Stag Life 20: Marathon Love (1985)

Reseña de la peor y la última película de Catherine Ringer. Stag Life echa un vistazo a esta singular mujer.

Stag Life 20: Marathon Love (1985)

Dirige: Andrew Whyte

Títulos Alternos: Marilyn European Sex Games, Porno Race.

Título Región 4: Maratón Sexual.

Performancers:

Dominique Saint Claire (aparece como Barbi Andersson)

Catherine Ringer (aparece como Betty Davis)

Cathy Stewart

Marie-Christine Chireix (aparece en créditos como Christina Anders)

Nathalie Ivozevitch (aparece como Denide Hamilton)

Diana Scott

Diane Suresne

Jennifer Haussmann

Olinka (como Marilyn Lamour)

Nelly Bargman

Patricia Bouvier

Terry Lai

Alain LÝle (aparece como Carlo Veneto)

Claude Vole

Domenique Aveline

Domenique Irissou

Dick Rambone (aparece como George Clerc)

Gabriel Pontello (aparece como Jean Lacroix)

John King

Jérome Proust

Eric Dray

Patrick Marin

Richard Lemieuvre

Rolf Fornstam

Más mujeres desconocidas 229688-A, 229688-B, 229688-C, 229688-D, más hombres desconocidos identificados con los siguientes números de inventario: 229688-A, 229688-B, 229688-C, 229688-D, 229688-E y 229688-F.

Empleado del mes:

Catherine Ringer

Reseña

Era 1986 cuando, sentados en un sillón y frente a unas cámaras que enviaban sus señales a toda Francia, estaban Serge Gainsbourg y Catherine Ringer. Depende del bando al que pertenezca quien comparta en Internet ese momento memorable de la televisión francesa es como se titulará este momento. Los que están a favor de Gainsbourg anuncian: "Gainsbourg insulta a Catherine Ringer"; mientras que en el sitio oficial de Les Rita Mitsouko, agrupación de la que Ringer solía ser vocalista, se refiere a este mismo momento como que fue ella quien "insultó a Gainsbourg en red nacional".

Digamos que Gainsbourg fue muy popular en la televisión francesa en la década de 1980 porque se había sabido ganar al público a lo largo de los años y, ya de viejo, podía salir en talk shows diciendo pendejadas que la gente le celebraría y perdonaría por el simple hecho de que él era él: Serge Gainsbourg. Tan obligado estaba a sonar iconoclasta que prácticamente lo invitaban para que armara polémica y provocación, y él, sin ninguna célula de frescura, llegaba borracho y desaliñado, dispuesto a darle al público puñetadas que dieran de qué hablar. De sus apariciones más célebres, en talk shows quiero decir, están: Una vez que quemó en vivo un billete de 500 francos para protestar contra los altos impuestos, retando a quienquiera que tuviera el valor de detenerlo porque destruir la moneda era delito en ese entonces; o bien una escena de 1986 en la que, estándose presentando en el mismo set de televisión con Whitney Houston, le dijo al conductor mientras miraba a la cantante, "Quisiera cogérmela", obvio, con el micrófono abierto a la audiencia.

Con ese panorama, y en ese mismo 1986, año en que Les Rita Mitsouko era de lo más cool gracias al exitazo comercial de su sencillo "Marcia baila", sucedía la escena que refiero, esto el 15 de abril, fecha en que compartían sillón Gainsbourg y Ringer, cada uno de ellos un ícono en su propio estilo.

Gainsbourg y Ringer

La postura corporal de Ringer es la de una chica, no una diva, sino simplemente una chica. La de Gainsbourg era, en cambio, la postura corporal de un cobarde que avienta una piedra y se esconde detrás de un árbol. Catherine hacía valer sus puntos de vista y Gainsbourg contestaba, hablando con ella pero sin mirarle, como si fuese un fanático de alguna religión delirante que, digas lo que le digas, permanecerá encerrado en su cápsula de mierdas. El diálogo, destructivo por donde se le vea, terminó con un sonado:

Gainsbourg: "¡No eres más que una puta asquerosa, sucia, un agujero cogelón."

Ringer: "Mírate, eres un viejo amargado y alcohólico. Yo te admiraba, pero en estos días te has convertido en un viejo parásito y repugnante.

Lo chocante, si es que ven el video en la misma fuente de difusión que yo, es que hay opiniones de los foristas que llegan a conclusiones súper profundas tales como: "Pero sigue siendo una puta". ¿Cómo lidiar con eso? ¿Hasta dónde llega la doble moral?

No es fácil salir del porno y esperar que la gente les tenga respeto amablemente, sin luchar.

Hay a quienes les es difícil siquiera salir del porno, Shauna Grant por ejemplo, que se pegó un plomazo, o la llorada Karen Lancaume, o Jon Dough, o Savannah, que también se han fugado montando pastillas o balas. Hay quienes salen del porno y ven en su pasado un lamentable error, y van por la vida quejándose, víctimas de todo, como es el triste caso de Samantha Fox, o el de la aberrante conversión hacia la nada de Linda Lovelace. Hay quien acepta la realidad del pornstar y se asume legendario, si lo fue, o simplemente acepta que se divirtió.

Hay algunos casos especiales en los que los actores y actrices intentan incorporarse al mainstream, aunque nunca con éxito. Un ejemplo de esto lo tenemos con Traci Lords, quien en su ficha biográfica anota que ha sido dirigida por John Waters y trabajado a lado de Johnny Depp, claro, cuando Depp no era la estrella que es ahora, y en el entendido de que Waters la contrataba porque era un espécimen pop freak. Se asoma, esa es la palabra, en "Blade (1998)" donde Wesley Snipes la empina de volada, pero con un sable mortal y no en la forma que esperaríamos, además aparece en cintas de serie B como "Not of this Earth (1988)". Filmó un video de aerobics, el cual me consta que está bueno, pero que no trascendió en el mundo, quizá porque ella no es Jane Fonda y los maridos no compraron el video para que sus esposas hicieran el ejercicio, sino más bien para verlo en privado ellos. En cualquier caso, la trayectoria de Traci es singular, propia de un ícono de la cultura pop, y no puede compararse con nada.

