Spin off: Segunda parte
Tengo una nueva amiga, Puri ( ver el pagafantas )
Spin off: Segunda parte
El tiempo pasaba agradablemente en la casa, yo era muy aplicada y apenas tenía problemas con las compañeras y los jefes. El amo de vez en cuando me daba la oportunidad de follarme, y claro está a la gobernanta la tenía siempre contenta. Era aplicada, además en mi formación había sido instruida en idiomas, hablo inglés y francés de forma fluida, por lo que era una de las mujeres de la casa con más atenciones para con los invitados del amo. Era divertido, porque las más de las veces, no tenía que hacer nada, simplemente dejarme follar y complacer en todo lo que fuera al invitado, pero muchas veces estaban tan borrachos o pasados de todo que vamos, se quedaban fritos. Un día el amo me mando llamar:
- ¿Puedo pasar, amo?
- Sí, doce…pasa.
- Estoy realmente contento contigo, de hecho eres una de mis posesiones más preciadas, eres aplicada, disciplinada y creo que no te hemos castigado ninguna vez, además la gobernanta no habla mal de ti, que no es poco.
- Gracias amo.
- Necesito que me ayudes con un proyecto que estoy llevando a cabo, hoy viene una nueva adquisición y quiero que la eduques tú.
- Me siento muy honrada, amo.
- La condición es que no quiero que le pegues, has de hacerlo de manera de que domes a esa fierecilla sin que tenga marcas en tu cuerpo, si lo consigues serás ascendida a la categoría de ayudante de gobernanta. Si fracasas, tendré que venderte a algún pervertido que te use como letrina.
- Gracias otra vez amo.
- Ahora ve a tu cuarto, creo que ya debe de estar a punto de llegar.
- Si amo.
Cuando entré en mi habitación, me encontré con lo que era ya de por sí un despojo que atendía al nombre de Puri, pero el amo le había puesto su peculiar numeración, trece. No pude que sentir lástima hacia la pobre chica, así que la desaté, no sin antes hacerle prometer que no intentara nada malo, si lo hacía nos castigarían a las dos, recibiendo yo el doble por estar al cargo de ella. Ella accedió y cumplió con lo pactado, le di una toalla y gel para que pudiera ducharse, yo le ayudé embadurnando todo su cuerpo con el gel, tenía la zona del pubis muy descuidada, cardenales y arañazos por todo el cuerpo. Una vez fuera la sequé con toda la delicadeza del mundo, tenía un cuerpo precioso, pero se notaba que había sufrido mucho. Me dio mucha pena la pobre, además estaba muy delgada, aunque estaba prohibido, yo siempre tenía algo de comida escondida en mi habitación. Una vez seca, le cepillé el pelo y le puse crema por todo el cuerpo, cuando pasaba por su culo, ella emitía gemiditos de placer y yo que quería complacerla, pues le fui masajeando poco a poco hasta llegar a su vagina. Entonces ella se removió violentamente.
- No, por favor……
- Tranquila, no quería hacerte daño. Lo siento, le contesté.
- No, si tú me has tratado bien, pero…
- Sí lo he visto en tu cuerpo, te han tratado realmente mal, -le dije mientras le acariciaba el pelo.
- Gracias, me llamo Puri.
- Sí, lo sé, pero aquí no nos llamamos por el nombre, tú eres trece y yo doce. Me han encargado una misión muy difícil, tengo que hacerte dócil para el amo, pero no quiero hacerte daño y sé que eres inteligente, estamos solas las dos, no podemos hacer gran cosa excepto doblegar nuestra voluntad y todo irá bien, en cambio si no lo haces pasaremos las dos por el suplicio que tú ya has pasado.
- Pero eso está prohibido, -dijo ella indignada.
- Estará prohibido, yo no lo sé. Llevo viviendo en estos ambientes desde que tengo uso de razón, los cabrones de mis padres se desentendieron de mí.
- Dios, ¡qué barbaridad!, -dijo ella llevándose las manos a la cabeza.
- Sí, es cierto, no he conocido otra cosa que esto, por eso te digo que sólo tienes que seguir unas premisas muy sencillas, sé que no te van a gustar, pero créeme, si no obedeces será mucho peor. ¿de veras quieres volver a lo anterior?, o ¿prefieres hacer unos sacrificios para que por lo menos no te peguen?
- ¡No!, cualquier cosa con tal de no volver a la jaula, cualquier cosa con tal de no volver, por favor, doce ayúdame, pero no quiero volver con esa gente, con los perros, ¡ayudame!3
- Ven a mi regazo, le dije con dulzura, por desgracia no nos queda otra cosa que aguantar, has de saber que si fracaso tendré que ir contigo al sitio de dónde vienes, y si te castigan yo tendré que soportar el castigo, pero no me gusta el castigo físico, lo odio y no quiero que la gente sufra, no me gusta el sufrimiento, por eso me aplico, para evitarlo a toda costa. Yo no sé nada de ahí fuera, te puedo enseñar lo de aquí dentro y tú de lo de ahí fuera.
