Sra. Silvia y el cumpleaños de Claudio

Volví a clavarla hasta no sentir nada más que los movimientos de mi carne en su carne, acabando ambos profundamente, en medio de gemidos, exclamaciones y suspiros llenos de pasión y entrega.

para Polvus (ID 269292)….cumplí.

El día del cumpleaños de Claudio mi gran amigo llega y asisto a la fiesta, anhelaba estar en ella para ver si podía convencer a la mamá de este, la sra. Silvia, de reanudar nuestros encuentros carnales y amorosos, esta hembra que sin ser una hembra imponente, la verdad es que está buenísima. Además me tiene vuelto loco el no poder cogerla y hacerla mía como hace un mes, estaba desesperado un mes sin poder vaciar mis testículos. También sabia que ella estaba necesitada de macho porque cuando me acercaba a ella se apartaba rápidamente, su respiración se aceleraba, sus pezones se endurecían, y con sus manos se sobaba su sexo y me miraba con una mirada excitada, pero no quería ser mi amante nuevamente por temor a que tanto semen en su útero la dejara preñada y no tendría como justificarse ante su marido.

Transcurre la fiesta y ella en un momento sale a la bodega a buscar no se que cosa, la sigo y me introduzco en ella abrazándola por detrás por su cintura, sabe que soy yo y su respiración jadeante retumbaba en mis oídos, mis manos comenzaron a sobarla debajo de su blusa, deslizaba lentamente mis dedos, hasta que llegué a sus senos y comencé a acariciar sus pezones, los cuales se encontraban muy erizados, mis manos comenzaron a juguetear debajo de su blusa, deslizaba lentamente mis dedos, manoseaba sus senos y comencé a acariciarlos, levanto su sostenes, metiendo mis manos, comenzó a acariciar de una manera muy rica sus pechos, se retorcía de placer, porque esa sensación era muy buena, cuando de repente al tener pegada a ella, comenzó a acariciar mi pene que podía notarse a través de mi pantalón, subía y bajaba su mano me apretaba y soltaba a mi campeón, con esto hizo que me pusiera más caliente de lo que estaba, entonces dándose vuelta nuestras lenguas se encontraron en un beso, con unas tremendas ganas agarré su culo y lo apreté como mi cuerpo, deseaba comérmela, pero decidí aguantar por aquella situación me tenia mas que excitado, le metí la lengua hasta el fondo y comencé a jugar con mi legua en su boca mientras ella comenzaba gemir y a estremecerse de repente sin avisar se quito de mi lado y me dijo:

