Su nombre era Carla
Una inocente chica se ve en una situación comprometedora con un grupo de obreros, que no pierden la oportunidad de aprovecharse de la situación... y de ella.
Su nombre era Carla, casi 1.70 de estatura, piel blanca y losana, cabello ondulado, castaño al igual que sus ojos, rasgos finos, una nariz respingada, cejas bien delineadas, unos labios rosados carnosos; su figura, la envidia de cualquier otra adolescente, unos pechos grandes, redondos y erguidos, una cintura estrechita muy femenina, con unas caderas amplias que iban a la perfección con su precioso par de nalgas, tan redondas y paradas, las cuales daban paso a unas piernas esculturales, suaves, y torneadas, moldeadas a base de gimnasia.
Como era costumbre en su camino al colegio, al cual iba a pie, ya que era mucho más rápido atravesar unos cuantos callejones caminando que yendo en auto por el tráfico que había a esa hora. Carla pasaba junto a una construcción que había empezado hace ya varias semanas. Esto lo hacía por dos razones, la primera y más obvia es que la ruta más corta entre su casa y el colegio la obligaba a pasar por ahí; la segunda no tan fácil de adivinar, es que al pasar por ahí podía escuchar toda clase de groserías que le gritaban los obreros tanto cuando pasaba de ida como de regreso. Le hablaban de sus enormes pechos, de su voluminoso trasero, de como la pondrían a mamar verga con esa boquita de princesa que tenía, le decían lo que leharían si la tuvieran al menos una noche, le hablaban de atragantarla con semen, de pajearse con sus tetas, de romperle la cola. Era en realidad una gran variedad de cosas las que gritaban a su paso. Mas a pesar de su brusco comportamiento, en una ocasión en que quisieron asaltar a Carla cerca de donde estaban, ninguno se lo pensó dos veces para salir a defenderla, eran tantos y de tan mala pinta que al criminal no le quedó más remedio que huir para no salir medio muerto de ahí. Para ellos verla también se había convertido en una parte muy importante de su día. Por su parte, Carla solo los saludaba con un tímido “Buenos días” y se encogía de hombros ruborizándose toda por las groserías, que si bien la hacían sentirse muy avergonzada, también eran el material que usaba para tocarse por las noches, el imaginarse siendo tocada o incluso besada por alguno de esos animales era algo que la llevaba al clímax. Este era el único medio que tenía para “aliviar” en algo sus deseos como adolescente, ya que estudiaba en un colegio de niñas y sus padres, en especial su padre, era muy estrico y celoso en cuanto a sus amistades, temiendo siempre que quieran aprovecharse de ella, el tipo era muy consciente de la beldad de hija que tenía.
Ese día ella salió muy temprano, bien arreglada y perfumada como siempre, su blusita blanca, apretando sus pechos y haciendolos ver aún más sugerentes, medias blancas hasta la rodilla y falda de tablones a medio muslo (en realidad el colegio exigía que sea hasta la rodilla, pero ella era tan buena alumna que se lo dejaban pasar, además, nadie querría molestar a su padre el Comisionado de la policía que presumía de tener muy mal caracter). Se dirigió a despedirse de su padre luego de desayunar, pidió permiso antes de entrar a la habitación donde su padre conversaba con otros caballeros de la policía, les hizo ademán de que siguieran ahblando y a su hija de que se acercara a darle el beso de despedida mientras tomaba otro sorbo de su café en su escritorio, ella obediente fue hacia él y le dió un beso en la mejilla. Mientras lo hacía no pudo evitar escuchar lo que decía uno de los caballeros “Jefe ya los tenemos ubicados, solo necesitamos su aprobación y hoy mismo los aprehendemos, ya confirmamos que son inmigrantes ilegales, si le parece bien en media hora saldríamos para allá, es aquí a unas cuantas calles en una construcción, así que no debería ser problema si...”, Carla no pudo escuchar más ya que a pesar de que caminó muy lento ya se encontraba en la puerta para salir de la oficina de su padre, cerró la puerta tras de sí y de inmediato supo de lo que se trataba. Entre los obreros de aquella construcción había ecuatorianos, colombianos, mexicanos, u quien sabe de donde más ya que veían mulatos, negros, mestizos seguro era ahí donde se llevaría a cabo el operativo. Ella no podía permitirlo, no podía permitir que echen como animales a aquellos hombres que la habían ayudado cuando se encontraba en apuros. Decidida a ayudarlos salió de casa rumbo a aquella construcción.
Llegó agitada de correr todo el camino, cuando llegó no vió al Capataz así que les preguntó a los obreros que estaban afuera que dónde estaba, pero estos se limitaron a “piropearla” y a llamar al resto diciendo que hoy “la tetona” había llegado temprano. Visto que ninguno le prestaba atención se metió a la construcción pasando por debajo de una cinta que cordonaba el área, siguió preguntando una vez estuvo dentro por el Capataz, hasta que este salió, un hombre viejo, muy alto, algo barrión y de cabello cano, en cuanto lo vió ella casi sin aire le explicó la situación, que la policía de migración venía por ellos, que tenían que irse; el astuto hombre llamó a toda su gente, sabiendo que no tendrían tiempo de escapar ya que de seguro serían atrapados en el acto optó por un mejor plan y ordenó a los que no eran migrantes que se quedarán trabajando y que al llegar la policía le dijeran que entraran y buscaran, pero que los extranjeros se habían enterado de lo que pasaría y no habían ido a trabajar, que probablemente no volverían a aparecerse por ahí. Carla dió por cumplida su misión y se disponía a irse. Cuando súbitamente siente como el Capataz la sujetaba por el brazo.
- No te puedes ir ahora. Ya deberías estar en el colegio, si te encuentran por aquí a esta hora, seguro se imaginarían lo que pasa y el plan no resultaría, tienes que venir a esconderte con nosotros hasta que se hayan ido.
Carla no tuvo como objetar algo en contra de lo que el Capataz dijo, ya que el hombre tenía razón, ella había perdido mcho tiempo dando vueltas en la obra, mientras lo buscaba, aunque fue corriendo, se le había hecho tarde para llegar al colegio, si la encontraban, todo su esfuerzo habría sido en vano.
El tipo la llevó a ella y a sus trabajadores dentro de un container que usaban como cabaña de descanso, donde se ponían a jugar cartas o a beber, allí solo había un viejo sofá, una lámpara la cual mantenían apagada para no levantar sospechas y una mesa con cuatro sillas, dió órdenes de que se deje entrar a los policías a la obra pero que si pedían que se abra el container dijeran que solo el Capataz tenía las llaves y q ellos no lo podían abrir, así los obreros tampoco se veían obligados a mentir, ya que se guardó el mismo las llaves y ordenó que cierren con candado desde fuera, de esta manera, se aseguraba de que los trabajadores de afuera, no se dejaran persuadir para abrir el container, y cuando ya quisiera él que los lieberen pasaría la llave por debajo de la puerta para que procedan a abrirla.
Así, se dieron a esperar la llegada de los policías, poco a poco se relajaron y fueron cayendo en cuenta de que se encontraban casi diez hombres encerrados con la jovencita más hermosa y exhuberante que hubieran visto en sus vidas, en contraste, Carla no podía ocultar sus nervios, el fuerte aroma a sudor de sus acompañantes la embriagaba, no podía esperar a que llegaran los policías y se fueran sin más problemas para poder irse al colegio sin más incidentes. Se encontraba cavilando estas cosas, cuando sintió claramente una mano sobre sus nalgas, intentó negarselo, decirse que era su idea, pero la mano de inmediato comenzó a recorrer todo su redondo trasero, le daba apretones en cada nalga, Carla intentó soportar y no armar un alboroto ya que razonó que de seguro el que el resto supieran la situación en que se encontraba podría jugarle en contra, pero sus nalgas seguían siendo manoseadas, estrujadas y apretadas a placer de su agresor, pasó un largo rato aguantando lo mejor que pudo esos manoseos a su desprotegido trasero, a ella nunca le habían manoseado su colita, por lo que ya agobiada tímidamente busco alejarse, dando unos pasitos hacia adelante; entonces sintió como la mano que descaradamente tocaba sus nalgas se retiraba, para a continuación posarse sobre uno de sus pechos. Ya no era una, sino dos manos las que la manoseaban, uno de los tipos la tenía agarrada de sus pechos y ahora además la punteaba, se frotaba contra ella, rozandole su pija por el trasero mientras le masajeaba y apretaba las tetotas, impidiendo que ella se alejara. Carla no podía creer lo que le estaba pasando, pero de momento, no veía mejor solución que aguantar las punteadas contra sus nalgotas, punteadas que cada vez eran más fuertes, como si se la estuvieran follando con ropa y los ansiosos apretones a sus sensibles pechos, los cuales comenzaban a ponerse más duros y erguidos de lo que ya eran por tanto magreo.
Cuando sentía que ya no podía más se puso peor para ella, una de las manos ya no estaba en sus pechos pero se encargaba de su rajita, pasando y repasando por su intimidad, mientras la otra ya había desabrochado varios botones de su blusa y bajando su sujetador le masajeaba sus tetas desnudas, el cuerpo de Carla por su inexperiencia, no podía soportar tanto manoseo aunque sea en contra de su voluntad; su rajita ya estaba empapada y ella no podía evitar parar su colita por instinto dadas las sensaciones que tenía dandole el placer a su agresor de sentir ese majestuoso culo rozandose una y otra vez contra su verga.
