Suavemente

Esta mañana he amanecido en una habitación desconocida y me ha despertado el sonido de una voz femenina que tarareaba esa famosa canción que dice: Suavemente...

Suavemente, bésame

que quiero sentir tus labios

besándome otra vez...

Un tarareo lento y medio lejano es el que me saca de mis sueños.

Suavemente...

Es ese regaetton tan machacante y una voz muy sensual de mujer lo está cantando en la lejanía.

La cabeza me da vueltas... no tengo que beber tanto, maldita sea... estoy mareadísima y aturdida. Abro los ojos, miro a mí alrededor, ¿Dónde coño estoy? La habitación está medio en penumbra... pero ¡Si estoy desnuda!... Dios, ¿Qué he hecho? ¿Con quién coño me he acostado esta noche?

Voy recobrando la consciencia, pero lo que no cesa es el dolor de cabeza que martillea mis sienes sin cesar. A ver: Anoche estuve en el garito ese que me recomendó Lucy, pero no recuerdo mucho más, sé que bebimos un combinado de lo más extraño, bailamos salsas, cumbias y demás pero después perdí la pista de Toño, mi novio. Si es que se lo he dicho mil veces, que no me deje sola y menos cuando bebo tanto, que no controlo. Pero ahora, estoy en una habitación, en una casa que no conozco, porque no es un hotel ni muchísimo menos… y estoy ¡en pelota picada! Seguro que la he liado con alguno de esos aprovechados que te echan algo en la bebida y me han traído a su casa, me habrá echado mil polvos y yo sin enterarme de nada. Espero, que al menos se haya puesto un condón, ya lo que me faltaba... Y luego Toño, que cuando se entere… de esta me mata, fijo... Pero es que él lo sabe, si bebo un poco más de la cuenta, me pongo cachondísima y además no soy dueña de mis actos, a la mínima de cambio estoy morreándome con un tío... eso, en el mejor de los casos. No es la primera vez que me pasa. Ya me he despertado otras veces en camas ajenas, esperando ver aparecer el careto de un tío desconocido que me ha follado sin parar y del que no sé por supuesto, ni su nombre.

Bésame suavecito, sin prisa y con calma

dame un beso bien profundo que me llegue al alma

dame un beso mas que en mi boca cabe

dame un beso despacito, dame un beso suave

Otra vez la canción llega a mis oídos, pero esta vez más cerca, es una voz femenina, no cabe duda, cadenciosa, y lo hace bastante bien, por cierto, acompañando lo sensual que marca el ritmo con la letra. Si no es cantante, poco le falta.

Se abre la puerta de la habitación e instintivamente tapo mi desnudez con la sábana... Fíjate tú, como para andar con remilgos ahora. La voz femenina que tararea ese regaetton es la que está entrando en el cuarto y por si quedaba alguna duda, enciende la luz y aparece en aquella estancia una chica preciosa de piel tostada, no sé muy bien si decir mulata, negra o india, pero eso sí, completamente desnuda y con un cuerpo perfecto sosteniendo una bandeja entre sus manos con café, zumo y frutas tropicales. La bandeja no es lo que me llama la atención sino unos pechos erguidos e ideales, una cintura estrecha, un vientre liso y unas piernas eternamente largas. Su rostro es cautivador... bueno, toda ella lo es y no puedo dejar de admirarla.

  • Buenos días amor... - dice sonriéndome de oreja a oreja dejando de susurrar esa canción que ha estado cantando durante los últimos minutos.

Me quedo mirándola intentando acordarme de su cara, pero es que no me suena... ¿Es posible que haya participado en una orgía y no recuerde absolutamente nada?

  • ¿Dónde estoy?... ¿Quién eres? - es lo único que atino a decir.

  • Ay mi amor... ¿No me digas que no recuerdas nada de esta noche?

Mi respuesta es un movimiento de cabeza negando tal hecho. Pero esa exuberante mulata, ha debido pasárselo en grande cuando me añade:

  • Hay bomboncito, pero si lo pasamos de lo más lindo, ¿no recuerdas nada?

  • Nada. - contesto esperando saber.

La chica me quita la sábana que cubre mi cuerpo y tiernamente me pellizca un pezón, y con la misma dulzura que su sonrisa, me muerde en el cuello. Después su lengua llega a mi barbilla, desde el lóbulo de mi oreja para jugar a su antojo a continuación con mis labios que están vulnerables a recibir sus chupeteos.

