Súcubo
Ella es la vampiresa de mis sueños.
Súcubo
Cerré los ojos y una vez más evoqué tu rostro entre las sombras de la noche. Te llamé entre delirios, sueños, fantasías y deseos
Me pregunté sobre el porque de ese mágico hechizo que en mi provocas, y de nuevo el silencio se apoderó de mis labios y mis labios se sellaron de nuevo ante el inminente deseo por pronunciar tu nombre.
Sigo sin entender, porque que es que tanto te temen los hombres, luego pensé:
--- ¡Claro! Es sólo que no te conocen --- y sonreí
Y sonreí porque entonces quise creer, los restos de mi alma que sin saberlo ya te pertenecían quisieron creer entonces, que era afortunado porque de cierta forma, yo deje de temerte, porque si te conocía. Y bendije aquella noche por ves primera, y por vez primera, bendije tu nombre y me recosté en la gran roca con forma de lapida de mármol blanco que, rodeada por el pastizal seco y unas cuantas flores marchitas, yacía sempiterna bajo el resguardo de un viejo tronco que alguna vez formo un árbol, pero que ahora no más que un madero que se erguía de pie, pero muerto.
Escuché entonces como era que el bosque empezaba a entonar un hermoso arrullo: El sonido del agua golpeando las piedras en el río, el viento pasando por las hojas de los vetustos árboles, los animales nocturnos que afinaban sus cánticos para aquella ocasión. Y yo, esperanzado en verte llegar, deje que el dulce manto de la noche me cobijara.
No sé cuanto tiempo ya ha pasado desde entonces, desde que alcance a percibir el último sonido del mundo y no me interesa, no quiero abrir los ojos para poder ubicarme en tiempo y espacio, mejor así, no tengo prisa de tipo alguno y además, la recompensa bien vale la pena.
De nuevo y por enésima vez, en mi mente he repasado punto por punto, todas las indicaciones que marcaban en el ritual, y me doy cuenta, por enésima vez, que la liturgia fue pulcramente ejecutado.
Suspiro, soslayo el paisaje que me rodea y ahogo un último suspiro que quiere salir
--- Aquí estoy te espero ¿Por qué no vienes?
Recuerdo la primera vez que te vi, sólo fue un instante en que nuestras miradas se cruzaron, un punto perdido en el tiempo que quizá careció de importancia para ti, pero que para mí, marco mi mundana y fría existencia.
¡Noches enteras pasé hurgando sobre ti en todos los sitios que el hombre ha intentado olvidar! ¡Me paseé por donde ellos temen andar! ¡Leí sus libros prohibidos! ¡Le pregunte a los exiliados! Hice cuanto estuvo a mi alcance y más, y todo tan sólo para volver a verte a los ojos y saber tu nombre. Y ahora que lo sé, sigo esperando que vengas a mí.
Te llaman demonio de la seducción ¡Ven por mí que es lo que más anhelo! No entiendo porque el mundo debe temerte cuando es que yo te veo como la más encantadora de las criaturas del mundo.
Me encantaría que supieras que visto tu silueta dibujada entre las sombras de mi ventana por las noches y que cada noche cierro los ojos esperando que de está forma, lo que sé que es una ilusión, no se borre. No te llamo, no te nombro, simplemente estiro mis brazos intentando alcanzarte, esperando que poses tus manos en mis muñecas y me jales o te acerques, o las destroces.
Ven a mi hermosa mantis, toma mi cuerpo y destrózalo luego de haberte saciado de mi.
¿Qué he de morir?...
Lo sé
¡¿Y qué importa?!
Renuncio al mundo por estar aquí en este momento. Pues entiendo que no es sino un pequeño tributo que hay que pagar por el ínfimo placer de tu compañía.
Por eso en vez de huir te espero, por eso en vez de temerte te deseo, y yo mismo te he conjurado entre mis delirios para poder contemplar tu mirada, mezcla de ternura y perversidad...
Me encantaría decirte tanto, me encantaría pasarte mis manos por el filo de tu rostro y dibujarte una sonrisa, ¡y poderte susurrar algo al oído! pero sólo puedo quedarme callado, esperando a que te apiades de mi y en un gesto de extrema misericordia me permitas saber como se siente tu piel
¡¿Cómo me pide el mundo que hulla de tí?! ¡Eso que los hombres llaman mordida, en realidad es una caricia, un suave beso tan intenso, que hace que mi sangre brote por los poros de mi piel y que mis muñecas lloren de tan grande placer!
No sé si vendrás, pero sé que a partir de hoy volveré cada noche, apenas y se halla ocultado el sol, y no me iré, sino hasta que el alba haya despuntado. Cada noche te esperaré apacible, mi hermosa súcubo de media noche.
Y si mi vida bien sea dada por una caricia tuya, vaya en prenda mi alma, por sentir tu alma desnuda, y poder acariciar eso que escondes más allá de tus ojos y que resguardas en tu mirada
Porque hay algo más hermoso que tu mismo cuerpo, que deseo más y esa, es tu alma-