Hay otros ejemplos de coqueteos con el mainstream por parte de actrices porno. Una película que merece la pena citar es "Cleo/Leo (1989)". Esta cinta merece la pena de citarse por lo agridulce que resulta, o mejor dicho –y vaya que me duele decirlo tan crudo- patética. Pareciera una película barata como otras tantas, y sin embargo su interés tiene qué ver con el intento de esta cinta de colarse en la fiesta de la normalidad. El director es Chuck Vincent, realizador regular de pornos entretenidos, mientras que las actrices principales son Jane Hamilton y Ginger Lynn Allen. A Ginger Lynn Allen la descubre uno de inmediato, es la misma chica bonita que da mamadas de miedo en sus otras cintas, donde aparece simplemente como Ginger Lynn; mientras que Jane Hamilton, a quien en los créditos se anuncia "introducing Jane Hamilton", no es otra que la cálida Verónica Hart.

En la trama, el empresario machista Leo sufre un accidente paranormal que lo convierte en mujer, Cleo. La mujer, que no es otra sino Jane Hamilton, tiene los gustos y forma de pensar de Leo, pero atrapado en el delicioso cuerpo de Jane. A Leo se le cree muerto y todos los que él humillaba a diario se sienten secretamente felices. Leo regresa a su empresa, feminizado, para ver cómo su ex lame botas, Marvin, se apodera de su empresa. Veronica Hart puede resultar hilarante, salvo que ella por cualquier razón te caiga mal. Ella estudió actuación, de hecho, a lo largo de su carrera nos regaló interpretaciones soberbias, y en esta película de mala muerte se le entregaba la responsabilidad completa de llenar la pantalla sin desnudarse. Leo, como macho atrapado en el cuerpo de Cleo, tiene como primer reto el comprarse un poco de ropa. En la tienda comparte el vestidor con una tetona que se desnuda frente a él con la confianza de que ambas son mujeres, sin saber, obviamente, que por algún accidente paranormal se está encuerando frente a un hombre cautivo en un cuerpo de mujer. Las caras de Cleo (Jane Hamilton/Verónica Hart) en el vestidor, ayudándole a la pechugona, babeando de ganas de darle una mordida, son impagables. Más de esta rutina hilarante la veremos cuando Cleo se va a dormir con su secretaria, Ginger Lynn Allen, quien igual se pasea desnuda por la casa, al cabo su amiga no podría desearla de mala manera.

Ginger Lynn Allen y Jane Hamilton

en "Cleo / Leo (1989)"

Tanto Veronica como Ginger están muy bien en sus papeles, sin embargo dan algo de pena porque detrás de sus actuaciones parece haber mucha tensión, como si subyaciera su alma mendigando un poco de reconocimiento, ambas son unas diosas de la época dorada del porno, pero en el mainstream son basura, no importa qué hagan o qué digan. Lucen como reinas humillándose por un poco de pan. Para la trivia: En una escena, Marvin está dando un mensaje fúnebre acerca de Leo, a la despedida va la viuda y el supuesto hijo de Leo. El niño aparece en créditos como Christian Hamilton. El infante está ahí en la escena, no muy concentrado, como si Jane le hubiera dicho a Chuck Vincent, "¿Para qué contratas un niño actor? Ese papel puede hacerlo Chris". Imagino a Jane llevando a su hijo al plató, diciéndole que durante la escena no se mueva, que diga sus líneas cuando se le indica, y sobre todo, que no voltee a sonreírle. El niño saca adelante la escena, sus ojos se pierden en el suelo o en otra parte, pero no en su mamá. La instrucción de no mirarla fue oportuna porque de hacerlo se revelaría una dulce complicidad. Es una escena rara, y más lo es sabiendo que el niño es hijo de Jane, pues hace imaginar escenas cotidianas como Jane preparando un sándwich para que el niño se lo coma en el recreo, es decir, revela una faceta mucho más cotidiana de lo que se esperaría, lo que hace de Jane un personaje humano todavía más complejo.

Jane y Christian Hamilton

en "Cleo / Leo (1989)"

Por lo general, ni este filme, ni ningún otro, es bienvenido en la fiesta de la normalidad. No importan los esfuerzos de Vincent, Hamilton o Allen, la entrada les es negada. Si tuviera una lámpara con genio integrado, de esos que cumplen deseos, uno de ellos sería que acomodara las cartas del destino a manera que el papel de Erin Brockovich, con el que Julia Roberts ganó el Oscar a mejor actriz, le hubiese sido entregado a Jane Hamilton. No puedo ver esa película sin cuestionarme qué haría Veronica Hart con ese papel, preguntándome qué actuación hubiera podido arrancarle un director con tanto oficio como lo es Steven Soderbergh. La imagino completa, completa, impresionante. Pero son fantasías mías.

Volviendo al sillón de Serge Gainsbourg y Catherine Ringer, ningún momento en video es más gráfico que éste para retratar el estigma post porno. Si Serge Gainsbourg fuese un fundamentalista religioso sería comprensible su obcecación con aquello de "eres una puta sucia", pero no, toda su vida fue un cabrón, promiscuo, cochinón, y ya de viejo también nos resultó intolerante. Es probable que se haya hecho una puñeta viendo a Ringer mamar una verga, para después, hipócritamente, quejarse de que es una golfa. Ringer se defiende, patalea, intenta demostrar su punto: que ella es mucho más que sus actuaciones en los filmes. Se ve que hace un esfuerzo para no llorar, de coraje y no de tristeza, obviamente. No importa que venda millones de discos, que en Francia se le considere un ícono pop, ni que explique que ha hecho danza y teatro, para muchos es y seguirá siendo una "putilla", una "salope", una "whore".

