St Valentin special: Al least I have my cat

Relato de un solo capítulo. Álex continúa con su patética vida el día de San Valentín. No tiene a nadie para pasar San Valentín... ¿O sí? No se lo pierdan.

Hola a todos, queridos lectores. Para celebrar este día amado por muchos y odiado también por muchos, he decidido escribir dos relatos especiales. El primero será publicado hoy, y el segundo, no sé xD Pero me apetecía escribir algo nuevo, ¿y qué mejor ocasión para escribir un relato romántico que este día? Para los que os hayáis asustado con el título, no, no es un relato zoofíco… Ejem… O bueno, en parte… ¡Da igual! Vosotros leedlo que no os dará asco, lo prometo. Que lo disfrutéis.

Si queréis, podéis comentar a través de email a la dirección de correo: l

atumbadelenterrador @gmail.com

At least I have my cat

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Un relato del Enterrador

~~St Valentin’ special~~

Me llamo Alex y tengo 22 años. Desde que me independicé de mis padres he vivido apartado de la sociedad. Sencillamente no tengo dotes para la vida en sociedad, soy tímido, fácilmente irritable y muy sentimental. Tres dotes que harán que seas devorado nada más salir al mundo. Si fuera por mí seguiría en casa de mis padres, pero como en nuestro pueblo no había universidad, tuve que mudarme a la ciudad.

Viviría en la más absoluta soledad si no fuera por mi gato, King. Creo que si no fuera por él ya haría mucho que me habría pegado un tiro. Duerme conmigo, mira la tele conmigo, cena conmigo… Es todo lo que alguien podría desear en un gato. Pues bien, la historia que voy a relatar ocurrió uno de esos conocidísimos días de San Valentín, días que a mí, por cierto, me son indiferentes. Fui a la facultad como todos los días.

-Bien, señores-dijo el profesor-Hoy tienen la clase libre, hagan lo que les parezca.

-¡Fiesta de tetas!-gritó uno de los chicos.

No entendía muy bien por qué, pero este individuo comenzó a subirles las camisetas a las chicas mientras gritaba “¡pillada!”. Todos los demás tíos le coreaban, excepto yo, que mantenía la mirada en mis apuntes.

-¿Eres gilipollas?-dijo una de las chicas dándole un tortazo.

-Uff, te pongo, ¿verdad, nena?-dijo el tipo con una sonrisa en la boca.

-(Qué idiota…)-pensaba mientras les observaba.

El profesor ignoraba todos los gritos, y un grupo de chicos empezaron a tirarle papeles. Aquello no era una universidad, era una broma de mal gusto.

-¡50 euros a la que me la chupe!-gritó otro chico animado.

-¿Chupar qué? Si la tienes más pequeña que un palillo de dientes-dijo la chica que estaba a su lado.

-(No entiendo cómo estos tipos han llegado a la facultad. Pero lo que más me sorprende es que sigan dejando horas libres en la facultad…)-pensé para mí.

Dos chicos se pusieron a pelearse a mi lado, y yo les miraba incómodo de reojo. Uno se chocó conmigo y no mostró el más mínimo interés en disculparse. Estaba enfadado, pero no dije nada. Tras una hora de aguantar toda clase de tonterías, tocó el timbre y pudimos salir.

Sin mirar ni a nada ni a nadie me dirigí directo a casa. Al llegar, mi gato me recibió maullando.

-Ya lo sé, King. Tienes hambre, ¿verdad?-sonreí.

Me encantan los gatos. Siempre los he amado, tan majestuosos, peligrosos, pero a la vez cariñosos. Son unos seres tan enigmáticos… Ya lo dijo Borges, Dios puso a los gatos en la Tierra para que el hombre pudiera acariciar al tigre.

-Hay que ver cómo has crecido… Parece que fue ayer cuando te encontré-dije mientras le echaba la comida en su comedero.

