Sra. Silvia

“Ud. Silvita es una doña hembra, no debería ser ignorada, sino cortejada y galanteada, además de tenerla carnalmente satisfecha y no así

Sra. Silvia "Ud. Silvita es una doña hembra, no debería ser ignorada, sino cortejada y galanteada, además de tenerla carnalmente satisfecha y no así

Silvia es la mamá de mi amigo Claudio de 17, de mi amiga, aunque ella quiere que sea su novio, Carmen de 15, mamá de Luisa de 11, Mario de 8, Julia de 5, y de Amanda de 2 años, la sra. Silvia, la perturbación y deslumbramiento de mis pensamientos tiene 42 años, está casada con don Claudio de 56 años, un caballero que mas le interesa trabajar en la imprenta que su mujer, varias veces me cuenta su hijo Claudio que su padre prefiere quedarse hasta tarde en la oficina, en vez de compartir con la mamá o ellos. Oohh… yo soy Leo tengo 18 años.

Visito a menudo la casa de estos, pues son mis amigos sus hijos y la mamá de mis amigos es una mujer mayor que a pesar de ser madre varias veces madre conserva una figura espectacular, llama mi atención, me saca de mis casillas trastorna mis apetitos sexuales sobre todo cuando hace aseo general en su casa, esto es los día viernes de la semana, pues viste con una polera sin manga, que era de Claudio cuando jugaba baloncesto, a ella le queda apretadísima y no usa corpiño debajo entonces se marcan sus pezones y se asoman sus senos por arriba, usa además una falda vieja de cuadrillé plisada que era del uniforme de su hija, le queda corta se le ven esas maravillosas nalgas que finalizan en un impresionante trasero el cual me tiene loco, a los movimiento de ella se le ve su minúscula tanga que no cubre todo su entrepiernas algunos pelitos vaginales se escapan asomándose por su orilla, eso me excita, me estimula y me acalora sexualmente. Me encanta ir los viernes en la tarde a esa casa.

Su marido la tiene abandonada, en lo que a él le corresponde en su parte amatoria y no cumple con los deberes del matrimonio, según Claudio mi amigo, ella de vez en vez se pega unas visitas a su casa familiar en el sur, donde tiene un primo que es muy cariñoso con ella, demasiado piensa Claudio y tiene sospecha de su mamá, del primo y del embarazo de su hermana menor. Todo esto me lo cuenta Claudio cuando bebe cerveza, se cura con dos cervezas se pone pesado y déle a conversar conmigo, es recurrente en este tema, ya me lo sé de memoria.

Un viernes llego a casa de mis amigos y la puerta de entrada esta abierta, grito ¿se puede? …, contestándome ella, entra por la cocina y cierra esa puerta, cumplo órdenes y doy la vuelta cerrando bien la puerta. Al entrar interrogo donde están todos, ella responde, salieron llegó la hermana de Claudio, los niños la acompañaron creo que no volverán tan luego, y ¿también salio don Claudio?, pregunto…, sueñas me responde, se caerá el mundo, pero ese que dice ser mi marido, aunque por las noche ni me mira, me siento viuda, lo dice con doblez en su voz, mas le intereso como su empleada, este no se mueve ni con los temblores.

