mi mujer rápido mientras yo la comía el coño, ella no lograba gemir pues tenia en su boca mi polla, pero se notaba que lo estaba haciendo. Sus piernas se tambaleaban, Vito lanzó un grito cual toro de lidia y se corrió en el coño de mi mujer a la vez que mi mujer recibía mi leche en su boca y se desplomaba exhausta en mi cuerpo completamente complacida.

Cuando abrí los ojos, era de madrugada y tenía una “polución nocturna” en mi estomago debido a la excitación, mi respiración rápida y mis sudores me indicaban que había sido un sueño. Mi mujer dormía profundamente a mi lado con cara de Angel.

A veces pienso que estoy enfermo, pero luego veo lo feliz que somos ella y yo y se me pasa.