Me senté en el sofá agotado y puse la tele. Estaban echando “South park”, un programa bastante grosero, pero que a mí me encantaba. Miré a King, que había terminado de comer y me toqué la pierna como señal para que se subiera, pero me ignoró completamente, fue a tumbarse lejos de donde yo estaba.

Esta es una de las cosas que no entiendo de los gatos, ¿tan caprichosos son que por no darnos siempre la razón hay veces que ignoran tumbarse a gusto en nuestras piernas? Seguí haciéndole señales, pero al ver que me ignoraba y que estaba a punto de dormirse, desistí.

Mientras Kanye West cantaba una canción sobre que era un pez gay en South park reflexioné sobre mi propia sexualidad. Jamás me había sentido atraído por las mujeres, no era algo que me llamara la atención… Así que supuse que me gustaban los hombres. Sin embargo, también es cierto que nunca me había sentido atraído por un hombre.

King me sacó de mis ensoñaciones maullando porque quería que le abriera la puerta para obtener así su tan ansiada libertad y poder buscar alguna gatilla del vecindario que estuviera dispuesta a hacerle un favor. Debido a la intensidad de sus maullidos, no me quedó otra. Una vez se hubo ido siguió maullando en la calle, cosa que yo podía oír perfectamente, y que era muy molesta, pero decidí seguir a lo mío.

Me puse a clasificar mentalmente a los chicos de mi clase. Ciertamente, no me sabía el nombre de ninguno. ¿El que levantaba camisetas femeninas? Bah. Mucho ruido y pocas nueces, seguro que después sería impotente. ¿El que pagaba por sexo? Supongo que irá para putero, no me interesa. ¿Y uno de los que se peleaban? Lo más probable es que sean pareja entre ellos… Daba igual, ninguno se fijaría jamás en mí...

Os preguntaréis por qué si nunca me había sentido atraído por ningún hombre, pensaba que era gay. Pues bien, cuando era pequeño tuve experiencias masturbatorias con un pariente, nada agradable de mencionar, y me enamoré de él, jajaja. Qué ingenuidad de juventud… Ahora él tiene novia, así que aquellas noches que pasé llorando no sirvieron de mucho.

Los “miaus” aumentaron de intensidad, y cada vez se deformaban más, cada vez parecía menos un maullado y más un imploro, una petición, una súplica. Harto de aguantarlo, me levanté y fui a abrirle de nuevo.

-¡King!-le grité furioso abriendo la puerta-Has interrumpido mis reflexiones emo. ¡¿Quieres callarte?!

Entró como un rayo y fue a su cajón de arena a…. Bueno, no hace falta que os haga un croquis, digamos que lo que hizo tenía cuerpo físico. Tras ofrecerme ese humilde presente de su amor volvió a maullar implorándome que le abriera. Estaba muy pesado… Temía que interrumpiera el sueño de algún vecino y éste, con sed de sangre, le hiciera algo.

En la tele solo hablaban del dichoso día de San Valentín… Que si un asesino había matado a su esposa e hijos para celebrarlo, que si un tipo había violado a otro porque le gustaba y era la ocasión perfecta, que si una muchacha había vendido su virginidad por una entrada para un concierto de Max Cool… Etc. Qué empalagoso todo…

De repente, sonó el teléfono, era mi madre.

-¡Alejandro Parvo! ¡¿Cuánto hace que no me llamas?!-gritó mi madre al otro lado de la línea.

-Ah… Lo siento, mamá. He estado muy ocupado, ¿vale?-suspiré.

-¡Claro! ¡Estás muy ocupado para hablar con tu madre, la persona que te dio la vida, quien arruinó su carrera de peluquera por ti!-gritó enfadada.

-Mamá… Me cortabas el pelo de pequeño… Sé que aquella carrera acabó por sí sola-dije irónicamente.

-¡Te quejarás! ¡Si a mí de joven me llamaban Eduarda Manostijeras!-dijo orgullosa.