Catherine Ringer tiene pocas películas, pero suficientes para demostrar lo aguerrida e imbatible que es. La primera cinta que le conozco es "La Fessee (1976)", de Nicole Liard, que es algo así como una oda a las nalgadas. En dicha cinta hace un pequeño papel de niña malcriada que recibe, por instrucción de su padre que mira a través de una cerradira luego de dar la instrucción, una nalgotiza que le deja rojas las nalgas y le corrige el carácter. Luce chiquilla, de hecho, Catherine tendría 19 años al filmar esta cinta. Su cara de novata volteando en dirección de la ranura por la cual su padre espía el castigo que le dan y su grito de "merci Papá" es, cuando menos, morbosa. Se supone que en esta cinta no es sino una chica normal que lleva puestos unos lentes para facilitar la lectura, se la imagina uno estudiosilla y poco interesada en el sexo y esas cosas, pero con las nalgadas se compone y hasta se da a la tarea de lengüetear de manera inexperta la verga del nalgueador. La cinta no me parece efectiva, pues suponiendo que al espectador le gusten las nalgadas como práctica erótica, he aquí que los nalgueadores dan las palmadas con un aire cómico, como escapados de una película muda, restándole su fuerza a esta forma de contacto. Me quedo, de todas formas, con Ringer dándole una lamida a su educador, con sus lentes de lectura puestos, con su par de trenzas que alguien le tuvo qué hacer, portando en la mano con que aprisiona la verga que se come un anillo de bisutería que ostenta un enorme ojo hipnótico que revela las paradojas de una chica que aun no descubre su talento sexual.

Otra cinta de 1976 es "Corps Brulantes (1976)", cinta filmada en un brillante Eastmancolor que despierta mucha nostalgia, es una de esas raras gemas del cine vintage francés donde los protagónicos masculinos les son entregados a actores jóvenes que a su vez interpretan personajes jóvenes. No hablamos aquí de figuras equiparables a un Tom Byron, que durante sus primeros años como actor pornográfico interpretó cantidad de veces el mismo papel del chico, de preferencia virgen, que era iniciado sexualmente por su novia, hermana, mamá, tía, o cualquier amiga de cualquiera de las ya señaladas, no, estos chicos franceses se comportan como unos chicos que en su juventud ya descubrieron la ventaja de estar siempre calientes. Es esta una rareza en la que a Catherine no se la terminan jodiendo señores que le aventajen por lustros o décadas. Su papel es un clon de aquél que interpretara en otras cintas, sale de jovencita que no se maquilla, con lentes, que despierta a su voracidad sexual de repente.

Ya reseñé para Stag Life la cinta "Body Love (1977)", donde ella aparece bajo el seudónimo de Lolita Da Nova. De ese mismo año es "Love Inferno (1977)", también conocida como "La Veuve (1977)" donde realiza una secuencia maravillosa con tintes sadomasoquistas. Tanto "Body Love (1977)" como "Love Inferno (1977)" están dirigidas por Lasse Braun, que no deja de ser un realizador innovador y provocativo. No es raro que Catherine Ringer ruede sus primeros pornos protagónicos con él, pues tales intervenciones bien podrían calificar como performances de art porn , algo que resulta congruente con la estridente personalidad de Ringer. Conforme pasan los años las producciones vendrán a menos y terminará filmando porquerías, pero el inicio, como tal, yo diría que fue con convicción artística.

Hay un hoyo negro, Ringer desaparece de los sets de filmación, anda en otras cosas. Según la historia oficial de Les Rita Mitsouko, en 1979 Catherine estaba trabajando en los montajes teatrales y de performance de un tal Marc ´O. Relacionado con ese medio estaba el guitarrista Fred Chichin. Sabrá Dios de qué iban estos montajes de teatro experimental, lo cierto es que Chichin le dijo a Cetherine Ringer: "No sé por qué andas en esta mierda. Deberías venir conmigo y probar en la música". A ambos les gustaba la música de The Stooges, de The Velvet Underground, de The Sparks, ambos admiraban a David Bowie, y cosas así. No lo sabían, pero en ese encuentro fortuito nacía uno de los grupos de música más populares y locochones de la Francia de los ochentas.

"Inconnue (1982)"

Ese encuentro, que prometía cosas buenas pero no le resolvía la vida a nadie, no impidió que Catherine rodara más películas o incluso cortometrajes que no tenían mayor pretensión. De 1979 es el acoplado "Histories de Cul (1979)", que es un conjunto de pequeñas historias o segmentos. Este trabajo, al igual que muchos otros, no son reconocidos como parte de la obra de Ringer, pero… sin embargo se mueve. En "Histories de Cul (1979)" ella participa en el corto "La Gloutonne", donde la glotona es Catherine, quien de entrada se está comiendo un pastel de queso, aunque no es lo único que comerá. Como anécdota, es la primera participación donde se le ve el coño a-feitado (pongo el guión como juego de palabras para entremezclar el rasurado con el afeamiento), quedando muy claro que la ausencia de vello no es el estado natural de Ringer, cuyo pubis se ve terso, pero azuleando como la barba de un ex convicto que se ha rasurado previo a salir libre. Imposible que engañe a nadie con el cuento de que no le sale ni un pelito todavía. Y es que la pelambrera de Catherine se extiende no sólo a su monte de Venus, sino que se derrama al área del ano y las ingles. Europea a tope, si ella fuese queso sería uno de esos quesos fuertes, no un queso amarillo, conocido también como "americano".

