Su abrazo... (3/3)
Último capítulo... "-Te deseo... te deseo Victoria... por favor..."
Capítulo tercero: “Depende de vos…”
Los preparativos para la peña, una fiesta bastante grande que se hace todos los años con el motivo de conmemorar el día de estudiante, ya estaban listos. Con Paula, Belén, amigas y amigos organizamos para juntarnos a tomar sangría, hecha por mí y por Ramiro, un muy buen amigo. La bebida fue un éxito, dulce, llevadera y rebelde hizo estragos en los cuerpos de mis amigos y en el mío. Salimos del departamento y fuimos caminando 4 cuadras, llegamos al predio donde se realizaba la peña, entre un mundo de gente. La música sonaba de mil maravillas, las barras estaban que reventaban de gente pidiendo alcohol y la sección de los baños también estaba un poco llena. El predio de la fiesta es al aire libre, sobre el pasto. Muchas cometieron el error de no hacerle caso a las advertencias puestas en la página del evento de no llevar tacos pues se enterrarían. Por nuestro lado, Paula, Belén y yo llevábamos borceguíes negros. Yo estaba vestida con un chupín (jean ajustado en los tobillos) blanco, una blusa negra y el pelo planchado y suelto. Siempre llevo aros, pulseras, las uñas pintadas y collar. Accesorio fueron los gorros de cotillón y collares. Una verdadera fiesta.
Estaba nerviosa, ansiosa, ilusionada con el mensaje de Lara que aún no llegaba…hasta que llegó algo mejor: Lara, en persona. Frente a mí, caminando hacia mí. Paula lo notó y le dijo algo a Belén, las vi hablando y riendo mientras yo bailaba con Ramiro a los saltos. Si, a veces bailo a los saltos.
Lara estaba…preciosa. Se había puesto un jean blanco ajustado tajeando en los muslos, borceguíes rojos, musculosa coral semi transparente y una camperita de cuero combinando con los pies, de esas que llegan sólo a la cintura… una preciosidad, con su largo cabello suelto, maquillada muy suavemente… estando a dos pasos de mí, su sonrisa se hacía más evidente. Sus ojos brillaban
…
Ya el contacto era inevitable y yo temblaba de emoción. Saludó a mis amigas y luego me tomó de la mano y me atrajo hacia ella, quedando nuestros rostros muy cerca. No podía dejar de mirarla a los ojos y sonreír. Una de sus manos tomaba mi muñeca izquierda y con su otra mano acarició mi mejilla, dejando que su dedo gordo rozara mi labio inferior, acción que me estremeció… y me excitó con su suave piel. De mi mejilla, al cuello y por último al hombro. Acercando su boca a mi oído, me dijo:
-Yo tengo un problema con vos. La primera vez me colgué en abrazarte y hoy, en el parque, me colgué en darte un beso. – Yo en el séptimo cielo, sentí su respiración en mi oído, en el lóbulo y sus labios en mi mejilla… un beso seductor que me hizo suspirar, temblar y cerrar los ojos para soñarla. La prueba de que ya no estábamos jugando, que era enserio. Me acerqué más a su oído, respirando un poco agitada.
- Quizás porque no me tenés en cuenta.-
-Eso sería una gran mentira. Cuando alguien te gusta mucho no pasa desapercibido. -Escuchar eso de su boca ya era ganar. Me separé lentamente de ella y la miré fijamente a los ojos. Lara tenía una expresión en su mirada que no era de seducción, no era picardía, era de ilusión, de súplica, de preocupación. Yo sólo la miraba, no decía nada.
-Decí algo por favor, no me dejes sola en esto…
-¿Sería mucho decirte que… si no fuera porque estamos rodeadas de gente y yo un poco ebria, ya te habría comido la boca?- Parece que mi respuesta había desatado una fiera dentro del cuerpo de Lara porque apretó muy fuerte mi muñeca y la mano que descansaba en el hombro se apoderó de mi hombro, atrayéndome a ella con intensidad y depositando un muy pasional beso en la comisura de mis labios. No pude hacer otra cosa que abrazarla con fuerza a lo que ella me correspondió… sentí su cuerpo temblar y el mío también.
-Vámonos. ¿Tu casa está cerca de acá no? Vámonos…- esto si me sorprendió del todo, no pensaba que Lara fuera así, pero bueno, aún no la conocía tan bien en ese aspecto, y a quien le quiero mentir. Me dolían los labios, mi lengua se enrollaba sola, las palmas de mis manos me picaban, deseaba estar con ella. Besarla, tocarla, hacer con ella lo que ella me permitiera y empujar los límites de lo que yo quería hacerle para que sea mía. Estaba en shock. La miré extrañada y sólo me sonreía. Asentí con la cabeza y la tomé de la mano. No me importaba nada, aunque debía avisarle a Paula, así que la divisé desde lejos, le dije a Lara que me esperara ahí que debía avisarle a Paula. Si bien no compartíamos piezas, y estaban bien separadas ambas, siempre nos avisábamos si llevábamos alguien a la casa para no interrumpir entrando, como era costumbre nuestra, a la pieza de la otra. Paula estaba bailando con un morocho muy lindo, me acerqué a ella y le conté.
