Su confesión y su deleite

La verdad me impresionaron sus palabras que deje que se acercara que me tome con fuerza por la cintura, y que se repita ese beso que antes me había hecho revivir de la rutina de la vida; rápidamente sus manos recorrieron por mi cuerpo.

Ocurrió después de encontrarme con mi novio con el que llevo ya bastante tiempo y con el que había discutido un poco sobre su trabajo, saliendo de su casa me dirigía a la universidad y fue donde un auto se acerco y el que lo conducía me invito a pasear. Era Marcelo uno de mis mejores amigos que ¡si! sabe como seducir a una mujer con tan solo la forma de vestir y el perfume, es uno de los chicos que quieren todo contigo porque está loco de deseo, no tardo mucho para que sus palabras salieran y la proposición se dio.

Acercándose me pregunto a donde me  dirigía, y al levantar la mirada para dirigir el camino con mi mano me beso, y  fue cuando sus labios se aceraban a los míos, la verdad yo esperaba un simple besito del cual después sonrojarse y reír pero no fue así porque me sostuvo la cara y ese beso simple se transformo en uno de los más fugaces y casi inmortales de los besos. Era como sentir que un volcán iba a explotar en manos de un extraño ajeno a esa tierra. Las palabras no lograron salir cuando el me miro a los ojos diciéndome con toda ternura y suavidad; ¡déjame llevarte!

Con la sorpresa y la inquietud del momento no pude negarme a su invitación, no sabia donde nos dirijamos pero era obvio que algo sucedería. Por mi cabeza pasaban un sin fin de situación que me asustaban pero no sabría decir porque no objete nada. Llegamos a su departamento;  que se veía bien acogedora y tenia un estilo rupestre. Nos sentamos en el sillón y fue donde yo la verdad esperaba algunas palabras de lo que había sucedido y el porque de su comportamiento; pero nada de eso obtuve, el se levanto me tomo de la mano  y se dirigió a una de las puertas  cerradas, y fue donde escuche una confesión que me hizo estremecer el alma.

-¡ te siento cuando llegas, te extraño cuando no te veo por la calle, te soy celoso cuando te veo en brazos de ese que no te valora; eres el sueño que me deja vivir de a poquito y que ahora lo voy a tener , deseo tanto tus curvas como tu cabello, tus senos como tu sexo, tus manos como tu boca.(aunque muy tontas las palabras para el momento, me gustaron)acaso el me vigilaba; no lo entendía.

La verdad me impresionaron sus palabras que deje que se acercara que me tome con fuerza por la cintura, y que se repita ese beso que antes me había hecho revivir de la rutina de la vida; rápidamente sus manos recorrieron por mi cuerpo y hábilmente me despojaron de la blusa escotada que llevaba, mi excitación era única y me mordía los labios para no dejar salir ni uno solo de mis gemidos que con cada caricia iban a explotar; ya mi sexo estaba realmente húmedo esperando la entrada de la gloria; cuando abrí los ojos; vi sobre la cama  una rosa blanca – era como si todo esto hubiera estado planeado- caricia a caricia beso a beso y quede completamente desnuda; era sin duda uno de los amantes que sabia lo que realmente quería de una mujer. Recorriendo con sus manos el centro de mi pecho mientras sus manos pellizcaban con delicadeza mis senos que debido a la excitación estaban tan parados y duros como nunca; su cuerpo caliente me incitaba a despojarlo de la ropa que llevaba sin importarme el como.

Quizás en esos momentos me comporte como toda una maestra en la materia; me dirigí con mis manos a su pantalón sin despegar la mirada de su rostro que se notaba que estaba en el nivel mas alto de excitación. Lo que escondía entre los pantalones era algo admirable -con decirles que eso solo lo había visto en películas porno-, me acerque más a su, cuerpo de modo que sintiera mis formas y baje sin reparo alguno bajándole la trusa y acariciándole con mis manos el bultito y recorriendo con mi lengua todo el contorno de aquel memorable bultito y poco a poco subir hasta la cabecita y pasar con mi lengua por la zona.

La respiración de mi acompañante fue la que me deslumbro por completo fue donde mi corazón latió ala par de él, sin esperar minuto alguno le deje que poco a poco llegara al orgasmo le masajeaba, le acariciaba, le basaba, y le mordía suavemente ; sentia que el momento iba a llegar y fue cuando pare y subí hasta el nivel de sus ojos le mire le empecé a besar el rostro; sus manos sin control acariciaban mi espalda, mis  muslos, mis senos que pedían el pasar de sus labios por el contorno de los pezones, arqueaba mi cuerpo en señal de satisfacción ante semejantes caricias prohibidas.

