Sucedio en las Olimpiadas del 92 en Barcelona

Despues de una cena con los compañeros de trabajo y de un espectaculo, que mejor que terminar la noche en un lugar de ambiente en el cuarto oscuro.

Esto que voy a contar, sucedió en el verano del 92, cuando eran las Olimpiadas en Barcelona.

Para los que me han ido leyendo saben que soy una persona casada con dos hijos, y que en ningún momento me arrepiento de todo lo que he hecho en mi vida. Siempre que he podido e intentado tener mis aventuras, sin perjudicar a nadie, porque dentro de mí hay el otro yo, que le gustan los hombres, hombres.

Bueno a lo que íbamos era verano del 92 y para celebrar el comienzo de las vacaciones habíamos organizado con los compañeros de trabajo una cena en un lugar de Barcelona, pues nosotros residíamos en una población pequeña a 30 Km de la ciudad, y si querías marcha nos teníamos que desplazar.

Después de cenar, habíamos concretado ver un espectáculo, pues la noche era joven y teníamos que aprovechar la posibilidad de estar sin nuestras parejas, para desmadrarnos.

Barcelona debido a las Olimpiadas estaba en todo su esplendor, el puerto había anclado unos barcos de lujo que eran Hoteles flotantes. Mucha juventud de todas las nacionalidades paseándose por la Rambla de las Flores, chicos hermosos, con unos cuerpos para desvestir, acariciar y porque no follar locamente.

Nos dirigimos al Molino, sitio muy peculiar del Paralelo de Barcelona donde hacían un tipo de espectáculo de revista picante muy chicharachero, que por desgracia ya lo han cerrado.

Estuvimos disfrutando todos del espectáculo en un palco que habíamos alquilado y bebiendo cava y riendo de las actuaciones. Poco a poco el ambiente se fue caldeando y mi entrepierna empezó a tener ganas de guerra.

Cuando se termino la función sobre las 2 de la madrugada nos despedimos cada uno, pues todos llevábamos nuestro coche y así no habría el problema de yo me quiero ir o me quiero quedar.

Yo como es natural debía aprovechar una noche libre y así fue, me dirigí a un local que estaba situado por detrás de la Plaza España, y era un bar con una sala de baile.

Llegue llame, pague y entre, estaba bastante lleno pues al ser viernes por la noche estaba la cosa animada, me dirigí a la barra y pedí un cubata, me senté en una mesa y empecé a contemplar el ambientillo. La pista de baile estaba llena y sonaba música disco, me levante y empecé a moverme. Aunque tenía en esa época 39 años, siempre e sido una persona que aparento 5 ó 6 años menos, y siempre me ha gustado bailar y creo que me muevo bastante bien.

Al cabo de un rato se me acerco un chaval un poco más joven que yo, y empezó a moverse al ritmo de la música, él me miraba y sonreía, yo también miraba y le correspondía, me gustaba no era guapo, pero tenía su puntito.

Me canse de bailar y me senté a continuar bebiendo mi cubata, no dejando de mirar a mi compañero de baile, el también miraba y sonreía, al cabo de un rato se salió de la pista y se sentó a mi lado.

Como la situación era evidente que había filing me gire hacía él y lo salude preguntándole el nombre. Resulto ser Alemán y no hablaba nada de Español, estaba aquí unos días de vacaciones para asistir a las Olimpiadas. Al menos eso pude intuir.

Ya os podéis imaginar que tipo de conversación podíamos tener. Como no hubo posibilidad de entendernos empezamos por el contacto físico. Él me empezó acariciándome el cuello, las orejas, mis brazos, mi pecho, y finalmente nos fundimos en un beso, que en un principio fue tierno y tímido, como dos adolescentes.

Poco a poco fuimos entrando en confianza y nuestros besos eran más ardientes, entrelazando las lenguas, mordisqueándonos el cuello y las orejas. Aunque era un local de ambiente, yo no estaba acostumbrado a expresar mis sentimientos en público, y la verdad es que me encontraba retraído.

Debido a todo lo que había bebido tenía la necesidad de ir al lavabo a sí como pude le indique a mi nuevo amigo que enseguida regresaba. Me fui aliviar mis necesidades y cuando salí me estaba esperando en la puerta. Al lado de los servicios se encontraba el cuarto oscuro, me agarro de la mano y me introdujo dentro.

Una vez dentro empezó el festín, yo estaba más que caliente, y él también, solo faltaba oír la gente que se encontraba alrededor nuestro los suspiros, chupetones y lamentos de placer.

Me desabrocho lentamente la camisa, lamiéndome desde el cuello hasta mi ombligo, era una lengua caliente, suave, se introdujo mi polla en su boca y con esa lengua lamía la punta de mi capullo, relamiéndose. Oh como me hacía estremecerme, jugaba con mis testículos, los mordisqueaba me masturbaba con su boca, me estaba volviendo loco. Lo cogí de la cabeza lo levante y le di un beso desenfrenado.

Ahora era mi turno, me agache y empecé a saborear su arma, primero lamí desde la base de su polla hasta el capullo que se encontraba al máximo de su esplendor, era caliente duro y de tamaño normal, lo suficiente para poder engullir sin ningún problema. Sus huevos también se encontraban duros y muy apetecibles, continué sacando y metiendo todo lo que alcanzaba en esos momentos mi boca. Le agarre las nalgas de su culo con las dos manos y empezó el saca y mete en mi boca, primero a un ritmo lento, que poco a poco fue acelerando hasta llegar el primer chorro de leche que inundo mi boca, seguido de otros que empezaron a resbalar por la comisura de mis labios. El gimio de placer doblando las rodillas cada vez que lanzaba una sacudida de esperma.

Poco a poco se fue calmando y como es natural yo quería mi premio en compensación, así que ágilmente me empezó a masturbar pues la cosa estaba ya apunto de caramelo, y con dos o tres sacudidas alcance la gloria que en estos lugares pretendes tener. Fue mi gran corrida.

El se compuso la camisa y el pantalón y salió del cuarto oscuro, al cabo de un rato salí yo, pero ya no lo vi más.

Esta visto que nadie después de sexo quiere tomar una copa o hablar de temas de actualidad.

Besos