Subiendo nota-7

Siempre ofrecida. Imagina llegar a casa y encontrarte una mujerona así, tan estupenda, de rodillas… más que tu sierva lo es de tu entrepierna, la cuida, mima y vacía cuántas veces le dejes. Además de excelente anfitriona, estupenda cocinera, conversadora amena

  • Muy bien, puntual. Espero que en esa bolsa lleves una muda porque de aquí irás directa al cole y quizás…

No se lo vió venir. Un tortazo seco le giró la cabeza. Se llevó la mano a la mejilla

  • Pe… ¿por qué?

  • Porque quiero ¿algún problema? ¿te ha molestado?

  • Si, cla..

Otra bofetada. Su cara de desconcierto mudó a la de aceptación

  • ¿Y ahora?

  • No.

  • “No” ¿qué?

  • No señor, no me molesta

  • Eso está mejor, pero… ¿nada más?

Un aprendizaje rápido, ágil, quizás copiado del porno…

  • Gra...gracias

  • Gracias…?

  • Señor, gracias señor

  • Muy bien, putita, aprendes rápido… no veas la de pajas que me hecho pensando en tí. Sobre todo estos últimos días. Hace mucho tiempo que no tenía una zorrita a mis pies. Hasta que salgas mañana por la puerta toda mi leche irá dentro de tí, sobre tí. Y espero que pongas el máximo empeño en que sea mucha si quieres sacar buena nota el martes.

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  • Ufff! tengo que descansar. La viagra funciona pero el resto de mí… vamos a cambiar un poco. Ponte la faldita y la camisa… No, deja ahí el sujetador ¿te he dicho acaso que…?

  • No… no, señor. lo siento.

  • Nada de sujetador, y sin los tres botones de arriba… Mmm… si… así… Me encantan esos calcetinitos pero te he comprado unas medias de rejilla, cambiatelos, pruébatelas.

Sentada en el sillón el cambio de atuendo dejaba a la vista el coño rebosando semen…

  • Ya se me está poniendo morcillona de nuevo. Súbete un poco la falda que se vea la blonda… tenía que haberte comprado también tacones… bueno, para los exámenes finales. Ahí sobre la cómoda tienes un estuchito de maquillaje. Cógelo. Píntate los labios de rojo… bien, bien… hace juego con el collar de perrita.

  • A ver, unas fotos… pon cara de puta… no, de inocente niña… da igual, arrodíllate aquí… mírame con ojitos de traviesa, abre esa boquita esperando su ración de polla… ¡JODER!... Ufff!!... vale, vale, levanta. Mierda, tenía que haber negociado mejor con Armand. Me dan ganas de suspenderte para que repitas conmigo… no, no… no pongas esa cara. Un trato es un trato y tú te estás ganando un sobresaliente.

Vale, ahora vas a ir al piso de abajo…

  • ¿¿QUEEE???

Los ojos como platos, el corazón acelerado…

  • Tranquila, sandrita, vas a ir a ver a Benja, el vecino de bajo…

  • No, no, no… eso no

  • Putita… te recuerdo que hoy no puedes negarme nada o rompemos el trato...

  • Pe… pero.. me has follado!

  • … y me has comido la polla y me queda por hacerme tu culo… vale. Pero el acuerdo era que hasta…

  • No, no. n…

Sandra movía la cabeza agitadamente mientras recorría el salón, sin saber cómo reaccionar, puños apretados…

  • Ahí tienes la puerta. Puedes largarte. Nos vemos en septiembre

  • Eres… er… ¡cabrón!

  • Me da igual lo que digas, putita. Hoy eres mía. Hasta las 8 de mañana…

  • Se lo diré a Armand

  • Ahí tienes el móvil. Llámalo. Dile que no hay trato.

  • Hijop… cabrón.

  • Mira. Has conseguido que se me baje la polla. Ya no me interesas. Puedes largarte

  • No, no, cabr…

  • Te repites… ¿vas a obedecerme o te largas?

  • ¡No soy una puta!

  • Si lo eres, niña. No cobras en “cash” sino en favores… ahora decide qué quieres hacer.

Dos vueltas en silencio al salón, refunfuñando… hasta que

  • Me pueden ver los vecinos.

  • Me la suda. No eres la primera tía que sale de mi casa… claro que tan joven ya hace mucho, pero… ¿vas a bajar?

Sandra agachó la cabeza.

