Sucia como una perra

Relato de tematica BDSM, real.

Hacía tres días que no sabía nada de Él. Ese chico de mirada penetrante, lasciva, que me derretía cada vez que me miraba…

Esa noche, mientras estaba en la cama intentando combatir el calor, y ya casi había desistido, no iba a ser como yo pensaba.

Sonó mi móvil:

-¿Estas despierta?

-Si

-¿Y a qué esperas para venir aquí?

  • ¿Ahora?- Me reí

-No te rías, coge el coche y ven ya. Y no voy a repetirlo otra vez

-Si Sr, me visto y voy

-Ah, y coge dos consoladores perrita.

-De acuerdo Sr

Di un salto de la cama, me di una ducha rápida, me vestí, bajé a por el coche y me dirigí para su casa. Aparqué en segunda fila y esperé que bajara.. Pero no fue así, no exactamente.

Le mandé un mensaje:

-Ya estoy aquí

-Bien, para el coche y ponte en los asientos de atrás.

-De, acuerdo, ya estoy.

-¡Desnúdate!

-Si Sr

Empecé a quitarme la ropa, primero la camiseta, los pantalones, y finalmente la ropa interior. Estaba muy nerviosa, era una calle concurrida, cualquier persona podía pasar y verme.

Empezaron a empañar-se los cristales del coche, mi calor corporal iba en aumento, me sentía tan perra allí detrás esperándole, desnuda y cachonda.

Me mandó una foto suya que me puso a cien

-Empieza a masturbarte mirando esta foto. Ahora saldré y entraré en el coche, no te asustes y no pares de masturbarte, cuando entre mastúrbate más fuerte, quiero oírte gemir para mí,

perrita.

Así lo hice, me coloqué bien apoyada en la ventana, estirada. Abrí las piernas y empecé a acariciarme, primero el clítoris, luego empecé a meterme los dedos, incrementando la intensidad, notando mi humedad, y lo cachondísima que me ponía todo eso.

M entró al coche, yo me puse mucho más nerviosa.

-¿Te he dicho que pares de tocarte? Date fuerte perrita

Empecé a darme mucho más fuerte, se oía lo mojada que estaba, se me cortaba la respiración, el coche olía a sexo, solo sonaban a mis gemidos y mi humedad.

Con el coche en marcha, M conducía y ni me miraba, solo disfrutaba de esa melodía que tenia detrás del coche.

-Vamos quiero escuchar cómo te revientas el coño.

-Voy a correrme si sigo así Sr..

-¡Córrete perra!

Al segundo de oír sus palabras, me corrí, me corrí como hacía mucho tiempo, noté mis manos y mi brazo empapado.

-No pares, sigue tocándote. Me da igual si te corres, no quiero que pares de tocarte hasta que lleguemos.

Seguí dándome fuerte y no pude evitar volver a correrme, estaba demasiado cachonda.

Vi cómo nos adentrábamos en el bosque, por un caminito, me estaba poniendo muy muy nerviosa, tenía ganas de salir ya del coche, de sentir sus manos, sus labios…

M paró el coche, se quitó el cinturón de seguridad, y sin decirme nada me apartó la mano del coño de un golpe y empezó a acariciarme el clítoris, primero suave, incrementando la intensidad. No podía más y volví a correrme, temblando. Pero Él no paró, siguió y siguió, yo no podía, tenia el clítoris tan sensible… le aparté la mano.. Me abofeteo la cara repetidas veces y luego el coño.

-No vuelvas a hacer eso, estate quieta, hago lo que quiero contigo.

Me agarro del cuello, mirándome a los ojos..

-¿Lo has entendido perra?

-Si Señor, lo siento.

-¿Seguro? –Me dijo mientras me propició dos ostias más en la cara-

-Seguro Señor

Siguió tocándome, hasta que nuevamente exploté, volví a correrme en sus manos, como su perrita que era.

M bajó del coche y me abrió la puerta.

-Baja de ahí

Bajé del coche, e inmediatamente me agarró de la coleta y me empotró contra el coche.

Ahí estaba yo en medio del bosque, completamente desnuda, apoyada en el coche, con el culo en pompa, y los pies hundidos en el barro.

-Sabes lo que te espera, ¿verdad puta?

-Si Señor

M empezó a azotarme el culo, con la mano, los primeros azotes eran placenteros, tenía tantas ganas de sentir sus manos acariciar mi piel, solo como Él sabe..

Poco a poco empezó a darme más fuerte

-Es esto lo que querías verdad zorra? Que te diera fuerte. Por eso me cabreaste ¿verdad?

No fui capaz de contestarle.

Se sacó el cinturón de piel, y empezó a darme latigazos con él. Me gustaba tanto sentirme asi, tan sucia, allí en medio, llena de barro y con Él…

A cada latigazo se me hacía más duro soportarlo.

