Sucedió en Veracruz. Investigación 3
Con este informe concluye la investigación iniciada como consecuencia del relato de Lauro, expuesto en Sucedió en Veracruz.
Sucedió en Veracruz. Investigación III
Por una invitación de la Universidad del Oriente a un país del Sudeste Asiático, viajé a fines del mes de julio. Aprovecharía la oportunidad para continuar con mis investigaciones. Debido a la dificultad del idioma, contraté un traductor que me acompañaría a todas partes. A fin de agilizar el relato evitaremos la mención de dicho traductor y narraré la experiencia como si yo mismo me comunicara con mis interlocutores.
Algo que no había presenciado era un remate de mujeres, ya fueran esclavas o putas. Fue así que me informé de la casa de remates más importante de la ciudad. Tomé conocimiento que no tenían venta directa sino solamente por remates. También me informé que las subastas se hacían todos los días viernes a las 10 de la mañana.
Fue así que me presenté en el local unos 15 minutos antes del comienzo de la subasta. El salón era similar a un anfiteatro con capacidad para 60 personas en tres filas de butacas. En el centro una plataforma, muy bien iluminada , con una columna de la cual colgaba un collar abierto y a un costado un pequeño escritorio donde se acomodaba el rematador.
A la hora indicada hizo su entrada Ho Ling, dueño del local y con matrícula de rematador. Comenzó diciendo:
-Hoy tenemos 22 mujeres para la venta. Este importante volumen se debe a la llegada de un barco pesquero que, además de su carga marina, ha estado recolectando mujeres en las islas que recorrió. Todas las que serán subastadas tienen certificado de buena salud. Comenzaremos.-
-La número 357, joven de 28 años, viuda. No tiene señas particulares. Puede ser usada como puta o esclava.-
De inmediato dos hombres subieron al estrado tomando de ambos brazos a una joven, que estaba cubierta con una tela que la envolvía. La acercaron a la columna, le colocaron el collar alrededor de su cuello y le quitaron la tela que la cubría. Un cuerpo algo moreno, totalmente desnudo se presentó ante la vista de los presentes.
Estaba en la primera fila y bastante cerca de la muchacha. Alguna lágrima se deslizaba por su rostro. Era evidente que había sido tomada prisionera contra su voluntad. Fueron subiendo los precios y finalmente fue vendida en el equivalente a 42.000 euros.
Ahora era el turno de la número 387 (desconozco cómo asignaban números). Se anunció que era la hija no reconocida de un hacendado, de 22 años de edad. La joven se resistía a ser presentada para su remate. Finalmente fue encadenada por su cuello y exhibida desnuda. Como con sus manos trataba de cubrir tanto su vulva como sus tetas, fue rápidamente esposada con los brazos en alto.
El rematador, en vista de la rebeldía de la joven, recomendó que fuera comprada como esclava por alguien que disfrutara castigándola hasta domarla completamente. La joven insultaba y lloraba por la humillación sufrida. A pesar de sus gritos, comenzaron a escucharse ofertas y finalmente fue vendida en 53.000 euros. El comprador, que parecía de origen árabe, sonreía posiblemente pensando en cómo abusaría de esta joven.
La tercera en salir a subasta (la número 391) es una jovencita de 18 años. Se informó que había sido tomada de un importante colegio de una ciudad vecina. Le colocaron el collar en el cuello pero no le quitaron de inmediato la tela que la cubría. Ho Ling la describió como una joven sumisa que no opondría ninguna resistencia a ser tratada como su nuevo dueño lo decidiera. Por su juventud recomendó que fuera usada como puta. Comentó además que había sido prolijamente depilada para que luego pudiesen observarse sus partes íntimas con detalle. Su estatura era de un metro sesenta y ocho centímetros, su busto de 87, su cintura de 61 y su cadera de 93. Pesaba 62 Kg.
Los ayudantes le quitaron la tela que cubría su cuerpo. Le indicaron que separara las piernas, que se diera vuelta, que se inclinara y separara sus nalgas, etc. Debió mostrar todo su cuerpo a los presentes pero en ningún momento mostró el menor signo de desobediencia. Sí su cara se tiñó de un intenso color rojo por la vergüenza. Una fuerte luz se reflejaba en la tez extremadamente blanca de su cuerpo. No se observaba ninguna marca que pudiera indicar maltrato. Una concha rosada y húmeda era una invitación a ser penetrada.