  • Entiendo que eso es un sí. Retócate los labios y vete. Justo al piso de abajo. Pregunta por Benjamín. Da igual, vive solo, no creo que haya nadie más… bueno, si tiene visita mejor, jejeje… más seremos

  • No puedo…

  • Si puedes. Le dirás que su vecino Arturo quiere que suba. Si te pregunta para qué pon esa carita de tonta que ponías para las fotos. Subid por las escaleras, que vea que no llevas bragas. Vamos a pasar un ratito con él. Es muy mayor, seguro que hace mucho que no folla, así que tú vas a hacer la buena obra del día

  • Cabrón…

  • Cambia esa puta cara, zorra o harás que me enfade. Te vas a portar muy amable con él, no quiero un mal gesto ni un no. Si logras que se corra más de dos veces soy capaz de ponerte un diez, aunque me juegue el mosqueo del claustro.

La camisa desabotonada lo justo para mostrar el canalillo, pero Arturo la quería más ofrecida. Un botón menos y endureció sus pezones para que se marcaran… con la boca, ensalivandolos sobre la camisa, de manera que casi se trasparentaban.

La cara de disgusto de Sandra recibió una nueva bofetada.

  • Sonrie, puta

Primero fue una mueca, pero cuando vió la mano de Arturo levantada logró esa expresión de “Lolita” que quería su profe

  • Anda, no tardes - manotazo en el culo - ¡Ah!, espera, dale ésto, por si duda.

Sacó de su blister una pastillita azul. La chica nunca había visto una pero se imaginó qué era.

Bajaba las escaleras con la cabeza echa un batiburrillo. Por una parte eran muy fuertes las ganas de largarse… Le agobiaba la sensación de haber entrado en un bucle sin fin, de haber perdido el control. Ella, que siempre había llevado la iniciativa con sus chicos, ahora se notaba atrapada. Ya tenía 2 amos, quizás más dentro de poco. Y la iban a putear, seguro. ¿Cuánto más, con cuántos más?

Pero la alternativa le aterrorizaba. El pasado verano sintió la disciplina del centro donde quería internarla su padre… al menos aquí entre amo y amo podía vivir. Allí no. No era un colegio, era una escuela militar, una cárcel. No había descanso, ni domingos, ni recreos… ni chicos, ni bares, ni ropa más allá del uniforme.

Frente la puerta ensayaba la sonrisa. ¿Cómo sería el tipo ese, el tal Benjamin? ¿Otro sádico como Arturo… otro amo?

Tocó el timbre. Temblando. No oía nada. “Ojalá no esté” ¿Cuánto esperar hasta volver atrás? “No está, he tocado al timbre, pero…” Decidió contar hasta 60, si en un minuto nadie abría podría… “1, 2, 3…” No oyó las pisadas, pero sí el cerrojo cuando iba por el número 15. Uff.

Mayor, muy mayor. Seguro que el más mayor con quien… El tipo no dijo nada, se limitó a escudriñarla, a escanearla de abajo arriba, sin soltar el marco de la puerta… su “recorrido ocular” se detuvo en la carita. Cara de aprobación. Solo un momento, enseguida se dirigió hacia el escote, los pezones que destacaban

No decía nada. ¿tendría que dar ella el primer paso?

  • Se-señor Benjamín? su vecino Arturo… Don Arturo quiere que suba….

  • ¡Qué cabrón!... no sé cómo se lo hace

  • Yo… esto…. quiere que me acompañe…. ¿quiere acompañarme? Por favor

  • Encantado preciosa - los ojos delataban la excitación. Y su mano recolocando el paquete

Apenas unos segundos se demoró… el sonido de la tele paró y la luz interior se oscureció. Cuando iba a poner la llave en el pomo Sandra mostró la pastilla de su mano

  • Me… me ha pedido que le de ésto.

  • ¡Qué cabrón!- sonrió satisfecho y acarició el pelo de Sandra. Ella controló el impulso de apartar su cabeza… No. Arturo podría enfadarse si le contaba.

  • ¿Como te llamas, pu… preciosa? - Ahora la mano se posaba en su mejilla, su dedo pulgar junto los labios.

  • Sa-Sandra

  • ¿Es tu nombre real o tu…?

  • Real

Hizo ademán de ir al ascensor pero la chica tenía otras instrucciones

  • Don… Arturo quiere que suba por las… que subamos por la escalera. Yo delante.

  • Este Arturo piensa en todo… muy bien, subamos… no vayas desprisa. Soy muy mayor y… también quiero deleitarme con… porque vas sin bragas, ¿no?