  • ¿Tampoco recuerdas esto, mi amor? - añade mirándome con esos ojazos negros.

Creo que estoy hipnotizada porque no respondo a sus caricias, ni a lo que hace, ni que pinto yo allí, pero ahora solo soy receptora de esas caricias, de esos mimos, de esos besos. Nunca me lo he hecho con una tía, pero esta caribeña, sabe como manejar los dedos, la lengua, los labios, la mirada… Cuando acaricia mi espalda y me susurra al oído que soy su perrita, creo estar viendo las estrellas. Que caliente me ha puesto.

La lengua de ese diablo convertido en mujer perfecta está metida en mi boca y mi propia lengua no se siente extraña, parece conocerla y se enreda con ella con toda la pasión, toda la naturalidad y todas las ganas.

Estoy subida encima de su cuerpo y mis tetas se juntan con las suyas. Me está gustando, demasiado... creo que nunca había sentido nada igual y parece que lo he hecho toda la vida. Me lo estoy montando con una tía y me está encantando.

  • Nenita, ¿Vas recordando? - Me pregunta sin dejar de sonreír...

Vuelvo a negar. Me gira sobre la cama dejándome boca arriba. Ahora es su boca la que va recorriendo cada centímetro de mi piel, desde mis hombros hasta mis caderas, desde mis pechos a mi pubis, no se deja nada y solo puedo sostenerme a su cabeza y gritar, gritar de gusto y dejarme llevar.

Puede parecer un sueño y del que no quiero despertar, pero es que esa mujer es una delicia, ya que ahora me está comiendo el coño de una forma delicada y deliciosa y no consigo ver nada, creo que estoy en una nube, en apenas unos segundos ha estimulado mi clítoris y estoy gozando como una perra, como nunca antes ningún tío me había hecho gozar.

Se está dando la vuelta y ahora está colocada sobre mí pero al revés, de tal modo que su boca está en mi coño y la mía en el suyo. Tampoco me extraño de ver uno tan cerca, ni tampoco lo vi tan bonito y apetitoso, de tal modo que no le hago ningún tipo de ascos, todo lo contrario, mi boca, con avidez y acompañado de mis dientes y mi lengua le atacan como si fuera el único alimento del mundo y nos chupamos en un delicioso 69 entre jadeos y gritos. A la vez, nuestras manos dibujan cada una de nuestras curvas.

  • Ay amor, como me haces sentir,... - me repite continuamente, solo unos instantes para seguir devorándome el sexo con una pericia sin igual.

Durante un tiempo hemos seguido con nuestros chupeteos, pero esa dulce mujer, sigue adentrándome en un mundo maravilloso, el encuentro con otro cuerpo femenino que despierta en mi lo que antes estuvo aletargado. Ahora comprendo a mis amigas lesbianas, cuando decían que nada como una mujer para dar placer a otra, ahora sé lo que es una boca enredada en los lugares más recónditos de mi cuerpo, ahora conozco el placer que se siente de dos pechos juntarse y amasarse en un delicia de erotismo sublime, lento e intenso, ahora vivo lo que es un beso dulce y sensitivo que busca mi lengua, mis labios, ahora comprendo lo que es sentir un coño besándose con el mío, juntándose entrelazadas por unas piernas largas y suaves, ahora soy protagonista de un orgasmo tras otro

No se ni su nombre, ni tampoco como he llegado hasta aquí, pero eso ahora no importa, eso es absolutamente lo de menos. Lo mejor es seguir viviendo la experiencia más maravillosa y más que aprovechada en manos, piernas, sexo y boca de esa mujer que me ha llevado a sentir lo que nunca antes nada ni nadie había conseguido sacarme de tan adentro. Nos besamos sin cesar, me encanta sentir sus besos, sus caricias, sus miradas… Todo ha quedado envuelto en un halo de sensual energía y de increíble placer. Ahora no quiero despertar y volver a mi vida, quiero quedarme con ella, sentirme así abrazada con esa ternura, notar como acaricia mi cabello y me canta al oído como un susurro eso de

Suavemente, bésame

que quiero sentir tus labios

besándome otra vez...

Sylke (27 de mayo de 2008)