Su puta favorita

Sobre cómo poco a poco voy entrenándome para ser su puta favorita, siempre disponible y cachonda para que él pueda saciar sus más recónditas fantasias y deseos...

SU PUTA FAVORITA

Siempre me gustó el sexo anal, pero también siempre fui virgen. Hasta que lo conocí.

Estaba leyendo el periódico y encontré ahí un aviso de un tipo que necesitaba urgente de compañía pues se sentía muy solo, que iba a pagar incluso si era necesario. Así fue como, con mucha dificultad al principio, lo llamé y concertamos una cita en su casa. Yo tenía mucho miedo de ir, me palpitaba el corazón, pero lo hice, la excitación fue más fuerte que el propio miedo.

Cuando entré a su casa, ubicada por cierto muy lejos de la ciudad, nos saludamos cordialmente como dos amigos, y él me dijo que era activo, que se sentía muy sólo, y que estaba buscando a alguien para pasar el tiempo. Él es muy joven y atractivo, no es siquiera necesario decirlo.

Yo le pregunté sobre qué se trataría más específicamente, y él me dijo que estaba buscando una especie de esposa, novia, pero como él era gay ésta tendría que ser hombre. Y me dijo también que al verme a mí sintió tanta excitación que se dijo así mismo: Éste tiene que quedarse.

Me preguntó algunas cosas de rutina, mi nombre, edad, esas cosas. Yo sólo tengo 19 años y él tiene 25. Me preguntó si ya había tenido sexo y le dije que no, que nunca. Le dije que soy pasivo pero que jamás lo había hecho.

Algo así fue nuestra conversación:

  • Mira, otra de las cosas por la que me atraes y me revientas de excitación es tu cuerpo. Tu cuerpo tan delgado, tan femenino, tu culo respingón. Tu cara, todo me atrae de ti. Pero como te digo, es tu cuerpo lo que más me atrae.

¿Y qué opinas de mí?

  • Bueno, me cuesta mucho decirlo.

  • Pero dilo, no tengas vergüenza que aquí nadie te va a apuntar con su dedo. Jejejeje. Sé que eres muy tímido por lo que me cuentas pero poco a poco irás hablándome más, adquiriendo más confianza.

  • Está bien. Lo que me excita a mí es también tu cuerpo. No porque sea tan musculoso y desarrollado, todo un hombre. Sino más bien la diferencia que hay entre tu cuerpo y el mío, esa diferencia abismal que existe.

  • No digas más, con eso basta. Lo que vamos a hacer es lo siguiente: Yo tengo mucho dinero, mucho, mucho. Y quiero que te vengas a vivir para aquí, que sigas tus estudios pues yo los voy a pagar, pero que te vengas a esta casa donde yo estoy tan solo y abandonado.

  • Mmm… tendría que pensarlo

  • No te preocupes, aquí tendrías todo lo que necesites, mucho más de lo que siempre soñaste. Lo que quieras yo te lo compraría, todo el asunto del dinero estaría solventado.

  • Déjame pensarlo y yo te hago una llamada si es que me animo, ¿está bien?

  • Perfecto, no te preocupes que no te estoy presionando.

Bueno, nos despedimos y me fui a casa. Su casa era realmente hermosa, su vida era hermosa en sí. Eso era verdad, tenía cosas y privilegios que yo nunca tuve.

Luego de discutirlo conmigo mismo durante casi una semana, lo decidí, finalmente lo hice y lo llamé.

  • Te llamo para decirte que he decidido hacerlo, pero te pido algo a cambio.

  • Dime qué es y te lo daré.

  • Sólo quiero que me des cierta suma de dinero por mes, para costear mis estudios y todo.

  • No te preocupes, tus estudios están pagados, además te daré todos tus gustos y una suma extra de dinero al mes. ¿Está bien?

  • Sí, está perfecto.

  • OK, entonces vente a mi casa ahora mismo que te explicaré todo lo que tienes que hacer. Aquí te espero.

Y así fue como llegué a su casa, y Martín empezó a hablar.

  • Vas a ser como una especie de esposa, ¿entiendes?, y quiero que hagas todos los trabajos que hace una de esas por su marido. Pues yo seré como tu marido. Por ahora quiero que laves y planches todas mis camisas, pantalones, bóxers, toda mi ropa. También quiero que aprendas a cocinarme y me des de comer. Y como toda esposa sumisa, pues quiero que te sientas y estés bien, y para eso vamos a comprarte ropa, ¿de acuerdo?