Unas tetas muy firmes y turgentes, un culito parado y todo su cuerpo de muy buenas formas, resultaban un cuadro verdaderamente apetecible. Cosa inusual debió responder algunas preguntas. ¿Eres virgen de vagina y culo? Sí Señor. ¿Has sufrido castigos corporales en el colegio? Sólo una vez me aplicaron unos paletazos en el culo, pero por encima de la falda. ¿Has estado en alguna cárcel?. En cárceles no señor. Sólo he estado en celdas y encadenada desde que me tomaron en el colegio hace unos días. ¿Has chupado algún pene en tu vida?. No señor. ¿Y alguna concha? Tampoco señor. Veo tu concha húmeda, ¿estás caliente? Un poco señor, pero por sobre todo estoy avergonzada de presentarme así ante ustedes y con la recomendación de ser comprada como puta. Nunca antes un hombre me ha visto desnuda y muchos menos depilada y mostrando mis intimidades.
Finalmente comenzaron las ofertas. 15.000, luego 20.000, 30.000, 38.000, ..-. así siguió hasta 72.000 euros, oferta más alta recibida por esta joven. Ho Ling bajó el martillo y la joven fue vendida. Se la veía algo emocionada. De inmediato la esposaron, la cubrieron nuevamente y el nuevo dueño se hizo cargo de la joven. El comprador era un chino de unos 35 años. No dijo ni dónde la llevaba ni qué iba a hacer con ella. La subió a un auto y partieron. Por mi parte no le auguraba nada bueno a esta joven.
Para no abundar en detalles, la subasta de las distintas mujeres fue más o menos similar. La mayor de mujeres vendidas tenía 33 años y la menor apenas 17. No quedó ninguna sin ser subastada. Los nuevos dueños, luego de encadenarlas a algunas, encapucharlas a otras o colocándolas en jaulas a las restantes fueron partiendo del lugar.
Yo me quedé allí hasta que el último de los posibles compradores se retiró. Entonces me acerqué a Ho Ling para que me informara de este negocio del remate de esclavas y putas. Si bien al principio me miró con desconfianza, luego considerando que un escritor no es un peligro para un rematador, me hizo pasar a su despacho. Arregló algunos papeles y me propuso ir a almorzar a un restaurante de moda de las inmediaciones.
Era una buena oportunidad. En los almuerzos, especialmente si está bien regado por bebidas alcohólicas, las personas suelen soltar su lengua. Nos sentamos en una mesa retirada y sin muchas vueltas comencé a preguntar.
-¿Cómo le llegan las mujeres para ser vendidas?.-
-Aquí hay muchos traficantes. Muchas son reclutadas de islas de las inmediaciones. En general hay muchas más mujeres que hombres ya muchos de los varones mueren en guerras o en el mar cuando están pescando. Así siempre encuentran mujeres que están indefensas y son capturadas para su venta.-
-Otras son reclutadas de otros lugares. Habrá visto que hoy rematé dos negras. Esas dos jóvenes fueron secuestradas a la salida de un espectáculo africano. Otras lo son de colegios importantes de la zona-
-Por favor, explíqueme eso.-
-Hay colegios con jóvenes que están internadas en los mismos de lunes a sábado. Duermen en el mismo colegio teniendo libres los días domingos. Cuando regresan los domingos por la noche, los traficantes están atentos a las que llegan solas, o muy tarde o que están distraídas. Allí aprovechan para atontarlas con cloroformo y las meten en las camionetas que tienen. Luego desaparecen. Antes que se note la falta de alguna de ellas ya están muy lejos y pronto a ser subastadas.-
-¿Ese sería el caso de la 391?.-
-Lo desconozco.-
-¿Los traficantes las traen y las dejan para ser vendidas en el remate?-
-Ellos las retienen hasta la mañana del remate como si fuera un secuestro para pedir rescate. Luego las traen aquí y antes que puedan hacer nada ya están saliendo para ser vendidas y una vez rematadas no hay retorno a su vida anterior de estudiantes.-
-¿Cuál es su negocio señor Ho Ling?.-
-Cobro el 15 % del valor de venta. El comprador no paga comisión alguna. Por ejemplo hoy vendimos las 22 mujeres en 880.000 euros. Mi beneficio bruto fue de 132.000 euros. Después de gastos e impuestos quedan libres unos 40.000 euros.-
-¿Qué hacen los compradores con las mujeres?.-