Pasados unos minutos escucharon en silencio como la policía entraba y rebuscaba por los alrededores, hasta que el jefe pedía las llaves para abrir el container, a lo que los hombres explicaron no tenerlas, que ese container acababa de llegar y que si quería abrirlo tenía que arreglarse con el dueño de la obra y no con ninguno de ellos, el policía frustrado por la situación, ordenó aprehender a todos los presentes por obstrucción a la ley. El Capataz nervioso pensaba que por protegerse iban a delatarlos, pero no fue así, se llevaron a todos los que estaban fuera a pesar de que pusieron resistencia alegando que tenían sus papeles en regla, luego de un momento ya no se escuchaba nada en el exterior, se habían ido todos.
Cuando estuvieron seguros de que no había nadie en los alrededores el Capataz encendió la luz y empezó a vociferar insultando y maldiciendo a los de la policía por no dejarlos trabajar en paz, golpeando las paredes del container con toda su fuerza. Cuando se volteó a ver al resto se encontró con la nena en una esquina acomodándose su blusita presurosa, toda transpirada. El viejo tragó saliva por lo que estaba viendo, la blusa se pegaba mucho a los pechos de Carla al estar algo húmeda por el sudor, haciendo que estos sean más visibles, y verla toda sonrojada, mirando al piso mientras se acomodaba; era obvio para él que alguno de sus muchachos se había propasado con ella.
- Por cierto nenita, dime... Cómo fué que te enteraste de que esos malditos venían para acá?
- Ah... este... yo.... bueno, yo escuché a uno de los señores que dirigían el operativo hablar con mi papi hoy de mañana y los oí decir que vendrían para acá. Así que salí corriendo a avisarles señor.
- Y te lo agradecemos infinitamente muchachita. Pero, tu respuesta me genera una duda... quién es tu papi para que haya estado hablando de un tema así con quien dirige un operativo?
- Bueno... mi papi.... mi papi es el Jefe de la policía.
Los hombres se quedaron viendo incrédulos, la hermosa nena a la que gritaban guarradas día a día no era nada menos que la hija del Jefe de policía. El Capataz continuó:
- Entonces esto se lo debemos a tu papi? Estar aquí encerrados sin tener la más mínima idea de como salir, ser perseguidos como criminales y tratados como animales... todo se lo debemos a tu papi??!!! – dijo elevando mucho la voz, haciendo que Carla se intimidara aún más.
- Eh... b.. bueno... mi... mi papi solo hace cumplir la ley... él... él no es ma...
- Y encima lo defiende!! – gritó otro de los hombres.
- Tal vez ella misma le dijo donde encontrarnos para que no la sigamos molestando y luego se arrepintió y por eso vino. – dijo otro acusándola enfurecido.
- Yo creo que esto es obra del destino muchachos, nos hemos quedado encerrados aquí con esta princesita, para hacerle llegar un mensaje a su padre, para darle una lección de como se debe tratar a las personas. – todos vitoreaban ante las palabras del Capataz dando señal de total consentimiento. – Se nos ha dado la oportunidad de hacer justicia, de vengarnos de ese maldito dándole donde más le duele. – dicho esto se acerco a Carla y abrió su blusita de un tirón haciendo que saliesen volando un par de botones y arrancando de paso su sujetador.
- N... no... pero... yo... – Carla no atinaba a decir nada, ni ella entendía sus balbuceos, ya que no tenía ninguna idea clara que articular, estaba tan sorprendida y aterrada que no podía pensar con claridad. – los tipos estaban boquiabiertos viendo los tremendos melones de Carlita, ella intentó taparse con sus manos, pero enseguida fueron apartadas por otros obreros que ya estaban a su lado.
- Que tetazas se carga esta pendeja, son más grandes de lo que parecían con la blusa.
- Sí chucha son enormes! – decían los tipos contemplandola forcejear por taparse, consiguiendo solo que sus pechos se bambolearan. – los tipos cruzaron miradas un segundo y sin más se avalanzarons sobre los pechos indefensos de Carlita, los sobaban, pellizcaban sus pezones rosados y se los jalaban.
- P... paren por favor, no... no me hagan esto... yo ne les he hecho nada... por favor... – suplicaba Carla quien veía atónita como ahora también se inclinaban para mamarle sus tetotas. Besaban, lamían y mordisqueaban sus hermosos senos, chupaban sus sensibles pezones; Carlita cruzaba las piernas, las apretaba por las intensas sensaciones que tenía en su cosita, era algo muy fuerte para ella que le mamen las tetas, y su conchita reaccionaba mojándose, algo que no quería dar a notar, por lo que cruzaba sus esculturales piernas retorciéndose toda mientras las mamadas seguían insesantes a sus pechos.
- Ponla contra la mesa, quiero ver bien el culo que se maneja este pendeja. – en el acto los tipos que la sujetaban de sus brazos la voltearon y la pusieron de frente a la mesa, aplastaron sus hombros para que quede reclinada, sus hermosas tetas desnudas ahora eran aplastadas contra la dura mesa, la cual era un poquito alta para ella, por lo que quedaba en puntas de pies reclinada con la cola en pompa. Los tipejos se quedaron absortos unos instantes, era una vista increíble, la faldita se subía por lo grandes y redondas que eran sus nalgas y por la posición en que Carlita se encontraba, se veía el comienzo de su trasero. Otro de los hombres agarró la faldita y la subió toda, dejándola enrollada en la breve cintura de Carla, entonces sí le gritaron de todo a la pobre Carla que permanecía con su mejilla pegada a la mesa.
- Pero que culo pendeja!
- Te lo voy a partir hija de puta!
- Que pedazo de nalgas.
- Tremendo trasero de la nenita!!
- Nalgona rica te voy a hacer mi mujer! – gritaban los desesperados hombres, la piropeaban, otros la insultaban o la puteaban, pero todos la morboseaban, algunos estaban al borde de la eyaculación solo con la increíble imagen que presenciaban. Y no era para menos, su prenda íntima, un pequeño cachetero rosa no hacía más que resaltar su redondo trasero, dejando al descubierto gran parte de sus cachetes y metiendose bien entre sus nalgas. Carlita no sabía donde meterse cuando comenzó a sentir varias manos sobando su trasero, estaba siendo magreada, manoseada contra su voluntad y no podía hacer nada para evitarlo. Depronto uno, se atrevió a bajar, llevando su mano desde la cola hasta la conchita de Carla, estuvo sobando unos segundos su rajita, y de inmediato comenzó a reir, para luego gritarles a todos:
- La pendeja esta está mojada!! Jajaja! Le está gustando, seguro es tremenda puta en el colegio. – De inmediato las manos comenzaron a dirigirse a su humeda entrepierna, le daban azotes en el trasero mientras le decían lo puta que era.
- Te cogen mucho en el colegio nenita? – Carla tragó saliva nerviosa, no sabía si responder o no.
- Dale pendeja el Capataz te hizo una pregunta! – plas! Le dijo uno azotando su culo.
- N... no... Nunca me han hecho el amor... – dijo ella muy tímida.
- Jajajaja pero si aquí nadie está hablando de hacerte el amor nenita, hablamos de si te han metido la verga en tu jugosa panocha, si has chupado una pija, o si te han reventado el culo a vergazos!!
- No señor.
- No qué?
- Eh... pues... – a Carla le costaba decir ese tipo de palabras, pero no quería poner más molesto a nadie así que finalmente dijo roja como un tomate – no me han metido la... la verga en mi panocha... ni he chupado una pija... tampoco me han revantado mi culito a vergazos señor.
Estas palabras pusieron como locos a la manada de machos en celo con la que se encontraba encerrada. Carla solo aguantaba los manoseos y se sonrojaba, sintiendose culpable por estar toda húmeda. Sin embargo no pudo estar así mucho tiempo porque de inmediato sintió como agarraban su cacheterito y se lo bajaban hasta los tobillos.
- Tengo que probar esto ya! – dijo el tipo que le había bajado su prenda íntima y sin más enterro su cara en las intimidades de Carla, lamiendo y chupando su virginal coñito, aferrado a las poderosas piernas de la adolescente dando largos lenguetazos desde su clítoris hasta terminar en su ano y luego succionando los deliciosos jugos que destilaba la conchita que se estaba comiendo.
Agarraba las nalgotas de Carla y las besaba, las lamía, pasaba su lengua por el canal que las dividía y luego lengueteaba su estrecho agujerito posterior. Carla se mordía los labios del puro placer, sus ojos tenían la mirada hacia arriba mientras ella convulsionaba, jamás imaginó que pudiera llegar a sentir tan rico, dejándose llevar, se corrió en la boca de aquel extraño que le mostraba lo que era el sexo oral por primera vez, se corrió a chorros, inundandole la boca mientras contoneaba sus caderas lo poco que podía al estar en puntas. El tipo se tragaba todo, degustándolo como el más delicioso manjar, apretándole las piernas sin dejar de lamer, chupar, succionar y tragar.
En eso estaba cuando alguien lo jalo desde atrás, haciendo que cayera de espaldas.
- Deja algo para el resto no? La vas a dejar seca... pinche wey.
- Sí, el Bigotes tiene razón, ya tuviste mucho, ahora voy yo! Quiero ver como apreta la conchita de esta zorra.
- Nada de eso, el que la va a desvirgar a esta putita soy yo! – por un momento se armó un revuelo, todos empezaron a gritar, a discutir, otros aprovechaban que la mayoría estaban distraídos para mandarle mano a Carla, de pronto un silbido los dejó a todos callados.