-Me voy al departamento con Lara…
-NOOOOOOOO!!! ¡Belén se va a morir! aaaaaJajajaajaja yo me quedo en la casa de Ana, no quiero ser testigo de nada. Quiero detalles después.
-¿No querés ser testigo de nada y después me pedís detalles? Me voooooyyy.
Volví con Lara, con la bendición de Paula, la tomé de la mano y nos abalanzamos entre la masa de gente. La sentía temblar. Cuando estábamos a punto de salir, me pare en seco por lo que ella se choque conmigo, me doy vuelta y me mira extrañada.
-¿Por qué paras así? ¿Vas a arrugar?- Me miró entre enojada y seductora.
-Me encanta que me provoques. No, no voy ni quiero arrugar. Quiero estar con vos, pero no sé, como que me dije, ‘esto va muy rápido’, y necesitaba saber si vos querés…
-Que sea menor que vos no significa que no sepa lo que hago. Yo te busqué y no pienso dejarte ir ahora que te tengo.
-¿Y quién te dijo a vos que me tenías?-
-Me acabás de decir que querés estar conmigo… eso para mí ya es victoria…Vicky.- Lara se acercaba más a mí y yo no me iba a contener demasiado tiempo en esa situación.
-Cierto, pero creo que vos tenés más ganas de estar conmigo.
-No tenés una puta idea de las ganas que te tengo.- Lara estaba ya demasiado cerca, muy peligrosamente cerca y seguíamos en la fiesta. La miré fijamente, seria y miré desinhibida mente sus labios.
-Vámonos porque sino… ¡DAGER!- Se rió y la tomé nuevamente de la mano y salimos hacia mi departamento.
El departamento era una sola mugre. La previa fue tan exitosa que el desorden lo probaba. Lara miraba todo divertida.
-Tuvieron muy buena previa me parece.- Me dice saliendo del baño. Mientras yo, embobada, no salía de estar apoyada sobre la puerta de entrada.
-See.. El tema es limpiar cuando me levante. El año pasado fue Paula la que limpió todo porque yo estaba destruidisima.-
Esa mirada que tiene, me mueve entera. Me excita con sólo mirarme, caminó hacia mí y se posicionó frente a mí, apoyó una mano sobre la puerta, a la altura de mi cintura y con la otra me acariciaba de arriba hacia abajo el brazo -¿Cuándo te levantes? ¿Pensás dormir?- Me dijo con su carita perversa y su sonrisa…
-Depende.
-¿De qué depende?-
-De que quieras hacer vos.
-Mostrame tu pieza.
-Si señora… como usted mande.
-jajajaja, perdón… ¿me mostras tu pieza?
-Así me gusta, que me tengas miedo.-
-No te tengo miedo.
-Deberías.
-¿Por qué?
-Porque te puedo hacer lo que yo quiera.
-¿Y quién te dijo que me podes hacer lo que vos quieras?
-Vos.
-Nunca te dije eso…
-Esperá un ratito más y vas a ver- En cada línea de conversación la respiración de ambas se agitaba, Lara se acercaba más a mis labios y yo no la iba a detener, quería que fuera ella la que me besara. Que ella dé nuevamente, el primer paso. De ahí en más, yo la llevaría. Me animé a tomarla por la cintura y a atraerla hacia mí, necesitaba sentirla más cerca, nunca despegamos la mirada de los ojos de la otra. Acariciaba su cintura mientras toda la conversación previa iba tomando curso…
-¿Tengo que esperar mucho?
-Depende de vos, Lara.
-¿Ah sí? ¿Cómo es eso?- La apreté contra mí bruscamente, se sobresaltó y soltó un pequeño gemido que me encantó. Con nuestras narices tocándose, la respiración sobre nuestros labios, mis manos en su espalda, debajo de su ropa, acariciando su suave piel, levanté un poco la cara y hablé sobre sus labios sin tocarlos.
