Sueño de Mujer
El tuvo la culpa, despertó su mas fiero instinto y si el destino se empeñaba en impedir que se encontrasen no sería ella quien se doblegase.Dispuesta a poseerlo a toda costa, se descubrió a si misma.
Sueño de Mujer
Abrí la puerta del baño ensimismada, dándole vueltas a la petición que minutos antes me había realizado: “Podrías enseñarme un poquito el pezón?, frase que retumbaba en mi cabeza y que, sin lugar a dudas, había conseguido disparar mi imaginación.
Me planté delante del espejo fantaseando, imaginaba como me desnudaría delante suya si alguna vez era capaz, claro. Me bajé el tirante del sujetador despacito, tal como imaginé que él lo haría, introduje delicada y pausadamente mi mano dentro del sujetador acariciando cada centímetro de la suave piel que iba encontrando tal y como intuía que él la saborearía, hasta tropezar con mi propio pezón, duro y ya excitado….y sólo entonces bajé la copa de la prenda, apenas rozando con la palma de la mano todo el pecho y mi excitación se concentró. Lo sentí, algo hervía en mi interior, una sensación deseosa de salir al mundo, algo que yo le quería brindar, algo que nos pertenecía los dos: nuestra pasión contenida.
Miré de reojo la bañera ya casi llena y me introduje en el agua templada hasta el cuello dejando que me meciese, que me mimase, abandonándome al país de la fantasía, entregándome enteramente al capricho de quien aprisionaba mi voluntad y me envolvía en un torbellino de emociones a cual mas atrayente, pero a quién sólo había logrado poseer en mi corazón. Imaginaba su cara y deseando sus labios me encontraba cuando empecé a sentir como se erizaban cada vez mas mis pezones, sobre todo al contacto con el agua. El pecho medio sumergido en el líquido elemento se dejaba acariciar, lo notaba mas turgente que nunca y eso subía mi grado de excitación……MUCHO.
Pasaba la yema de los dedos de un pezón a otro, marcando la aureola como soñaba que él me la dibujaría y así empecé a deslizar mi mano. Recorrí con los ojos cerrados todo mi canalillo hacia abajo imaginando que era su lengua, llegué a mi ombligo, lo dibujé y me sentí ebria de excitación, cada vez mas consciente de que él estaba conmigo, de que me acompañaba.
Imagíname toda desnuda, dentro de la bañera, enmarcado el pecho por mis dos brazos y acariciando con ambas manos el pubis, apenas rozando mis labios vaginales ya mimados por el agua y mi deseo creciendo, cada vez mas incontrolable….Dios¡
Entreabría la boca imaginando como él me besaría, como acallaría mis dulces y apenas perceptibles gemidos. Llegó el momento e introduje los dedos corazón y anular en mi sexo tal cual sentía su penetración y empecé a sacarlos y meterlos acompasando el movimiento de mi cuerpo a ese ritmo que cada vez me poseía más. Mas audibles mis gemidos pugnaba por acallarlos, el agua me brindaba sus caricias, me arrullaba y yo……sentía morir, morir por él, por una pasión que sabía nunca disfrutaría a su lado y que, quizá por eso, despertaba en mi una rabia que me lo hacía mas deseable a cada momento.
A pesar de que mi cuerpo y mi mente estaban a punto de estallar me di cuenta que la temperatura del agua, demasiado caliente, impediría que llegase a gozar plenamente de mi homenaje y no estaba dispuesta a renunciar a ello, eso nunca. Decidida salí de la bañera y me tumbé boca arriba en la alfombrilla, piernas flexionadas y abiertas pero posadas en el suelo. Volví a meter mis dedos corazón y anular en mi flor, pero esta vez de la mano izquierda mientras realizaba suaves fricciones sobre mi clítoris con los dedos de mi mano derecha; sentía como los movimientos rítmicos cada vez se aceleraban más y perdí el control. Mi cuerpo se enervó y de mis cuerdas vocales partió un gemido de pasión como ninguno, un grito de placer que se perdió en el ambiente pero que me embriagó como no recuerdo otro. Durante no se cuanto tiempo (algún minuto que se me imaginó un mundo) permanecí contraída hasta que me desplomé, me abandoné, quedé exhausta tendida en el suelo, serena y en paz. Sólo entonces sentí la soledad, sólo en ese momento hubiese dado parte de mi vida por sentir sus brazos arropándome, sólo en ese instante me faltó su calor.