Steve y Karla, la primera vez (1)
El comienzo de mis grandes amigos en la vida sexual, empezaré por la dama.
En mi último relato me salí de contexto para narrar una historia que tenga al amor como protagonista, ahora regreso a mi estilo de contar mis vivencias 100% reales, espero que les guste y no los aburra.
Para los que hayan leído mi tercer relato (y le hayan prestado atención) habrán notado que hablé de dos amigos míos, Steve y Karla, pues en esta ocasión hablaré de lo que fue probar el sabor de la carne para ellos.
Karla, de Niña a Mujer
Como dije en el tecer relato, Karlita se convirtió en mi amiga incondicional desde la primaria cuando la defendí de los ataques de otros alumnos y alumnas hacia su persona, y es que Karla no era la más bella del colegio, al menos eso parecía, pero no existe mujer fea, todas son bellas y disfrutamos de su compañía. Cuando empezamos la secundaria Karla dio el mucho que hablar (y ver) ya que vino más desarrollada y se veía un cuerpo de mujer muy prometedor en ella, pero yo la respetaba como si fuera mi hermana, por lo que nunca intentaría tener un encuentro sexual con ella, yo era un lobo a esa edad y ella no se merecía ser una de mis tantas presas, por eso la respeté y la quise, sin embargo la que daría ese paso sería ella.
Habían pasado 10 meses desde que mi amada profesora partió a su tierra (ver relato 3), era octubre y en ese mes se realizaría la fiesta de 15 años de mi querida amiga y obviamente Steve y yo no podíamos faltar. Llegado el tan esperado día mi amigo y yo llegamos vestidos muy elegantemente, atrajimos las miradas de las invitadas (y de las madres de las invitadas); todos estábamos impacientes por ver a Karla, se tardó un poco pero valió la pena, estaba preciosa, radiante y elegante.
Ella me eligió como su chambelán (chambelán es la pareja de la quinceañera en ese baile) y fui el primer invitado en bailar con ella, no pude evitar sentir algo de excitación al pasar mi mano suavemente por su delgada y contorneada cintura, pero saqué esos pensamientos por el respeto que le tenía pero no pude evitar decirle que estaba muy bella y que me sentía orgulloso de ser su chambelán pues era la más bella del colegio y del baile; ella dijo: "gracias" y noté que sus mejillas se ruborizaron y dibujó una tierna sonrisa en su rostro y me miraba fijamente. Bailamos toda la noche. Tomamos mucho, sin embargo yo siempre demostré resistencia, aunque admito que probé mi primera cerveza a los 9 años y eso me acostumbró, pero esa noche nos desmedimos, Steve por ejemplo que era alguien que no tenía costumbre de beber perdió el control y bailó con todas las mujeres del lugar y por si no fuera poco terminó besándose con 8 chicas del baile; esa noche comprobé que el licor hace aflorar nuestros instintos guardados y nos hace hacer y decir cosas que no haríamos ni diríamos estando sobrios. Por mi parte empezaba a sentir los efectos del alcohol y empecé a coquetear con cuanta mujer se me cruzara, una de las chicas que también estaba bastante ebria me abrazó y en esfuerzo por hablar claro dijo: "conozco tu fama en la cama llévame a otro lugar para comprobarla" Sé bien que no lo dijo por mi profesora pues nadie sabía de eso mas que Steve y Karla y ellos jamás hablarían de eso, por lo que supuse que debió decirlo porque su hermana y 4 chicas más del aula de su hermana habían pasado por mis brazos en el lapso de 7 meses y eso era de conocimiento de casi todo el colegio. La casa de Karla demostraba que sus padres eran de buena posición económica, bastante amplia y con bastantes habitaciones desde el primer al tercer piso, así que traté de llevarme a mi nueva víctima al tercer piso en donde supuse nadie debería haber. Con mucho esfuerzo logré hacerla subir y mientras subíamos iba pensando que no me daría mucho placer fornicar con una ebria que estaba casi por dormirse.