- Vale, pero me harán daño…
- Mira, esto es muy sencillo, tu eres una mujer inteligente, lo intuyo y mi intuición rara vez me falla, la forma que tienes de expresarte, significa que tienes estudios y seguro que hablas idiomas.
- Sí, trabaja de secretaria, pero…todo esto de que vale aquí.
- Pues…el amo nos utiliza para todo, somos su servicio, cuidamos de esto y nos follan, pero a las mejores, nos utiliza para las fiestas que el da para que atendamos a los invitados, a cada una nos asigna a uno, en el peor de los casos es un polvo más, en el mejor el cliente está tan borracho o drogado que ni siquiera se entera, te metes su polla en la boca y haces como te folla, el no se acuerda ni se va a acordar, esa noche duermes con él en la habitación, durante esos días estas eximida de todo trabajo, no hay que servir mesas ni limpiar ni planchar, ni nada. Además el resto del tiempo aunque haces faenas de la casa, trabajas la mitad que el resto, el resto del tiempo lo dedicamos a estar guapas.
- Entiendo, pero yo no quiero que me violen.
- No te violan, tú te los follas, en el caso de que te follen, yo te enseñaré un par de técnicas para que se corran bien rápido. Sí tú eres lista y consigues recabar mucha información que es lo que en realidad quiere el amo, estás recompensada con lectura, o con rebajes de servicio, con lo que puedes ir al gimnasio y a veces hasta pasear al aire libre.
- Ya veo por dónde vas, o sea que tú quieres que yo esté a tu altura. Y ¿qué pasa si el cliente del amo se propasa?,
- Si el cliente te hace daño, pero de verdad, no vale que de muerda una teta o te dé un azote, esto es que te cruce la cara o que te haga sangre, pues se lo dices a la gobernanta, para que el amo se lo recrimine al invitado, el resto corre por cuenta de ellos. Otra cosa más, la gobernanta es la más peligrosa, me odia y probablemente estará deseando que fracase, imagino que está viendo peligrar su puesto conmigo, te va a llevar al límite, no caigas en su juego.
- Vale, pero hay cosas que…
- Mira, nos va la vida de las dos en ello, sé que lo que te estoy diciendo no es agradable, pero es lo que hay. Como te he dicho al principio, no podemos hacer gran cosa.
- Te prometo que me esforzaré, aunque sólo sea por el hecho de que no te pase nada, eres la única persona que me ha tratado como una persona en meses, ahora, ¿qué hacemos?
- De momento te voy a enseñar todo esto, te llevaré a la enfermería para que te curen y al gimnasio para que te depilen, otra norma, todas inmaculadas, en sentido estricto.
- ¿me van a depilar el pubis?
- Sí, es marca de la casa.
- Bueno, pues vamos allá. Dijo ella con una decisión implacable.
Eso fue sencillo, no creáis que todo fue un camino de rosas y más con la gobernanta encima de ella todo el tiempo, pero es cierto que se convirtió en una alumna más que aplicada, era buena e inteligente, yo le fui adoctrinando en las distintas disciplinas amatorias, oral, anal, masturbación, como lavar a un hombre, masajes tailandés, y sobre todo como tenía que comer un coño por si la gobernanta lo pedía y demás técnicas sexuales. Un día tuvo un pequeño error de derramar algo de agua en la mesa, la gobernanta tenía por fin su excusa para darme bien para el pelo, con ella presente. Pero el peor error fue pedirle a la gobernanta que fuera indulgente, la muy cabrona me dio una somanta de palos mientras otra de sus acólitas me descarnaba el culo. La muy puta se paso tres pueblos conmigo, el escarmiento, hizo que Puri se esmerara más, más que nada para que me dejaran tranquila a mí.
Al cabo de un par de meses el amo nos hizo llamar, yo ya le había advertido sobre el bautizo de fuego con el amo, por lo que tenía que seguir todas las premisas, si todo iba bien, el amo nos compensaría con creces a las dos. Algo no fue bien, ella puso una cara muy rara, pero al final cumplió con lo pactado, el amo acabó complacido, yo tenía que hacer lo mismo que hizo la gobernanta conmigo pero procuré que no sufriera mucho, una vez terminado todo el amo le dijo a trece que se fuera a su habitación.
- Tú quédate, doce…
- Sí amo.
- Has hecho un gran trabajo, estoy muy satisfecho con el resultado.