El rostro de Sandra enrojeció de súbito - Si… si, señor

Era un solo piso, apenas 18 escalones, pero se hizo largo, por dos veces oyó “Para” y, sin volverse supo que la mirada del que le seguía escudriñaba bajo su falda.

  • Joder, tío, ¡qué sorpresa!

  • Te gusta ¿eh?

  • La sorpresa… y ella, ¡joder como está la nena!

  • ¡Y lo que sabe hacer! Sandra, niña, acércate para que Benja te pueda quitar la camisa

Sumisa se acercó. Inútil rebelarse, quejarse mientras el tipo liberaba los pocos botones cerrados e iba sobando sus tetas, acercaba su boca a ellas, presionando un poco con los dientes su pezoncito

  • Pero vamos, pasa, vamos a sentarnos, estaremos más cómodos. Sandra ¿porque no nos preparas unos gin-tonic? Otro para tí guapa. El gin está en el armario de cristal, el resto en la nevera… y mueve ese culito, que se vea esa faldita en movimiento.

Ambos se sentaron en el sofa, mientras la chica deambulaba alrededor, Benja no le perdía la pista, Arturo sonreía

  • Joder! ¿Y esta putita de dónde ha salido?

  • Es una alumna

  • ¡JO-DER!... yo creía que ya no… ¿no me dijiste…?

  • Sí, pero mira, la cosa se ha emparejado de tal manera que no podía dejar escapar la oportunidad… Va, tío, deja de sobartela. Puedes sacártela si quieres, hay confianza.

  • No, no, prefiero que lo haga ella

  • Que morboso… ¡Sandra…!

  • No, no… déjala que acabe de poner el gin… es culo moviéndose es una delicia, esas tetitas… - Benja se acordó del viagra que tenía en la mano y se lo tomó. Sentía que no lo necesitaba, pero por si la noche se hacía larga

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De rodillas, la chica engullía una y otra vez la polla de Benja, más fina pero más larga que la de Arturo, hasta le provocaba pequeñas arcadas cuando Arturo, a su lado, empujaba su nuca para hundirle más la cabeza sobre Benja.

Las manos entrelazadas en la espalda, obediente, solo conservaba la falda plisada, las medias de rejilla que se clavaban en sus rodillas…y la correa de Benja que quiso que ella misma cambiara por su collarín.

  • Qué aguante tienes, tio. Yo creía que esa boca…

  • Es que me había hecho una… No esperaba fiesta esta noche. Y también es que quiero disfrutar al máximo de esta delicia

Sí, cuando sentía que podía correrse detenía la cabeza de Sandra. Dentro o fuera. unos segundos para calmar su polla y… de nuevo a la faena

  • Bueno, pues con tu permiso, yo sí que quiero correrme ya. Voy a hacerme su culito.

Al oir eso Sandra levantó la cabeza. Dos tortas fueron la respuesta que la chica recibió desorientada

  • Sí, putita, voy a romperte el culo ¿algún problema?

  • Por favor, desp…

Una nueva torta

  • ¿Algún problema? Pues sigue mamando… leches!... hay que enseñar bien a estas zorritas. Si vuelve a desatenderte la polla dale otro par de ostias, ya ves que es lo que mejor entiende. Vamos putita, separa los cachetes de tu culo para que vea bien donde voy a encajártela.

Una torta de Benja y el empujón de su nuca abortó el intento de la chica de decir algo más

  • Va tío, Cógele bien la cabeza porque ésto le va a doler y no quiero que se ponga a berrear. Y tú, tía procura no rozarle con los dientes sino quieres que la cosa se ponga muy fea… para tí

Un grito ahogado y el desesperado intento de apartarle con las manos o agitando su culo fueron las consecuencias de la despiadada enculada. No. No era la primera vez que recibía una polla, pero esta entró de golpe hasta el fondo, sin lubricar, se sentía desgarrada por dentro… y el frenético vaivén de Arturo escocía sin tregua.

  • Vamos puta, esmérate en la mamada, como me corra antes que Benja tienes un punto menos

Seguramente ese comentario fue lo que necesitaba el invitado para dar rienda suelta a su corrida, o las lágrimas de indefensión de ella, su sumisión absoluta. Esperó a vaciarse para quitar sus manos de la cabeza, en ese momento Arturo enganchaba con fuerza las caderas señalando su descarga. Estuvo tentado de seguir sus instrucciones y abofetear a la chica cuando se separó para gemir, para soltar un grito ahogado, pero prefirió tomarla del pelo y contemplar su rostro, quejoso, lacrimoso y con la boca emanando parte de la corrida que no había podido tragar. Un delicioso espectáculo que le hizo arrepentirse de haber dejado su móvil en el piso.