-Por favor ,Señor.¡ Duele mucho!.

-¿Ah si? Así aprenderás a obedecer, a la próxima seguro que no vas a rechistar, verdad mi perrita?

-Si Señor, voy a obedecer siempre.

Me agarró del pelo y me giró de golpe, dejando mis pechos justo delante de Él. Los acarició, me los agarró y se acercó a mi boca para besarme, estaba deseosa de sentir sus labios ya.

Se apartó y me cogió del cuello, empezó a azotarme los pechos, haciendo k botaran, dejándomelos rojos y doloridos.

-Te gusta ¿verdad?

-¡Mucho! – le contesté entre gemidos

Me cogió del pelo y me arrastró con Él. Se sentó en el asiento del coche, mirando para afuera, se bajó los pantalones y me hizo arrodillar en el suelo. Me puse de rodillas en el barro como una buena perra, ensuciándome para mi Señor.

Me metió la polla en la boca y empezó a follármela muy fuerte, haciendo que se me saltaran las lágrimas, que babeara y me entraran arcadas. De un tirón de pelo, me apartó de su polla, y me dijo

-Suave, ahora quiero que la saborees bien, perrita.

Empecé a lamérsela, a saborearla, a disfrutar de su polla, que tantísimo me gustaba. Yo estaba mojadísima, muy cachonda. Mientras, Él cogió el cinturón y empezó a darme otra vez, esta vez dolía mucho más, pues ya tenía el culo dolorido de antes.

M se levantó, se puso reclinado en el coche

-Voy a fumarme un cigarro, quiero que me la chupes mientras, te dejo que lo hagas como más te guste

Me puse en cuclillas, y mientras le miraba le chupaba la polla con muchísimas ganas. Él me miraba y me tiraba el humo a la cara, eso me encantaba, no sé porque me ponía aún más cachonda.

-Quiero probar algo contigo hoy.

Le miré con asombro y algo de miedo. Él se acercó a mí y al oído y con su voz de carbón que tanto me gusta me dijo

-Vamos a jugar con el cigarro, quiero quemarte con él.

-¿De verdad?

-¿Te da miedo? Confía en mi pequeña.

Asentí con la cabeza. M acercó el cigarro a  mi pecho, y me quemó. Era un segundo, pero quemaba mucho. Así lo hizo repetidas veces en mis pechos, pezones, y mientras me hundía la polla hasta la garganta me quemaba el culo, la sensación era increíble, me encantaba.

Yo estaba en éxtasis, no tenía ningún control sobre mi cuerpo, lo tenía Él.

Me levantó, me temblaban las piernas, y me colocó suavemente a  cuatro patas en el sillón del copiloto, con el culo en pompa mirando para fuera, cogió los dos consoladores que me ordenó que trajera. Cogió el grande y empezó a acariciarme el coñito con ese, metió la puntita, y se me escapó un gemido, empezó a meterlo todo, era muy grande, me encantaba que fuera Él quien me lo metiera. Empezó a follarme el coño muy muy fuerte, tanto que yo no podía dejar de gritar, perdí la cuenta de cuantas veces me corrí. Luego cogió el otro más pequeño, y me escupió en el culo, me metió la puntita, mientras con el otro seguía follándome el coño, más lentamente. Sin darme cuenta tenía el coño y el culito llenos, me los estaba follando con esos dos juguetes a su antojo, me encantaba, nunca había estado tan cachonda. Sentía que iba a volver a correrme, pero ya no tenía fuerzas, estaba a punto de perder el sentido. Me corrí y al instante caí en el barro, apoyada en el asiento, y las piernas en el suelo, estaba sucia, pero no podía reaccionar. M se agacho, me acarició y me besó. Yo no podía estar más feliz.

Cuando me recompuse, Él estaba sentado y yo con la cabeza en regazo. Me miró y me dijo

-¿Quieres mi leche perrita? ¿La quieres en tu boquita?

-Si por favor, ¡la deseo!

Yo me incorporé y me puse de rodillas, Él se levantó, me metió la polla en la boca, tan hasta al fondo que me dieron arcadas, la sacó llena de mis babas y empezó a tocarse, justo al lado de mi cara, sin dejarme que la saboreara…

-¿La quieres verdad? Eres mía, mi perrita.

-Sí, soy su perrita

-¡Abre la boca!

Abrí la boca y se corrió en ella, por fin mi ansiado premio. Le limpié bien la polla, M se agachó y me dio un beso, mientras me acariciaba la mejilla.

Me ayudó a levantarme, y se fue para dentro del coche.

-Vístete y sube al coche, nos vamos a casa perrita.

-Si Señor.

-Buena chica.

Lips