Su nombre es Alex 13

- Bueno, en el caso hipotético de que Alice no existiera, puede que sí me guste. - ¡Ja! Hahaha ya sabía yo. Conozco las de tu tipo.

-        Es que no me imagino todo eso que me cuentas… O sea, que mierda –  al fin dijo mi mejor amiga después de decirle los updated.

-        Pues sí, casi me pierdes – respondo.

-        A ver… -  hace una corta pausa-  Gracias a Dios que… O sea, que bueno que todo no llegó a mayores – contiene la frase al ver mi expresión y recordar mi poca creencia en Cristo – pero otro día no hagas eso. ¿Qué crees que hubiera sucedido si esos hombres no llegan a por ustedes? Esos tipos las hubieran violado y quién sabe si hasta matado a ambas.

-        Pero no pasó – le recuerdo.

-        Sí, gracias a… a lo que sea. ¿Cómo va tu estado de salud?

-        Pues después de dos semanas, bastante bien. Me sigue doliendo un poco, pero los analgésicos ayudan.

-        Eso es otra cosa… No puedo entender cómo te pasa esto y ni me escribes para contarme.

Desde la boda no habíamos tenido mucha comunicación. Katherine toma un respiro anual para hacer turismo interno Se trata de borrar todas las redes sociales durante ese tiempo (15 días) y reducir las funciones de su teléfono a reproducir música e intercambiar correos electrónicos una hora cada 3 días. Este año agregó el GPS a su lista, debido a que se perdió en su aventura pasada por dos días, tratando de leer un mapa desactualizado. Las fotos las suele tomar con una cámara instantánea.

-        Bueno, estabas en retiro ¿no? No quería interrumpir tu búsqueda espiritual por algo que no iba a cambiar, no era como que llamándote me iba a sanar más rápido.

-        Estas bien pendeja – dijo Katherine con poca paciencia.

-        Ya deja el drama, mejor ven a darme cariño. Te extrañé mucho.

-        No parece – responde mi mejor amiga parándose de la butaca.

-        Bueno… ¿quieres ver pelis?

-        No, no tengo ánimos para eso. Oye ¿y qué ha pasado con Alex y su hermana?

-        Ni idea, después de lo que pasó hablamos solo una vez y luego de ahí desapareció. No responde mis mensajes, la llamo y me sale el buzón. La verdad estoy muy preocupada ya que esos tipos se escaparon y el supermercado donde pasó todo queda próximo a su casa.

-        Bueno, quiera Dios que estén bien. Es muy raro que se pierdan así, más después que te convertiste en her sister’s heroine.

-        No seas payasa – le respondo.

-        ¿Qué? Ya le gustabas de entrada, imagino que después de eso ganaste como un millón de puntos.

-        Ni tantos que desapareció.

-        ¿A qué viene ese desanimo? – preguntó con picardía.

-        A ver, obvio que algo ha de importarme. Es una agradable persona.

-        Me refiero ella en sí. Te gusta un poco, ¿no?

-        Tengo novia.

-        ¿Y? Eso no te hace ciega. Aparte si te gusta no es como que le serás infiel a Alice.

-        Lo sé.

-        ¿Entonces?

-        Bueno, en el caso hipotético de que Alice no existiera, puede que sí me guste.

-        ¡Ja! Hahaha ya sabía yo. Conozco las de tu tipo.

-        Cállate – le digo riendo. - ¿Cómo estás después del retiro?

-        Estoy radiante. Lo necesitaba mucho, más ahora que Carlos volvió a molestar.

-        ¿Después de saber que le pegaste el cuerno? Esa sí que no me la esperaba – me acomodé en el asiento.

-        Ni yo haha. Me dijo que está dispuesto a olvidar y que está arrepentido por todo lo que me hizo pasar porque ahora sabe cuánto duele, pero que eso no será una razón para que tiremos estos años.

-        ¿Hablamos de Carlos Mateo?  - pregunto sorprendida.

-        Sí, ese mismo. También me pidió irnos a vivir juntos – hizo una pausa y se volvió a sentar– vivir juntos después de casarnos.

-        Me estas jodiendo ¿no?  - pregunto seria.

-        Nope. La pura verdad.

-        ¿Y qué le dijiste?

-        Todavía nada.

-        Y… ¿qué le dirás?

-        No sé, tú deberías saber. Para algo eres mi mejor amiga.

-        Esa es una decisión tuya, no puedo decirte que hacer.

-        Una estrella para ese pésimo servicio que ofreces.

-        Quisiera poder intervenir, pero es una decisión muy importante para que dependa de un tercero.

-        Mmmm… ¿qué tanto hablan por acá? – pregunta Alice llegando al jardín.

-        Alice – dice Katherine alegre yendo a abrazarla – mujer pero que hermosa estás. Te juro que si no fueras novia de ésta me cambio por ti.