-Pero porque más que pelar personas, pelabas arbustos.

-¡¿Eing?!

-Por Dios, mamá… Que me llamaron Cabeza-roble durante toda primaria…

-¡Eso no puede ser!

-Es que dejar el pelo largo y usar fijador para dejármelo tieso y luego hacer unos cortes a lo cortacésped no es ser profesional, ¡solo hubieras servido para peluquera de Marge Simpson!

Hubo un silencio. Estaba de mal humor y lo había pagado con ella, aquello era lo peor que podía hacer. Seguramente eso me iba a costar caro. Reaccioné rápidamente.

-¡Lo siento mucho, m…!

En ese momento colgó.

-Mierda…-solté echándome en el sofá-Soy un idiota... La he pagado con ella que no tiene culpa de nada. Sé que es dura conmigo a veces, pero sé que me quiere y que se preocupa por mí.

Miré el reloj y ya eran las 17 de la tarde, hora de hacer la compra. Corrí a vestirme y me aseguré de volver a meter a King en casa antes de salir. Siempre me ponía muy nervioso andar por la calle. Observaba a la gente de mi alrededor y pensaba mal de ellos, podían ser asesinos, violadores, o incluso peor, ¡anarquistas!

Llegué al supermercado y los nervios aumentaron al saber que tendría que hacer una interacción social. Cogí un par de latas de comida para gatos, un par de huevos y poco más. ¿Para qué más? Si no iba a saber cocinarlo… Al llegar  a la caja vi que era un chino el que me atendía.

No me malinterpretéis, no soy racista, o eso creo... Pero que la interacción social sea con alguien de otra nacionalidad me ponía nervioso. Pasé junto al chino y le dije lo que quería comprar.

-Quinseconchenta-soltó.

Me quedé paralizado. ¿Qué cojones me había dicho? Decidí calmarme y respiré hondo, entonces saqué un billete de veinte del bolsillo y se lo di, entonces me sonrió (por cierto, con una sonrisa muy siniestra) y me dio el cambio. Salí de allí pitando. Al llegar a casa vi que King se había acostado en mi cama como si fuera el dueño de la casa. No le di importancia y saqué lo que había comprado.

Los huevos, la comida de gato… Y… Un par de botellas de cerveza. No había bebido en mi vida, pero estaba bastante deprimido. Iba a pasar San Valentín solo mientras miles de parejas de todo el mundo lo pasarían juntos y haciendo sus cosas, ¡así que esa noche me emborracharía para no sufrir! En las películas parecía funcionar…

Cuando me tumbé en el sofá junto a las cervezas King se tumbó encima mía. Estuve un rato acariciándolo y sus ronroneos me serenaron un poco. Me preguntaba cómo alcanzaba tal estado de relajación… Ojalá yo pudiera también. Su mirada me llenó de calor, con esos ojos entrecerrados por el sueño parecía decirme que todo iría bien y que me protegería. Le comencé a dar besos y a abrazarlo, King era todo lo que tenía…

Cuando dieron las 10 de la noche me preparé.

-¡King! Lo siento mucho, pero te voy a tener que quitar de aquí. Voy a beber un rato y tenerte encima sería una molestia-le dije presionándole para que se moviera.

Hacía caso omiso a mis órdenes, pero yo insistí.

-¡King!-le empujé.

Parece que se cabreó, porque me mordió y salió corriendo.

-¡Aaaagh!-dije dolorido.

El gato fue a esconderse.

-¡King!-dije furioso-¡No quiero verte! ¡Bestia! ¡Me has atacado!

Comencé a llorar, ni siquiera tenía a ese gato… Me había mordido, a mí, a su dueño, que le daba siempre de comer, le daba mimos y cumplía sus deseos… Si no me quería, ¡no lo quería a mi lado! ¡Estaba solo! ¡Totalmente solo! ¡En San Valentín!

Cogí las dos botellas de cerveza y me las bebí de una vez. Empecé a sentirme mareado, y a los pocos segundos me caí al suelo.