Para “recuperarse” la hicieron masturbarse frente a ellos, mientras ellos la sobaban, le metían los dedos en la boca, pellizcaban sus pezones…

Había tiempo por delante, “toda la noche” según Arturo, lo que sonó como amenaza a los oidos de Sandra. Pero fueron más suaves.

Después de correrse los tíos suelen ser más amables. Ella ya lo había experimentado, hasta el más capullo de sus follamigos era una balsa de aceite cuando “soltaba lastre”. Le acariciaron y sobaron cada palmo de piel, lograron que volviera a correrse en dos ocasiones más, ambos parecían experimentados conocedores del cuerpo femenino,

Incluso cenaron juntos. Un clásico: hubo de ser ella quien abriese desnuda al repartidor de pizzas y quien le pagase, con un montón de monedas que le tuvo que ir entregando mientras el chico escaneaba todo su cuerpo… esperando una “invitación” que no se produjo. Se hubo de conformar con la “propina” que sugirieron el par de divertidos abuelos que les contemplaban, un largo beso que el chico aprovechó para amasar a conciencia el culo de la jóven con la única mano que le dejaba libre el casco y la bolsa.

Claro, el inicio de la cena fue con Sandra bajo la mesa. Benja logró correrse… sobre el trozo de pizza… de Arturo no consiguió que saliera ni una gota, por lo que éste, “comprensivo”, le permitió salir y sentarse entre ellos para cenar la pizza aderezada con el jugo de Benja.

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La noche no fue “toda”, a la una Benja decidió volver a casa y Arturo tuvo otra de sus genialidades para comprobar el sometimiento de “su” putita. Iría de acompañante guiada por la correa hasta su casa, desnuda, salvo las medias. De nada servía protestar

  • Pero… los vecinos

  • Es la una, todos estan en casa. Pero si aparece alguno que te folle y listo. A ver, date la vuelta.

  • No, por …. - Una brida unió sus manos en la espalda - Por favor, las manos…

  • Las manos estorban, no quiero que puedas taparte si aparece alguien. Tus agujeros están disponibles, es suficiente. Y despídete de Benja como prefiera…. No has probado aún ese culo

  • Ya veremos - respondió el vecino

  • ¿Cómo… como vuelvo así?

  • Pareces tonta. Solo necesitas los pies para volver. Dejaré la puerta abierta para que no tengas que tocar el timbre, no sea que despiertes algún vecino.

Benja fue comprensivo. Relativamente. Pese a verla arrodillada con la boca abierta no logró que su polla se pusiese dura, no hubiese podido meterla en su trasero. La levantó por la barbilla, le dió un profundo beso mientras sus manos la recorrían y con un azote la despidió.

  • Ha sido un placer, espero volver a tenerte… a mano, jejeje.

Subió tan rápido como pudo y… ¡la puerta estaba cerrada! ¡cabrón! ¿qué hacer? desnuda, sin poder usar las manos… llamar al timbre con la cabeza. ¿Le abriría o se quedaría tras la puerta haciéndole llamar hasta que algún vecino se asomara?

Se sentó en el suelo, apoyada en la puerta, llorando… y la puerta se abrió, cayendo desequilibrada hacia dentro.

  • Vaya! Creía que tardarías más. Se ve que ni con pastillas ha podido aguantarte el ritmo ¿no te ha follado?

Ni siquiera pronunció una palabra, tan solo negó con la cabeza.

  • Vamos, entra

  • Desátame… por favor

  • Es una brida, no es fácil, tendré que buscar las tijeras. ¿Te vas a quedar ahí tirada hasta que las encuentre?

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  • Es para Benja… y para Armand, sonríe

Otra humillación. Masturbarse ella sola sobre la cama, ante el móvil, pellizcarse los pezones, sonreir, poner cara de puta, esa misma palabra que había tenido que escribir en su frente, abrir la boca, relamerse los labios pintados, el mismo pintalabios de su frente y que sobre las tetas ponia su nombre completo: Sandra López Marco, para que nadie dudase que se trataba de ella.

Se corrió. Aún con lágrimas la amenaza de Arturo blandiendo la correa le hicieron procurar aislarse, cerrar los ojos e imaginarse actuando en una peli porno.