- O sea que yo estoy pintado? Q yo valgo verga?? Qué mierda les pasa? No se si se olvidan, pero al único al que le deben que no estemos en la cárcel ahora mismo, esperando ser deportados es a mí! La única razón de que están ahora mismo con esta diosa a su disposición es porque YO SOY SU CAPATAZ!!! – dijo esto último gritando.
- Eh... y... yo les avisé... – se atrevió a decir Carla cuando hubo terminado el viejo.
- Tú te callas!!! – PLAS!!! Le soltó na fuertísima nalgada en su desprotegido culito que la hizo derramar lágrimas al instante, sentía un fuerte ardor aún luego de que el viejo hubo levantado su mano, estaba segura de que su traserito estaba al rojo vivo!
- Ahora... – continuó el Capataz – alguien tiene alguna duda de quien va a aestrenar a esta pendeja?? – Todos permanecieron callados, mirándose entre ellos. A excepción de uno que dijo casi como un murmuro.
- Igual es injusto que usted la desvirgue toda.
- Tranquilo mamaverga! Cuándo he sido injusto yo? – Carlita tenía ganas de decirle que en ese momento, lo que le estaban haciendo era muy injusto, pero prefirió guardarse su comentario por el bien de su culito. – yo me estrenaré su panocha. La boca y el culito de la pendeja se los dejaré al Ruso (un tipo que no tenía nada de ruso, era tan latino como el resto, muy alto y fornido, de ojos y cabellos claros, el cual tenía un problema de habla lo que le daba un acento raro que marcaba sus “r”, todo aquello había contribuido a darle el apodo de Ruso) y a Matusalem (el más viejo de entre todos los obreros, apodado así por su avanzada edad), al uno por ser el que más trabaja y al otro por ser el más antiguo aquí... ahí verán que coge cada cual.
- Yo pido el culo. – dijeron ambos al mismo tiempo. Todos se ecahron a reir. –Creo que vamos a tener un problema aquí. Resolvámoslo con una partidita de 40 o un juego de póker o dados.
- Lo que sea, ya quiero partir a esta ramera!
Mientras se repartían sus agujeritos, Carla estaba tumbada boca arriba siendo obligada a pajear a dos tipos, mientras otro sobre ella usaba sus tetas para masturbarse, juntando los inmensos melones de la nena para moverse adelante y atras, follándole las tetas. Mientras otro chupaba como un desesperado su rajita.
- No tiene ni un pelito esta pendeja, parece actriz porno la hija de puta! Jajaja... sluuurp! – comentaba mientras succionaba los jugos de Carla que arqueaba su espalda al sentir como le devoraban su intimidad.
Carla con su cabeza de lado veía como en una esquina se jugaban sus agujeritos, se sentía sucia, humilladísima, se preguntaba si acaso de verdad valía tan poco, y no pudo contener las lagrimas al saberse vejada de esa manera, violada por esos animales a los que en algún momento creyó sus salvadores y que ahora comerciaban con su cuerpo en un estúpido juego, pensó que de seguro ni la más barata y rastrera de las prostitutas había sido ganada con un juego de dados.
La nena no paraba de llorar estaba inconsolable, lloraba de pura humillación e impotencia, lloraba a pesar de las placenteras sensaciones que sentía en su chepita y de los manoseos que le daban en los melones. Pasado un rato llego el viejo Matusalem, y sin reparos le tiro su verga media erecta, larga y toda peluda en su linda carita, Carla sólo alcanzó a cerrar los ojos y a intentar quitar la cara de debajo de la verga del degenerado.
- Ah pendeja, no sabes como me hubiera gustado reventarte el orto... pero bueno... tendremos que conformarnos con que me la chupes... de momento... jejeje... – decía el asqueroso viejo pasandole toda su verga por la carita.
- No, por favor, yo no les hice nada... porfitas déjenme ir... – decía Carla totalmente aterrada, sentía esa verga pasarse por toda su angelical carita y el olor de esta le producía nauseas, no se imaginaba con esa cosa dentro de su boca.
- Entiende que esto es lo justo por las acciones d tu padre, no queremos lastimarte, pero si nos obligas... – le dijo el viejo amenazandola, levantando su mano.
Carla permanecía con la boquita cerrada y sus ojos apenas abiertos para ver si el viejo daba o no el golpe. Sin embargo el manotazo a sus tetas fue tan severo y sorpresivo que la hizo soltar un fuerte grito y convulsionarse con fuerza, muchos se rieron por la reacción de la jovencita pero el viejo Matusalem aprovechó esto para mandarle a guardar en la boca la mitad de su larga pija, haciendo de paso que la adolescente se atragante por la sorpresiva intromisión, le daban fuertes arcadas, tanto por lo profundo que llegaba la verga como por el olor y sabor de esta, además la posición en que se encontraba no le ayudaba en nada, estando boca arriba, con su cabeza guindando del filo de la mesa, le daba vía libre al viejo de usarla como se le antoje, este le dejo la verga metida un rato en la boca sin moverse, mientras se entretenía masajeando los pechos de la adolescente, libres ya del otro sujeto que se había estado haciendo una paja con esos hermosos senos. Carla intentaba desesperada sacar ese aparato de su boquita por el asco que le producía y porque se le dificultaba mucho respirar. Al no poder retroceder, lo empujaba con su lenguita tan fuerte como podía, sin saber que solo conseguía darle unos deliciosos masajes en la verga del viejo, el cual sentía como su verga se ponía más y más dura a medida que pasaba el tiempo.
- Uff sí! Sigue así putita! Que rico lames la verga!! Dale, succiona, chúpamela como la puta de lujo que eres!! – decía el tipejo juntando y apretándole los senos. Carla entendiendo que no hacía más que darle placer con sus movimientos, cesó en estos, concentrándose solo en respirar, lo cual no le gustó nada al viejo Matusalem.
- Ah bueno, si no vas a colaborar, tendré que hacer yo todo el trabajo. – dicho esto comenzó un violento mete-saca contra la boquita de Carla, se la metía entera, y se la sacaba hasta dejar solo la cabeza dentro y vovlía a repetir la operación una y otra vez, Carlita tenía unas arcadas fuertísimas, sus ojos soltaban lágrimas con cada penetración del viejo, en la nariz sentía los peludos testículos de su agresor estrellarse en cada acometida y odiaba aún más la posición en que se encontraba. No podía evitar babearse toda y que al no poder tragarlo su saliva se chorreara, llenando su carita de babas y líquido preseminal, era hasta ahora lo más humillante que había vivido.
- Ufff carajo, tengo que probar estas tetotas! – saco su verga de la boquita de Carla y tras darle unos cuantos vergazos en su mancillado rostro, puso su verga entre las tetas de la adolescente y comenzó a pajearse con ellas aprovechando lo lubricada que estaba su verga. Estuvo un largo rato así mienras el resto no paraban de manosear a Carla y algunos otros solo miraban, esperando su turno para gozarla a plenitud. Cuando el desgraciado sintió que ya no pudo más, saco su verga de entre las tetas de su víctima y sujetándola del mandíbula se vaolvió a mandar entera en su boquita, Carla de nuevo sentía que se asfixiaba con todo eso dentro, el degenerado comenzo a embestirla como loco mientras la insultaba y le daba manazos en sus ya enrojecidos pechos, los cuales la pobre Carlita intentaba cubrir usando sus manos-
- Trágatelo todo golfa!! No quiero que botes ni una gota puta puercaaaa! Ahhh!!!
Con un alarido el viejo comenzó a llenar de semen la boquita de Carla, la cual intentaba tragarselo todo más por no asixiarse como por cualquier otra cosa. Sentía que se estaba tomando un vaso de leche con nata de golpe y sin respirar por la cantidad increíble de leche que le soltó ese viejo en su boca, aún con todo su esfuerzo no pudo tragarlo todo y se le desbordó cayendo por la comisura de sus labios y chorreando por su carita nuevamente. Pero esto no fue lo peor, por el atragantamiento, comenzó a toser y por la posición en que se encontraba el semen no salió de su boca, si no que se vino por su nariz, el viejo al ver el morboso espectáculo de humillar así a tan preciosa adolescente seguía con su tranca metida en la boca de la chica, la tuvo así, hasta que Carla tragó como pudo lo que le quedaba en la boca y haciendo esfuerzos, soplando sacó algo del semen que tenía atorado en su naricita, para poder respirar aún con mucha dificultad debido a que aún tenía la verga en su boca. El viejo, lentamente sacó la verga de la boquita de ella no sin antes pasarsela por la cara una vez más para luego limpiarse de los restos de semen y baba su aparato usando el cabello de Carla. La nena se mantenía atónita, mirando al techo, respirando con esfuerzo y muy agitada, con semen escurriendo por sus labios, mejillas, cuello y hasta de su cabello. Era la primera vez que probaba una verga, que tomaba semen y le pareció lo más asqueroso que había tenido en su boca, y no era para menos, si esta verga pertenecía a un viejo, sucio, apestoso y sudoroso obrero que para colmo casi ni se bañaba, lo que le hicieron hubiera sido una tortura para cualquier mujer, una labor que ni la más necesitada de las prostitutas hubiera aceptado llevar a cabo; pero ella había sido obligada a hacerlo.
- Bueno, esa boquita de princesa ya es del dominio público! Jejeje... ahora esperemos que estos cabrones estrenen rápido los otros agujeros para que todos podamos unirnos a la fiesta.
