Spanish slipper -3-

La tía se folla a la sirvienta y la ama de llaves se folla a a la sobrina

Eran las 12 de la noche. A Genoveva le dolía la cabeza. En camisón, descalza y con la luz apagada, fue hasta el otro extremo de la casa donde estaba la habitación de su tía para pedirle una aspirina. Lo que vio al dar la vuelta en la esquina del pasillo la dejó de piedra. Dorotea, la ama de llaves, en camisón, agachada enfrente de la puerta de la habitación de su tía, la espiaba con un ojo pegado al agujero de la cerradura. Se pusó detrás de la mujer. Vio que tenía una mano dentro de las bragas. Se estaba masturbando. Posó una mano en el hombro de Dorotea. La mujer, con el susto, se cayó de culo. Con la respiración acelerada, muy en bajito, le dijo a Genoveva:

-No me descubra, señorita.

Genoveva, también muy en bajito, le preguntó:

-¿Qué mirabas para estar masturbándote?

-Eche una ojeada.

Genoveva miró por el agujero de la cerradura y vio algo raro, vio a Celia, la sirvienta, que desnuda estaba como un tren, arrodillada y besando la suela de una zapatilla de felpa de color marrón. Pero lo que más le impresionó fue ver  a su tía con el pelo suelto, con aquellas tremendas tetas y aquel gran culo. Tanto la impresionó que su chochito se le comenzó a abrir y cerrar. Oyó como su tía le decía a la sirvienta:

-Cómemela, cariño.

Vio como Celia le comía el coño a su tía, y su chochito siguió con la fiesta: Abre, cierra y suelta aguadilla. Abre, cierra y suelta aguadilla...

A Genoveva ya le pasara el dolor de cabeza. Sintió la mano de Dorotea acariciar una de sus nalgas.

-¿Qué hace?

Dorotea le susurró:

-¿Quiere que se la coma?

Genoveva dejó de espíar a su tía.

-¿Sabe hacerlo?

-Me enseñó su tía.

-Esta es la casa del pecado. Ahora sé el por qué de la confesión diaria.

-Lo de la confesiónn diaria es porque el cura es de la edad de su santa tía y nuy guapo. Ya me entiende.

-¡Ahí va la hostia! Cura, sivienta, ama de llaves..

Genoveva sintió unos golpes que venían de la habitación de su tía: ¡Plas, plas, plas, plas...! Volvió a poner el ojo en la cerradura, y vio que su tía se había sentado en un silla. Tenía a Celia en su regazo y le estaba dando con una zapatilla marrón unos fuertes zapatillazos. Temblando, dejó de mirar, y exclamó:

-¡Qué horror!

Genoveva le tenía un miedo terrrible a los castigos físicos y pánico a las zapatillas. Dorotea, sintiendo los zapatillazos y los gemidos de Celia, volvió a neter la mano dentro de las bragas.

-Deje de tocarse, loca. ¿Sabe lo que le está haciendo mi tía a Celia?

-Sí, le esta dando con la zapatilla en las nalgas. Su tía sabe dar con la fuerza justa para que guste. Celia no tardará en correse.

Genoveva volvió a mirar por el agujero de la cerradura. Celia ya estaba de pie... Su tía estaba en cuclillas comiéndole el coño. Sintió a Celia decir:

-Me voy a correr, señora.

Y a su tía responderle:

-Córrete, bonita.

Genoveva vio como por debajo del mentón de su tía iba cayendo flujo al  piso, y como las piernas de Celia temblaban con el placer del orgasmo que estaba teniendo. El chochito de Genoveva volvió a las andadas.

Dorotea, que al igual qur Genoveva oyera los gemidos de placer de Celia, le dijo:

-Ahora se la comerá Celia a su tía. Ahí, de pie, estén donde estén. Apostaría una cena a que su tía se corre antes de un minuto.

Genoveva, sn dejar de mirar, y susurrando, dijo:

-¡¿Tan rápido?!

-Cuando su tía la come es porque también ella está muy cerca del orgasmo.

Dorotea le metió una mano por debajo del camisón y tocó el chochito de Genoveva por encima de las bragas empapadas. Como no le dijo nada, le bajó las bragas. Le lamió los labios mojados. Le metió la punta de la lengua y sintió como la pequeña vagina se cerraba, apretaba la punta de su lengua, se abría y echaba jugo, se cerraba, apretaba la punta de su lengua, se abría y echaba flujo....

Genoveva, gozando de la lengua de Dorotea vio como su tía cogía la cabeza de Celia, movía su pelvis, y echando la cabeza hacia atrás y entre gemidos. le llenaba a la joven la boca con el flujo de un largo y fuerte orgasmo.

