Su trato era muy agradable y eso me convenció

Ricardo con su forma de ser, hizo en mi una forma muy sutil de sentir un miembro viril, mi experiecia con él marco en mi unas ganas de estar con un hombre cada vez que tengo la oportunidad.

A mis 17 años, trabajaba en una droguería en horas nocturnas y era común que cualquier persona me llamara vía telefónica para la solicitud de cualquier medicamento o cualquier consulta. Cierta noche recibí una llamada cualquiera, una voz masculina me pidió el favor de darles las especificaciones de una inyección, la cual amablemente le suministré y el quedó complacido por mi servicio. Seguí trabajando como siempre, noche tras noche, hasta que al cabo de 15 días volví a recibir la misma llamada, lógicamente no reconocía la voz, pero antes de cualquier pregunta que me hiciera, esa voz se identifico y me dijo que era el mismo que le había atendido la vez pasada y quería hablar conmigo de cualquier tema, accedí ya que me encontraba un poco aburrido.

La conversación aunque no la recuerdo fue muy amena, y me gusto hasta cierto punto la forma como me hablaba Ricardo –era su nombre-, pero en ningún momento por mi mente pasaba nada mas allá que un buen conversador, así que a los días siguientes seguí esperando su llamada, hasta que sonó el teléfono como de costumbre, era él y de verdad sentí una alegría de escucharlo, no lo pude evitar y él notó mi gusto por escucharlo, y sin tanto rodeo me invitó a tomar algunas cervezas, que gustosamente acepté, quedamos de acuerdo en vernos el sábado en la tarde, era mi día libre y el domingo no trabajaría, y además quería conocerlo.

A pesar que trabajaba, aun vivía con mis padres y en aquella época el respeto que sentía por ellos era vigente, así que me planifiqué para decirle a ellos que ese día trabajaría extra y le avise a un amigo cercano que esa noche me quedaría en su casa, todo con la finalidad que mis padres no se diera cuenta que me iría de cervezas ese día, lo planificado era estar unas pocas horas y luego ir a casa de mi amigo.

Llegó el sábado por la tarde según como acordamos, quedé en verme con Ricardo en una tasca conocida de la ciudad y la verdad me palpitaba el corazón por conocer aquella voz –recordando que era mis primeras experiencias que vivía-, al entrar aquella tasca se me acercó un hombre de 40 años, algo barrigoncito y un poco calvo, lo salude enseguida y le demostré mi agrado por estar conociéndolo, al parecer el sabía quien era yo, ya me había visto sin yo darme cuenta en la droguería. Platicamos de todo, su conversación era muy interesante para mí, las cervezas se consumían y sin darme cuenta se hicieron las diez de la noche, quería retirarme para casa de mi amigo porque tampoco debía llegar tan tarde.

Al verme dispuesto a irme, Ricardo me tomo de la mano muy discretamente y me dijo que no me marchara, que el problema de la estadía lo podía resolver él, podía alquilarme una habitación de un hotel y así poder estar una dos horas mas en la tasca, eso me puso un poco incomodo, ya que no quería abusar de su confianza –aun no caía en cuenta de sus intenciones -; cuando ya era las doce de la noche, había bebido lo suficiente, aunque también comí bastante, haciendo que no me mareara tanto, le pedí por favor que nos fuésemos y muy amablemente me dijo que si, y que además me acompañaría al hotel.

Me monté en su carro y fuimos a un motel cercano, se suponía que yo quedaba sólo y él seguía rumbo a su casa, pero sin embargo entramos en su vehiculo, y por primera vez entre a unas cabañas con garaje para el vehículo y allí se estacionó, entró conmigo a la habitación y me dijo que se quedaría allí conmigo por un rato nada mas, solo para estar seguro que me sentiría bien, por lo visto había planificado todo.

Acto seguido me dispuse ir a la ducha de la habitación y decidí asearme, estuve como veinte minutos y al entrar de nuevo al dormitorio, mi sorpresa era de ver a Ricardo bien acostado y dormido sobre la cama, comprendí que era las cervezas y el cansancio del pobre, acto seguido me acosté a su lado me quede dormido yo también.

