Subiendo el nivel a mi perrita
Otro relato 100% real, contado por mi sumisa y llevado a cabo en algún lugar de Extremadura hace poco mas de un mes...
Mi coño babeaba desde la noche anterior en la que estuve hablando con él. Ardía sólo por el deseo de volverle a ver.
Las instrucciones eran entrar en la habitación, ponerme el antifaz y quedarme totalmente desnuda. Así lo hice. Pronto noté su cuerpo cerca del mío, observándome. Me ordenó ponerme a cuatro patas, comprobó el estado de mi coño, mojado y caliente. Tirando de mi pelo me llevó hasta la cama. Comencé a comerle la polla, cuando alguien llamó a la puerta. Fue a abrirla. Me dejó con su sabor en la boca junto con unas ganas locas de terminar lo que había empezado.
Regresó a mi lado y a cuatro patas, como su perrita que soy, me llevó hasta el cuarto de baño. Me hizo entrar en la bañera y de rodillas noté un chorro de agua fría en mi espalda. No pude evitar un grito al sentir el contacto del frío con mi piel ardiendo. Mi Amo entró en la bañera, el agua se iba poniendo caliente, y él acercó su polla a mi boca. Sabía que había alguien más allí, mirándonos… Mi Amo comenzó a esparcir sobre mi cara y boca su meada, me obligaba a mantener la boca abierta mientras lo hacía. Yo intentaba no tragar nada, pero era algo inevitable… aquello me ponía más cachonda. Me giró y meó sobre mi espalda y otra vez sobre mi cara. Al terminar me hizo limpiarle la polla con la boca y volví a ponérsela dura.
Con la ducha lavó mi cuerpo e hizo que la persona que había estado observando toda la escena se acercara y pusiera su polla en mi boca. Comencé a comer la verga del desconocido que ya estaba dura cuando se acercó a mí. Comprobé que le había excitado la escena y eso me encendía aún más.
De repente mi Amo también se acercó y me vi con dos pollas en la boca, saboreándolas, comiéndolas, lamiéndolas…. Mientras por mis muslos iba corriendo todo el flujo que aquella excitación producía en mí.
Cuando mi Dueño lo consideró oportuno, los dos salieron del cuarto de baño y me ordenó que me duchara para quitarme los restos que había dejado sobre mi cuerpo.
Al terminar me sacó del baño a cuatro patas. Me folló en el pasillo mientras yo le comía la polla al desconocido. De repente, mi Amo se alejó, me obligó a poner las manos en mi espalda y noté como algo frío rozaba mi piel. Eran unos grilletes. Me los colocó y yo quedé indefensa. Estaba totalmente entregada y a merced de lo que mi Amo y su invitado quisieran hacer conmigo.
Me ayudó a levantarme y me condujo hacía la cama. Allí boca abajo, y como pude me incorporé para comerle la polla al invitado, mientras mi Amo volvía a follarme. Llegó un momento en el que me penetró el culo y grité, no estoy preparada todavía para esos envistes, me amenazó diciéndome que relajara el culo o me la metería hasta el fondo sin ningún miramiento. Intenté hacerlo, pero no podía, así que optó, porque el desconocido hiciera conmigo lo que quisiera.
Mi Amo se apartó y el otro comenzó a follarme el culo con un dedo. Me dolía, no estoy acostumbrada a eso, pero él seguía…. Llegó un momento en el que la tensión que yo tenía, el daño que me producía, mezclado con mi excitación y nervios, hizo que se me saltaran las lágrimas y ya me daba igual lo que hicieran conmigo, desistí de cualquier intento de resistencia.
Cuando el invitado consideró que ya me había follado bastante el culo, comenzó a azotarme y manoseármelo, mientras mi Amo se acercó a mi lado para decirme al oído que le excitaba ver como otro me tocaba, mientras él lamía mi oreja y susurraba algo que yo no llegué a entender.
Después de todo aquello, mi Amo me levantó. Me quitó los grilletes y se sentó al borde de la cama y ahí me hizo sentarme encima suya. Comencé a follarle así, pero no me resultaba muy cómodo y supongo que a él tampoco. Así que se tumbó en la cama y yo, como siempre, encima suya, perdí el control…. Me corrí…. Y esta vez sí caí desplomada sobre él, que para mi sorpresa me abrazó fuerte mientras me acariciaba la espalda. Con su polla dentro de mí, comencé a apretarla y soltarla con las paredes de mi coño, mientras abrazaba con fuerza su cuerpo. Esos movimientos me hicieron estremecer otra vez, casi sin moverme, fue intenso, muy intenso, tanto que me entraban ganas de comérmelo a besos, a mordiscos, dejar bien marcada mi huella sobre su piel, pero no lo hice.
Mareada, me levantó. Me puso de rodillas y así, los dos, el invitado y él pusieron de nuevo sus pollas sobre mi boca, mientras yo las saboreaba. Mi Amo dejó que el desconocido se corriera primero dejando toda su leche sobre mi boca. Después fue mi Amo el que no tardó en volvérmela a llenar con su espeso y caliente líquido del que me tragué hasta la última gota.