Cuando llegamos al tercer piso busqué una de las habitaciones y me había quitado la idea de hacerlo con ella, además no estaba bien aprovecharme de su estado, así que simplemente la dejaría en la cama para que duerma y regresaría al baile; entramos a la habitación y traté de acomodarla en la cama, ella se colgó de mi cuello y dijo: "¿me vas a cachar?" (cachar es un término que se usa para referirse vulgarmente al acto sexual en mi país, vendría a ser el equivalente de coger ó follar como dicen en España) yo no dije nada y la acomodé en la cama pero tuve que acostarme un poco para acomodarla bien, en eso entra Karla y al vernos echados me dice: "nunca cambiarás, sé que te encantan las mujeres, pero aprovecharte de una ebria sería caer muy bajo para ti ¿no crees?" Yo sonreí y le dije que no era lo que parecía ser, fue inútil, ella conocía muy bien mi fama y no me creyó, hizo un puchero de esos que hace cuando se molesta (aún en la actualidad lo hace) y me jaló del brazo y me llevó de nuevo al baile, yo trataba de explicarle las cosas pero ella hacía oídos sordos a todo lo que dijera, cuando llegamos al salón de baile ella no me dejó bailar con ninguna otra mujer, dijo que yo era su chambelán y bailaría con ella hasta el final, noté su disgusto pero como la conocía bien me parecía celos, aunque me sonaba ilógico pues ella me veía como un amigo, al menos eso pensé. Eran las 3 y 30 de la madrugada y algunos invitados ya se habían marchado y ella y yo seguíamos bailando, yo sonreía pues en el fondo la quería mucho y quería que en su fiesta de 15 años ella sea la reina y haga lo que quisiera. Al rato sus padres se habían ido con los pocos adultos a la cocina y dejaron a los jóvenes en el salón. Karla no dejaba de mirarme mientras bailaba, eso me ponía un poco incómodo, cuando acabó la canción le pedí sentarnos, ella lo hizo a mi lado y empezamos a hablar:
Karla: No puedo creerlo, intentaste aprovecharte de ella
Ya te dije que fue así, ¿por qué no me crees?
K: Porque te conosco
- No me conoces del todo flaquita (así le decía y le digo de cariño), además todo el alcohol que llevas encima no te deja comprender.
K: Al contrario, el licor me pone más lúcida, además el ebrio siempre dice la verdad.
- Pues mírame estoy bastante borracho y te estoy diciendo la verdad.
K: Te quiero mucho bebito (así me decía y me dice ella de cariño)
- Ya lo sé, yo también.
K: Pero no de la manera que tú piensas yo te quiero más que a un amigo ¿entiendes?
- Pero Karla tú y yo somos buenos amigos.
K: No te estoy pidiendo que me quieras como yo a ti, me basta con que lo sepas.
- Ahora entiendo tu actitud, pero no soy alguien de quien una deba enamorarse lo sabes.
K: Sé lo que eres y cómo eres: un ser humano. Tienes ese terrible defecto de ser mujeriego y te has acostado con medio colegio y hasta con la profesora, parece que sólo vives para usar a las mujeres como objeto sexual y luego las echas; pero sé muy bien que te puedes enamorar y
- Me conoces tan bien, entonces ya sabes que por ese defecto que poseo te haría mucho daño, te quiero mucho flaca, por eso que te cuido y no te veo como a las demás, tú eres tan bella, inteligente y mereces que el hombre que esté contigo sea bueno y que nunca tenga ojos más que para ti.
K: Marlon conmigo tendrás la mujer que necesitas, sólo tengo 15 años pero te puedo hacer feliz, conmigo tendrás a la mujer fiel que te ame sólo a ti, y también seré sumisa y sólo tuya en la cama, intentémoslo, yo te puedo cambiar y hacerte otro hombre.
- ¿No te has puesto a pensar que talvez yo no quiero cambiar?
K: Sí lo he pensado, pero respóndeme ¿no deseas cambiar? Créeme tu adicción por las mujeres te traerá problemas en el futuro.
- Yo sólo sé que si estás conmigo serás infeliz. Ahora me voy y mañana cuando estemos más sobrios hablaremos ¿sí?
Me fui de allí, pero pensando en sus palabras sobre todo en lo último: "tu adicción por las mujeres te traerá problemas en el futuro" , sonreí pensando que era una tontería, pero la vida y el tiempo le daría la razón a mi amiga, pero eso es otra historia. El día siguiente fue domingo, no había clases y me dirigí a su casa. Ella abrió la puerta y me recibió como si nada hubiera pasado, así que decidí tocar el tema y acabar de una vez:
- Karla quería hablarte de lo de ayer.
K: Sigo pensando igual, estaba borracha pero conciente de lo que decía.
- Pero ya te dije que la pasarás mal a mi lado.
K: Ven vamos a hablar en la casita del árbol, la muchacha (es un término usado para referirse a la sirvienta) está en la cocina y mis padres no están.
Karla tenía una casita de madera en un árbol, igual al de las películas americanas que he visto, tenía un amplio jardín y una piscina, como dije ella era de buena posición económica. Para subir había una escalera, cuando llegamos habían algunas cervezas, ella dijo que habían quedado de la fiesta de ayer. Le dije que después de la borrachera de ayer no deseaba ver ni una cerveza más, pero ella abrió una e insistió en que la compartamos, no me pude negar al fin y al cabo una cerveza no nos iba a embriagar.