- Tranquilo anciano, tú te tomaste tu tiempo, yo haré lo mismo. – dijo el ruso con una sonrisa de oreja a oreja mientras se acercaba a Carla.
- Eh, pero yo voy primero, ya tengo los huevos que me revientan. – dijo el Capataz empujando al fornido hombre que estaba por encular a Carlita. – Pero antes... antes quiero verte bailar pedazo de puta. – los demás aplaudieron ante la idea del infeliz viejo, al cual parece que no le bastaba con violarla sino que también quería humillarla cuanto más pudiera.
- Dale pendeja párate – le dijo tomándola de los braoz y haciendo que Carla se incorpore. Al ver que la nena seguía con la mirada perdida, le cruzó una fuerte bofetada que dejó a la niña viendo estrellas.
- Que bailes te dije pendeja!! – le gritó casi escupiéndole en la cara.
- Yo... snif... yo no... snif... sé bailar... – dijo la jovencita con una mano sobándose su enrojecida mejilla mientras las lagrimas brotaban nuevamente de sus ojos. En realidad a Carla bailar era algo que le gustaba mucho, y si bien no había ensayado nunca un baile erótico sabía perfectamente como moverse para deleitar a un público masculino; pero no deseaba humillarse más, ya se sentía bastante estúpida por haber sido ella misma quien fue hasta allí, no quería sentirse más tonta por complacer de esa manera a quienes serían sus violadores.
- Ustedes le creen? – dijo el Capataz dirigiéndose a los demás.
- NOOOO!!!!! – gritaron estos en coro entre risotadas. – Que baile! Que baile! Que baile!! – comenzaron a corear animados.
- E.. en serio no sé... – aún sobándose su mejilla.
- De verdad?? Es una pena... y yo que pensaba ofrecerte un trato... Ni modo, ahora tendremos que violarte todos nomás.
- Qué... qué trato??
- Bueno, si nos ofreces un buen baile con el que podamos masturbarnos, pues, ya no tendríamos necesidad de hacerte nada. La verdad es que todo esto se ha dado porque tenemos tiempo sin coger. Pero, de verdad no quisiera hacerle daño a la nenita que corrió varias cuadras para venir aquí a salvarnos.
- O sea... sólo un baile... y me puedo ir? – dijo Carla ilusionada viendo una esperanza de salir de allí sin tener que sufrir más abusos.
- Sí, eso sería todo princesa.
- Pero cómo? Si estamos aquí encerrados.
- Tú eres una niña rica, seguro cargas contigo un celular no?
- Sí! Es cierto!! Mi celular!
- Ya ves... terminas de bailar, llamas a una de tus amigas a que nos saque ya que no queremos por aquí a tu papi... y nos vamos todos felices y contentos...
- Pero... cómo sé que puedo confiar en ellos... usted podría decir eso... pero... pero... y los demás?? Ellos podrían no estar de acuerdo e igual... agarrarme y.... y hacerme cosas...
- Alguno aquí piensa ir en contra de lo que yo digo?? – dijo gritando a todo pulmón, con voz de mando, hacienod notar por qué él era el Capataz.
- Pues... no sé... a mí no me parece un buen trato jefe... la piba está increíble, no vamos a conseguir una mina así ni en el mejor burdel de la ciudad...
- Calla Narizón putañero que no he pedido tu opinión! Pregunté, piensas ir en contra de lo que digo??!!
- Pues... no jefe... sólo decía...
- Alguien más? – de nuevo todos en silencio. – Creo que está claro que aquí se hace lo que yo digo no?? – le dijo a Carla con una sonrisa arrogante en el rostro.
- Y... bue... bueno... no sé... yo... y si usted cambia de opinión??
- Caramba niña, pero qué desconfiada eres! Mmm... Hagamos esto, la llamas ahora y le dices que venga apenas terminen las clases, así tendremos tiempo para el baile y bueno, ya tienes la certeza de que alguien vendrá a verte.
- E... en serio me dejará llamarla??
- Claro, soy un hombre de palabra.
- Pero... ella necesitará la llave. – el tipo sabiendo que lo tenía todo controlado cogió la llave y la pasó por debajo de la puerta.
- Listo, ahora llama a lguno de tus amiguitos y nos haces un lindo bailecito. – Carla con un brillo en los ojos increíble corrió hacia su mochila y saco de ella su celular.
- Procura llamar a una amiga, son más discretas que los chicos.
- Sí señor no se preocupe, de todas formas no conozco a ningún chico, mi colegio es solo de niñas. – dijo ella con una sonrisa bien grande en su rostro, casi olvidando que acababa de ser ultrajada, azotada, manoseada, obligada a chupar verga y tragar semen en contra de su voluntad, en ese momento no había espacio en su cabecita para esas cosas, sólo pensaba en que por fin podría salir de ahí.
- Oh! Que bueno, con razón tanta inocencia de tu parte... jejeje... – la miraba relamiendose y ella le devolvía una sonrisa encantadora. – Eh... pon la llamada en altavoz por favor, no queremos ningún mal entendido luego.
- Sí, claro señor. – marcó el número y puso en altavoz la llamada. El teléfono empezaba a timbrar.
- Aló Sofi?
- Carla?? Q pasó por qué no viniste al colegio? Espero al menos que el chico con que te fugaste sea guapo... jajaja... – le decía su amiga en tono de broma mientras Carla pensaba que sus acompañantes estaban muy lejos de ese adjetivo.
- No... verás, no pude ir porque tuve un accidente, me quedé atrapada.
- Qué??!!! En dónde? Necesitas que te ayude? Por qué me avisas recién?
- Ehh... este... recién me funciona el celular, no llamé a mi papi porque ha de estar muy ocupado, porfa a lo que salgas de clases ven a la construcción que está de camino a mi casa, en la parte de atras, hay un container, y afuerita una llave, úsala para abrir el candado del container, esoty ahí encerrada.
- Pero cómo llegaste ahí mujer! Descuida, apenas suene el timbre saldré corriendo para allá y espero que me lo cuentes todo.
- Muchas gracias amiga! Te quiero un montón!
- Igual yo ñaña, bye!
Carla colgó el celular y cerró los ojos, sentía que le quitaban un enorme peso de encima, ya estaba segura de que vendrían por ella, de que estaría bien. EL viejo Capataz sonreía al ver que todo salía según lo había planeado.
- Bueno, ahora que estás segura de que estarás a salvo, que tal si comienzas con ese bailecito que nos prometiste?
- Claro! Calro señor, y gracias, de verdad muchas gracias! – decía agradecida de corazón con el Capataz por permitirle una salida aún cuando el resto estaban notablemente en desacuerdo. Carla se sentía ya fuera de todo aquello, se decía a sí misma que en unos cuantos minutos todo habría acabado y podría vovler a su vida de siempre. – de verdad, de verdad espero que les guste.
La jovencita al tener su celular en la mano tuvo la idea de poner una canción acorde al baile que tenía planeado hacer, quería darles un tremendo espectáculo, uno que haga que el Capataz no se arrepienta jamás de la decisión que tomó de dejarla ir a cambio del baile. Así, una vez puso la canción se colocó frente a la mesa, apoyando sus manos en ella, dándole la espalda, o más bien las nalgas a los presentes, levantó su hermoso trasero lo más que pudo y comenzó a menearlo en círculos al ritmo de la música, estirando y flexionando sus piernas, se recostó sobre la mesa mientras seguía haciendo movimientos sutiles con sus caderas, con sus manos sujetó su faldita y la levantó de a poco, dejando al descubierto ese par de nalgotas, pasó sus manos por sus gluteos, se dió una nalgada, luego los acarició, sobo, los separo un poco... y los soltó dejando que estos nuevamente se juntasen, a continuación se puso de lado y se inclinó noventa grados, y luego un poco más tocando sus pies con sus dedos y haciendo que sus manos al subir recorran todas sus piernas, su conchita y allí se detuvo, se puso de frente a ellos, y comenzó a sobar sus labios vaginales, metiendo luego un dedo en su cosita, lo sacó impregnado de sus jugos para después llevárselo a la boca y chuparlo, cerrando los ojos mientras lo hacía, luego llevó sus manos a sus tetas y mientras bailaba de la manera más sensual posible agarro sus pechos y comenzó a masajearlos, los sobaba y los miraba a todos y cada uno de los hombres presentes con una mirada coqueta en su rostro, tan solo ver sus ojos con la mirada que tenía en ese momento hubiera sido suficiente para que cualquier hombre tenga una fuerte erección. Carla apretaba sus pechos mientras bailaba y gemía, eran tan grandes sus tetas que no le costó mucho bajar su cabecita para pasar la punta de su lengua por uno de sus pechos... y ese fue sólo el comienzo del espectáculo. La nena los estuvo deleitando por casi cinco minutos, hasta que la canción se detuvo y con ello su baile.