-¡Hip! Yo solo quiero… Tener a alguien que me quiera… ¡Hip! En San Valentín…-dije antes de perder el conocimiento.

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Me desperté aún mareado y miré al reloj. Las 23:30… Tsk… Seguía siendo San Valentín. ¿Qué clase de broma era esta? ¿Por qué no podía quedarme dormido hasta el día siguiente? Vaya suerte la mía… Fui a la cama y me tumbé, a ver si de ese modo podía dormirme y olvidarme de mi tremenda soledad y del estúpido día de San Valentín.

Tras unos minutos, noté como algo peludo se frotaba con mi boca.

-(Ya está el gato restregándome la cola por la boca…)-pensé para mí-¡Largo! ¡No quiero verte, King!

De repente noté que una mano me tapaba la boca, mis ojos se abrieron rápidamente y pude observar lo más increíble que he visto en mi vida. Un hombre hermoso, de torso apolíneo y con una mirada cruel, que me miraba fijamente. Si ya parece increíble que estuviera ahí, añadamos que estaba totalmente desnudo. Pero aquello solo era la punta del iceberg, ese hombre tenía cola y orejas de gato.

Su mirada felina me resultaba tremendamente familiar, esa mirada que rezumaba superioridad la había visto antes, en mi propio gato. Mi cerebro reaccionó y supuso que aquello era un sueño, aunque bastante real, debo añadir.

-No te atrevas a hablarme así, estúpido humano-dijo el hombre con una voz tremendamente masculina.

-(Sus maullidos suelen ser muy agudos. Este no es mi King)-pensé para mí-(Aunque si hablara como Alvin y las ardillas no sería sexy…)

-Alex…-dijo pasando la lengua por sus afilados colmillos felinos-Me temo que hoy no he podido encontrar a ninguna hembra que me complazca. Por tanto, tendré que tomarte a ti para calmar este apetito voraz que me consume.

-Ya que es sueño-dije mientras apartaba su mano de mi boca-Supongo que no estaría mal.

Su mano tenía unas uñas negras tremendamente largas. Él me miraba indiferente, mientras se lamía la mano y se la restregaba por la cara, lavándose.

-King, creo que mañana cuando te eche de comer en la vida real tendré que reprimirme para aguantar mis tendencias zoofílicas-me reí.

Dio un salto y se sentó sobre la cama como lo hacen los gatos. Acercó su cara a la mía y me observó detenidamente.

-Creo que debería ir al psicólogo y contarle este sueño....-dije mirándole a los ojos.

Apartó la mirada hacia abajo y comencé a tocarle las mejillas para ver si podía ser real.

-Si miras a un gato a los ojos, es señal de desafío. No me hagas eso-añadió.

-Guau… Vaya sueño más real… Te toco y eres agradable al tacto-dije sorprendido.

-Eso es porque soy real-caminó a cuatro patas para colocarse encima de mí.

Lo miré con una sonrisa.

-Ya, claro…

-Soy lo que siempre has deseado, ¿no? Alguien con el que pasar el día de San Valentín. Y ahora además, puedo cumplir tus más lascivos deseos.

-Oh. ¿Entonces estás aquí para servirme y ser mi esclavo?-sonreí arrogantemente.

-¡Ja!-dijo con sonrisa arrogante-Nada más lejos de la realidad. Estoy aquí para hacerte mi esclavo, humano.

-Veo que cada vez que quieres quedar por encima de mí me llamas humano.

-¿Prefieres mono? Para mí es más o menos lo mismo-dijo indiferente.

-Sabía que siempre te habías considerado el jefe de la casa, pero creía que al menos algo de cariño me tenías-ironicé.

-Nunca he dicho que no sea así… Pero antes me has molestado cuando estaba plácidamente dormido. Y eso merece un castigo-dijo agarrándome de la mejilla.

