Su nombre es Alex 10

Entonces le di un puñetazo justo en la nariz, que el moreno agarró al instante. Al quitar sus manos puso cara de desquiciado y tomó mi brazo en un agarre tan fuerte que dudé si mi húmero resistiría intacto a la presión.

  • ¡Oye! - gritó Alice tras la ventanilla. Me lanzó algo de tela. - para que me lleves presente - dicho esto subió la ventanilla.

Era su braga. La llevé a mi nariz y después la metí en el mismo bolsillo de la otra vez.

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Camino deprisa hasta la puerta e igual de rápido empiezo a tomar lo que necesito.

Mirando las etiquetas de los vinos, se me cuela por el rabillo del ojo un espectáculo desagradable.

Era una chica de unos 18 años rodeada por tres tipos que la hostigaban. Me detuve un momento a ver la escena. La niña de pelo riso parecía atemorizada por las tres peores versiones de hombres que he visto. Un tipo que estiraba los pocos pelos de su cabeza para disimular su calvicie, bajo y con la panza de un metro y medio; el otro era un moreno muy musculoso de piel grasienta, con jeans sucios y dientes amarillos; el último era tan delgado que su rostro marcaba sus acentuadas cuencas, pelo canoso, dientes faltantes en su boca y su barba desalineada. Cuando estuve a punto de intervenir apareció una seguridad del establecimiento y después de unas cuantas palabras los tipos se alejaron de la niña con ella detrás.

La cara de la niña todavía mostraba miedo, así que me acerqué a ella.

  • Hola, ¿te encuentras bien? - le pregunté.

Asintió con la cabeza.

  • ¿Conoces a esos tipos? - quise saber.

Negó con la cabeza.

  • Eso es acoso sexual, deberías denunciarlos, ¿no crees? si quieres te acompaño para que hables con la poli...

La joven se va inmediato sin dejarme terminar.

Caminó rápido y dejó el paquete de maíz en un estante cercano. No la detuve.

Llegué a la caja de pago, pasando la compra.

  • Buenas noches - saludó el empleado.

  • Buenas noches - respondí.

  • ¿En efectivo o tarjeta? - pregunta después de pasar todo por el lector.

  • Tarjeta - metí la mano en el bolsillo equivocado, chocando con el encaje de Alice. Sonreí al instante, pensando en la buena noche que se me venía encima.

En el segundo intento di con la billetera. Pagué y salí disparada al vehículo.

Cruzando el estacionamiento escucho unos quejidos y al buscar su proveniencia veo a los tres tipos de hace un rato manoseando a la niña de quince años. Mi cuerpo se tensó y mis sentidos se llenaron de odio. Dejé caer las otras bolsas de la compra y corrí con dos vinos en cada mano hasta los tipos.

Le estampé con fuerza una botella a la cabeza del flaco de dientes faltantes, quien cayó al suelo en segundos. Los otros hombres, al ver la acción se detuvieron y me miraron.

  • Oh, aquí tenemos un caballerito que vino a rescatarte - dijo el moreno. El otro aferraba el brazo de la niña con fuerza.

  • ¡Déjenla en paz, imbéciles! - grité.

  • Ay, no me digas. ¿porque lo ordenas tú? - se burló el mismo grandulón.

  • Lo mejor que puedes hacer es irte de aquí ahora que puedes, maricona. - habló el otro tipo. - esta chiquilla y yo nos vamos a divertir mucho hoy - dicho esto lamió su cara.

  • Métela al coche - ordenó el moreno.

Cuando el tipo de enorme panza abrió la puerta la otra botella que tenía aterrizó en la cara de quien tenía más cerca. Apenas cerró los ojos. Ni aturdido quedó.

  • Grave error, mamacita. Creo que ahora tendremos que encargarnos de ti, y de paso te metemos bien la verga a ver si sé te va lo marica.

El otro tipo río con la puerta abierta y la chica aún del brazo, como degustando la escena.

Entonces le di un puñetazo justo en la nariz, que el moreno agarró al instante. Al quitar sus manos puso cara de desquiciado y tomó mi brazo en un agarre tan fuerte que dudé si mi húmero resistiría intacto a la presión.

  • Ahora sí te pasaste - dijo furioso

  • Te toca a ti mamacita - levantó su enorme mano en un puño y me asestó justo en la cara. Sentí como la estructura de mi nariz cambiaba de forma.