Spoiled teen. (1)

Rebeldía, amor, sexo y otros ingredientes bajo las paredes de un colegio privado interno donde los chicos aparte de riquitos, están algo mimados.

Pelo rubio, largo.

Ojos azules, grandísimos. Creo ver el mar en ellos. ¿O el cielo?

Una cara dulce, preciosa. Aún tiene gestos de niña.

Y su cuerpo... Es delgada, con pechos pequeños, un culo respingón y una cinturita muy estrecha.

Y se acerca a mí riendo con esa voz angelical mientras me dice al oído: "Te deseo".

Y es una niña, y me siento un pedófilo... Pero me encanta.

Y la cojo, la beso, le meto la lengua hasta la campanilla, le arranco la blusa de un tirón, le sobo las pequeñas tetas blanquitas, se las lamo rodeando los pezones, bajo por todo su abdomen, lo beso, lo muerdo, lo lamo. Y ella se ríe y gime a la vez y dice: "Para, loco", pero cuando la miro con una ceja levantada me dice "no, no pares, sigue", algo ofendida, pero siempre de broma. Es una niña. ¿Doce, trece años?

Agarró fuertemente su culo redondito y respingón, y mientras la sigo besando pasando mi lengua por todas sus piezas dentales, le aparto las braguitas e introduzco un dedo dentro y ella gime con voz infantil. Lo tiene muy pequeño y apenas puedo introducir uno más. De momento vale. Muevo el dedo en forma de circulo y ella me muerde el cuello. Le pongo la mano en mi polla pero ella la aparta... Parece que tiene algo de vergüenza. Que ironía.

Me tumbo sobre ella y la abro, me desabrocho los pantalones, ella me baja los boxer y abre los ojos como platos. Me acaricia el pelo, me besa, se agacha, se relame y ...

Joder. ¡Los muertos! Otra vez el mismo sueño de siempre.

Aún queda media hora para que suene el despertador y me duelen los huevos increíblemente.

Observo el enorme bultaco que no puedo disimular solo con los boxer puestos. Será mejor que me la machaque... Total, queda media hora.

Pienso en la chiquilla de siempre, la de mi sueño. No hace falta pensar mucho porque ya estoy bastante excitado y comienzo a mover la mano arriba, abajo, arriba, abajo, arriba, abajo, arriba, abajo, sus tetas pequeñas, arriba, abajo, su culo respingón, arriba, abajo, arriba, abajo, su fina cintura que puedo agarrar y tocarme ambas manos, arriba, abajo, su pequeño coño cerrado y húmedo a la vez, arriba, abajo, arriba, abajo, arriba, abajo, sus labios carnosos cubiertos de brillo junto a mi polla... Me voy. Listo, mi semen sale sin salpicar demasiado, dejando un lago blanco sobre mis abdominales y alrededor de la pelvis.

Voy a ducharme. Una ducha pausada lenta, con agua caliente. Y me pongo a pensar... ¿quién será ella?

La asistenta de mi padre me llama desde abajo dulcemente, sabe que si no está de patitas en la calle, como las otras trece... Obediencia zorras, eso es lo que quiero. Tampoco es tan difícil, ¿no?

Odio a mi padre, pero la verdad es que tenemos mucho en común, nos gustan las criadas perras fieles. Sumisas, obedientes, que nos coman la polla cuando queramos. Por mi parte, nunca las he dejado hacer, porque sinceramente me da asco. Pero se que mi padre se las ha follado a todas. De hecho se de alguna, a la que ha despedido por no follar como una buena perra.

Mi padre es un gran magnate. Tiene a demasiada gente chupandole el culo y la polla cuando quiera. El dinero es lo que tiene amigos. Y yo su único heredero. Es justo que tenga lo que se me apetezca, ¿no? Por mi 17 cumpleaños mi padre me trajo nada más y nada menos que 8 putas sola y exclusivamente para mí. Dijo que había contratado a 17, la edad que cumplía, pero que no pudo resistirse a quedarse él con las 9 sobrantes. Y folle con todas hasta que me cansé y les hice follar a las unas con las otras. Hubiera sido una buena forma de perder la virginidad si no fuera porque la perdí con mi putita, pero esa es otra historia.

Esta mañana mi criada había preparado un buen desayuno. Pero es su deber, no le voy a dar las gracias por ello.

El timbre empezó a sonar de una manera familiar. Poncho había llegado ya. Poncho es mi mejor amigo desde hace años, vamos juntos al colegio desde que eramos críos. Su padre también conserva una buena pasta, pero ni comparación con mi viejo. He llegado a pensar que mi viejo es de la mafia, pero bah, tonterías.

Poncho es alto, más o menos de mi estatura, de pelo castaño claro y ojos azules. A las tías se le caen las bragas con ese aire "dulce y romántico" que desprende, pero él... Ni puto caso. Al final pensaré que es marica. Pero nada, nada, eso no cambiaría que sea mi mejor colega.

El primer día de colegio nos espera así que hay que darse prisa... Hoy tengo el presentimiento de que algo nuevo va a cambiar todo.

A propósito, mi nombre es Samuel, pero podéis llamarme Spike.