- De cuánto tiempo más esperes para besarme…
Sus labios, su dulzura, su desesperación, sus manos en mi cara, las mías en su cadera. Me besó de una manera salvaje, con gusto. Me besó con pasión, me besó con ansias. Me besaba y emitía pequeños gemidos que me volvía loca. La besaba sin frenos, sin ataduras. La deseaba, deseaba sentir si mi imaginación le había hecho justicia a sus besos y me encontraba perdiendo por miles. Me encontraba perdida en sus besos. Qué suavidad la de sus labios y que maestría para convertirlos en violentos, en lujuriosos. Poco a poco, consumimos el desespero y entendimos que nadie nos retenía, fuimos haciendo más lentos los besos, nos saboreábamos. Lara intentaba meter su lengua de a poco en mi boca pero yo le hacía el trabajo difícil. Delineaba mis labios con la punta de su lengua, guiaba mi cara con una mano poseedora en mi mentón, ella quería abrir mi boca a toda costa pero yo me negaba, quería que me hiciera perder el control. Sus manos comenzaron a bajar mis hombros poco a poco, me recorría con las yemas de sus dedos, su pelvis vestida se iba pegando cada vez a más a mi cuerpo. Sus manos en mi costado, sus manos debajo de mi ropa, acariciándome el vientre, luego mudaron a mi cadera, a mi espalda, subieron nuevamente pero esta vez por delante llevando consigo los botones de mi blusa, sí, me la había arrancado del cuerpo. Así consiguió entrar su lengua en mi boca. No pude más que abandonarme a ella, a su descarada forma de conseguir de mi lo que ella quería y que me encantaba. De pronto, paró de besarme y de tocarme. La miré buscando que le había sucedido.
-¿Qué… qué pasó?- Pregunté con la voz entrecortada, con la respiración muy agitada. Ella no me respondía, sólo me miraba, muy fijo a los ojos con la boca entre abierta. Quise besarla pero no me dejó, me tomó de los hombros y me presionó aún más contra la puerta. Yo no entendía nada, Lara comenzó a bajar la mirada, se mordía el labio inferior y pasaba sus manos por fuera de mis pechos, por mi cintura y el vientre… Llegada su mirada y sus manos a los botones de mi jean se quedó unos segundos mirando, sólo mirando mi cuerpo aún vestido. Bueno, salvo por la desgraciada blusa. Yo miraba cada uno de sus movimientos, no la tocaba. De repente muda sus manos hacia mi espalda y sin siquiera yo entender muy bien como hizo y con la rapidez con la que lo hizo me desprendió el corpiño y me lo sacó arrojándolo a donde sea. Me miraba los pechos desinhibidos, con cara de excitación, jadeando. Volvió la mirada a mis ojos y me sonrió.
-Sos hermosa Victoria. Sos hermosa, y eso que aún no te saqué el jean. Pero debes ser preciosa…
-No sé que tanto estas esperando…
Retomé lo que ella quería alargar, no quise esperar más, al principio se resistió pero forzándola suavemente pude zafarme de sus brazos y la puse contra la pared…de espalda a mí. Me deleité con la sensación de tenerla sometida. No iba a esperar más, meses soñando tenerla así, y de muchas formas más. La madrugada no era joven. Me pegué a su cuerpo, besé el lóbulo de su oreja mientras mis manos sacaban su ropa, chau remera… chau corpiño. Sentir sus senos, esos senos divinos, calientes, que aún no podía ver, sus pezones duros, acariciando la palma de mis manos. Apretarme contra sus nalgas, sus gemidos… besar su nuca, sus hombros… bajar las caricias de las manos al borde de su pantalón.
La tomé de la cadera y de espaldas la guié sin dejar de besar su nuca hasta mi habitación.
En el cuarto dejé que se diera vuelta… y fue como sentir mi deseo aumentaba con su mirada, con sus pechos descubiertos, con su abdomen y ese piercing en el ombligo. Su cabello revuelto me daba gracia, me enamoraba verla así. Volvimos a besarnos, juntado nuestros cuerpos. Sentí como sus pezones rozaban los míos y la excitación era mucha, gemíamos levemente por este nuevo contacto. La acosté boca arriba lentamente en la cama y sin pedir permiso la despojé de su calzado, de las medias, del jean y descubrí ese culote negro de encaje que le quedaba perfecto. Me desvestí yo también, no quería retrasos.
Me senté a horcadas sobre su cadera, completamente desnuda. Lara estaba ida, sólo sentía. Me dediqué a besarla otra vez, sus labios son adictivos. Su lengua no tardó en aparecer y comenzamos una pasional lucha en nuestras bocas. Sus manos en mi nuca, profundizando el beso, mis manos a los costados de la cama, sosteniéndome aún, esperarían un poco más por el contacto con su piel. Lara me besaba como loca, me mordía los labios, los tiraba y tiraba y empujaba mi cara contra la suya. Me dirigió hacia su cuello, mientras rodeaba mi cabeza con un brazo, y acariciaba mi cabello. Con la otra mano me recorría la espalda. Yo estaba totalmente embriagada por su piel, su cuello, como descubrí es muy sensible y no paraba de gemir en mi oído con cada lamida que le propinaba a su piel.