  • Está bien, perfecto.

Esa tarde estuve lavando, lavando y planchando como pude. Llegó en la noche muy cansado y me dijo que vayamos inmediatamente a comprar ropa, que él la escogería.

Fuimos a una tienda cualquiera de la ciudad, donde él escogió toda la ropa. Me compró ropa de hombre muy linda, varios juegos de ropa. Luego pasamos a la sección femenina. Yo me quedé un poco desconcertado, pero él me dijo:

  • Si vas a ser mi esposa, amor, tienes que tener ropa de mujer. Pero no te preocupes que sólo tendrás que usarla cuando estés en mi casa. ¿Estás de acuerdo o quieres volver a la miseria de donde saliste? Tú mismo me contaste Fernando que donde tú vives es muy peligroso, te estás quedando en la quiebra, tienes que romperte el culo trabajando. Y conmigo ni siquiera tendrás que trabajar, sólo hacer lo que yo te diga. ¿Qué dices?

  • Está bien, lo haré, pero sólo en tu casa y en ningún otro lugar.

  • Que no se hable más. Tú harás lo que yo diga pero "sólo en mi casa", afuera de ella puedes hacer lo que desees y yo no tengo control alguno sobre ti.

Mira, por lo pronto quiero comprarte esta minifalda, creo que es de tu talla; también quiero comprarte estas poleras, estas blusas; y para la ropa interior quisiera comprarte algunos calzoncillos y también tangas.

También unos tacos de color rojo y negro, que me excitan mucho.

Compramos toda la ropa y nos fuimos a casa.

Así pasó como una semana, a pedido de él yo me fui probando la ropa que me compró y me excito mucho usarla, comencé a aprender a usar los tacos y me fui sintiendo más cómodo con ella.

Un día él me vio usando una de las minifaldas de color negro mientras planchaba uno de sus bóxers. Y me dijo:

  • Caramba, eso te queda muy bien, de sólo mirarte me dan ganas de cogerte. Pero tienes que depilarte, cómo mi esposa va a tener tantos vellos.

  • Está bien.

  • Por favor, ahora mismo, ve y depílate todo.

  • Está bien.

Acto seguido, corrí al baño, tomé la afeitadora y comencé a depilar los vellos de las piernas; no tengo vellos en los brazos ni el pecho así que no fue necesario. Le dije que ya está.

  • ¿Te has depilado todo, incluso el culo?

  • ¿Eso más quieres que me depile?

  • Por supuesto que sí, eso sí, no te depiles la verga que me encanta que tengan sus vellos.

  • OK, ahora mismo lo hago.

Y así fue como me fui a depilar el culo con mucha dificultad pero lo hice.

Una noche estaba en mi cuarto (pues dormíamos en cuartos separados) viendo la televisión y él entró.

  • Sabes, Fernanda, así es como te voy a llamar desde hoy. Estoy muy cachondo y quiero follarte ahora mismo.

Levantó la sábana con brusquedad y me encontró acostado con todo el torso desnudo y una de las tangas de color negro que me compró.

  • Eso me excita más, sabes que eso me pone a mil aún más. Ahora mismo traigo la cámara que quiero grabar este momento preciado, la pérdida de tu virginidad, tu desfloración.

  • Pe… pero, no es muy rápi

  • Nada de eso, acá tengo ya la cámara, ahora por favor quiero que comiences a bailar para mí, haz un streaptease, vamos.

Y así yo fui improvisando, bailándoselo. Y cada que me acercaba a él me daba una nalgada.

Mientras yo hacía el streptease él se iba quitando la ropa, hasta que quedó completamente desnudo, yo podía ver su verga. Era tan grande, mucho más que la mía, no era muy larga pero sí muy gruesa. Y estaba bien erecta.

-Vamos, puta, toma de mi verga. Toma de mi verga o la pagarás caro.

Así que yo agarré su verga, al principio con timidez, luego con más descaro y comencé a masturbarla, él gemía de placer.

  • Chupa perra, quiero ver mi verga en tu boca. Vamos.

Plafff!, sentí una nalgada.