-De todo. Algunas terminan como putas, otras como esclavas para trabajos manuales, otras son exportadas como esclavas y putas en Europa del Este, otras más como juguetes de jóvenes ricos, unas más para ser castigadas por sadistas sexuales. Como verá hay para todos los usos.-
-Por lo que me ha dicho, ninguna está en el estrado de remate por su propia voluntad. De una u otra manera son secuestradas.-
-Sí, tiene Ud. razón. Las más interesantes, tanto por su comportamiento como su precio final, son las tomadas de colegios. Generalmente son vírgenes y son compradas por opulentos comerciantes para divertimento de sus hijos ya sean varones o mujeres. En una oportunidad fui invitado por un cazador, que me suministra casi todas las semanas alguna joven, para que lo acompañara en una ronda en un Colegio. ¿Le interesa que le cuente?-
-Sí, por supuesto.-
-Nos estacionamos con la camioneta cerca de la entrada y esperamos. Llegaban jóvenes en grupos o acompañadas que no podían ser secuestradas. Finalmente bajaron de un ómnibus dos chicas. De inmediato el cazador y su ayudante corrieron hacia donde estaban ellas. Rápidamente las redujeron con cloroformo y las trajeron a la camioneta. Partimos de inmediato. Mientras el cazador manejaba su ayudante procedía a atarlas y vendarle los ojos. Ya cerca de nuestro destino comenzaron a moverse.-
-Llegamos a la casa y las bajaron de la camioneta. Las llevaron al sótano y le ataron las muñecas dejándolas con los brazos en alto y apenas apoyando los pies. Luego le quitaron la venda de los ojos. Las dos jóvenes estaban muy asustadas e imploraban que no les hicieran nada. El cazador tomó una mordaza y se la colocó a la primera de las chicas. La otra comenzó a gritar pero por muy poco tiempo. También fue amordazada.-
-Acto seguido comenzaron a comentar qué harían con ellas. Finalmente comenzaron a desgarrarles la ropa. Muy poco después sólo cubrían sus cuerpos unas diminutas bragas. Uno de ellos tomando unas pinzas se las colocó en los pezones, mientras el otro bajaba las bragas hasta las rodillas. Las obligaron a ubicarse de manera tal que nos daban la espalda. Dos culitos blancos muy firmes estaban ante nuestros ojos.-
-El cazador tomando un látigo comenzó a azotar esas redondeces hasta que tenía una media docena de marcas. Acto seguido las pusieron de frente, quitando totalmente las bragas, les separaron las piernas para violarlas. Tal como sospechábamos eran vírgenes. Sus ojos se llenaron de lágrimas de dolor, indignación y vergüenza. Acababan de perder su virginidad a manos de un par de violadores.-
-Sin embargo las desventuras no terminarían allí. Otra vez el látigo castigaría su púberes cuerpos, esta vez en su parte delantera. Ahora más de una docena de azotes cayeron sobre sus vientres y tetas. Las jóvenes intentaban gritar y zafar de las ligaduras, aunque les resultaba completamente imposible. Finalmente el castigo cesó.-
-A continuación el cazador les anunció que les daba un descanso para que se repusieran porque luego serían penetradas por el culo.. Debo confesar que a pesar de rematar esclavas todas las semanas nunca había visto semejantes escenas.-
-Luego de unos minutos las llevaron contra un caballete, inclinándolas hacia delante. Les separaron las nalgas y se la metieron por atrás. Otro vano intento de gritos. Seguramente el dolor que les causaba esta penetración era intensa. Tanto el cazador como su ayudante acabaron en el culo de las chicas.-
-Uno de ellos comentó que ya era hora de irse a dormir. Le ataron nuevamente las muñecas, los codos, los tobillos y las rodillas y las acercaron a una pared. Allí les rodearon los cuellos con cadenas fijas a la pared y les quitaron las mordazas. Ambas ya estaban sin fuerzas siquiera para gritar o pedir auxilio. Así encadenadas, atadas y desnudas debían pasar la noche durmiendo en el suelo.-
-Me invitaron para el día siguiente a las 8 de mañana que continuarían la diversión con las dos chicas. Acepté de inmediato. Al día siguiente apenas llegué nos dirigimos al sótano. Allí estabas las dos jóvenes acostadas en el suelo y atadas. Apenas nos vieron comenzaron a implorar que no las castigaran. El cazador les indicó que primero serían violadas nuevamente y que luego decidirían qué hacer con ellas. Les desataron las piernas y se las cogieron. Luego tomaron a una de ellas y la colocaron sobre una mesa atándole los brazos y las piernas.-