-        Hahaha si no fuera por esta – me señala – con gusto te enseño el camino.

-        Oh, no se preocupen. Esta puede desaparecer ahora mismo – dije parándome del asiento-.

-        No seas boba – respondió Alice abrazándome y besándome – no quiero que esta desaparezca nunca.

-        ¿Cómo estuvo el día, amor? – le pregunté.

-        Amm… Pues lo normal, una que otra clase. Hoy estaba impartiendo exámenes, algunos queriéndose copiar, nada nuevo. Los muchachos te envían saludo. – dijo Alice a lo que se sentaba - ¿cómo sigues?

-        Bastante bien – respondo.

-        Conmigo aquí es lo mínimo – agrega Katherine dándose bombo. – Oye Alice ¿conoces mucha gente? Me gustaría cambiar mi circulo de amistad.

-        - ¿Y eso? – pregunta.

-        Estefany no me sirve de mucho, solo eso.

-        - Te mueres si me voy – contesto.

-        Se mueren ambas – aclara Alice - ¿Se dieron cuenta de la mudanza de ayer?

-        ¿Mudanza? – dijimos Katherine al unísono.

-        Sí, ayer a eso de las 3:00 am, después que terminé de comprar el vuelo salí un rato a la terraza y vi un camión descargando muebles y cosas a cuatro casas de aquí en la otra acera.

-        ¿A esa hora? No será que tenías mucho sueño ya hahaha – opina Katherine.

-        No, te juro que lo vi. Súper raro a esa hora, pero sí.

-        Bueno, en unos días veremos de quien se trata. Oye ¿tienes hambre? – le pregunto a mi novia.

-        No mucha, comí algo de camino.

-        ¿Pero almorzaste?

-        No, solo fue un jugo y un paquete de galletas.

-        Dentro te guardamos pasta, ve a comer ¿vale?

-        Vale, ya voy. Cuando termine voy a dormir, así que no me esperen.

-        Dale, amor. Ve.

Alice dejó el asiento y se perdió tras la puerta.

-        Se le ve muy agotada últimamente.

-        Es que ha estado trabajando mucho, aparte acá tiene los parciales de sus clases, más los otros que debe corregir siendo monitora y toda una jodienda. También ha estado muy al pendiente mío y se está descuidando hasta de comer.

-        Que joder… por es nunca me gustó ser monitora. Demasiada responsabilidad y ni te pagan gran cosa. Le ayudas con eso, ¿no?

-        Sí, claro. Con todo lo que puedo, antes de que llegaras pasamos varias noches evaluando.

-        Muy bien. La verdad es que menos no merece. Si Carlos me tratara la mitad de bien de lo que Alice te trata a ti yo fuera quien le estuviera pidiendo matrimonio.

-        No sé porque todo el mundo me deja saber lo increíble que es Alice. ¿Creen que la voy a dejar o algo?

-        No babosa, es para que la valores más.

-        ¿No lo hago?

-        Tú sabes muy bien esa respuesta.

-        A callar.

Seguí hablando con Katherine sobre su retiro, ella siempre hacia cosas muy raras y divertidas. Como besar una iguana en un reto o verdad, o ser sorprendida durmiendo en una habitación ajena causa de su equivocación por andar fumando yerba. Ella debe tener alguna deidad cuidándola, porque en esos viajes extrema todo y nunca le ha pasado nada.

Mientras hablábamos mamá llamó dejándonos saber que acababa de llegar al país y que en dos horas estaría en la casa, que pensaba llegar de sorpresa pero que no quería encontrar ninguna escena pornográfica a su llegada, refiriéndose a mí y a Alice.

-        ¿Quieres algo de comer? – le pregunté a mamá.

-        No, estoy bien. Comimos durante el vuelo.

-        Perfecto. Nada, los espero acá.

Mamá permaneció unos segundos callada para al final responder: OK, allá nos vemos.

-        ¿Lista para lo que viene?

-        No, pero es algo que tiene que pasar.

-        Cierto. ¿Ya sabes donde se van a mudar?

-        Todavía no hablamos de eso, me dijo que cuando llegaran del viaje tocaríamos el tema.

-        O sea, hoy.

-        Quizás mañana, debe estar agotada.

-        Puede ser.

Una hora y algo pasó antes de ver a mamá y Marcos atravesar el jardín. Ambos venían vestidos con ropa ligera, el calor estaba insoportable. Abracé fuerte a mi madre y a Marcos uno más sencillo por educación.

-        Dios ¿y todas esas maletas? Se ha traído todo de ese viaje- preguntó Katherine mirando como cada uno arrastraba dos grandes maletas.

-        Ven a ayudarte – le dije a mi madre llevándome una sorpresa- ¿Vacías? – pregunté. La miré a ella y después busqué los ojos de mi mejor amiga que me confirmaban la teoría: no se quedaría en la casa por mucho.