Déjame, si seguimos juntos no podré detenerme y tú me harás madre nuevamente y no quiero tener otro embarazo, además de cómo lo justifico si mi marido ni me besa, el hecho que ella pensara que la podía dejar preñada me excitaba sobremanera y conciente de esto la abracé con mayor pasión. Le metí la mano por debajo de su vestido y la manoseo en sus caderas. Debo de reconocer que se quedó unos minutos parada ahí, sintiendo como mi mano agarraba su sexo y como ella comenzaba nuevamente a entregarse a su dueño…un mocoso mañoso, quien nuevamente se adueñaba de su cuerpo, es increíble como se excitaba…, se excitaba sabiendo que sería bien recompensada en su entrega sexual, los dedos de una de mis mano juegan en su cola. Pronto uno de mis dedos ingresa en su esfínter, comienza en ella una convulsión, sus ojos se ponen como blancos. Gime caliente, sabe que su entrega está próxima, mi otra mano se adueña de su vagina e ingresa atrapando su clítoris, comencé a acariciarle las piernas firmes y suaves, con la mano derecha y con la otra le seguía apretando ese culito duro y voluptuoso. Ella se estaba excitando cada vez más, su respiración y jadeos aumentaba así como el movimiento de su cuerpo junto al mío. Déjame que si me haces tuya ahora, quedo embarazada, murmura…, por favor rogué te necesito, y dándola vuelta bajé sus calzones y mis ropas, alcé todas sus vestimentas y observaba ese culito paradito solicitándome…, apoye mi pene sobre su culo, gimió no por favor no, mi culo es virgen, nunca a sido profanado, me va a doler, por fa…vor, decía al tiempo que sentía como mi miembro comenzaba a clavarse en su agujero posterior, empujaba, pero no podía penetrarlo, nuevamente lo manosee mojándole con los fluidos que salían de su vagina, inserte nuevamente mi duro pene y este comenzó a introducirse suavemente en su virgen culo, le estaba desculando su agujero posterior, entregaba su último hoyito no profanado por un macho, y yo era el que le estaba clavando una estaca en ese agujero…, la mujer de 42 años, madre de mi amigo, esposa de don Claudio, mamá de seis niños, se quejaba, despacio que duele…, saltándosele de sus bellos ojos lagrimas de pasión y dolor…, ella reaccionó y se puso a llorar, mientras yo seguía penetrándola, al poco tiempo empezó a cambiar el llanto por quejidos para luego empezar a gemir fuertemente, lo sentía estrechito y corto, lo que hacía casi dolorosas mis penetraciones profundas, aun así, dando un buen empellón clavándolo todo, para ser premiado con un gritito mezcla de dolor y placer, sujetándola con mis manos por las caderas y dando mis profundos y placenteros golpes de cadera, cogiéndola como un toro en celo, mientras ella gemía, no sé si de placer o dolor o ambas, hasta que ella comenzó a gemir solicitándome…, mas fuerte, sigue, sigue gritó, si grito fuerte y me apretaba contra mi órgano, al tiempo que mis dedos jugaban con su sexo, respirando rápido y fuerte dijo, creo que voy a tener un orgasmo, la bese en su nuca, ella me beso, su dolor era evidente, pero que lo estaba disfrutando mientras mi pene, inundaba ese nuevo nicho con mis exclamaciones de placer, besándola en sus orejas y cuello eyaculando mi semen en su culo. Luego se salio mi pene de su agujero cayendo al suelo unas gotas de semen que escurría de su esfínter recién inaugurado. Nuevamente éramos amantes, perdí todo reparo y ya no pude contenerme disfrutaba de esta maravillosa hembra, que enloquecía mis ansias de sexo.

La di vuelta y comencé a acariciarla le puse la cabeza de mi miembro en su vagina, cogí una buena postura y la penetre rápidamente, no se lo esperaba, debió creer que lo haría lentamente, pero estaba desesperado por ella, el dolor de tal penetración por mi miembro al que no recibía desde hacia meses, hizo que arqueara su espalda, a la vez que sus lindos ojos se habrían de par en par, y gritando ligeramente de dolor, retire y volví a introducírselo nuevamente, así estuvimos por un buen rato, echado sobre ella penetrándola profundamente, llegando a tocar lo más hondo de sus entrañas, mientras la besaba, y jugaba con sus pechos y pezones. Ella empezó a jadear poco a poco, hasta llegar a temblar completamente y satisfacerse con un bestial orgasmo, al tiempo que mi pene inundaba sus profundidades con mis espermios, me abrazaba diciéndome soy tuya, luché en contra de esto, pero perdí, ahora eres mi amo y señor, solo te pido discreción no quiero que mis hijos se enteren, al tiempo que buscaba mi boca para besarme profundamente.

Ha pasado una semana del cumpleaños y ya la he tenido dos veces participando en una entrega total de su maravilloso cuerpo, no se resiste, cuando me ve sólo se preocupa de llevarme a un lugar protegido de su familia donde nos satisfacemos. …, Metía mis dedos entre sus piernas. Recorría con mis dedos desde sus muslos hasta su ano, varias veces, sentía sus jugos vaginales escurriendo por sus piernas, su olor era un perfume de sexo. Sus quejidos eran intensos, los míos también. Se movía de lado en lado. Jadeábamos como locos en una intensidad de gozo y placer. Volví a clavarla hasta no sentir nada más que los movimientos de mi carne en su carne, acabando ambos profundamente, en medio de gemidos, exclamaciones y suspiros llenos de pasión y entrega. Me movía salvajemente para hacerla acabar y para terminar yo mismo. Gritó, y sin dejar de moverse sentí mi semen inundaba hasta el fondo sus entrañas. Cayó sobre mí en su agonía, diciéndome mocoso mañoso, nuevamente lo has logrado…, ahora soy tuya para siempre, no te negaré nada, soy toda tuya, pero con cuidado que mis hijos no se enteren aunque quede embarazada.

Han transcurrido algunos meses, ella sigue entregándome su cuerpo cuando estamos solos en su casa, solo tiene un temor, como va a engañar a su marido del embarazo que lleva adentro de tanto semen que ha recibido de mi pene.