En "Paradise der Lust (1979)" Catherine luce el cabello más maltratado que se le verá en un rodaje. Es como ver a Alaska –la de los Pegamoides, la de Dinanarama y/o Fangoria- luego de recibir consejos de belleza de Gloria Trevi para luego utilizar una secadora de cabello que lejos de peinarla la electrocuta. El cabello es espantoso, opaco, alámbrico, ahogado en peróxido. Catherine es una bruja que, pese a su abundante melena de estropajo y sus axilas de yogui, muestra un coño afeitado que luce demasiado vulnerable. Quienes gustamos del vello abundante no podemos sino llorar luego de ver el pubis rasurado de Ringer.

Reaparece en "Poker Partouze (1980)" ya sin mostrar una imagen de pretendida adolescente. Si en sus cintas anteriores había cierta apología de la inexperiencia, en esta nueva producción ya aparece realmente emputecida. En una escena se la joden varios caballeros. Su manía por dejarse el cabello en las axilas, además de su abundantísima selva de vello púbico, es un mensaje salvaje. Además de su empalme grupal, es en especial la mamada que le da a un actor la que inquieta demasiado. No sólo le está dando una chupada de esas que califican como garganta profunda, sino que acomoda al pobre tipo en postura de cúbito dorsal para comerle la verga con todo y bolas, pero además, magrearle las nalgas y clavarle, de vez en vez, algunos dedos en el culo. Puede que este tipo de trato no sea la preferencia de la mayoría, pero ver cómo lo hace Catherine no deja ninguna duda de que la sensación de recibir este tratamiento ha de ser aprehensivo. Es como si un gato te comiera vivo, pero no pudieras oponerte.

Si de algo me he convencido a lo largo de ver a innumerables actrices realizando su oficio es que la singularidad lo es todo. Decir que una actriz porno es desinhibida, o que está buena, o que es exhibicionista, no es ni por asomo el hilo negro. De hecho para poder ser actriz porno deben tener esas cualidades, o alguna de ellas. Me viene a la mente una ocasión en la que estaba siguiendo la huella de Magan Bradley, una actriz de origen británico que aparece en "Sky Foxes (1986)" y que me embelesa. Advertí que sale en otra película que se llama "Supertramp (1989)". Al intentar ubicar la escena me vi en aprietos, como ya expliqué en la entrega de Stag Life dedicada a "Bordell SS (1977)". Lo que me permitió reconocerla fue su hermoso coño y, sobre todo, un severo astigmatismo que le da un toque delirante a sus expresiones de placer.

Hay montañas de actrices lindas, en su mayoría son también amantes excepcionales, y a menudo siguen tendencias que queriendo buscar la singularidad las arrastran a un mimetismo exasperante. La repetición aburre, y ante el limitado número de posiciones y prácticas sexuales posibles, la frontera no está en el qué hacen, sino en el cómo. Se podrán empinar en cuatro patas todas las actrices, pero pocas paran las nalgas de manera divina, ahí es donde sacan ventaja Danielle, o Amber Lynn; muchas podrán engullir vergas enteras, pero aun así Vanessa del Río o Leslie Bouvee destacan; podrán humillar a muchas, pero las expresiones febrilmente aciagas distinguen a Terri Hall o a Selen; muchas se las dan de enfants terribles , pero por alguna razón olvidas a todas menos a Traci Lords o a Lysa Thatcher. La singularidad lo es todo. Si no es posible como actriz, lo será con alguna escena. Nuestra mente está hecha para clasificar y distinguir unas cosas de otras, para inferir cosas, para entronar las importantes y desechar las irrelevantes, y vaya que una mente exigente es una tirana que corta la cabeza de infinidad de escenas encontradas culpables de delito de repetición. Eso es lo mágico de eternizar un efímero, un gesto puede quedarse en la mente para siempre, pero ha de ser un gesto rico en singularidad, pues lo reiterativo se diluye y se pierde.

Catherine Ringer es sencillamente única en su género, esto es como artista, aunque como actriz porno pudiera ser una presencia más bien regular. La mamada de "Poker Portouze (1980 )" no es distinta a muchas otras, en esencia, pero hay detalles que la hacen diferente, singular. ¿Es la voracidad de la chica? ¿Es su mano curiosa en torno al ano del varón? ¿Son los estertores del macho como resistiéndose a tantas sensaciones? ¿Es la virilidad de Ringer sometiendo con su boca una verga enhiesta? Lo es todo.

En 1981 ella filma un gran número de películas. En ningún lado lo dice, pero yo especulo que es en ese año en el que el grupo musical de Ringer requirió de mayores ingresos. Sacar discos y producir demos no era tan económico, y quizá ella tenía una forma sencilla de obtener dinero rápido. Las producciones cinematográficas que la convocaban no tenían ya pretensión artística de ningún tipo, y ella al parecer ya no tenía una carrera de pornstar qué procurar. Sus interpretaciones pasaron a ser desfachatadas y delirantes, voraces, irrefrenables, escenas en las que toda ella era un conjunto de células de sexualidad y musicalidad incomprendida.

"Gorges Profondes et Petites Filles (1981)"

De 1981 son "Gorges Profondes et Petites Filles (1981)" , cuyo título es más que explícito: Chiquillas de garganta profunda. En realidad ya no están tan chiquillas, y en realidad ni siquiera son varias las que llevan a cabo esta rutina de "garganta profunda". Para el caso, la garganta profunda es la de Ringer, quien engulle en distintas escenas vergas de dimensiones muy dispares. En efecto, se las come enteras, y las demás petites filles no hacen sino espiar y sorprenderse de cómo es que esa perra se traga todo el chorizo. Quizá Gainsbourg pensaba en esta cinta cuando le llamó putilla sucia, pues no hay argumento qué relatar aquí, y la cinta va en el rollo de mirar lo que el título de la cajita promete: chiquillas con garganta profunda.