K: Tú me quieres ¿verdad?
- Sí pero no te amo.
K: Bueno, es un comienzo, sé que lo harás.
- No sería justo para ti.
K: ¿Y quién dijo que la vida es justa?
Karla podría ser y pensar, a veces, como una niña, pero tenía momentos en que podía decir cosas muy ciertas y maduras.
K: Recuerdo cuando tú me protegías de todos los que me molestaban en primaria, cuando usaba lentes y no era tan atractiva, hasta te peleaste con algunos por mí, y todo lo hacías desinteresadamente.
- No podía permitir que molesten a una mujer.
K: ¿Lo ves? A pesar de que usas a las mujeres, también sientes aprecio y cariño por nosotras y eres capaz de pelear con quien sea con tal de defendernos. Por eso y por cuidarme y protegerme desde que era una niña mi corazón es tuyo. Nunca me atreví a decírtelo porque te veía con una y con otra, me moría de celos pero no podía hacer nada, desde pequeño fuiste coqueto, pero yo me hice la promesa de que siempre seré una persona que estaría a tu disposición cuando lo necesites, y seré tu mujer
Después de decir eso ella cogió suavemente mi cabeza y me besó, por primera vez sentí el calor de sus labios, pero me separé y le pedí que no siga, pero ella sólo sonrió y se sacó los lentes para acercarse con más insistencia a mí, esta vez me abrazó por el cuello y me besó con más ganas, sentí sus blandos senos en pleno desarrollo contra mi pecho y no pude de dejar de sentir excitación, al fin y al cabo antes de ser mi amiga incondicional era mujer y yo un hombre, yo correspondí sus caricias y le acaricié su espalda y aumentó la intensidad de las caricias, ella introdujo su lengua en mi boca enredándose con la mía, no pude evitar bajar mis manos por su espalda en dirección a sus nalgas. Ella estaba con una falda que facilitaba el contacto de mis manos con sus piernas y nalgas, sin embargo me detuve y le dije que no debíamos hacerlo pues ella aún era virgen.
K: Serás el primero y el último que entrará en esa parte de mi cuerpo. Pero no te aseguro de que seas el último que bese mis labios, jeje.
No pude hacer nada, Karla estaba decidida a que yo sea el primer hombre que traspase la barrera que comprobaba su pureza, el deseo se apoderó de mí y no dije nada más, con algo de desesperación nos empezamos desvestir, yo intentaba quitarle a blusa mientras que ella me desabotonaba la camisa, no tardamos mucho en desvestirnos, yo estaba completamente desnudo mientras que ella sólo tenía la falda puesta y yo ya le estaba quitando su prenda íntima despacio, la suave tela de la prenda recorría sus torneadas piernas y luego al final rozó sus piecitos; me detuve a contemplar detenidamente la belleza de mi amiga, era divina, su piel era (y es hasta ahora) sonrosada, su vello púbico era de color castaño y no era abundante por lo que se podía apreciar muy bien la sonrosada rendija que invitaba y deseaba que yo entre en ella, su cabello semi ondulado reposaba sobre el piso de madera, ella no me miraba y tapaba con sus manos, de uñas pequeñas pintadas de color perla, sus senos en desarrollo, yo cogí sus manos y se las quité del pecho con ternura mientras le decía en voz baja lo bella que era, sus mejillas ardían y su piel estaba cálida, la besé con pasión, como nunca ningún hombre se lo había hecho, y le acariciaba sus senos con devoción y cariño, el toque de mis manos hicieron su efecto, sus pezones se enduraron y su respiración comenzó a ser más agitada, mientras que ella perdió la timidez y por acción natural pasó sus manos sobre mi espalda prodigándole caricias, después de lo de mi profesora, volví a sentir con ella ese calor y esas caricias de una mujer enamorada, ella se estaba entregando a mí, lo hacía porque así lo deseaba y yo también.