-Con una cinta adhesiva, que pegaban previamente en los pelos del pubis, comenzaron a depilarla. Con cada tirón arrancaban no solo un vellón de pelos sino también un quejido de la muchacha. Así siguieron hasta que quedó totalmente depilada. Le introdujeron un vibrador en la vagina.-
-Luego fueron por la otra. A ésta la ataron de espalda contra una columna. Tomando un látigo le descargaron más de una docena de azotes en el vientre y las tetas tal como habían hecho el día anterior. La muchacha gemía e imploraba piedad. Terminado el castigo, también le introdujeron un vibrador en la vagina. Salimos del sótano, dejando a ambas inmovilizadas en el lugar.-
-Subimos a desayunar para luego volver al lugar. A la que estaba acostada en la mesa comenzaron a clavarle agujas tanto en las tetas, en especial en los pezones, como en la vulva. Tanto los labios exteriores como los interiores fueron atravesados. Los gemidos llenaban el cuarto. Luego para completar el sufrimiento le dejaron caer un abundante chorro de alcohol en la vulva que se deslizaba hacia el agujero del culo-
-A continuación se dirigieron hacia la otra joven que estaba atada a la columna. Le colocaron unas maderas entre sus senos. Era un prensatetas que en la superficie en contacto con la piel tenía diminutas puntas metálicas. Comenzaron a girar los tornillos y aplastando más y más esas carnosas partes. La joven gritaba con desesperación. No sólo era el aplastamiento de sus tetas sino también las puntas que se clavaban insidiosamente.-
-Como los pezones quedaban fuera de las maderas, los usaron para clavar también allí varias agujas. Las torturas que estaban sufriendo ambas eran verdaderamente cruentas. La expresión de dolor en sus rostros era muy notable, cosa que aprovecharon para tomarles algunas fotos tanto de cuerpo entero como de la cintura para arriba y de su rostro. Las dejaron en estas condiciones mientras subíamos a revelar las fotos.-
-Luego de esto me retiré, sin dejar de recordarles previamente al cazador y su cómplice que el valor de venta de estas esclavas sería bajo por el rudo castigo que estaban recibiendo. Me contestaron que ya lo sabían pero que luego de pasar por sus manos tantas jóvenes a las cuales no habían siquiera cogido, querían darse el gusto una vez de abusar de un par de muchachas. Me indicaron además que continuarían torturándolas de distintas maneras e incluso introducirles diferentes objetos por el agujero del culo.-
-El viernes siguiente las trajeron para su remate. Habían continuado siendo castigadas muy duramente. Tenían marcas de látigo, quemaduras de cera, pinchaduras con agujas por todo el cuerpo. Estaban como dopadas. Luego me enteré que casi no las habían dejado dormir en los dos últimos días por lo cual ambas eran incapaces de reaccionar o entender qué estaba pasando. Finalmente las rematamos. Una de ellas se vendió en 11.000 euros y la otra en apenas 7.000. Como verá un precio bajísimo, pero el estado en que se encontraban sus cuerpos era lamentable y realmente no valían más que ese dinero-
-Por supuesto era un caso especial. El general los cazadores tratan muy bien a sus presas ya que quieren lograr el mayor precio posible en el remate. Estos precios tan bajos no le convienen a nadie pero como es la primera vez que me ocurre con este cazador, que es un muy buen proveedor de mercadería, debí aceptar vender dos jóvenes en semejante estado.-
-¿Cuántas mujeres vende por mes?.-
-Alrededor de 60 o 70. Realmente no me puedo quejar. Creo que es la casa de remates más exitosa del país. De aquí han salido esclavas para altos funcionarios gubernamentales y otros prominentes personajes. Generalmente en estos casos, envían a alguien que le compre las mujeres para ellos. Nunca lo hacen personalmente.-
-¿Aquí no alojan esclavas?.-
-No. Son traídas el viernes por la mañana temprano. Se las higieniza, perfuma, se las viste como Ud. las vio y finalmente a las 10 comienza el remate. Si alguna queda sin vender, cosa que ocurre muy de tanto en tanto, el dueño se la lleva de vuelta pero aquí no queda alojada.-
-¿Qué edades tienen las mujeres?.-