Tomé la verga por la base, abrí la boca lo más que pude, y me metí la cabeza. Era la primera verga en mi boca. Comencé a mover la cabeza con suavidad pero de inmediato sentí que sus manos tomaron mi cabeza y la empujaron hacia su verga. Comencé a querer ahogarme, pero no podía hacer nada. Trataba de liberarme pero su fuerza era mil veces mayor que la mía. Comenzó a mover, cada vez con más rapidez su verga y un momento de esos metió toda su verga en mi boca. Yo tenía los ojos rojos y llorosos por tanta verga. Quería gritar, hasta que al fin la sacó. Uff, fue un verdadero alivio, ya me iba a ahogar con esa cosa.

  • Vamos perra, plafff (otra nalgada), desvístete, te lo ordeno.

Acto seguido me saqué la ropa y descubrí una verga totalmente excitada, muerta de placer. Él la tomó con su dedo pulgar e índice haciendo una especie de anillo sobre mi verga y me masturbó un poco.

  • ¿Te gusta?, ¿te gusta que juegue con tu verguita? ¿Quieres que mi cosota se entre en tu ano?

  • Síiiii, me encanta tu verga, me muero porque me des por el culo, reventame el culo amor, reventámelo, enseñale a mi culo cómo se hace.

  • Está bien, perra, tú lo pediste.

Trajo el lubricante, y puso algo en su mano.

  • Ahora quiero que te agaches, que te pongas como perrito, que levantes el culo y que te lo abras lo más que puedas. Tienes que seguir mis instrucciones al pie de la letra o sino va a salir mal y te vas a quedar tan adolorida perra que ya no vas a querer nunca más.

  • Está bien, amor, lo haré, haré lo que tú me pidas.

  • Mmm…, qué culito ese que tienes, me encanta, sabia que me iba a gustar desde que lo vi por primera vez.

  • Vamos, ábretelo, muéstrame ese agujero rosadito para que ponga el lubricante en él.

Eso, muy bien, lo estás haciendo bien perra. Ahora quiero que me chupes la verga lo más que puedas, porque no voy a usar lubricante para mi verga, el único lubricante que usaré será la saliva que pongas en ella. Así que a esmerarse, puta vendida.

Comencé a chuparla, lo más que pude, él tomó nuevamente mi cabeza y me la movío menéandola en torno a su verga.

-Vamos, empínate más, tiene que verse ese agujerito tan rosadito que tienes, tiene que verse. Y ábrete el culo.

  • Lo hago, lo hago.

  • Perra interesada, vendida, ¿no puedes abrirte más el culo, eso es todo lo que puedes?

Levanta ahora mismo las manos que yo lo haré por ti, perra.

Acto seguido tomó mis nalgas y con su fuerzota de hombre me las abrió con tanta fuerza que sentí un dolor desgarrante.

  • Aaahhhhhh!!!

  • Vamos perra, grita, quiero oírte gemir perra.

Mira, mira como meto mi dedo a tu culo, y la cámara lo graba todo, mira perra.

Observa como entra mi dedo.

  • Aaahhh!!!, basta!!, basta, por favor te lo suplico!.

  • No te oigo perra.

Y con su fuerza introdujo su dedo en mi ano. Comenzó a menearlo y menearlo.

  • ¿Te gusta?, ¿te gusta?

  • Siii, me encanta, me encanta tu dedo en mi culo, sigue, sigue.

  • Ahora voy a meter mi verga, nena, así que prepárate.

  • No, no todavía, espera un….

Y sentí la punta de su verga en mi agujerito, tan vírgen, tan cerradito.

  • No, no por favor, me haces doler.

  • Eso me gusta puta, tiene que dolerte la primera vez. Te estoy quitando tu virginidad perra vendida.

Y comenzó a moverse meneando su verga pero esta aún no entraba.

  • Vamos perra, acepta esta verga, deja que entre por tu culo y que te haga feliz.

Vamos

Ahhh, ahhh, ahhhh, vamosss!!, perra!!, arhhhh

  • Ahhh, ahhh, basta, me duele, me duele

  • Vamos perra, ya casi entra toda perra, casi toda

Ya está. Toda mi verga en tu culo. Ahora relájate y disfruta.