- Gracias amo.
- ¿Qué sabes de ella?
- No mucho…amo, sé que anteriormente la había intentado doblegar a la fuerza, por eso yo he usado una técnica opuesta.
- Bien hecho, los amos no debemos someter a la fuerza, sino desde el convencimiento. ¿crees que estará preparada para una de mis fiestas?, piénsalo bien, si sale bien estará en la elite de mis posesiones, si sale mal, las dos saldréis de aquí al infierno del que ella ha venido.
- Sin duda amo, está preparada…yo respondo por ella.
- Eso es lo que quería oír, ahora vete, tenéis toda la semana libre para que termines su formación, quiero que esté perfecta, ahora retírate.
- Así será amo.
Una vez en nuestro cuarto, le ayudé a limpiarse los restos de la aventura con el amo, en la ducha, la lavé con todo el cuidado que podía, pero ella estaba rara…
- ¿Qué te pasa?
- Conozco al amo…
- Ya, y yo…
- No es eso, yo conozco al amo, sé quién es fuera de este ambiente.
- Y de qué te va a servir eso…
- Ahora de nada, pero más adelante ya veremos.
- El amo quiere que te incorpores al grupo de las mejores, pero si no sale bien, puede que tengamos problemas las dos, yo he dicho que sí, así la gobernanta te dejará tranquila. Es necesario que lo hagas todo al pie de la letra, tal y como te he enseñado, no me falles por favor, nos jugamos mucho en esto.
- No te preocupes, espero que nadie tenga la tranca que se gasta el amo.
Una vez más ella se poso en mi regazo, íbamos ataviadas únicamente con el albornoz pues acabábamos de salir de la ducha, yo le fui dando un masaje suave en los hombros para que olvidara el mal rato por el que acababa de pasar, no sé por qué pero fui bajando las manos hasta su pecho para seguir masajeándolo, ella no se apartaba sino que se mordía el labio y daba unos dulces gemiditos de placer, por lo que decidí jugar a sintonizar la radio con sus pezones, tal y como sabía hacerlo haciendo unos circulitos suaves alrededor de las aureolas de sus pezones. De que quisimos darnos cuenta estábamos las dos desnudas besándonos la boca y acariciándonos mutuamente, sus manos recorrían mis pechos mientras yo había bajo una de las mías para poder masajear su clítoris, estábamos realmente bien las dos, tan a gusto disfrutando la una de la otra, lo mejor de todo fue cuando pude disfrutar de su coño recién aseado y lampiño, cuidado por mí con esmero durante mucho tiempo, parecía que estaba allí esperando a que mi lengua lo invadiera. Puri, en contra de lo que era de esperar, me estaba agarrando del pelo para evitar que me retirara del sitio, pasé a succionar su clítoris mientras con los dedos índice y corazón la penetraba hasta alcanzar esa zona rugosa conocida como “punto G”, entonces le vino el orgasmo, mi saliva estaba inundada de ese sabor intenso, que es el de los flujos de su vagina, estalló y volvió a estallar un par de veces más, hasta que ella decidió tomar revancha conmigo y sin encomendarse a nadie más puso su cabeza entre mis piernas, repitiendo uno por uno, todo lo que yo anteriormente le había hecho, pero algo sucedió, algo que jamás me había ocurrido antes, si bien es cierto que había disfrutado con el sexo, lo tenía más bien como una obligación. En este caso el disfrute era más intenso, el escalofrío que recorrió mi cuerpo por mi espalda, nunca lo había sentido como tal. Nuca me habían temblado las piernas de la manera que acababa de experimentar. Por primera vez en mi vida había experimentado lo que se denomina un orgasmo de verdad, había oído a mis compañeras al respecto, pero es cierto que nunca lo había sufrido en mis carnes. Desde aquél momento, mi relación con el sexo cambió de manera radical, quería disfrutar de esta sensación inédita.
Mi improvisada amante, me regaló un beso profundo y con su lengua llegó a mis amígdalas, después de esta prolongada muestra de amor, apoyó su cabeza en mi regazo y nos quedamos dormidas plácidamente. Al día siguiente, nos levantamos y continuamos la jornada como si nada hubiese ocurrido entre ambas, no entendía lo que me estaba pasando, yo que era fría y calculadora tenía la cabeza tan embotada en mis pensamientos, que al final me costó un castigo de veinte fustazos en mi culo, cosa que me jodió bastante. Una vez en nuestra habitación ella me preguntó:
- ¿Qué te ha pasado hoy?, no es normal que hayas cometido tantas faltas.
- No lo sé, pero hoy no tenía la mente en lo que estaba haciendo.
- ¿Es por lo que hicimos anoche?, dijo ella con la cara consternada.