Que lástima, comente que una mujer como Ud. se pierda en este mundo cuando todavía tiene mucho que…me callo…, sigue me dice…, mirándome con unos ojos de expectativas excitadas, …, sigue…, parándose del piso donde estaba arrodillada y con tan poco cuidado que resbala, rápidamente la atrapo con mis brazos por la cintura para que no caiga, ella se afirma de mis hombros y me dice, ¿Qué decías?, sigue…, me muerdo los labios y sigo…, "Ud. Silvita es una doña hembra, no debería ser ignorada, sino cortejada y galanteada, además debería tenerla carnalmente satisfecha y no así, sin macho que la monte compensando a ese hermoso cuerpo y estos senos los cuales lo único que piden es oprímanme, bésenme, acarícienme, chúpenme"… al tiempo que pellizco uno de sus pezones, brinca y se estremece, mirándome a los ojos dice, que haces…, no la suelto de su cintura y la aprieto contra mi cuerpo, con una mano y la otra oprime uno de sus pechos, … oye suéltame …, Durante unos segundos siguió forcejeando pero llegó un punto en ella dejó de luchar.... vuelvo a pellizcar su pezón y suspira…, eres muy niño, dice…, cree eso, le contaré que no soy virgen, dije…, es ¿verdad? …no mientas, no miento comente, al tiempo que la recorría su cuerpo, su boca se abrió a mi lengua y mis brazos rodearon su espalda, mientras ella se afanaba en explorar mis testículos, mi trasero, mi pene... mi mano se metió debajo de su falda hábilmente, llegando a su sexualidad, que para entonces estaba mojada, me di cuenta enseguida de que estaba excitada y mis manos tomaron sus nalgas, acaricie su sexo con una mano…Mm., estaba extasiado, mis labios besaban su cuello, sus hombros, llegaron a sus senos los succioné, los chupé… Mm. que delicia…, apretándolos. Mm., mis labios continuaban succionando, besando, mordiendo sus senos, que delicia de mujer, me permitía la libertad en mis movimientos. Gemía débilmente, diciéndome a media voz, déjame…, déjame…, no me desesperes más de lo que estoy. La tomé de sus nalgas cargándome mientras no dejaba de succiona sus pezones, la lleve al sofá la recosté boca arriba, me dejaba hacer, yo no alcanzaba a articular palabra del asombro y la excitación, tomé una de sus piernas y la subí a mi hombro, al tiempo que rompía su tanga, puse mi pene en sus manos, mientras tomaba uno de sus senos, lo apretaba mientras nos besábamos, la jale y ubique en posición de misionero, colocándola en posición idónea, la reacomodé y bajé mis ropas, fui poco a poco tratando de penetrarla con mi miembro... no fue fácil, todavía no estaba suficientemente lubricada para la tarea, pero poco a poco me encontré que engullía por completo mi miembro, este ingresaba llenando su vagina... me sentía totalmente estimulado. Comencé a moverme. En esa posición ella era una mera espectadora, pero disfrutaba de mi ritmo arrítmico, a veces la metía deprisa, a veces despacio, a veces ligero, a veces profundo... Yo contemplaba absorta donde nuestros cuerpos se fusionaban..., con cada embestida yo me apoyaba en el suelo, que rico .., mis bolas rebotaban con fuerza en sus glúteos, delicioso, oohh…, que sensación tan rica sentir mi órgano genital entrar y salir de su matriz aahh , jadeante ella grita espérame, y tuvo un orgasmo delicioso…., oohh que caliente estaba…, deseaba ser poseída. Esa mujer cuyo marido estaba en el patio en su taller, era mía, la mamá de mi amigo, esposa de don Claudio, madre de seis niños disfrutaba entregándose a los deleites del sexo conmigo, la gozaba saciando sus ímpetus sexuales con mi órgano reproductor…, al tiempo que me saciaba de todos mis anhelos y comencé a correrme, de manera terrible, espectacular, mientras advertía mi espeso líquido rebalsándome, regándola toda su vagina, pronto paré mis movimientos y tomándola por la cintura enterré hasta el fondo mi miembro viril, me estremezco y grité de placer mientras inundaba toda su cuevita con borbotones de mi semen. Ella mientras, me regaloneaba besándome mi oreja, en verdad eres un experto me dijo, me cuestan mis orgasmos, pero tú lo lograste a la primera mojándome como nadie jamás lo había hecho..., buscado mis labios me besa con lengua. Seguimos abrazados unos minutos, luego me dice sale que tengo que continuar la limpieza además de lavarme porque un mocoso mañoso me utilizó como su amante, riendo me apretó las manos. Ándate por favor que puede venirme marido, salí feliz me deleitaba de un sueño cumplido.