-¡Cuidado con esas uñazas!-dije alterado.

Alargó su mano (aunque yo la definiría mejor como zarpa) y me rompió la camisa, dejando al descubierto mi joven y delicado pecho. Sin mediar palabra agachó la cabeza y comenzó a lamerme con expresión provocativa.

-A-a-ah… R-raspa…-dije mientras un escalofrío recorría mi cuerpo.

Ni siquiera hizo amago de detenerse, continuó restregando su lengua felina por mi pecho. Lo hacía suavemente, sobre todo cuando llegó a los pezones. Delicadamente hacía círculos con su lengua en ellos, y después pegaba un pequeño mordisco que hacía que cada centímetro de mi ser le deseara. Empecé a gemir casi sin darme cuenta, cosa que pareció complacerle.

Cuando se cansó me miró mientras se relamía.

-¿Cómo crees que se sentirá mi lengua… Ahí abajo?-sonrió maliciosamente.

No supe responderle, así que me arañó el pantalón, destrozándomelo por completo para dejar libre mi polla. Creo que no sabía usar sus nuevos pulgares humanos, si no, no creo que hubiera desatado tanta destrucción sobre mis prendas.

Hubo un momento en que me pareció incluso oírle ronronear al escuchar mis gemidos ansiosos. Y sin más dilación, envolvió mi polla con su lengua felina. A pesar de que aquello fue un sueño, creo que fue la mejor experiencia de mi vida. Al principio era bastante desagradable, porque claro, te estaba raspando el asunto, pero una vez te acostumbrabas, era como estar en el cielo.

Su lengua jugaba con el tronco de mi polla y la sometía a su placer. Mis gemidos debían llegar al cielo. El ansia y las ganas de más, de llenarme de él, se estaban apoderando de mí. Cada vez me tenía más a su total y completa merced. De repente, bajó hasta mis huevos y empezó a chuparlos mientras me masturbaba suavemente la polla. Estaba ya como loco, y seguramente no iba a tardar mucho en correrme.

-Es tu primera vez, ¿verdad?-dijo parando de repente.

-Ah… Ah… S-sí-dije entre jadeos.

-Entonces será mejor no excitarte tanto, o te correrás en seguida-dijo serio.

-V-vale…-añadí.

-Sin embargo, sí que puedes jugar un rato con mi polla-sonrió.

-.......

-.......

-¡NO PIENSO CHUPARLE LA POLLA A UN GATO! ¡NI EN SUEÑOS (nunca mejor dicho)!

-Menos mal que tú no tienes ni voz ni voto-amplió su sonrisa.

Entonces, sin que pudiera yo hacer nada, me metió la polla en la boca. No penséis cosas raras, su polla tenía aspecto humano. Pero aún así no me apetecía chupar eso de un gato… Aunque en cuanto tuve en la boca ese exquisito manjar de 22 cm, cambié de opinión.

-(Definitivamente voy hacia la zoofilia sin remedio).

Comenzó a follarme la boca como un poseso, sus movimientos eran rápidos y enérgicos, tenía el típico movimiento rápido que ponen los gatos para follar. Me sentía como un animal salvaje, como si fuese una más de aquellas hembras que ese monstruo se había follado sin contemplación.

Al principio me follaba la boca solo con la puntita, pero cuando intentó meterla toda las arcadas se apoderaron de mí. Sí, reíros… Pero a ver si sois capaces vosotros de meteros una polla de 22 cm en la boca… ¡Si es inhumano! Aunque tampoco creo que sea una característica de los gatos. Será que estoy muy salido y de ver tanto porno, este sueño me ha salido así.

-Bueno… No eres muy bueno con esto…-suspiró.

-¡Oye! ¡Que me la has metido a la fuerza! ¡Encima de que no te he mordido!-grité enfadado.

-Si lo hubieras hecho-acercó su cara a la mía mirándome a los ojos-El mordisco de antes solo hubiera sido cosquillas en comparación a lo que te haría.