Pero no era película. Las instrucciones seguían denigrándola. Dormir entre sus piernas, con la polla en su boca

  • Así no me tengo que levantar si quiero mear… jajaja… no temas, desde pequeñito que no me meo en la cama. Pero en cuanto suene el despertador acaba la mamada.

  • Deja que me duche

  • No… si se manchan las sábanas las guardaré, quizás te las envie a casa para que recuerdes esta noche.

No oyó el despertador. Solo sintió. Estaba tan cansada que creyó que seguía el sueño, pero el dolor era real, muy real: su culo abriéndose al intruso. Otra queja inútil.

  • Tenias que seguir mamando ¿porqué te has movido? ¿porqué desobedeces?

  • Por favor! Duele! Más no!

  • Te jodes!... no, soy yo quien te jodo! Calla de una puta vez y dime que te gusta que te de por culo..

  • No-no-no-n…. Porf… Sí, follame!, enculame… ROMPEME EL CULO!

Sabía que eso incrementaría pero aceleraría el fin de su dolor. Insoportable cuando se estaba vaciando, aferrado como garras a su cadera, hundiendo hasta lo más profundo mientras descargaba.

  • Va, coge tu ropa y lárgate.

  • Deja que me arregle.

  • Y una mierda! Piérdete. Son más de las 7 y he de arreglarme. Haberte levantado antes. No te quiero danzando por aquí mientras me apaño

  • Por favor, que voy…

  • ¡Que te jodan! pilla la ropa o te la tiro por la ventana y ya la recogerás en la calle… si alguien no se la lleva.

  • ¡Mira como voy!

  • Tienes pinta de puta que ha estado trabajando esta noche ¿no es eso lo que eres? No te lo pienso repetir: laaaargate!

Rota, desecha. A medio vestir, con las malditas medias de rejilla rotas, la falda, la camisa sin abotonar. Sentada en el suelo frente la puerta del cabrón ese, llorando de angustia y enfado. Incertidumbre: Son las siete y media ¿dónde ir? ¿con esa pinta? maldecía no haber metido las toallitas desmaquilladoras, ahora con pañuelitos y saliva intentaba borrar su frente, el texto de sus tetas… aunque borroso había comprobado al pasar frente el recibidor que se veían, se leían… ni un puto espejo ¡dios! los pañuelitos algo hacían, el letrero de sus tetas eran un difuminado rojo, el de la frente no lo sabía, no podía verlo.

Acabó de vestirse y entró al ascensor. Su mente estaba tan atorada que siquiera pensó que ahí había espejos… la bajada de los 6 pisos le ayudó a arreglarse un poco, seguía el manchurrón en la frente pero no se leía, la camisa abotonada hasta el cuello… en el cuello todavía marcas de la correa, de la correita…. ¿o eran imaginaciones suyas?

El frescor de la calle la tranquilizó… y el que la gente iba a lo suyo, apenas alguna mirada de reojo hacia su vestido de colegiala, su falda tableada, sus piernas. Apretó la cartera sobre sus pechos. ¡Un parque! abierto… si tuviese aseos, si estuviesen abiertos…

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No era su mejor cara, pero ya parecía normal, “disimulaba” las marcas del cuello el collarín que se compró por orden de Armand, el que le recordaba con ese “five” las cinco asignaturas, los cinco amos que debía soportar hasta aprobar. ¿Realmente valía la pena? ¿Lo que quedaba por pasar no sería peor que el internado? Maldijo el video: “Sandra López Marco. PUTA” ¿qué haría ese malnacido con él? ¿quien lo vería? ¿lo publicaria en internet?

Se sentó en un banco. Hasta menos cuarto no podía entrar al colegio, volver a la normalidad. Sentía como si todos los hombres que pasaban por ese parque supieran lo que había hecho, que quisieran follarsela y las mujeres insultarla: “puta”. Pero no lloró. No podía. Solo le angustiaba pensar que vendrá después… entró un wasap de número desconocido, un enlace. El documento con las preguntas del exámen. El cabrón había cumplido… pero solo 7 de las diez. No levantaría sospechas.

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Lunes, 18h. En el piso de Chema, Armando comenzaba a impacientarse. Había sido un fin de semana espléndido. Puri encarnaba el morboso sueño de cualquier hombre, sumisa, servicial y hasta agradecida en los castigos. Ni un no, ni un pero, ni una queja o mueca de disgusto… Pero Cris se retrasa.