Carlita se sentía orgullosa del baile que les había ofrecido, se había esforzado mucho, estaba empapadita en sudor, por bailer y porsupuesto también por la excitación que sintió al hacerlo, supo que había hecho bien su trabajo cuando vió que todos tenían sus vergas afuera, tiesas, algunos pajeandose; estaban como hipnotizados, parados boquiabiertos, babeando, no se hubieran movido sino es porque Carla con voz angelical les preguntó:
- Les gustó chicos? – Esos animales se miraban entre ellos, era increíble el baile que Carla les había ofrecido. El primero en reaccionar fue el Capataz, que dirigiendose a ella la agarro de las nalgas, la levantó y la sentó en la mesa para a continuación estamparle un profundo beso; más que decir que la besó, vale decir que le comió la boca ese viejo desgraciado, metió su lengua en la boca de la chica y succionaba, provaba de la saliva de la adolescente enrollando su lengua con la de ella, recorrió cada centímetro de la boca de Carla mientras la agarraba de su cinturita y la atraía hacía él. La chica se encontraba desconcertada, no se esperaba ese repentino beso, su primer beso.
- Tengo que hacerte mi mujer pendeja!! – dijo el viejo una vez terminó de besarla.
- Pero... usted dijo que... me podía... ir...
- Claro que te podrás ir, pero... – vió su reloj – aún faltan como 4 horas para que te vengana ver. Jajaja... que pensaste que íbamos a jugar cartas mientras esperábamos?!! – a la chica se le llenaron los ojos de lágrimas al ser burlada de esa manera.
- Espere, usted dijo que no me harían nada, que sólo tenía que bailar y uste... – gimoteaba mientras se quejaba, cuando fue interrumpida.
- Y no te dijeron tus padres que no confíes en extraños?? – tomó las piernas de Carlita y las subió haciendo que ella caiga para atrás, las separó bien y luego con una mano agarró su miembro y comenzó a pasarlo por toda la rajita húmeda de la chica.
- No por favor, se lo suplico eso no... Noooo!!!! – gritó Carla cuando el maldito le hundió su verga entera en su conchita.
- Calla putita, no sé de que te quejas si estás mojadísima! – el viejo sacó su verga despacio para regodearse viendo como esta tenía restos de sangre, con eso estaba seguro, la había desvirgado. Sin perder tiempo comenzó un violento mete-saca, Carla escuchaba un sonido de chapoteo cada que el maldito acometía contra su cuerpo, clara señal de que se encontraba empapada y se sentía una cualqueira por ello.
- Esto es la gloria muchachos tienen que probarla... que suave, calientita que está esta pendeja, y como chorrea!! Puta de mierda te estoy violando y mojas como llave abierta, hay que ver que eres zorra!! – ella se tapaba su carita y lloraba avergonzada.
El resto babeaban viendo como esa preciosura era violada, como sus melones se bamboleaban con fuerza al ritmo de las acometidas, hasta que el Capataz los agarro y comenzó a estrujarlos, apretándolos y dándoles manazos, jalandole de los pezones, disfrutaba de esas enormes tetas como se le daba la gana. Las caricias del depravado que la violaba hacían reaccionar los pechos de Carlita, los cuales se ponían duros en las manos de su abusador.
- Ya lo estás gozando pendeja? Te gusta la verga dura no? – el viejo ya tenía rato de estársela follando y Carla no podía contener sus gemidos, se sentía putísima por gozar con la verga de ese asqueroso dentro, pero ella no controlaba sus sensaciones. Sintió como el viejo la jaló, sin sacarle la verga, ella para no caerse, enrolló sus piernas alrededor del tipejo y lo abrazó por el cuello, él de inmediato comenzó a besarla, mientras la seguía embistiendo, moviendo sus caderas y moviendola a ella arriba y abajo. Carla respondía al beso enlazando su lengua con la de él mientras el Capataz le apretaba sus nalgotas y la besaba con lujuria. La nena no podía controlarse ya y comenzó a gemir con fuerza en la boca del tipo, gemidos que todos escucharon cuando el Capataz la tiro de vuelta sobre la mesa y se puso esas piernas de lujo sobre sus hombros para embestirla con fuerza, tomando vuelo y arremetiendo con todo. Todos estaban extasiados con los gemidos de la muchacha, tenían ganas de tirársele encima como animales y saciar con ella sus más bajos instintos.
- Argh puta me corro me corroooo!!!! – dió un fuerte alarido antes de comenzar a vaciarse en el interior de la conchita de la chica, Carla por instinto llevó una de sus manos a su clítoris y comenzó a sobarlo con sus deditos mientras era embestida más fuerte, con la otra mano se masajeaba las tetas arqueando la espalda y gimiendo sin control.
Carlita estaba llegando al orgasmo mientras sentía como era llenada de semen espeso y caliente, el Capataz la embestía con todo haciendo que la mesa se tambaleara, los jugos de la chica salían disparados mojando la pelvis de su violador y la mesa que tenía debajo, era una corrida increíble la que estaba teniendo Carla. Ambos terminaron de correrse casi al mismo tiempo, el afortunado Capataz dió unas cuántas embestidas más para terminar de dejar todo el contenido de sus huevos dentro de la adolescente.
- Uffff... ahh... ah... q bestia!! Follárme a esta cojuda ha sido lo mejor que he hecho en mi vida, de verdad es algo increíble... ahh... ya lo comprobaran muchachos... ya lo comprobaran... ja... ja... – decía el tipo agitado, dejando a Carla tendida sobre la mesa, con las piernas separadas escurriendo semen de su puchita.
El resto de tipos ya no aguantaban las ganas de darle a la bellísima y sensual colegiala que tenían a su disposición, y esto se les notaba claramente en sus rostros, por lo que el Capataz dijo dirigiéndose a Ruso:
- Eh muchacho, que te parece si te esperas un poquito más, estos están que ya no se aguantan y tú... bueno tú le vas a estrenar el último agujerito que aún tiene virgen la pendeja esa, seguro quieres tomarte tu tiempo. Dale deja que ellos jueguen un rato con ella y luego te la coges como se debe...
Al ruso claramente no le gustaba nada la idea, pero este siempre acataba la palabra del Capataz, era por eso que se había ganado el favor y la confianza de este. Así que decidió una vez más acatar la orden de su jefe sin hacer ningún escándalo, total, gracias a eso se había ganado el culito virgen de la joven más hermosa que había visto en su vida. En cuanto ruso hizo una seña de afirmación, aceptando que estaba de acuerdo con lo que decía el Capataz el resto de hombres se avalanzaron sobre Carla como hienas, comenzaron a besar sus pechos, acariciaban sus piernas le pusieron vergas en sus manitas para que los pajee, no faltó el que se la mandó hasta el fondo de su boca y comenzó a follársela,ni el que peleando con otros se ganó un puesto delante de ella y se la enterró de golpe en su conchita, aún chorreante del semen de su anterior violador y de sus propios jugos. Carla aún estaba recuperándose del orgasmo, no sabía bien lo que pasaba, sentía un olor fuerte a sudor y su garganta siendo taladrada por un pene, sus tetas siendo manoseadas fuertemente al igual que sus piernas, sus manos luego de un rato de estar siendo dirigida, ya las movía solita, al ritmo que le habían impuesto los tipos, sentía las manos del tipo que violaba su conchita agarrarla de sus caderas para poder embesirla con mayor comodidad, ella elevaba y separaba sus piernas para facilitar la penetración, pero no podía coordinar bien sus movimientos con tanta verga atacándola.
No pasó mucho rato para que la primera verga explote en su boca, llenándola nuevamente de semen, ella ya no quería tomar ese asqueroso y espeso líquido por lo que dejó que se fuera saliendo a borbotones de su boca mientras aún se la follaban, procurando no tragar nada, provocando que este se derramase y le chorree por toda su cara. El tipo que acababa de correrse fue sacado inmediatamente por sus compañeros a empujones, para que otro ocupe su lugar en la boca de Carla. No pasaron ni dos segundos y ya tenía nuevamente otra verga invadiendo su boquita, respirar cada vez se le hacía más dificultoso, uno de los tipos que le manoseaba las tetas y la obligaba a pajearlo tmaibén se corrió, manchando toda su mano y parte de su brazo de su leche. Al igual que pasó con su boca, en cuanto soltó la verga de este ya tenía otra verga en su mano, presta a gozar de sus servicios. El que estaba en la otra mano mientras, hizo que lo soltara, solo para ponerse sobre ella y pajearse, roceando su esperma sobre sus tetas ya brillosas por el sudor. El tipo que estaba en su conchita tampoco duró mucho ya tenía rato pajeandose por lo que no pudo aguantar tanto como le hubiera gustado, este al correrse sacó su verga y lanzó su leche sobre el plano y sexy vientre de la jovencita.
Cada uno de los tipos que faltaban usó a Carla como mejor pudo, se follaron su coñito, su boca, usaron sus tetas para pajearse, la chica fue obligada a masturbarlos con sus manos, a chuparles los huevos, a tragarse el semen de algunos morbosos que encontraban excitante la idea de que aquella inocente chiquilla cargue su leche dentro, hacía todo aquello escuchando comentarios de todo tipo, desde los que halagaban su cuerpo diciendole que tenía unas nalgas perfectas, que sus piernas eran las de una deportista, tonificadas y firmes y sus pechos simplemente los de una diosa; hasta comentarios más ofensivos como que era una perra, una zorra caliente, una ramera que chupaba verga como puta de lujo. Los comentarios de todos, sin excepción, contribuían a que su coñito palpitara y se humedeciera, los manoseos que le daban también aportaban a esto, lo que hacía que ella gimiera y se retorciera mientras era penetrada, que succionara con fuerza las vergas que se alojaban una tras otra en su boquita. La estuvieron usando un buen rato y sin ningún miramiento, pero no fue sino hasta que todos y cada uno de llos se hubo corrido que Ruso habló.