A eso de las 6:00 de la mañana me despierto y siento una mano de Ricardo encima de mi cadera, estaba justo frente a él, acostado de lado, sentía su aliento, semejante al mío, por las cervezas y observo que su miembro estaba a punto de estallar, al igual que el mío, aun estaba dormido o se hacía el dormido, al percatarme de la situación, me sentía un poco incomodo pero a la vez me gustaba, me gustaba estar cerca de ese hombre tan amable y al recordar todo lo bien que había estado con él hasta el momento, no quería quitarme de esa posición, me acerque un poco mas a él y su aliento lo sentía mas de cerca, sentí que él también se acercaba a mi y entre lo claroscuro de la habitación nos abrazamos.

Fue muy bonito, no lo puedo negar, su miembro masculino dos veces mas proporcionado que el mío, se rozaba con mi cuerpo y eso me erizaba todo, ninguno de los dos habríamos los ojos, sólo sentíamos nuestros cuerpos jugar; de un momento a otro, quisimos entrar en razón, pero ya era tarde, con su mano en mi cabeza me acerco para darme un profundo beso que me llego hasta no sé donde, sentía sus bigotes, su gruesa lengua entrar en mi boca y todo se fue poniendo tan diferente a lo que siempre había vivido.

Nos desnudamos y observe su miembro muy erecto, él al darse cuenta como lo observaba, me agarro una mano y me la llevó hasta allá, era diferente al mío, pesado y con mucho cuerpo, estaba muy tibiecito y sentía que las palpitaciones de su corazón llegaban hasta las venas de su tronco, me invito a que lo besara, eso me puso nervioso, pero con su sonrisa me convenció hacerlo, me acerque a su glande, no pude evitar olerlo y seguidamente le di un beso muy tímido, el se dio cuenta que era un novicio y me dijo tranquilizó, simplemente me dijo que me sentará en el sofá de la habitación y abriera las piernas, cosa que hice hipnotizado, seguidamente se me acerco y él se metió todo mi pene en su boca, casi me desmayo de lo rico que se sentía, me decía que sólo observará, cosa que hice muy atentamente.

Luego me levante del sofá y él se sentó allí, abrió sus piernas y podía ver la majestuosidad de su aparato, esos testículos colgados tan bellamente. Mi aprendizaje fue rápido lamí desde sus testículos hasta llegar a su cabecita, al llegar a la cabeza abrí mi boca y comencé a meterme centímetro a centímetro su bello miembro, jamás olvidaré ese momento, comenzaba a amanecer, así estuve un buen rato, mi boca estaba cansada y mi saliva se tornaba espesa entremezclada con su líquido semental, era muy rico todo eso.

Con su falo bien erecto se levanto del sofá y me invitó a ponerme como un perrito sobre la cama, accedí rápidamente, ya sabía que su intención era la de desvirgarme, en un instante sacó de su pantalón un gel y se lo unto por todo lo largo de su miembro, yo volteaba para observar lo que hacía y en cada momento su pene era mas amenazador.

Sentí sus dos manos agarrar mis caderas y por vez primera un miembro en mi culo, uff, que dolor al ver que empuja un poco, me pide que me relaje, que no pasará nada y trate de entenderlo, mantuvo quizás la cabecita de su pene dentro, pero sin hacer mayor presión, cuando dilato un poco mi orificio, entro un poco mas y el dolor reino dentro de mi, salía una lagrima del dolor pero sabía que era parte del juego, al oír la voz de Ricardo me tranquilizaba, su trato era amable hasta en esos momentos, así que no quería negarme y él siguió penetrándome, al cabo de un rato sentí que el dolor desaparecía al dilatar todo mi ano y él como hombre experimentado empezó a bombear rítmicamente y con suavidad, me sentí importante en ese momento y sentí que alguien quería algo muy personal de mi y con mucho placer se lo di. Sus bombeos eran cada vez más rápidos y con la misma rapidez que hacia su vaivén, así mismo me sujetaba con fuerza las caderas, hasta que se detuvo y sentí un fuerte suspiro en él y un calorcito extra dentro de mí, había eyaculado, que rica experiencia, su sonrisa nuca desaparecía de sus labios.

Al sacar su pene, sentí un vació, además tuve que ir urgente al inodoro, al sentarme sentí que mi culito iba a reventar de ardor, pase mi dedo por el orificio y observé que salía una babita, al mirar esa babita era todo el semen que me había depositado Ricardo en mi recto, no quería que saliera, pero fue inevitable, me duche, seguidamente se ducho Ricardo y nos fuimos en su carro a desayunar.

Fue una noche y amanecer muy diferente a todos los vividos, espero que algunos de ustedes lo hayan vivido también en algún momento de sus vidas, hasta pronto.