En "Innocence Impudique (1981)" tampoco hay mucho guión qué seguir, sin embargo, se aprecia a Catherine montando a horcajadas un actor con tanta enjundia que uno teme que le vaya a fracturar la verga. Luego sale tirándose a dos tipos. El parentesco con Traci Lords es impresionante, aunque Ringer ostenta un abundantísimo cabello que le da un toque todavía más salvaje. Su coño es una selva mortal, mientras que sus axilas lucen oscuras y tupidas.

Se le ve también en "L´ Education Anglaise (1981)", donde muestra un cabello caído en desgracia, crispado, como si se hubiera practicado un alaciado con un aparato dañado; eso, aunado a un maquillaje estridente, la convierte en una bruja moderna. En esta cinta no tiene el estelar, pero si quedan a cargo de ella las escenas más iconoclastas. Mentiría si dijera que se le ve enfocada; más bien se le observa dispersa y distraída. Cualquiera que vea esta cinta quedará marcado de por vida con la escena en la que ella está recostada sobre una mesita de servicio, portando un sostén de cuero y unos zapatos de tacón como única indumentaria, mirando a su amante, abriéndose las nalgas con la mano para ofrecer su culo para que sea penetrado.

"L´ Education Anglaise (1981)"

Está tan peluda y tan mojada que su ano es un verdadero imán de vergas. El tipo la barrena en una secuencia con una carga sexual poderosa. Al final se le riega en la cara, y después le baña la cabeza con una meada copiosa, como si el partenaire se hubiese tomado unos cinco vasos de cerveza antes de rodar la escena. Catherine luce tan sorprendida que no me queda claro si estaba enterada de que aquello iba a suceder, o si estando enterada no lo hubiera hecho nunca antes.

"L´ Education Anglaise (1981)"

Parece que Catherine Ringer es incapaz de filmar una película convencional, si no es que una película convencional deja de serlo en el momento en que ella aparece. En "Provinciales en Chaleur (1981)" ella parece muy normal, salvo cuando le mama la verga a Alban Ceray y al unísono se mete un plátano en la vagina. Otra de ese año es "Petit Trous Libertins (1981)" donde el mismo Alban Ceray le da una magreada muy obscena en la que se ve que Catherine está de verdad peluda del coño.

Por esos años la actriz Olinka Hardiman gozaba de mucha popularidad dado su parecido con Marilyn. ¿Cúal Marilyn? ¿Cómo que cuál Marilyn?, Marilyn Monroe, ¡Pues cuál otra va a ser!. En Alemania sobre todo, se vendían películas en las que Marilyn esto o Marilyn aquello. Lo que en Alemania se llamó algo así como el campamento bizarro de Marilyn nació como "Melodie pour Manuella (1981)" . Aparece Olinka, es decir Marilyn, y están en un campamento, y ciertamente éste es bizarro. Al final de la cinta, que podríamos catalogar como porno horror, Marilyn enloquece y apuñala a Catherine Ringer. La secuencia en que Catherine Ringer es apuñalada desnuda mientras abre de manera exorbitante los ojos, todo en cámara lenta, es controversial. Cierto que Olinka y Ringer se avientan unos buenos palitos, pero nadie recuerda eso, todo se reduce a una fantasía terrorífica en la que una Marilyn Monroe en vez de cometer suicidio, reduce su estrés y depresión suicidando a Catherine Ringer, Marilyn apuñalando a otra mujer desnuda, es lo único que puede recordarse.

"Melodie pour Manuella (1981)"

De ese mismo año es "Lingeries Intimes (1981)" , filmada en riguroso Eastmancolor. La participación de una sobreactuadísima Catherine Ringer es absolutamente kistch, y lo es porque la paleta de colores del Eastmancolor nos permite ver una Catherine diferente, menos bizarra, más starlet, legendaria. La cinta está, como he dicho, sobreactuada, pero es una delicia ver a Catherine en Eastmancolor y constatar que está loca de remate. Si no fuera suficiente con la toma que quedó en esta cinta, hay una toma alterna de su participación que puede verse en "Tabu Video Nr. 5206 (1981)".

Otra con "Marilyn" es "Inconnue (1982)" donde sobresale la escena en que Catherine Ringer mide fuerzas con Giant Cocou, irónico sobrenombre que se le da a un enano de raza negra. Si en "Gorges Profondes et Petites Filles (1981)" ya se había comido sin complicaciones la tranca de Domenique Aveline, con Giant Cocou no tuvo el menor problema, es más, el reto subió de nivel porque la mamada inicial es abriendo la boca y tragándose la verga negra casi sin que las paredes interiores de las mejillas, o la lengua, o el paladar, la toquen. Como esos juegos de feria en los que uno mide su pulso recorriendo un alambre con un aro debiendo evitar que se toquen ambos porque suena una chicharra, así, justo como si la verga tuviera que llegar a la campanilla sin tocar ninguna otra parte de la boca, so pena de chicharra.

Pasará el tiempo y no se verá nada de ella. Sus huellas habrán de buscarse en otra industria, en la de la música. Luego de conocerse en 1979, Catherine Ringer y Fred Chichin se volcaron a proyectos teatrales. Ya para inicios de la década de 1980 su principal interés era dar conciertos, muchos conciertos, dondequiera que los contratasen ahí tocarían, y ganaban dinero. Para 1984 Ringer tendría ya 27 años. Por ese año graban un EP de 45 rpm, "Minuit Dansant", y resulta tan curioso que es considerado como un suicidio comercial. En ese tiempo se presentaban como Spratz, nombre que cambiarían por el de Rita Mitsouko, Rita porque se oye latino, y Mitsouko porque significa misterio en japonés, y porque era el nombre de un perfume de Guerlain, y porque aludía a viajes exóticos. Con el tiempo le agregarían el prefijo "Les", para llamarse "Les Rita Mitsouko", pues todo mundo creía que Catherine era la tal Rita. En 1985 sale su disco debut, ello de la mano del productor de Kraftwerk, Conny Plank.