Nos tumbamos en la cama  ya no aguantábamos mas  el se abalanzo encima de mi cuerpo sentía en mis partes, lo que el me estaba ofreciendo aun el momento no llegaba sentía que iba a llegar al orgasmo mas rico y largo con tan solo la excitación de sus caricias; el aroma de su cuerpo me marco y me hechizo su respiración era de igual forma suave entrecortada, sus besos se centreaban en mi boca mientras sus manos recorrían mi cuerpo hasta llegar a ese monte de Venus que lo esperaba con ansias. Sentía que llegaba  el momento en el que nos uniríamos completamente y gozaríamos del calor que emitíamos, sentí que  recorría despacio mi pecho bebiendo de cada centímetro mío, cuando se aproximo hacia mí y acercándose, el calor, la respiración, las miradas dieron rienda suelta al impulso de nuestra unión.

Sentía que entraba suavemente el calor me recorría todo el cuerpo sentía que aquello estaba bien dotado por todas partes apenas se movía sentía un estremecer y un débil dolor aunque no era mi primera vez; cambiamos de posiciones probamos las que nos daban mas placer como en  la que estoy dominando encima de él, me movía despacio adelante y atrás despacio para luego seguir  fuerte rápido sobre su cuerpo, sintiendo como nuestras miradas se perdían por el deseo. Pasamos al borde de la cama donde frente a frente seguimos incitando a muchos movimientos que nos deslumbraban.

De pronto me puso de cuatro y me empezó a sujetar hacia su cuerpo de la cintura y empezó a moverse a y mas profundo lo sentí hasta que no pudo mas su respiración cambio fue en ratos mas entrecortada hasta que no escuche nada y fue cuando me sujeto con mas fuerza y me dijo "te tengo en mi, me tienes a mi, dime que quieres que haga y lo haré"al terminar de escuchar esas palabras se paro me dio la vuelta y me echo sobre la cama empezó a tocarme poco a poco hasta que bajo y bajo con sus manos acariciándome mi sexo con firmeza y con delicadeza haciéndome llegar a hasta el cielo y fue cuando mi orgasmo mas pleno llego a mi cuerpo poseyéndome por completo.

Al ver eso el se excito aun mas y volvimos a hacer el amor   estabes en la ducha el sentir el agua sobre nuestra piel era como revivir el momento del beso sus caricias el pasar el agua sobre mi espalda y mis pezones me encendió bastante nada le dije de lo que sucedía tan solo le miraba el acercaba tu boca cerca de mi vientre me rozaba con su boca sintiendo los chorros de agua y la excitación. Esta vez yo tome la iniciativa  lo levante me di la vuelta y dirigí su sexo a mi trasero lo introduje despacio y fue cuando sentí crecer algo duro y caliente  el jadear de nuestros cuerpos sentir el agua que descansaba en nuestra unión caliente hizo que desenfrenáramos aun mas de lo estábamos me di la vuelta y baje hasta su ombligo le miraba, le mostraba como lo masajeaba  como lo saboreaba y como me tocaba suavemente los senos hice cuanto quise; lo agarraba, lo mordía, lo chupaba con fuerza despacio, lento y fuerte. Entonces el suspiro tan fuerte  salio de sus labios quería ver su expresión quería sentir esa respiración así que subí y lo bese mientras mis manos dirigían su sexo al mío y lo introducían de modo que le no se movió y termino en mi Al finalizar me abrazo lo más fuerte que pudo. Me besaba los hombros. Y yo como siempre preferí callar se acerco mas a mi oído y con sonido de las gotas caer en nuestros cuerpos me dijo ¡TE AMO!

Suspire y Salí de la ducha; quizás el entendió y fue por eso que se quedo, me dirigí a la habitación recogí mi ropa y me vestí, el calor de la habitación era tanta que ya me sofocaba miraba esa cama en la que había dejado la pasión en manos del recuerdo y memoria de un ajeno a mi. No quise hablar ni decir nada, así que Salí del lugar. Me dirigí tan solo a mi casa recogí mi cabello cuanto pude ya que estaba mojado; llegando me di una ducha sin querer revivir el momento. Ahora cuando paso por la calle el único temor que no se explicar es que el vuelva de la misma forma que lo hizo.

Aunque no me arrepiento lo vuelvo a recordar y ese fuego que sentí en esos instantes siguen presente y mi cuerpo aun lo siente a plenitud.