Dorotea le dijo a Genovea.

-Ya acabaron. Tenemos que irnos.

Genoveva, caliente como estaba, no iba a dejar que se fuera la ama de llaves.

-Vamos para mi habitación.

De  camino a la habitación, a Genoveva le vino a la cabeza Clara y su leyenda.

-¿Mi tia azota siempre con la misma zapatilla?

-No.

-¿Ha oído hablar de SPANISH SLIPPER?

-Es una zapatilla de colección. Existen sólo dos ejempares. Uno lo tiene su tía en la caja fuerte, y el otro dice que pude que lo consiga algún día.

-¿Como se enteró de eso? ¿La azotó con ella?

-Me enteré porque la vi en la caja fuerte el día que me dio la combinación y le pregunté porque tenía allí una zapatilla, y respecto a la segunda pregunta, la respueta es no. Esa zapatilla es demasiadio valiosa como para azotar a nadie con ella.

-Guarde esta convesación en el mismo secreto de nuestra aventura.

-Lo haré, señorita, se lo prometo.

Ya en la habitación...

Dorotea y Genoveva se desnudaron... Dorotea, desnuda, era un mujerón, con grandes tetas y un buen culo... Desnuda era la luz de esa oscuridad que quería transmitir con su forma de vestir y con su seriedad.

Dorotea besó a Geoveva en los labios, y le dijo:

-Échese boca abajo en la cama y disfrute.

Genoveva se echo en la cama, Dorotea abrió las piernas de Genoveva y se arrodilló entre ellas. Luego su lengua fue del periné al clitoris pasando por el ojete, la vagina y los labios rosados... después subió acariciando con los pezones de sus tetas la espalda de Genoveva.... Besó su cuello y sus labios. .. Genoveva quiso llevar una mano a su chocho mojado, la ama de llaves se la cogió con la suya y no pudo hacerlo.

-Déjeme hacer a mí, señor¡ta.

Dorotea se estiró y cogió una de sus alpargatas de color gris, con el piso acolchado, y le dijo:

-La voy a azotar. Ya verá como le gusta.

Genoveva se incorporó como si fuera un resorte.

-¡No! ¡Odio las zapatillas!! ¡¡Producen un dolor insoportable.

-¿Pero a usted cuántas veces la han azotada, señorita?

-Una y me llegó bien.

-Mis zapatillas son acolchadas. Tienen esponja en el piso. Ponga una mano.

Genoveva puso la mano. Dorotea le dio con ella en la palma de la mano y casi no la sintió.

-Aún así...

-Siéntese en el borde de la cama y azóteme usted a mí.

Genoveva se sentó en el borde la de la cama. Dorotea se echó en su regazo. Le dio con la zapatilla dos veces en cada nalga.

-¡Muchas más y con más fuerza!

Genoveva, en un flash, se vio echada en el regazo de su padre, que resultó ser su abuelo. El cabrón le estaba dando en las nalgas con una zapatilla de suelo de goma. Recordó sus gritios de dolor... Tuvo otro flash... Ahora era ella la que tenía a su merced las nalgas de aquel viejo asqueroso que la había abandonado a ella y a su madre. ¡¡Plas, plas, plas, plas, plas...!! Estaba cegada. Cada vez le daba con más fuerza, y más, y más, y más. ¡¡¡Plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas...!!! Dorotea, que se estaba masturbando, al empezar a sentir dolor, se corrió. Sus gemidos de placer y el flujo de su corrida, que al echarse para adelante, caía en los muslos de Genoveva, hizo que la joven saliera del trance en que se había metido.

Genoveva al acabar de azotar a Celia tiró la zapatlla al piso de la habitación poniendo una cara que parecía que se estaba deshaciendo de algo nauseabundo. Dorotea supo que algo le pasara por la cabeza. No preguntó, sólo le dijo:

-Relájese y échese boca arriba sobre la cama.

Genoveva se echó sobre la cama. Dorotea se metió entre sus piernas. Lamió de los muslos parte del jugo de la corrida que había echado. Vio que Genoveva estaba mojada, muy, muy mojada. Le pasó la lengua por los labios. Metió la punta de la lengua en la vagina, esta se la atrapó con una contracción... Al  abrirse le comenzó a llenar la boca de flujo y ya no hubo manera de parar la marea de placer que se acercaba.

Genoveva le cogió cabeza a la ama de llaves, con fuerza, como si tuvieta miedo que se le escapase, y moviendo el culo alrededor, se corrió en su boca gimiendo y sacudiéndose como una loca.

Contuniará