- Sí, la verdad es que sí…
- ¿Es que no te gustó?, volvió a preguntar.
- Sí, ese es el problema, nunca había sentido algo igual y eso ha hecho que estuviera en una especie de nube.
- Vamos a ver, ¿me estás diciendo que nunca has tenido un orgasmo?
- Como el de ayer no.
- Ahora lo entiendo todo, pobrecita mía. Me dijo mientras me daba un beso.
- No, pobrecito mi culo, la gobernanta se ha cebado bien conmigo.
- Date la vuelta que te voy a poner un poquito de crema y verás cómo te alivia.
- Pero no intentes nada, ¿lo prometes?
- Sí, no creas que tengo hoy el chichi para mucha feria.
Mi amiga, fue aplicándome la crema con una dulzura que me llevó a recordar mi infancia, cuando me caí y mi madre me aplicó un remedio casero con la misma suavidad y ternura que trece hacía ahora conmigo, eso hizo que asomaran dos lágrimas de mis mejillas. Yo que nunca había llorado en los castigos más severos, ahora estaba llorando como una idiota, no lo entendía, hacía años que no recordaba la cara de mi madre pero en ese momento la podía ver perfectamente, ¿qué me estaba pasando?...
- ¿Qué te pasa?; ¿Por qué lloras?; ¿Te he hecho daño?
- No, sólo que me he acordado de alguien que hacía tiempo que no lo hacía…
- ¿De tu madre, verdad?
- Sí, como lo sabes…
- Pues....porque yo me acuerdo de ella sobre todo cuando me acaricias la cabeza apoyada en tú regazo.
- Es posible, pero yo no me acuerdo de nada de ella, ¿sabes que me vendieron?
- Eso es imposible….dijo ella con cara de sorpresa.
- Sí, me abandonaron y me vendieron al marqués que fue el que me educo como una perfecta sumisa.
- ¿Pero tú cuanto tiempo llevas en esto?, dijo Puri con cara de acongojo.
- En esta casa, llevo ya tres años….bueno no lo sé exactamente, ya sabes que no se nos permite llevar calendarios. Pero antes, estuve en una especie de escuela donde se nos prepara para esta vida.
- ¿Cuánto tiempo?
- Otros ocho o nueve años.
- O sea, ¿que siempre has sido una esclava?
- Sí.
- Eso es injusto, como se puede permitir esto, dijo muy indignada.
- Es lo que hay.
- No sabes nada de la vida ahí fuera, ¿verdad?
- No.
- Yo te enseñaré cosas que se hacen ahí fuera, así te compensaré por lo que me estás ayudando.
Nos abrazamos y nos volvimos a quedar dormidas abrazadas. Durante los siguientes meses, Trece cumplía con lo acordado, además de seguir con nuestras tareas. Pero algo ocurrió durante una fiesta dada por el amo, a ella acudieron dos jóvenes que nunca antes había visto por estos lugares, a mí me asignaron a uno un ruso guapísimo y además no me dio mucho que hacer puesto que estaba preocupado con un negocio, simplemente me pidió que quería dormir, a mí amiga un español joven y muy guapo, por los ruidos de la habitación se lo pasó muy bien, al día siguiente de la primera noche ella estaba radiante como nunca la había visto. Puri no quiso contarme nada durante esos días, pero cuando, la fiesta terminó y los invitados se fueron, ella llegó radiante de felicidad.
- Me voy de aquí.
- ¿Queeeeé?
- Lo que oyes, me acaban de comprar, me voy de aquí.
- Tengo un nuevo amo, es joven y muy guapo, hoy me ha follado como nunca. Estoy deseando mudarme.
Durante los últimos días, mi compañera no estaba para muchas cosas, se notaba que estaba pensando en el traslado, pero….¿por qué ese cambio?, no lo entendía, odiaba al amo y todo lo que representaba, su suerte no iba a cambiar, pero lo peor de todo. No entendía que me olvidara de esa manera, yo estaba jodida y por eso me volví a mi antigua careta de dura e impenetrable, tenía que seguir aquí. Ella lo notaba, pero en nuestra complicidad creo que lo entendía. El día de la despedida, vino a verme.
- La gobernanta, acaba de decirme que recoja mis cosas que me voy, pero me ha pedido que no se lo diga a nadie. Sólo lo sabes tú.
- Gracias. Dije secamente.
- Gracias por todo, ahora quiero pedirte una cosa.
- No pienso hacerte más favores, me has dejado tirada.
- Aguanta, lo que te hagan y no olvides lo que te he enseñado.
Acto seguido, me dio un abrazo y un beso en la mejilla, para después desaparecer de mi vida, no he vuelto a saber de ella hasta ahora, que me ha enviado un emisario para ayudarme.