Plaf!!, (otra nalgada), plaf, plaf, plafff. Mueve ese culo de puta, disfrútalo, vamos!!

  • Síiii, siiiiii!!! soy tu puta, dame por el culo, rompéme el culo por favor. Te lo pido. Vamosssss, ¿eso es todo lo que puedes?? Yo creía que eras más hombre, vamos!

  • Mmmmmm mmmmm, perra, vas a degustar esta verga, vamosss.

Ahora chúpala perra, de tu culo a tu boca como una verdadera perra vendida.

Vamos! Chúpala perra, no me desobedezcas.

Comienzo a chuparla, sigo chupándola.

  • Otra vez en tu culo. Vamos perra, aahhh, ahhh, ahhhhh, vamos. Perra vendida eres una interesada, pero ahora tu culo me las va a pagar!, ya verás perra!!!, ahhhhh.

Tu culo me las va a pagar porque cada noche lo voy a rooompeer!

Aahh, ahhh, mmmmm

  • Sí, quiero que me la rompas con esa tu verga, dame, dame más, qué poco hombre que eres, dame más, rompé ese culo.

  • Ahhh, ahhh, ahhh, perra. Plaf!, plaf!, plafff!, mira tus nalgas como se enrojecen perra, PERRA, eres una puta.

Ahhh, voy a terminar en ti perra, te voy a llenar el culo de leche.

  • Sí, dame tu leche, quiero probar tu leche, vamosssss ahhhh, ahhh, vamos, dame, ahhh mi culo, ahhh, ahh, cómo se siente tan riiica tu verga. Vamosss, ahhh… Dame, dame tu leche, dámela.

Ahhh, ahh, voy a terminar, voy a terminaaarr.

  • Vamos perra, vamos, ahhh, ahhhhh!!!, ahí va, ahí va.

  • Estoy terminando, estoy terminando.. ahhh, ahhh, ahhhhh

Mi culo comenzó a contraerse apretando su verga, como queriendo sacar a ese invasor de ti, pero no podía, el invasor tenía mucho más fuerza y lo superaba en tamaño.

  • Vamos puta, tu culo me encanta, tus contracciones me están haciendo terminar, vamos, sigue puta, sigue, siiigueehahhhahhhh, vamos, ya estoy terminando.

Ahhhhh!, puta, toda mi leche en tu culo, en tu culo, sí.

Y sacó la verga de mi culo, sentí un calor interno, toda su leche caliente dentro de mí. Me sentía tan bien de tenerla dentro, era como su prueba de amor.

  • Ya está todo grabado perra, toda tu primera vez para que nunca te olvides. Ahora quiero que te duermas feliz perra, y no te bañas, te prohíbo que te limpies esa leche, quiero que duermas con toda mi leche en tu culo y en tu cuerpo para que sientas lo que es ser mi esposa perra.

Y así fue como tuve mi primera vez, después de eso me dolía tanto el culo que no podía pararme ni siquiera al siguiente día. Él solamente echó una carcajada, me dijo que a las siguientes folladas ya me acostumbraría. Me dijo que mi culo se adaptaría.

Ya pasó mucho tiempo, y sigo viviendo con él, ya no follamos cada día como las primeras veces, pero siempre lo hacemos. A veces estoy tan cachondo que me entro a su cuarto y le pido rogándole que me folle. La otra vez se la chupé hasta que terminó dentro de un condón y luego me hizo tomarme toda su leche. A veces termina en un vasito, y me hace tomar toda su leche. Le gusta que tome su leche, dice que es muy nutritiva y que algún día desarrollará en mí todos mis atributos de perra que a él le gusta.

A veces vemos el video de mi primera vez, recordando los gratos momentos que pasamos desde esa vez. Claro, eso nos pone muy cachondos a los dos y casi siempre termino con su verga en mi culo.

Cada día que pasa mi hombre se pone más hombre, hace más ejercicio. Y yo su hembra cada vez más hembra, uso la ropa interior que me compró todo el tiempo porque me encanta. Cada día tomo un poco de su leche que es la que me nutre y me ayuda a desarrollarme.

Pero como esa primera vez, nunca más habrá otra, por eso es que se las cuento con tanto desespero.

Espero que les guste y les ruego que me envíen sus comentarios en este mismo relato o si prefieren a ferdelg146@hotmail.com