El disco incluye la canción "Marcia Baila", que termina siendo un éxito rotundo y significativo. La canción, con buen ritmo dentro de lo que cabe, y francesa a ultranza, tenía todo para gustar a las masas. Si a ello agregamos que las tablas en eventos teatrales y la excentricidad innata de Ringer y Chichin los hacían un espectáculo instantáneo, y que tuvieron el tino de filmar un video singular para promocionar la canción, he aquí que el éxito era irrefrenable. El video, que ha sido recopilado en museos como muestra de arte visual, debe su efectividad a esa mezcla explosiva entre la personalidad estrafalaria de Ringer, la dócil genialidad de Chichin, la colorida visión de Philippe Gautier como director, y el apoyo del en ese entonces desconocido Jean-Paul Gaultier, pariente de este último, que prestó algunos de sus diseños de vestuario, siendo el más memorable un vestido con copas de cono en los senos, mismos que inmortalizaría Madonna cinco años después, en su gira Blond Ambition Tour de 1990. Mucha gente no se tienta el corazón al afirmar que "Marcia Baila" es una de las mejores y más famosas canciones pop de Francia en todos los tiempos (se oye mamón eso de pop en todos los tiempos, pues el pop no tiene mucho de existir, pero en fin, así lo indican los que saben, y yo sólo lo repito).

Video de "Marcia Baila"

La canción sería plagiada hasta la muerte, y el concepto del grupo también (baste ver a grupos como Dee Lite, cuya vocalista, aunque muy buena, no está ni por asomo tan loca como Catherine Ringer). No es la sórdida Ringer de 1980 la que filma "Marathon Love (1985)", tampoco la inexperta de 1976, sino la de 1985, la estrella pop, la que todo mundo conoce.

"Marathon Love (1985)" es una cinta orgiástica, como bien puede uno imaginarse luego de ver una lista tan amplia de participantes. No sólo es orgiástica, sino que puede ubicarse en el subgénero de películas que muestran una competencia sexual. Hay otra cinta que alude a la competencia de los 42.145 kilómetros, "Marathon (1983)" donde miden fuerzas Jamie Gillis y John Holmes. Este tipo de cintas no pueden verse con un enfoque argumental porque sencillamente no lo tienen, y ahora sí, uno debe ponerse minimalista y sencillamente apreciar las imágenes en su plasticidad.

Nada de creerse que los personajes tienen una personalidad o cualquiera de esos lujos que nos definen como humanos, es más, el que estén en una situación grupal tampoco implica ninguna connotación de ejercicio de la voluntad, por lo que tampoco hay morbo en eso. La misma Catherine Ringer ya participó en una orgía en "Body Love (1977)", pero en aquel caso los participantes estaban ahí por una especie de ritual místico, y se sabía que ella era hija de uno de los señores que estaba ahí, y de una rubia que también se atraviesan en vivo, es decir, hay morbo. En la misma "Marathon (1983)" se alude a que los participantes pudieran estar en una fiesta swinger, es decir, tienen una vida y ello no les impide a ir a una fiesta donde lo que imperará es el degenere. Otro ejemplo de orgía es aquella que ocurre en "Tabú (1980)" donde Kay Parker es invitada bajo engaños a una fiesta orgiástica, donde ella, en su no participación, levanta el morbo a niveles astrales. Acá nada de eso. Los participantes están conglomerados por razones tan estúpidas que no admiten ser creídas ni siquiera como fantasía.

La película debe estar catalogada dentro de las más malas que se han hecho. Su valor radica en que es, hasta donde sé, la última película pornográfica que rodó Catherine Ringer, estando ya en el estrellato pop o a dos pasos de él.

La película fue distribuida como "Marilyn European Sex Games (1985)" para aprovechar la fama de Olinka Hardiman, conocida como la doble de Marilyn Monroe. Si bien sale ahí Olinka Hardiman, sale como simple mortal y no como el deja vú de Marilyn, es decir, es una del montón, ni siquiera se toma la molestia de pintarse el lunar falso que crea el espejismo de estar viendo una Marilyn muy puta.

La cinta empieza con una secuencia que probablemente fue superpuesta en la edición con tal de aprovechar el estrellato de Olinka. Sale bailando Diana Scott, vestida horriblemente de odalisca (horriblemente vestida sugiere que lo horrible es que esté vestida, vestida horriblemente alude a que el traje es intragable), y en el muro de atrás están colgados unos afiches de las fotos más célebres de la Monroe. Hay quien sostiene que en "Marathon Love (1985)" no sale Olinka, aunque sí sale en "Marilyn European Sex Games (1985)", aunque se supone que es la misma cinta, depende de la copia que veas.

Diana Scott dice algunas sandeces que son contestadas por Catherine Ringer, quien está, supuestamente, enfrente de Diana, pero no se necesita ser experto en técnicas de filmación para darse cuenta de que hasta la iluminación es diferente. Catherine aparece con uno de los peinados más horrorosos que existen, con pequeños chongos en partes donde no deben de ir, con un arreglo que difícilmente puede llamarse peinado. Es tan feo que pareciera que sus amigas del colegio le hubiesen jugado una broma cortándole el cabello mientras dormía, trasquilándola, o como si se hubiese dormido en un establo y un caballo le hubiera encontrado buen sabor a su cabello.