-Las más jóvenes 16 pero cerca de cumplir los 17y hasta los 35. Las más jóvenes (de 16 a 19) son generalmente tomadas de los colegios. Son las que se venden a mejor precio y que las que despiertan mayor interés por su inexperiencia y muchas veces por su rebeldía. En cada remate tenemos cuatro o seis secuestradas en colegios. Luego tenemos el mayor grupo entre 20 y 28 años. El origen es muy diverso y siempre hay dos o tres mayores de 28.-
-¿Ha visto cómo eran tratadas algunas de las mujeres que Ud. vendió?.-
-Sí me han invitado a veces a fiestas en la que las protagonistas es alguna de estas chicas. Recuerdo que hace poco un comprador de una joven de 19 años me llamó a su casa porque quería hablar sobre un tema confidencial. El día y la hora prefijada me presenté en su casa.-
-El tema fundamental era que quería instalar una oficina de exportación de jóvenes y me consultaba acerca de la posible provisión, las expectativas del mercado y los precios en que podía comercializarse. Luego de conversar un rato me preguntó si quería ver a la joven que me había comprado hacía un mes.-
-Nos dirigimos a una de las habitaciones. Allí estaba colgada de sus cuatro extremidades del techo. Sus piernas separadas mostraban una concha que había sido castigada primero con un látigo y luego atravesada por varios alfileres. La joven tenía la cabeza inclinada hacia atrás. Se expresión era de desconsuelo total. Comencé a mirar con detalle las distintas partes de su cuerpo. Creo que no quedaba un centímetro de su piel sin que hubiera sido castigada. Hasta quemaduras en las plantas de los pies podían observarse. Nunca había visto un cuerpo tan maltratado como ese.-
-En una habitación contigua había todo tipo de instrumentos de castigo. Alguno de ellos eran realmente una rareza y me comentó que los había hecho fabricar especialmente tomando los modelos de antigua literatura que describía dichos instrumentos. Otros eran los comunes que pueden observarse en cualquier alojamiento de esclavas. Me llamó la atención en especial una mesa que tenía argollas para fijar a la esclava pero en su parte superior había un tablero con infinidad de agujas.-
-Me explicó que colocaba a la esclava boca abajo sobre la mesa, la amarraba y luego hacía descender el tablero sobre el culo. Las agujas se iban clavando en las partes carnosas de los glúteos. Me aseguró, y no me cabe duda, que era un castigo difícil de soportar hasta el final, cuando todas las agujas estaban clavadas. Frecuentemente las esclavas se desmayaban antes de llegar al final.-
-Me explicó que le gustaba torturar a jóvenes en todas sus parte y luego penetrarlas. Debido justamente a lo intenso del castigo ninguna lograba llegar al orgasmo cuando se las cogía. Me comentó que en ocasiones alguna de sus esclavas debió permanecer colgada de los tobillos largo tiempo. También había sustentado a otra de sus tetas, luego de rodear las mismas con una cuerda. Me detalló otros castigos que había aplicado tomado de publicaciones de torturas realizadas en la edad media. Pocas veces vi tanta crueldad junta. En esos días estaba importando nuevos instrumentos fabricados según viejas técnicas.-
Finalmente saludé a Ho Ling y me retiré a escribir todo lo sucedido. Había avanzado un buen tramo en mis investigaciones. Luego busqué datos de traficantes para entrevistarme con alguno de ellos. Finalmente Ismael Martínez Suárez accedió a recibirme en su establecimiento.
Dos días después llegué a la dirección indicada. Me recibió Ismael muy amablemente. Me enteré que ya sus abuelos habían nacido en estas tierras, lejos de la España de sus ancestros. Ahora era un importante traficante de blancas.
Primero hicimos un recorrido por las 20 habitaciones, todas con baños. En cada una de ellas podían alojarse hasta cuatro mujeres. En todas se podían observar argollas fijas a las paredes para poder encadenar a la que fuera necesario. Todas las mujeres que vi en las distintas habitaciones estaban totalmente vestidas. Sólo unas pocas estaban encadenadas con un collar o grilletes en los tobillos.
Luego pasamos a su despacho en el cual comenzó nuestra conversación. Mi primera pregunta fue cómo obtenía estas mujeres que luego serían vendidas.