Seguí siendo amigo de sus hijos, y cuando podíamos ella se dejaba acariciar su cuerpo por mis manos, y me informaba cuando podíamos fundirnos en una cama sin que nadie nos molestara

Llegó el día del cumpleaños de Carmen, había cualquier cantidad de juventud invitada y llenaban todos los espacios, don Claudio que rara vez asiste, estaba, pronto entre cervezas y brochetas se curó. Como se pone odioso me pidió a mí y Claudio que lo cargáramos a la imprenta, ahí sobre un sofá lo abrigamos y recostamos para que durmiera su borrachera, Claudio me dijo atiéndelo tú mientras llega mamá que estoy cargando contra Marisol y no quiero que me la levanten y partió. Esperé a la mamá Silvia, apenas entró, cerré la imprenta con llave y mientras esta acomodaba a su esposo yo recogía su falda e introducía mi mano en sus sexo manoseándola con una mano le acariciaba el clítoris... eran interminables segundos de profundidad y notaba en todo su ser vibrando... déjame, me decía, este no esta tan borracho…, pero el dueño de casa estaba dormido como un bebé.

Tomé entonces por detrás a Silvia con mis manos en la cintura haciéndole fuerza a su hermoso trasero, ella trataba de soltarse, enrojecido por el esfuerzo y transpirados envueltos en la oscuridad de la imprenta, logré sacar sus calzones, me deshice de mis pantalones y calzoncillos… dámelo ya... y me desboqué y empezó a gemir y gritar con mis últimos vaivenes... ahora era yo el que empujaba sus caderas como un poseído, intentando saturarla más con mi pene y ella apretaba sus piernas sobre el para sentirlo aun más adentro... y comencé a correrme, de manera terrible, espectacular, mientras notaba mi espeso líquido rebosándome, bañándome toda,. Silvia gemía y gritaba cada vez que la penetraba, apoyada contra el sofá vecino a donde dormía su marido, algunos de sus aullidos sofocados por sus dedos en la boca, salían escupidos de su garganta con mucha fuerza, alcanzando un nivel profundo hasta morir ahogado con otra penetración. Nunca la habían penetrado cerca de su marido, sus ojos y su boca bien abierta contenía la respiración mientras la meneaban al ser embutida en su claustro sexual, la ardiente escena excitaba un cosquilleo extra que recorría mi cuerpo por todas partes, especialmente en mi entrepierna como nunca antes me había ocurrido. Y debo confesar que me gustó mucho, sudábamos la gota gorda mientras hacíamos el amor ella con sus dedos dentro de su boca para apagar sus gemidos y expresiones de placer… pronto llegó su orgasmo y olvido su silencio, clamando mas, muévete mas…, pero no pares ahora o te mato…, sigue… junto con los estremecimientos del coito bien realizado cayó en un fatigado desfallecimiento entregándome su cuerpo a mis exagerados arrebatos eróticos, abrí sus dos piernas sentándola sobre mis caderas e incrustaba con firmeza su abertura sexual, la penetraba brutalmente, era mía, deseaba atravesar a esa mujer madre de mi amigo, partirla en dos y ella gritaba como loca, no parábamos hasta que con suspiros de placer mi semen se desparramaba en su matriz, rebalsándose por su entrepiernas.

Luego ella recompuso su vestido y su peinado.... volviendo ambos a la fiesta, cada vez que me cruzaba con ella me decía, salvaje estoy adolorida ¿y si hubiese despertado?… Luego de ese momento tres veces más fue mi mujer en los siguientes dos meses; hasta que me anunció que quería dejarme porque iba acarrearle un lío, su marido no había visitado su cama en meses, podía cualquier día quedar embarazada y que diría ella, como se justificaría si el marido ni la miraba. Me dejó por miedo, pero pronto será el cumpleaños de Claudio veremos que pasa en esa fiesta