- Ya estuvo bueno inútiles, llegó mi turno así que háganse a un lado. – los tipos de mala gana se alejaron, ya que aún luego de haberse corrido tenían ganas de seguir gozando del cuerpecito de Carla.
El cuerpo de Carla yacía boca arriba escurriendo semen de su boca, coño, manos, tetas, cabello, incluso en su pancita se encontraba empozada una gran cantidad de leche, la nena casi no podía ni abrir los ojos al estar su cara llena del pegajoso líquido.
- Ya... ya me puedo ir? Cof cof...– preguntó Carla tosiendo y escupiendo semen con su vocecita ronca de tanto mamar.
- Irte? Jaja... aún falta mucho para eso. – el Ruso, rudo tal cual era, la cogió y la colocó en cuatro patas sobre la mesa, se agachó y comenzó a pasar su cara por las espectaculares y suaves nalgas de Carla.
- No puedo creer las nalgas increíbles que se carga la peladita esta! – frotandose contra las nalgas de la jovencita para a continuación manosearlas, besarlas y lamerlas, extasiado por ese redondo culo que tenía delante. El tipo agarró los cachetes del trasero de la joven.
- Mierda pero si tu culo es apenas un puntito jajajaja!! – dijo el hombre viendo el rosado anito de Carla. – De verdad no creo que con esto vayas a gozar como hasta ahora putita, pero igual te aguantas... jajaja! – Carlita no decía nada, estaba tan cansada que sólo se dejaba hacer.
El tipo se incorporó, al estar él de pie y ella en cuatro sobre la mesa, quedaba a la altura perfecta para lo que el desgraciado pretendía hacerle. Por lo que él solo aplastó la espalda de la chica con una mano, para que quedara con su culo aún más empinado y con su otra mano dirigió su verga a la entrada posterior y hasta ahora virgen de la muchacha.
- Si quieres gritar no te prives de hacerlo putita, seguro me encantará escucharte... – le dijo el sádico hombre, acto seguido comenzó a hacer presión para hundir su gruesa y larga verga en el diminuto culito de Carla. La primera reacción de la chica fue apretar sus manitas y sus dientes, tratando de soportar el dolor que le provocaba esa tranca intentando invadir su virgen trasero.
- Kj... kjjj... Qué haceee??!!! – dijo Carla desesperada sintiendo como su culito se resistía a recibir al invasor.
- Afloja el culo putita, alfoja el culo y aguanta!! – decía el hombre dándole fuertes nalgadas.
- Detengaseee!!! Eso no va ahí!!!! Ayyyy!!! – gritaba Carla desesperada, su culito empezaba a abrirse y la verga de ese desgraciado iba entrando lentamente, pero entrando. El resto de tipejos con las vergas ya duras de nuevo a causa de la escena que presenciaban se mastrubaban viendo como le arrebataban su virginidad anal a Carlita, como esa hermosa adolescente era enculada. Se detuvo cuando tuvo toda la cabeza enterrada. Carla gimoteaba y respiraba agitada y profundamente, intentaba voltearse, hacer contacto visual con el hombre que la tenía sometida para pedir clemencia. Dejando su cabecita apoyada de lado en la mesa, lo miró a los ojos y le dijo:
- Señor... p... por favor sáquela de ahí... Auch! S... si gusta, métamela por donde sus amigos me la metieron, o si quiere se la chupo, pero, por favor... lo que me está haciendo duele demasiado!
- Como gustes pendeja, ya mismo dejo que me la chupes si tanto quieres, pero ahora te la tragas entera por el culo!! Argh!! Como apretas cabrona!! – de una brutal acometida se la enterró casi hasta la mitad, Carla abrió los ojos de par en par y arañó la mesa con fuerza mientras apretaba los dientes intentando soportarlo, de su boca escurrían hilitos de baba ya que no podía controlar nada más de sí intentado soportar el intenso dolor en su culito, pero fue demasiado para ella y terminó gritando descontrolada.
- AAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!!!!!!! NOOOOOOOOO!!! PARE POR FAVOR!! POR QUÉ ME HACE ESTO??!!!! DUELE MUCHO DUELE MUCHO!! SÁQUELA DE AHÍ!! SU COSA NO VA A ENTRAR!! AAAHHHHH!!!! PIEDAD!! ALGUIEN... ALGUIEN POR FAVOR AYÚDEME! AUXILIOOOO!!!! – gritaba totalmente desesperada, mirando al resto de sus violadores, esperando que alguno se compadeciera de ella.
- Oye pendejo no te pases, no se la vas a meter entera, ni las putas de los chongos dejan que las encules y se la quieres meter toda a la chamaca? No jodas... – dijo uno de los espectadores.
- Verdad, ya la estrenaste, aflójala un poco pues weon... – dijo otro, la nena no cabía en sí de la emoción de que el resto salieran a su defensa. Pero estaba equivocada al creer que su violador se detendría por los reclamos de sus compañeros, el tipo se había ganado el derecho de violarle su culo, y definitivamente iba a hacerlo hasta quedar satisfecho con ello.
- A mí no me jodan, tienen alguna queja vayan con el Capataz, yo me gané el culo de esta pendeja y se lo voy a follar lo que se me dé la gana!! Arrgh!! – dijo el tipo haciendo fuerzas para seguir metiéndosela, mientras Carla no dejaba de gritar y pedir clemencia, sentía que en cualquier momento la partirían en dos.
- Ya no puedo! Ya no puedo!! Por qué me hace esto??!!!! Snif snif...
Con los tres cuartos de verga que le tenía metido, Ruso empezó un bombeo frenético, metiendo y sacando todo cuanto podía de su verga del delicioso culito que estaba estrenando, haciendo que la nena vea las estrellas por el dolor al ni siquiera esperar que su culito se dilate y se adapte un poco a la verga de su violador. Carla daba golpes contra la mesa, movía la cabeza a los costados tratando de negar lo que pasaba llorando a mares.
- Uff ya van a probar esto pendejos de mierda, este culito es lo mejor que haya probado! Hasta que se me hizo encular a una pendeja... y que pendeja! jajaja...
De tanto mete-saca el culito de Carla fue cediendo, hasta que en un envión el desgraciado logró metérsela toda, haciendola gritar aún más, patalear, retorcerse y hasta intentar arrastrarse sobre la mesa, buscando alejarse del maldito que la violaba, entonces sí se quedó quieto dentro de ella un momento, no para que ella se acostumbre a tener todo eso dentro, sino para disfrutar de las contracciones del apretado anito de su víctima y volvió al ataque nuevamente. Los demás a pesar de sentir lástima al ver llorar así a Carla rogando piedad no podían evitar excitarse viendo como su culo tan redondo, firme y parado era perforado. Se veía simplemente perfecto, tan durito, firme con esa piel blanca tan suave, sus muslos se veían increíblemente sensuales al encontrarse ella en cuatro patas, arqueada, con el culo bien parado.
- AYY AY AY AY!! YA! YA NO MÁS! YA!! AUUU!!!! EN SERIO DUELE MUCHO! ME ARDE TODOOOO!! POR QUÉ??!!! BUAAA... YO SOLO QUERÍA AYUDAR! YO SOLO QUERÍA AYUDAR!! – repetía Carla en estado de shock, no podía creer que su buena voluntad estuviera siendo pagada de esa manera. Ella seguía gritando, gimoteando y llorando, cuando se acerco uno de los tipos y le dijo:
- Lo siento nenita. – y sin más, le enterró su verga en la boca. Carla lo vió a los ojos incrédula, definitivamente una vista muy morbosa para el sucio sujeto – uuhhh sí... que babosa es tu boquita, jeje supongo que es por estar llora y llora... mmm sí, eso, juega con tu lengua en mi verga princesita. – decía el lujurioso tipo al sentir la lenguita de Carla golpear contra su verga mientras esta intentaba seguir con sus súplicas. No se le entendía casi nada al tener la boca llena de verga, pero daba un morbo increíble escucharla.
- Poggg... favog... slurp... je lo juplico... slurrrp... jáqueme ejo… slurp… de la cola… slurp…
El Ruso no duró tanto como le hubiera gustado, la cola de la nena era un manjar, sumado a esto los gritos y suplicas de su víctima excitaban más al sujeto con lo sádico que era, por si fuera poco , además de eso escucharla hablar con una verga en la boca mientras sus babas le chorreaban por la barbilla y ver ese par de suculentas nalgas paradotas y firmes vibrar con cada fiera estocada que él le daba, fue demasiado para el tipo que se avalanzó encima de la chica, quedando ambos acostados sobre la mesa, y así comenzó a embesitrla como loco, haciendo, si era posible, aún más dolorosa la penetración para Carla por la nueva posición.
- NOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!! AAAAYYYYYYYYYY!!! YA... AHH.. YA... BAS...TA... NO VE... QUE... ME VA A... PARTIR... AUCHH!!! QUE DOLOR!! AAHHHHHH!!! – gritó Carla cuando su boca fue liberada de la verga que forzadamente degustaba.
- Te lleno el culo de leche nalgona buena!! Pedazo de puta! Tetona busca vergaaaa!!! AAARGHH!! – gritó el hombre para luego morderle el cuello y comenzar a llenar el culito de Carla con su caliente semen, la chica sentía claramente como sus intestinos eran llenados del caliente y viscoso líquido de su violador anal.
