Sucesos de la guerra

Un suceso de la guerra civil española.

El comandante Álvaro comandaba una fracción del ejercito republicano, estaban en Teruel, antaño una ciudad hermosa, ahora no era sino un pueblo fantasma.

Ignoraba los motivos de la guerra, pero sabia que en todas las guerras siempre las hacían los políticos, de una forma o otra, es curioso, el y sus hombres combatiendo mientras que los políticos de turno se escapan y se sientan en el más cómodo sillón para ver el espectáculo.

Lo más curioso es que varias potencias internacionales se habían fijado en ellos, con el comandante estaba el general Vostok, dirigía su escuadra y un pelotón ruso, los rebeldes tenían a los nazis y a los italianos a su lado, países de ideología fascista, sentía que si perdían la guerra, los ideales democráticos se convertirían en una tiranía insoportable.

Pero también pensaba ¿y si ganaban? No eran mejores que ellos, lo de paracuellos le jodió la moral, las violaciones a religiosas para el era también algo bajó, el mismo mató a un niño que jugaba con el fusil de un cadáver pensando que era un enemigo.

Por consiguiente, gane quien gane, España pierde y mucho.

Las fuerzas rebeldes se acercaban a Teruel, estaban compuestas de soldados renegados dirigidos por el general más joven de Europa, Francisco Franco.

Entrenadas, motivadas, con la tecnología alemana, parecían imparables, oyó que los aviones que destruyeron guernica eran increíblemente más avanzados que los suyos, enormes fortalezas volantes, también oía rumores que los nazis usaban esta guerra como campo de pruebas, probando armas que parecían salidas del infierno, recuerda su ultimo encuentro con un panzer, una maquina despiadada y terrible, algo que sus tanques no podían superar.

Con sus prismáticos, vio a la facción rebelde, soldados de a pie, una unidad acorazada, ¡un miembro de las SS! Posiblemente un supervisor ya que tomaba notas, también había varios soldados nazis de a pie, ¡cuánto odiaba esos uniformes! Esos cascos, parecían sepultureros en vez de soldados, pero lo que más odiaba era su idioma, tan duro, tan belicoso, no le extrañaría que no tuviesen poesía.

Sus hombres se lanzaron al ataque, pero las posiciones rusas se quedaron atrás con las ametralladoras, la batalla empezó, pero la disciplina de los rebeldes y los nazis era superior a las de los republicanos, al ver que les superaban volvieron atrás.

Para sorpresa de Álvaro, vio como Vostok ordenó atacar las filas republicanas.

-¡que cojones hace! – dijo Álvaro.

-¡no permitiré que retrocedan nuestros soldados! ¡Aunque tengamos que matarlos nosotros! – decía Vostok

Álvaro, cegado por la rabia disparo a la pierna del general ruso y también a los artilleros que atacaban sus hombres, entonces ordenó atacar a los rusos.

Los rebeldes, miraron asombrados el espectáculo, sus enemigos matandose entre si, alguno incluso soltó un chiste al estilo de.

"si se matan solos, ¿para que coño estamos aquí?".

Los republicanos ganaron a los rusos y se llevaron al general Vostok, aún vivo, se dirigieron a una iglesia, Álvaro tenía un plan.

El ejercito nacional avanzaba sin problemas, después del espectáculo cómico de sus enemigos tenían la moral por las nubes.

Un soldado nazi preguntó al general de las SS en alemán, este miró arriba y soltó una risa, entonces le preguntó al general nacional.

-¿ser normal poner cristos vivos y feos en las iglesias españolas?

El general nacional miró arriba.

Era el general Vostok, desnudo y crucificado en vida en la cruz que gobernaba en la iglesia, viendo como sus enemigos se reían de el señalándole.