Me observó de arriba a abajo de nuevo y con su mirada arrogante me sonrió.

-Ponte a 4 patas-me ordenó.

-Espera… No irás a…-dije nervioso.

-¿Que parte de “ponte a 4 patas” no has entendido? Ya estás tardando-dijo malhumorado.

Así lo hice y se puso unos segundos a rodearme restregando su cola por mi cara. Tenía que haberle quitado esa manía cuando era pequeño y mono…

-Sólo sé hacerlo de esta manera, así que lo haremos así-sentenció.

-Es irónico que un gato quiera hacerlo a lo perrito-dije pensativo.

-¡¿Perro?!  ¡¿Donde?!-dijo nervioso.

-Jajajaja-me reí.

-Tsk-sacó las uñas y las puso contra mi cuello-Cuidado con lo que haces, que si me apetece, te puedo segar el cuello en cuestión de segundos.

-Me gustabas más cuando eras pequeño y mono-suspiré.

-Eso de que te creas que esto es un sueño es un problema. No me temes, y no es divertido.

-Es que es un sueño, de lo contrario esto sería zoofilia, y sería asqueroso.

-Álex-dijo mirándome fijamente-Tócame…

Alcé mi mano y comencé a acariciarle la cabeza jugando con sus orejas como siempre hacía. Él comenzó a ronronear como siempre lo hacía, y me miró de nuevo.

-¿Sigues pensando que es un sueño?

-Lo es-añadí secamente.

-Bien… En ese caso puedo hacer lo que quiera, ¿verdad? Como es un sueño…

-Así es.

Se colocó detrás de mí y empezó a restregar su lengua por mi culo.

-¿Q-qué haces? E-eso es asqueroso…-dije sonrojado.

-Los gatos nos lavamos aquí, no me dará asco, no te preocupes.

-P-pero…

-Es una lástima que con mi aspecto humano haya perdido las púas de mi polla. No podré hacer que te retuerzas de dolor tanto como a mí me gustaría.

-(Madre de Dios… ¿Qué clase de mente enferma tengo, que inventa esas situaciones?)

Sin haberme apenas dilatado comenzó a meter su polla en mi culo. Un agudísimo y gigantesco dolor me invadió.

-¡Aaaaaaagh! ¡Para, para!-grité-¡Duele mucho!

-Es un sueño, ¿no?-sonrió al dar un empujón y meterla entera-Entonces no pasa nada…

En serio, no le deseo aquello ni a mi peor enemigo. ¿Cómo podía ser que pudiera sentir el dolor aún en el sueño?

-Cuando mañana te despiertes con el culo dolorido, sabrás que esto no ha sido un sueño-me susurró desde atrás.

Para colmo, durante el acto le dio por morderme el cuello, hincándome sus afilados colmillos.

-¡Aaaaagh!-grité.

-La costumbre…-sonrió arrogantemente.

-¡Mentira!

Para mi sorpresa, conforme iba dándome más, en vez de aumentar el dolor, éste iba desapareciendo. Sí, debía ser un sueño, si no fuera así, probablemente me habría desangrado analmente por haberme metido semejante sable.

-Ahora eres mi esclavo, Álex. Eres simplemente un juguete sexual para mí-me susurró al oído.

-¡Oh, sí! ¡Lléname! ¡Lléname más!-grité fuera de mí.

-Di mi nombre-susurró.

-¡King, por favor! ¡Dame más fuerte!

-Je… Si ya sabía yo que te iba a gustar.

Comenzó a darme más fuerte. Solo tenía una cosa en la cabeza, él. Su imagen, su cuerpo perfecto (me refiero al humano) y su sexy voz. Como os podréis imaginar, no duré mucho y me acabé corriendo sobre mi pecho. Él no duró mucho más después de eso y se corrió dentro de mí.

-Guau… Ha sido increíble….-dije exhausto.