El collar de perra es lo único que nunca desnuda. El aro, la hebilla y el candadito son de plástico para evitar que suene al pasar por los detectores de metal. Solo su tío, su amo, puede quitárselo… para colocarle alguno más consistente en sus juegos o partys: de metal pesado con cadenas o argollas, postural que no permite apenas movimientos de cuello.

Incluso los piercings son mutables, van con la “decoración” en cada caso: anillas, barras, púas, pinzas. A mí me la dejó con anillas, fue mi deseo: poder enganchar cualquier parte de su cuerpo, labios arriba y abajo, clítoris, tetas, ombligo. Hasta en el centro de la mano, si se lo hubiese pedido. Atraviesa su mano con un aro grande que le impide moverla con comodidad y que se puede enganchar con mosquetones a cualquier lado. Me pareció exagerado en las fotos.

No es que presuma de tamaño pero creo que la tengo un poco por encima de la media. Ver como entraban hasta mis huevos, como la garganta se le deformaba provocó mi primera corrida, entera, dentro, directa a su estómago… apenas unas arcadas que no provocaron mayor incidente… y Cris sin venir. ¿debería llamar a Chema a ver si está en la academia o ha “hecho campana”. Esta mañana tampoco la he visto. Claro que hoy no tenía clase conmigo.

Su culo está muy cedido pero la hijaputa sabe controlar el esfínter, parece nuevo, lo aprieta que da gusto… mucho gusto. Pero también le cupo mi puño, mas allá de la muñeca, casi el antebrazo. Y se corría la muy puta.

Pero se corría ella, sola. Mis mamadas, mi mano buscando el punto G o… inútil. Cuando le pedía (le ordenaba) correrse, tomaba su clítoris con dos deditos mientras la otra mano tiraba de la anilla o recorría tetas, boca, coño. Era como berridos, pero mudos, gritar hacia adentro mientras todo su cuerpo se contorsiona como si le estuviese dando un ataque… o bailando una sensual y salvaje danza. Un orgasmo espectacular.

Fueron cinco horas. Y creo que es la única ocasión en que he creido no poder aprovechar hasta el final. Ni la viagra, ni la tremenda excitación que me producía entregarla a esos tipos, el jovencito, el pordiosero, el camarero… comiéndole la polla bajo la barra mientras el tipo intentaba escanciar cañas… ¿Le envío un wasap, la llamo? ¿dónde cojones se ha metido la tía ésta? media hora… bueno, veinte minutos.. ¡joder!

Le importaba una mierda ir llena de lefa por todas partes y desnuda o con ese vestuario que dejaba poco a la imaginación. No llegué a ver la cara del tío de la gasolinera cuando la envie a pagar pero me puedo hacer una idea.

En la espalda, nalgas, incluso en las tetas aunque más discretamente, se podía apreciar restos de los azotes, severos azotes, finos surcos de costras que seguro fueron gotas de sangre. Yo no la azoté, al menos no tan contundentemente: algunas bofetadas, manotazos en el culo y el coño. Ni una queja.

Solo cuando probó el juguete que le había traido por orden y deseo de su amo, esa especie de tens que enganché a sus tetas y clitoris. No pudo reprimir el grito cuando subí a la potencia insoportable. Fue su única mueca de dolor, sus pocas lágrimas. Pero incluso ahí, con los labios temblorosos esgrimió un “gracias, señor”

Siempre ofrecida. Imagina llegar a casa y encontrarte una mujerona así, tan estupenda, de rodillas… más que ser tu sierva lo es de tu polla, la cuida, mima y vacía cuántas veces le dejes. Además excelente anfitriona, estupenda cocinera, conversadora amena…. Y la mala puta de Cris sin aparecer. Me preocupa: ¿Y si Damián la ha secuestrado? No, imposible, lo conozco. Será un… pero un hombre de palabra, si habíamos acordado…. Y yo no me pasé con Puri, nada que reprocharme, al contrario, ella podía y casi pedía, más caña

Sorbía mi polla como si fuese una pajita, me sacó toda la orina sin perder una gota. Era inagotable. Me gustaría volver a verla, su cara mirándome desde abajo mientras engullía… joder, como me pone, el recuerdo es poderoso. No quiero masturbarme pero…

Oigo la puerta. Pasos. Ella.

  • Disculpa, me han entretenido en…

No la oía solo la miraba, satisfecha, sonriente… Se acercó arrodillándose entre mis piernas, la mejor disculpa por el retraso: abrirme el pantalón

  • ¿Qué tal el sábado?

  • Ufff! - me miró sonriente… y besó la polla que acaba de liberar