Catherine sale vestida con un vestido rojo, charlestonesco, con tiritas de hilo que se mecen en todas direcciones cuando ella mueve su cuerpo como un remolino ansioso. La danza de Ringer es muy de comedia teatral, hace muecas, se finge estatua, sus manos hablan por sí solas, su risa es demente. Verla ahí, bailando, nos hace ver que es una chica reventada, delirante, inestablemente divertida. De la nada sale un grupo de personas, van en fila pero bailando, como si de una boda mexicana se tratase, y ondean en sus manos unas banderitas. Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos, gente de todas las latitudes se da cita ahí para participar de una especie de concurso orgiástico donde no hay mayor premio que el concursar.

Catherine se desenfunda el vestido con una rapidez sorprendente. Muestra sus axilas peludas y dobla su cuerpo para acentuar sus no muy pronunciadas curvas. Aparece en la pantalla una especie de semáforo que dice "Round 1".

Si lógica ni razón, las parejas de concursantes ya están entregadas a la primera prueba: amor tierno. Ponen una musiquilla dizque romántica y todas las parejas se comienzan a amar lento. Aquello es tan contrario a la espontaneidad que da flojera. Por alguna razón, la película acusa que lo más tierno del mundo es la mamada de coño. Son imágenes y más imágenes de mamada de coño, y más y más musiquilla de una guitarrilla meliflua, luego una eventual mamada de verga. No tiene sentido pretender identificar qué actor se acopla con qué actriz, ni tiene caso describirlos, pues todos son anónimos de algún modo.

Entre escena y escena, vuelven las tomas a Diana Scott, que se toca excitada ante la orgía que virtualmente tiene enfrente, y digo virtualmente porque no parece que estén en el mismo set. Es como si a una actriz la colocaran delante de un fondo verde y le dijeran: "Mira, la escena consiste en que ves a un tiranosaurio copulando con una tiranosauria, su furia y lo grande de su verga prehistórica te causa una calentura que no puedes frenar, así que te tocas imaginando que tú eres la tiranosaura". Obvio, va a ser difícil conseguir una pareja de T-Rex, pues los que hay no tienen mucha carnita que digamos, y más difícil será hacer que se gusten y se pongan a joder, pero no es ese el tema, el tema es que se está masturbando con motivo de una orgía que, a leguas se ve, no está frente a sus ojos. La escena es patética.

Catherine, en cambio, sí que está en medio de la jodienda. Hay parejas regadas por todas partes y ella es una especie de saltimbanqui que ora jode con unos y luego con otros, probando un poquito de cada cuerpo que se encuentra por ahí. En un momento dado está de rodillas mamándosela a dos tipos a la vez. Uno de los dos tipos es el representante de Estados Unidos, negro, el más vergudo de todo el certamen; contrario a su costumbre, Catherine chupa la tranca negra con poco entusiasmo. Finaliza el "Round 1" con un letrero de "Love Stop", y sin secuencia numérica de pronto estarás en el "Round 5", pero no puede uno enfadarse porque el planteamiento no tiene ni pies ni cabeza. Es fecha que no sé por qué habría que colocar el letrero de "Love Stop" si no tiene importancia el terminar o no cualquiera de los llamados "Round".

Tal vez el único fin es intercalar escenas no orgiásticas y uno que otro diálogo. En este intermezzo aparece Catherine Ringer vestida con un pantalón amarillo brillante y una blusa de un azul muy intenso. Lleva una libretilla y un micrófono, y se acerca a entrevistar a Alain LÝle. La plática es insulsa y gira en torno a que él revela que su profesión es: Gigoló. Las caras de Catherine mientras hace la entrevista son involuntariamente divertidas, muy divertidas. Su carilla seria, escuchando al entrevistado con la mirada hacia el suelo, parpadeando, sin dejar de reírse, y cómo alza las cejas cuando el tipo le cuenta algo supuestamente inverosímil, dan muestra de las dotes naturales que Ringer tiene para divertirse y divertir. La ropa que lleva puesta no favorece en nada a Catherine, quien se ve poco menos que ordinaria, panzona inclusive, lo que puede verse de dos modos, como desesperanzador, porque creas que la actriz no es nada extraordinaria, o esperanzador, al ver a las miles de mujeres que pueden lucir así de ordinarias en la vida cotidiana y que en la alcoba pueden ser unas extraordinarias de closet .

"Round 5". Es la etapa de competición de mamadas de verga. Todas maman y maman. Un tipo está dándole de perrito a una actriz mientras Catherine Ringer le da un beso negro, incluso, estira su larga lengua para que el pobre se sienta amenazado a cada movimiento de cadera. Empuja para adelante y ensarta a su meretriz, se hace para atrás para tomar impulso y se le encaja la puntiaguda lengua de Ringer. Toma y daca, toma y daca, toma y daca.

Hay distintas secuencias en las que se hace énfasis en el encuentro entre John King, el negro vergudo de la cinta, y Catherine Ringer. Mientras la orgía está por todos lados, intercalan escenas de Ringer chupando la verga de King, o de Ringer tendida en un sofá mientras el negrazo se la jode al más puro y antiestético estilo del misionero. Cuando pasan las escenas de este par, todo es en cámara lenta. La música es de salsa jazz, que torna todo muy exótico.

Luego de eso hay un letrero que anuncia que es el momento del "Ladies Love". Tal como se anuncia, las chicas se dan entre ellas. Queda claro que cobran por tiempo y no por entusiasmo.

Hay otro intermezzo y Catherine Ringer entrevista ahora a Marie-Christine Chireix, quien se distingue junto con Ringer del resto de las actrices. La entrevista es divertida también. Al fondo suena una canción tan horrible de surf blandengue que uno llega a temer que, de un momento a otro, se aparezca desnudo por ahí Bob Esponja.