Cuando el hombre hubo terminado de correrse se la sacó lentamente del trasero, y se quedó un momento viendo su obra, el ano de la chica que antes era un diminuto puntito rosado, ahora estaba enrojecido e increíblemente dilatado, fácilmente alcanzaba el diámetro de un reloj de muñeca. La chica respiraba hondo con su carita roja de tanto llorar. Miró de reojo a su violador, lo vió agitado, sonriendo, sintiendose satifecho con lo que había hecho, la nena mientras, pensaba en que el tipo que acababa de masacrar su anito era el único que le parecía simpático de entre todos los obreros, al ser este joven, alto, de ojos claros y muy fornido; en más de una ocasión pensó en que si la invitase a salir ella no podría rechazarlo, además de que lo consideraba un caballero al ser el único en no decirle mangajadas al pasar (claro, que la razón de que el tipo no le dijera guarradas al verla, no era otra más que su complejo al hablar y el temor de que sus compañeros fueran a burlarse de él delante de ella). La muchacha ahora lo miraba con odio, y más al ver el tamaño del pene del sujeto que aún se encontraba algo erecto, ya perdiendo su imponente tamaño, se quedó atónita al ver lo que ese animal había sido capaz de encajarle en su trasero, esa cosa era siquiera tan gruesa como su muñeca y casi tan larga como su antebrazo, para cualqueira era obvio que la iba a lastimar muchísimo al meterle eso, y eso la hizo odiarlo más, pensar que el tipo sabía que le haría tanto daño y que aún así abusara de ella de esa manera; definitivamente era el hombre que más daño le había causado en toda su vida tanto física como psicológicamente. Ahora sí se sentía totalmente violada, vejada y humillada. Carla seguía metida en sus pensamientos cuando escuchó:
- Mi turno!! – lo siguiente que sintió fue como era jalada al borde de la mesa, dejando sus piernas colgadas de esta, apenas rozando el suelo con la punta de los pies, y de inmediato, una nueva verga abriendose paso por su recién desvirgado culo. La visión de la hermosa adolescente con su culo en pompa sobre el filo de la mesa, sus macizas y torneadas piernas rectas haciendo ver aún más voluminoso su perfecto trasero hicieron que el resto de proletarios se pusieran a buscar su parte enseguida.
- Mámamela chamaca.
- A mí primero!
- No, a mí!! – Reclamaban los proletarios.
Carla no alcanzó a decir nada, en menos de lo que pudo reaccionar ya tenía una verga en la boca y el tipo detrás suyo la estaba enculando con todo lo que tenía, una vez más sintió como era manoseada por todos los presentes, sus tetas, sus piernas, sus nalgas y su conchita, cada parte de su escultural figura era objeto de magreos nuevamente. Enseguida terminaron de quitarle lo poco que la nena aún llevaba puesto, como sus medias y sus zapatos, y ya teniendola completamente desnuda se pusieron a abusar de ella nuevamente. Con la excusa de que ellos eran varios y ella estaba solita, le metieron dos vergas en la boca, ella no pudo reprochar nada, ni tenía ganas de hacerlo, comparado a lo que el otro desgraciado le hizo, mamar dos vergas no le parecía tan mal. Estuvo un buen rato así, con su boquita abierta al máximo, hasta que dos tipos más ubicados a sus costados también comenzaron a demandar atención, jaloneandola del cabello, para atraerla a sus vergas, así estuvo chupando cuatro vergas alternadamente un buen rato, o más bien, prestando su boquita para que sea follada por cuatro vergas. Al cabo de un rato sintió como el tipo que se la estaba culiando se la sacaba del trasero para tirarle la lefa por toda su espalda, la cual arqueó al sentir los calientes chorros impactando contra su piel.
Uno de los que tenía delante se fue atras a hacer cola para usar el culito de la nena, el tipo se la jalaba viendo como el sujeto que tenía delante se acomodaba y se la encajaba de un envión por la cola a Carlita. A la chica seguía ardiendole mucho su culito, pero el dolor ahora era soportable, no pensaba que estaba a punto de partirse como cuando se lo estrenaron. En eso se puso delante de ella el primer tipo que le había reclamado a Ruso por el trato tan fuerte que le estaba dando a la jovencita, un tipo morenito y bajito, que de seguro no tendría ninguna oportunidad en una pelea contra el sádico violento que había masacrado su culito en su debut anal, aún así, le había reclamado a ese tipo que le sacaba siquiera dos cabezas de altura.
- Chúpamela nenita... – le dijo el sujeto sobándose la verga frente a ella.
Si bien el tipo no había logrado nada al intentar defenderla, ya que igual le habían violado su culito brutalmente, el tipo tuvo la intención de ayudarla, y eso era suficiente para ella. Carla llena de gratitud, tomó la verga con sus dos manitas y se la llevó a la boca viendo al tipo a los ojos, comenzó a mover su cabeza adelante y atrás, metiendo lo que podía de la verga y sacándola luego, haciendo sus movimientos cada ve más rápidos y rítmicos, girando su cabeza como si se la quisiera comer, siempre succionando fuerte, se la saco de la boca despacio, con sus carnosos labios rosados bien pegados a la verga, rosandola toda, y comenzó a lamerle los huevos mientras lo pajeaba, todo sin recibir una sola instrucción de aquel delgado y moreno hombre. Ni el tipo ni sus camaradas podían creer la exquisita mamada que le estaba haciendo la adolescente, hasta ahora, todos habían tomado su turno para follarle la boca, pero esto era diferente, envidiaban al tipo al que realmente Carla se la estaba chupando por primera vez. Con semejante trato el inexperto obrero no pudo soportar mucho más, Carla al notarlo, se metió la verga del hombre de vuelta a la boca y se la chupó con ganas a la vez que lo pajeaba, este comenzó a correrse en la boquita de la chica, llenandola de semen. Carla se lo tragó todo. El dichoso obrero acariciaba la cabeza de la muchacha mientras esta le lamía la verga, limpiándosela, procurando dejarla reluciente. Pero el resto ya estaban impacientes, y antes de que lo quitaran a empujones sus compañeros, vió como la nena que no había dejado de mirarlo a los ojos, susurraba “Gracias”, con una tierna sonrisa en sus labios, unidos por un hilo de semen.
Depronto alguien se abrió paso entre los que ya exigían una mamada igual a la que acababan de ver, cuando Carla alzó la mirada se encontró con el Capataz quien con una sonrisa de oreja a oreja le decía:
- Vamos putita, dame un servicio igual al que acabas de darle a ese otro buen hombre. – la nena se puso colorada de la pena, estaba agachando su cabeza cuando su mirada se cruzó con la de Ruso, el tipo la veía con un morbo indescriptible, se notaba a leguas que se moría de ganas porque Carla le haga lo mismo a él, entonces Carla puso erguida su cabeza de nuevo y le dirigió una mirada altiva y desafiante a aquel desgraciado; una mirada con la que le dejó claro que él jamás recibiría algo así de ella. Podía violarla cuanto quisiese, pero no podría tenerla por su propia voluntad... ya no.
- Claro Señor Capataz! – le dijo la chica con una sonrisa coqueta y procedió a realizarle una mamada con muchas ganas, aunque porsupuesto no lo hizo con la misma devoción con que hiciera la anterior mamada. Sin embargo era más que suficiente para satisfacer al viejo Capataz, quien bufaba y gemía acariciando los cabellos de Carla. En menos de cinco minutos el viejo descontrolado sacó la verga de la boca de la joven y se ubicó detrás de ella, quitando al tipo que la estaba enculando en ese momento.
- Ya es mi turno! No puedo esperar a probar estas ricas nalgotas!!! – dijo casi fuera de sí.
- Despacito por favor!! – gritó Carla antes de cerrar sus ojos y apretar sus manos, esperando una fuerte estocada y a continuación un despiadado bombeo. Sin embargo esto no fue lo que pasó.
- Quieres que te haga la colita despacito princesa? – preguntó el lujurioso viejo acariciandole los cachetes a la jovencita.
- Eh... s... sí señor, suavecito por favor... es que... es que por ahí duele mucho...
- No mi niña, lo que pasa es que el pendejo que te lo estrenó es un animal. Pero te aseguro que puedes tener mucho placer cuando te lo hacen por ahí, a todas las putitas como tú les termina gustando... jeje... – la nena nerviosa solo tragaba saliva sin saber que responder. – Mira nenita, haremos lo siguiente, te lo voy a hacer tan suavecito como pueda, pero tú tienes que poner de tu parte y relajarte y procurar disfrutarlo. Te parece?
- P... pues sí señor, le prometo que lo intentaré.
El viejo Capataz, comenzó sobando los senos de la colegiala a la vez que pasaba la verga por las nalgotas de Carla, comenzó a tallárselas, luego le pasaba su verga por su conchita una y otra vez, le besaba y le lamía el cuello diciendole guarradas en el oído, mismas que eran inaudibles para el resto de los presnetes, pero que la hacían sonrojarse y sonreir pícara. Tras esto, el viejo le metió la cabeza de la verga en su panocha ya mojada, y comenzó a follarla despacito, metiendosela entera, hasta que su verga se hubo empapado de los jugos de la jovencita, entonces sacó su verga de la vagina de ella pero siguió estimulandola con sus dedos, masturbándola lentamente, sobando su clítoris despacio escuchándola gemir bajito a la vez que apoyaba la cabeza de su verga en la entrada del culito de Carla. Ella respiraba lento y de verdad procuraba relajarse, aunque seguía con miedo de que sea como la priemra vez y termine muy lastimada, los toqueteos del Capataz hicieron efecto y su cuerpo se relajó un poco, la verga fue entrando despacio por el culito ya dilatado de Carla, ella tenía su cabeza de lado contra la mesa y se mordía los dientes, le seguía doliendo un poco, pero ya no era una tortura insoportable. El tipo se la terminó de enterrar y ella paró bien su culito, dispuesta a aguantar la culiada que le iba a pegar el Capataz.