-Te deseo…te deseo Victoria…por favor…
No la hice esperar más, bueno, un poquito sí, pero ya iba a llegar… la tomé de sus muñecas y las alcé sobre su cabeza, volví una vez más a sus labios, a su lengua para comenzar el camino sin retorno. Lara se retorcía con cada beso, succión, lamida, y mordida que le daba a sus riquísimos senos, ¡es que son ricos! Su calentura me descontrolaba, me apoderé de ellos y alternaba caricias con mis dedos, tomando sus pezones, estirándolos, apretándolos, haciéndolos bailar. Dejé mis manos en sus preciosos senos y mi boca siguió camino hacia su vientre y a ese piercing en el ombligo que me llamaba desde hace tiempo. Jugué con él y mi lengua unos momentos, mientras que mis manos masajeaban sus pechos. Lara veía todo, jadeaba, se hundía la cabeza en el colchón y arqueaba el cuerpo, no iba a aguantar mucho y necesitaba sentirla más. Pasé de su juguete a sus muslos soplando sobre su clítoris que parecía quería ser liberado de su prisión de tela de encaje. Lamí el límite entre su piel y la única prenda que le quedaba. Y se la saqué de un tirón, volví besando sus piernas, acariciando sus muslos, me puse entre sus piernas. La piel de Lara estaba cubierta por una salada película de sudor que me encantó probar, el contraste entre esa salinidad y la dulzura de su piel es exquisito. Sigue subiendo por el interior de sus muslos hasta llegar a ver lo que no había visto antes… su sexo, depilado completamente. Cuando pasé mi nariz a penas rozando su interior, Lara pegó un grito terrible y se revolvía en la cama, estaba muy caliente y me calentaba a mí más de lo que imaginaba y de lo que ya estaba... Besé su clítoris y la escuchaba gemir y jadear, decirme cosas lo que la conozco hubiera imaginado que saldrían de su hermosa boca. Lo chupé, lo lamí, lo presioné, jugué como quise con ese centro de placer pero quería más. Empecé a delimitar sus labios vaginales, a besarlos como si fuera su boca, a succionar la entrada y a penetrarla con mi lengua, la movía dentro de Lara, una Lara que estaba absorta en alguna proximidad al cielo…Resolví penetrarla con dos dedos y cuando lo hice, los moví sin darle tregua a donde había leído que se encontraba ese bendito punto G. Subí a sus boca, deseaba sus besos. Lara me recibió ansiosa, desesperada me mordió nuevamente, arañaba mi espalda y aturdía mi tímpano con sus sonoros gemidos… cada vez más fuertes al comenzar un “mete-saca” feroz, su cuerpo se arqueó, se movía muy ávido, profundizando la penetración, me apretó con sus piernas, me aprisionó y gritando mi nombre entre jadeos y sudor, acabó de una manera que no puedo describir. Se quedó temblando por unos momentos, recuperándose. Fui a lamer sus fluidos, quería conocer su sabor… Lara no solo es bella, es deliciosa. Mientras estaba saboreando mi cosecha tomó mi cabeza y me apretó contra su vagina obteniendo su segundo orgasmo, más violento, más rápido con mis besos.
Me incorporé y me acosté a su lado mientras la miraba y cruzábamos las piernas. Ella me miró con una dulzura inexplicable, con una sonrisa tan tierna que no pude evitar sonreírme. Me acariciaba suavemente, se la notaba cansada.
-Me gustas, y me encantó Vicky…
-Sos hermosa Lara, sos hermosa.
-Pero… ¿te gusto?
-Me encantas.- Se acercó y me beso, tiernamente mientras pasaba sus manos delineando mi cuerpo con la yema de su dedo medio. -
-Perdón Vicky… ¿te mordí muy fuerte?-Decía mientras me daba picos al labio que sufrió la batalla.
-¡Parecía que me ibas a arrancar la boca!-
-Jajajajaja, ¡exageraaada! Bueno, me gustaría llevarme tu boca… me encantan sus besos…
Lara quería seguir de fiesta, y yo no le iba a decir que no.
Tener para vos a la persona que te gusta y saber que vos le gustas y mucho, no es algo que pase todos los días.
Sí, es hermosa.
Fin… ¿Fin?
Nota de autora:
¿Qué tal gente?
Llegó el "Fin".
Una vez más: como soy argentina y me gustan escribir con los modismos propios del país si no entienden alguna de las frases o palabras me avisan y con gusto aclaro.
Gracias por leer, comenten. Agradeceré :)
Besos, dos.