Ella me dijo que yo podía hacer lo que quisiera con ella, su cuerpo y su corazón me pertenecían, su cuerpo era mi territorio y me disponía a explorarlo, bajé besando desde su pecho, pasando por su ombligo hasta llegar a su ansiada vagina, mi objetivo era obvio, rápidamente pasé mi lengua por su virgen entrada, ella empezó a arquearse al sentir por primera vez un ataque de esa naturaleza a sus sensibles partes íntimas, gemía con fuerza y aferró mi cabeza con sus manos en sus partes de las cuales yo estaba saboreando su sabor, en un momento ella me miró, sus ojos estaban brillosos sus mejillas iban a reventar del ardor del acto y luego echó su cabeza hacia atrás para estallar e inundar mi boca con un tremendo orgasmo. Le pregunté que si deseaba que siga, ella asintió diciendo: "soy tuya, termina lo que empezaste bebito" , no espere otra invitación más, les mentiría si les dijera que mis sentidos y mis hormonas estaban al rojo vivo con todas las ganas de hacerla mía y el hecho de que yo iba a ser el primero aumentaba más mi libido.
Hice que Karla coja mi miembro con sus manos, ella empezó a masajearlo, su inexperiencia hacía que ella me mire como preguntando si es que lo hacía bien, yo le iba explicando entre suspiros cómo debía hacerlo, pero ella me sorprendió cuando posó sus carnosos labios en el glande, yo le dije que no tenía que hacerlo si no quería, ella me dijo que conocía muy bien todo lo que yo y mis amantes hacíamos en la cama y ella no podía ser y hacer menos que ellas, terminado de decir eso proyectó sus labios hacia adelante cubriendo con su boca la mitad de mi pene, al principio fue algo doloroso pues su inexperiencia hacía que continuamente tope sus dientes con la sensible piel de mi miembro, pero con paciencia y con mis instrucciones llegó a dominarlo al extremo de introducir todo mi pene en su boca; yo la cogí de sus cabellos y me movía de atrás hacia delante y me deleitaba viendo mi pene entrar y salir de su boca, luego la eché y me coloqué entre sus piernas, apunté mi verga en dirección a la gloria y poco a poco comencé a penetrarla, el primer orgasmo había facilitado un poco las cosas y cuando sentí el himen no tuve que hacer demasiada presión para traspasarlo, ella sólo soltó un quejido y se aferró con fuerza a mí, luego entró todo y con eso un grito suave. Sentir su vagina ajustada como una funda era la gloria, era como si mi verga fuera mordida o presionada por su exquisita vulva, empecé a moverme suavemente, la envolví en un abrazo cálido y sellamos el acto con un beso.
Mis embestidas se hacían más fuertes y rápidas conforme notaba que el dolor se había disipado para dar paso al placer en ella, sus senos me invitaban a lamerlos y ella se entregaba a mi con gusto, hacía tiempo que no sentía a una mujer entregándose con amor, al cabo de un rato le pedí que se pusiera en perrito, pude apreciar en toda su extensión sus bellas nalgas, suaves y firmes, sonrosadas y apetecibles, bastaba con mirarlas para que uno esté satisfecho por su belleza, las cogí con ambas manos, las amasé, estrujé y disfruté, no pude contenerme más y la penetré con ganas, aferrado a sus nalgas empecé a bombear, una perlina gota de sudor recorría su columna, sus gemidos eran casi asmáticos y yo sudaba a chorros (sudo bastante y con facilidad, es algo incomodo para mi), luego cambié mi ritmo, empecé a penetrarla más despacio como queriendo que ese momento nunca acabe y eso era lo que quería, pero todo tiene su final y el placer también lo tiene, ya sentía que estaba cerca el momento de inundar a mi compañera de turno, ella había tenido 3 orgasmos durante la sesión amorosa y yo estaba próximo a acabar y así fue, sin embargo Karla me pidió que no la soltara que eyaculara dentro de ella, en ese momento me olvidé del riesgo y la complací, chorros y chorros de semen inundaron sus entrañas entre jadeos de ambos para luego caer rendidos en el piso de madera, agotados. Pasado unos minutos mientras nos recuperábamos iba pensando que había roto, no sólo la pureza de mi amiga, sino también el juramento que me hice de jamás dañaría a mis dos amigos, lo digo porque sabía que yo no iba a estar con ella mucho tiempo, mientras la miraba ponerse la ropa que hace unos momentos yo había quitado, sentía pena, ella se había entregado por amor y yo le tenía pena, qué injusto era, ella me dio un beso y me miró con ojos llenos de esperanza de que yo cambie, luego nos fuimos a la casa, ella feliz de ser una de las pocas mujeres que tienen su primera vez con el hombre que aman y yo tratando de olvidar todo. Karla y yo seguimos juntos, pero yo no pude serle fiel, muchas mujeres cercanas a ella se metieron a la cama conmigo, sin embargo el tiempo y una lección del destino que jamás olvidaré hizo que ahora yo esté junto a ella, ahora para siempre, pero eso es otra historia, en el próximo relato hablaré de la primera vez de mi estimado amigo.