La película se termina sin ganadores, de hecho, algunos de los contendientes ya no están al final, no se supo cuando quedaron descalificados, mientras que otros aparecieron sobre la marcha sin explicación alguna. Termina con una secuencia que intercala los créditos finales con un baile a go-go interpretado por Catherine Ringer, mientras suena un frenético rock and roll. Sus caras son estridentes y toda ella es un espectáculo. Es Rita Mitsouko luego de una fiesta sexual. Y así termina el paso de Catherine Ringer a través de la industria porno.

En la sección de escenas imposibles, me hubiera gustado ver a Jamie Gillis y Catherine Ringer compartiendo escena. Ambos me parecen personajes en extremo complejos, de esos que no pueden juzgarse a la ligera ni creer que les conoces porque has visto como cogen, no son arquetípicos, sino singulares. Podría creerse que el resultado no sería halagador, por aquello de que la sexualidad de Catherine es muy imponente, y la de Gillis también, sin embargo, creo que hubiera salido bien. Sería un manantial de imaginación sexual.

Catherine Ringer es una mujer muy versátil, las dieciséis películas de género X que aquí he agrupado (en la iafd aparecen cinco solamente) no la definen ni por asomo, son sólo parte de los sitios a los que la ha llevado su inquietud artística. La obra de Catherine Ringer queda marcada por su éxito posterior como músico; si a su aparición esta película dedicaba el cartel publicitario y la cubierta del video a Olinka Hardiman, la falsa Marilyn, las ediciones posteriores ya se enfocan en la figura de Ringer, por resultar más comercial el exhibir a la estrella pop en sus épocas de perdición, eso, si es que alguna vez esta mujer dinamita estuvo perdida.

Memorabilia.

Las escenas en las que sale bailando transmiten una alegría kistch difícil de superar. La entrevista al gigoló también es digna de conservarse en la bolsa de recuerdos.

Por lo que hace a las escenas sexuales, se puede elegir la que sea, pues todas son irrelevantes, quedémonos entonces con la escena en que le mama la verga a dos tipos a la vez, donde la verga de John King es del doble de tamaño que la del otro concursante, lo que hace que la estampa sea cosmopolita. Por cierto Ringer no puede ocultar su predilección por el tamaño.

Calificación:

Dos chiles.

Salpicaduras:

La imagen estridente de Ringer es, en gran medida, una puesta en escena. Ella puede presumir de haber sido filmada por Jean Luc Godard, en "Soigne ta droite (1987)", aunque su aparición no es una interpretación de nada, sino que más bien, Godard filmó el proceso creativo de Les Rita Mitsouko. Están ahí Ringer y Chichin revisando las pistas que grabarán, cambiando acordes, corrigiendo, inventando. En esas secuencias se observa que Catherine es una mujer con la que se puede trabajar muy a gusto, es participativa, es respetuosa, le gusta lo que hace, y sobre todo, no es la chica terremoto que aparece en sus películas, es calmada, con potencial para alocarse, pero calmada, me atrevo a decir que apacible. Es la chica con la que te sentarías a armar un rompecabezas durante horas, con la que platicarías de muchas cosas, con la que te reirías mucho, y sobre todo, con la que, terminada ya la tarea, te podrías ir a dar la revolcada de tu vida. Es una mujer total. Que ella y Chichin se lleven tan bien es un grito de esperanza, Chichin es un músico, no un rockstar, y se pensaría que una tipa como Ringer necesitaría a su lado un rebelde sin causa, pues he aquí que la química juntó a estos dos, y digo que es un grito de esperanza porque todo aquel que crea que al ser tranquilo no se puede juntar con un dynamo puede descubrir, luego de ver a este par, que podría estar equivocado, que todavía hay esperanzas de ligarse a esa modelo que cree inalcanzable, el secreto está en no ser egoísta, en dar.

Para tener una visión general de Ringer debe verse el video de "Marcia Baila (1984)", con ese gesto habrás escuchado su máximo éxito y visto el video suyo que dio la vuelta al mundo. Para profundizar, búsquese el video de esa misma canción en acústico. Me acuso de no ser tan entusiasta al momento de calificar a Les Rita Mitsouko como genios musicales, pues he tenido la manía de nadar entre mares de música y ello me hace pensar que, por versátil que sea, Les Rita Mitsouko sigue siendo pop, y como tal es de consumo fácil y efímero. Pero ello es pretender que no hay más grupo que el de 1984. En mi gusto personal, su disco mejor logrado es "La Femme Trombone (2002)", que incluye una pieza verdaderamente gloriosa llamada "Triton", que en mi opinión le merece a Ringer mi más profundo respeto artístico. Para sorpresas no para uno, escuchando una recopilación de música de salsa, escucho una versión antillana de "Marcia Baila", extraído del disco "Victoria", de Ernesto "Tito" Puente; la versión le motiva a uno a mover los pies, a la vez que induce a la reflexión de cuan única es la forma de cantar de Catherine Ringer. Esta pieza, por último, es la prueba fehaciente de cómo es que existe la confusión de que Ringer se llama Rita y se apellida Mitsouko, la letra dice: "…échale salsita mamá, pa que lo baile, pa que lo goce Rita… mira qué bonito y sabroso baila la Rita, este ritmo cadencioso…"

Catherine Ringer e Iggy Pop

Fred Chichin, guitarrista de Les Rita Mitsouko y compañero de andanzas de Ringer desde 1979, murió el 27 de noviembre de 2007, y ella decidió seguir adelante. De interés resulta un video en el que cantan a dúo Catherine Ringer e Iggy Pop, el tema se llama "I put a spell on you", la cantaron en 2009. Ni el vestido abuelero, ni la edad, le quitan a Ringer lo sexy. Es un buen dueto. Gusta. Divierte. Advertencia: evítese su consumo si se es alérgico a lo francés, o a Ringer, que es casi lo mismo.