- Mmm... Esta vez va a ser diferente muñequita, vas a parar bien tu culito y solita vas a moverte atrás y adelante, tú solita te vas a encular, así si te duele mucho puedes parar eh nenita.
Carla no dijo nada solo afirmó con su cabeza aún mordiendo sus labios. Despacio comenzó a moverse adelante y atras, sacandose y luego metiendose ella sola la verga del viejo entre las nalgas, el viejo hizo esto para así tener total libertad para manosear a la muchacha, masajearle los pechos, masturbarla, se dió gusto estimulando las zonas erógenas de la jovencita.
Al cabo de un rato, los movimientos de la chica ya no eran lentos, eran bastante más rápidos que al principio pero sin llegar a ser violentos, gemía y alternaba las clavadas que se daba en la verga del viejo con movimientos circulares, que hacían sentir en el paraíso al rufián.
Sus gemidos eran más por las caricias que le propinaban a sus suaves tetas, y por la pajeada que le daba el viejo, le dedeaba su conchita la cual ya escurría jugos, haciendo que corran hilillos por los muslos de la joven. El viejo estaba logrando su cometido, la nena comenzaba a buscar con su culito el placer que sentía en su panocha, moviendose más rápido o más lento según el viejo la masturbaba.
Cuando ya no pudo soportar más, cuando ya quería liberar el placer que sentía que tenía acumulado se apoyo sobre sus manos para levantarse y luego buscar la cabeza del viejo con una mano y la otra apoyarla sobre la mano que él tenía en uno de sus pechos, giró la cabeza y lo besó. El viejo entendió la señal y tomó la mano de la chica y la puso sobre su panocha para que ella solita se masturbase y sujetándola de las caderas comenzó a embestirla como loco, mientras la besaba lascivamente, las lenguas de ambos se enroscaban, se succionaban y el tipo la embestía más fuerte.
- Ay por Díos como duele! Como dueleee!! – decía ella entre gemidos, parando todo lo que podía sus nalgotas, dejando su ano lo más expuesto posible, permitiendo que el Capataz se la culee como se le de la gana.
- Quieres que pare princesita?
- NO! No pare... ay! Siga, dele! Auuu!!Culeeme más señor... por favor! AUUCHH!! Mmm... – decía ella gimiendo, masturbandose frenéticamente, juntando y separando las piernas buscando apresurar ese orgasmo que tanto anhelaba y apretandose los pechos de manera alternada.
- Sí que saliste puta pendeja culona... puta! Perra caliente! Esto te sacas... por cargar semejantes nalgotas!! – el Capataz arremetía agitado contra el hoyito posterior dela nena. En estos momentos estaba excitando mucho a Carla que la puteen, que la insulten y la traten como a una golfa.
- Auuu! Mi culito, me lo está rompiendo señor Capataz, mi pobre culito! Mmm... me lo va a partir con su vergota!! Ay ay ay ay!!!! – gritaba Carla pero mantenía sus nalgas tan paradas como podía sintiendo como esa verga que había desvirgado su conchita entraba y salía de su ano, ese agujerito que nunca pensó en dar a nadie, y ahora era propiedad de unos mugrosos obreros.
Su lujuria llegó al máximo y explotó en un violento orgasmo, que hizo que chorreara jugos salpicando todo, provocando los aplausos y vitoreos de los hombres que observaban la escena. El viejo al notar que la nena estaba corriendose la empujó haciendo que esta quede toda doblada, apoyando las manos en el piso para no carse de cara contra el suelo, y así comenzó a embestirla, agarrado a sus caderas y arremetiendo con todo. Carla ya se hubiera caído si no es porque el viejo la tenía agarrada, sus piernas le flaqueaban, ya no la sostenían, esto era demasiado para ella, desde hace mucho que todo aquello era demasiado para ella.
En el momento en que ya no pudo contener su eyaculación, soltó a Carla dejandola caer en el piso, ella quedó con las rodillas y codos apoyados en el suelo, él se agachó un poco, para terminar masturbándose y corriéndose sobre esas blancas y perfectas nalgas que eran el anhelo de todo hombre que conocía a Carla.
- Uff... qué cosa de locos! Es una diosa está mamazota... hay que ver como folla! Me está dejando seco!! – sonreía el Capataz al verla ya tendida en el piso, respirando profundamente, orgulloso de haber logrado que la inocente chica se corriera mientras era enculada, de haber despertado el lado masoquista de esa tierna muchacha. – A ver si ya se organizan pendejos que no nos queda mucho tiempo. La nena tiene tres deliciosos agujeros, tomen cada cual su turno y usenla hasta que ya no den más... Aunque... yo les recomendaría que guarden algo para luego... Jajaja!! – Se alejó el Capataz con una estruendosa carcajada.
Carla no entendió eso, pero tampoco tuvo mucho tiempo para pensarlo. Los hombres no esperaron más instrucciones y agarraron a la muchachita para someterla nuevamente. Lo que sucedió a continuación está de más narrarlo, un grupo de obreros patanes, lujuriosos y sin escrúpulos, encerrados con una bellísima adolescente. Aunque nueve contra una no era nada justo para Carla, se las tuvo que arreglar para satisfacer a todos esos tipejos. La pusieron de rodillas a chupar vergas alternadamente, cuando ella dejaba de hacerlo o disminuía el ritmo la bofeteaban y la escupían; la sentaron sobre un tipo que se la metió en el culo y luego la tumbaron abriendola de piernas, para hacerle tirples penetraciones, alternandose sus hoyitos; se hicieron rusas con sus tetas; la azotaron, la pusieron a atender tres vergas en cuatro patas, uno abajo de ella follándose su conchita, otro detrás en su culo y otro follándole la boca, poco les importaba si tenía arcadas o suplicaba o lloraba ya el morbo era demasiado como para privarse de hacerle algo a esa exhuberante y sensual princesa a la que habían convertido en su puta. No la soltaron hasta que todos y cada uno de ellos hubo saciado sus más bajos instintos con su cuerpo. No está de más decir que el orgasmo que Carlita tuvo con el Capataz no fue el único que tuvo ese día. Casi estaba inconciente cuando la tiraron en una esquina, toda adolorida, completamente bañada en semen; se imaginaba el aspecto que tenía en ese momento y no podía evitar que su culito se contraiga y su conchita se humedezca, viendose a ella misma cubierta de leche, con el culo reabierto, el pelo enmarañado, desbordando leche de cada uno de sus agujeros, y empegostada toda por el mismo líquido. Había perdido totalmente la cuenta de cuántas veces había sido violada, pensó que en una sola mañana ya había visto más vergas de las que seguro muchas chicas llegan a ver en sus vidas, tal vez incluso más de las que las putas comunes ven en su primer día de trabajo; había visto pijas negras, cafés, blancas, arrugadas, gordas, delgadas, largas, grandes, descomunales, peludas... y se sentía putísima por ello, a pesar de estar conciente que ella no se buscó nada de eso, fue violada por horas en una brutal orgía, despojada de su inocencia, de su virgindad, incluso de su dignidad... Se sintió tonta cuando se le vino a la cabeza de nuevo el pensamiento, de que terminar así le parecía injusto, cuando ella sólo había querido ayudar...
(Momentos después: )
- (Toc toc toc) Carla! Amiga! Estás allí? Dónde está la llave?... Ah, ya la encontré... jeje... Tranquila amiguis, ya te abro... – Carla estaba por gritar con todas sus fuerzas (recién ahora comprendía las palabras del Capataz cuando les dijo al resto de obreros “yo les recomendaría que guarden algo para luego”) cuando una mano le tapó la boca y le susurraron al oído:
- No seas envidiosa princesa, no me digas que quieres acapararnos a todos para tí solita. Jeje... Seguro tu amiguita también anda falta como tú! Ahora veamos... si es igual de puta!
Nota:
Agradezco primero a todos los que se hayan tomado el tiempo de leer este, mi quinto relato y el primero que hago en tercera persona, hasta el final y espero haya sido de su agrado. Me disculpo por las faltas ortográficas o gramáticales que de seguro habrá ya que la PC en que trabajo está configurada en inglés por lo que el corrector de word no me pudo ayudar en nada. Les comento también que hace tiempo tenía otra cuenta en la que publiqué una serie de relatos a la que llamé “Abusando de mi compañera de clases”; pero tuve problemas con la cuenta de hotmail asociada a esta y no pude seguir usándola, si tienen algún comentario respecto a estos relatos pueden hacermelo aquí también, y a los que no los conocían pues, los invito a leerlos; aunque no son del mismo estilo de este, en aquella saga me enfoqué más en los personajes, situaciones y lo hice completamente en primera persona, mientras que este como habrán podido apreciar me enfoco netamente en las escenas de sexo haciéndolo más descriptivo. Este relato lo tenía escrito desde hace tiempo en realidad, lo fui armando de a poco en mis ratos libres, pero no me animaba a subirlo por lo que sucedió con mi otra cuenta. Pero bueno, aquí estoy de nuevo; de antemano agradezco sus comentarios, valoraciones y críticas constructivas.
Un abrazo estimados lectores.
Fermat