-Es muy sencillo. Hay dos formas de lograrlo. Por las buenas o por las malas. Por las buenas es convencerlas que será mejor para ellas ser esclavas y así se despreocupan de las necesidades básicas. Por otro lado tendrán alguien que las cuide. Muchas veces acceden y con algo de dinero a algún familiar, se advienen a ser propiedad mía para luego ser vendidas. En ocasiones los mismos familiares o amigos vienen a ofrecerlas para hacerse de algo de dinero-
-Por las malas te podrás imaginar. Hay que secuestrarlas de alguna manera. Puede ser en Colegios, fábricas, plantaciones o directamente en sus casas. Para llevarse chicas de los colegios muchas veces se cuenta con la complicidad de directivos del establecimiento. Es cuestión de darles algún dinero para que indiquen a quién se podrá tomar sin problemas. Por las islas siempre se consiguen mujeres jóvenes que, a veces, se dejan secuestrar. En las casas particulares también se puede colectar chicas jóvenes. Generalmente para conseguirlas por las malas se ocupan otras personas que luego me las venden a mi.-
-¿Qué haces con las mujeres que llegan al establecimiento?-
-Algunas son vendidas directamente a los interesados. Otras veces las llevamos a casas de remates para que sean subastadas. Usamos ambos procedimientos para darles destino.-
-¿Qué me puedes decir de las putas?.-
-Por supuesto algunas de las que son vendidas ya sea directamente o en subasta, terminan trabajando de putas para algún protector o "casas de placer" como también las llamamos. Has notado que la prostitución aquí es alta y sobre todo los hoteles requieren gran cantidad de putas todos los días. Incluso es importante el número de putas que son exportadas a distintos países. Te diría que contribuyen a mejorar la balanza comercial de este país en buena medida.-
-¿Has torturado a algunas de las mujeres que tienes aquí alojadas?.-
-No. Yo no castigo a las chicas. Solamente las encadeno si creo que quieren escaparse o son algo peligrosas, pero ninguna ha sido azotada o humillada. Nuestro negocio es comprar barato y vender caro, como ocurre en todos los comercios. No podemos estropear nuestra mercadería castigándolas. Sólo ocasionalmente elijo alguna para torturarla, pero sé que así perderé dinero, pero me saco el gusto de oírla gritar.-
-¿Dónde las torturas?-
-Un amigo me presta su cueva. Allí tiene todo tipo de instrumentos adecuados para estas chicas. Para no despertar sospechas las visto con ropas de calle y son esposadas. Así me dirijo en la camioneta hasta destino. Algunas de las torturas que le aplico son realmente crueles. No sabes cómo se retuercen de dolor. Me gusta trabajar en su concha. Mi amigo tiene todo tipo de pinzas, agujas y otros instrumentos para usar en las conchas de estas putas. Después las penetro tanto por adelante como por atrás.-
-¿Te coges a las mujeres que pasan tu establecimiento?
-Solamente gozo de alguna de ellas, siempre que no sea virgen. Tú sabes que las vírgenes valen un poco más. Si hay alguna que me gusta especialmente no me privo de ese placer.-
-Si yo quiero comprar una esclava, ¿cómo hago?.-
-Me debes decir más o menos qué quieres. En función de eso seleccionamos las que cumplan con tus requisitos, las traemos a la sala de exhibición donde son desnudadas y expuestas para que las examines como quieras y tú eliges la que quieres. Algunos prefieren elegirlas mientras están amarradas a postes, encadenadas o colgadas de sus muñecas. Normalmente se exponen cuatro o seis mujeres de características similares para que elijan. Siempre se complace al cliente. Luego arreglamos el precio. Si llegamos a un acuerdo, te la llevas. Así de sencillo.-
-Observando cómo eligen las mujeres sé para qué las quieren. Los más interesantes son los que buscan esclavas para torturar. Les observan detenidamente la concha y las tetas. No se interesan por el estado de su dentadura. Buscan un buen cuerpo, una concha exuberante y tetas regulares, no muy grandes. Cuando aparece un comprador de estas características ya sé qué busca.
-Cuándo deben ser exhibidas, ¿no se resisten?-
-A veces se resisten pero igual son desnudadas y expuestas a los compradores. Luego de unos días que están aquí saben cómo deben comportarse en esa situación.-
-Las que no se venden en corto plazo las llevo a remate. Hay varias casas que se dedican a estos menesteres. Generalmente tenemos buen ojo como para no pagar de más y así hacer siempre negocios convenientes.-
Me despedí de Ismael. Tres días después finalizaba el ciclo de conferencias en la Universidad del Oriente para la cual había sido invitado. Tomé el avión para Buenos Aires, aunque previamente me quedaría una semana en Londres.
Nunca hubiera pensado que a partir de aquel encuentro con Lauro en el Café de la Parroquia en Veracruz me hubiera introducido en este mundo del cual yo no tenía noticias
FIN