Pero al mirarle vi que se había dormido, estaba dormido de lado, dibujando un círculo con su cuerpo, como cualquier gato. Le abracé y le acaricié la cabeza.

-Gracias por este regalo de San Valentín, King…-le besé.

Miré el reloj… Las 23:59. Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

-Eres un buen chico, King-dije tumbándome a su lado y cerrando los ojos-Te quiero…

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Dichoso despertador, tenía que ponerse a sonar… ¡Pero si para mí era como si me acabara de acostar! Las 9:00 de la mañana… Qué asco de vida. Miré a mi lado y King dormía plácidamente. Era un gato. Tal y como yo creía solo había sido un sueño, un sueño de joven pajillero con tendencias zoofílicas, pero un sueño al fin y al cabo…

Me vestí y salí a la calle para ponerme en camino a la facultad. Había poca gente en la calle, y me preguntaba el por qué, hasta que llegué a la facultad. Cerrada. Era domingo.

-¡Aaaaaaaaaaaagh!-grité.

Volví a casa y me metí en la cama. Me abracé al gato para que me diera calor y éste comenzó a ronronear feliz. Parece que se le había pasado el enfado de ayer. Además, mi pequeño era mucho más dulce y cariñoso que el King de mi sueño…

Puede que no tuviera novio, que no tuviera a nadie en mi vida. Pero no se podía decir que estaba solo, porque eso no es cierto. Puede que ninguna persona estuviera a mi lado, pero al menos… Tengo a mi gato.

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Me quedé dormido junto a King, y de repente una muñeca apareció en la habitación.

- VAYA, VAYA… -dijo la muñeca- PARECE QUE TODO HA SALIDO COMO TÚ QUERÍAS.

King abrió los ojos y miró a la muñeca con aire molesto.

-(Sabes perfectamente que lo que yo quería era ser humano para siempre para estar con él)-dijo King por medio de telepatía.

- NO PUEDO CONCEDERTE ESO. SOLO TENGO PODER EN LA TIERRA EN HALLOWEEN Y SAN VALENTÍN -añadió la muñeca.

-(¿Se puede saber por qué el demonio tiene poder el día de los enamorados?)-dijo King molesto.

- ¿POR QUÉ VA A SER? PORQUE YO INVENTÉ ESTE DÍA -añadió la muñeca.

-(¿Tú inventaste el amor?)-preguntó King.

- NO. NADIE LO INVENTÓ, PUESTO QUE NO EXISTE -dijo tranquilamente.

-(En fin… Por lo menos me hubiera gustado que no creyera que es un sueño)-dijo King desilusionado.

- ESTA MAÑANA SE HA LEVANTADO CON EL CULO DOLORIDO. NO LO HA DICHO, PERO SE HA CAÍDO DOS O TRES VECES POR EL CAMINO. ÉL YA SABE QUE NO FUE UN SUEÑO, OTRA COSA ES QUE NO QUIERA ACEPTARLO…

-(Qué cabezón…)

- EN FIN. ME TEMO QUE ME VOY A TENER QUE DESPEDIR YA, MININO.

-(Espera. Aún no entiendo por qué me has ayudado)

- OH… ¿POR QUÉ VA A SER? PORQUE A LOS DEMONIOS… NOS ENCANTAN LOS GATOS. JAJAJAJAJAJA.

FIN

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Y hasta aquí el especial. ¡Feliz San Valentín! El especial San Valentín de sedientos de odio lo subiré tan pronto como pueda. Realmente no iba a subir este especial, porque no he quedado muy satisfecho con él, pero os lo había prometido, y ya no me daba tiempo a escribir otra cosa xD Lo siento si no os ha gustado. El final lo he hecho así porque necesitaba que fuera real. Quería que no fuera un sueño, aunque si os gusta más la interpretación de que Álex tiene tendencias zoofílicas, pues allá vosotros xD Pues eso, hasta la próxima.

OS SALUDA

EL ENTERRADOR