Soy yo, tu vecina

Ojalá tú leas esto...

¿Te acordarás de mí?

Muchas veces cuando salía o entraba de casa, estabas sentado en el banco de la entrada, y me clavabas los ojos al pasar. Qué mirada de guarro que tenías. Qué sonrisa pervertida.

Me hacías poner incómoda, pero mucho más era lo que me ponías cachonda, ¿sabías? ¡Te dedicaba pajas y todo! Tantas pajas, te dediqué...

Quizá algo sabías, porque un día cuando volví del colegio a comer a casa,

subiste conmigo en el ascensor y me miraste ya con descaro. Y al rato, cuando bajaba para volver al cole -siempre bajaba por la escalera-, al pasar por el primer piso dio la ¿casualidad? que te crucé, allí estabas, por bajar tú también. ¿Me estabas esperando...?

Como sea, bajaste conmigo... En el entresuelo me cogiste del brazo... Me paraste... Y sin decir agua va... Dios mío, cómo me morreaste... Cómo metías lengua... ¡Y yo que me dejé como si nada! Y joder, me dejé también cuando me metiste mano por debajo del pantalón hasta el coño, ¿recuerdas lo chorreada que estaba? Chorreadísima...

Y no conforme con meterme mano tú, cabrón, tomaste la mía y la llevaste a tu paquete, me lo hiciste frotar... ¿Y yo? Pues te bajé la puta cremallera, te agarré la polla, y te hice una paja ahí mismo, en el puto entresuelo de mi edificio, hasta que te corriste. Con tu lengua bien clavada en mi garganta.

Y entonces se oyeron pasos, me asusté, y salí volando al colegio.

Te crucé algunas veces más, y me mirabas con tus ojos guarros, pero... ¿Por qué nunca más me hablaste? ¿Por qué no intentaste nada más? ¿No sabías que moría por ti, que podrías haber hecho lo que quisieras conmigo? ¿Por qué unos días después ya no te vi más? ¿Te mudaste? ¿A dónde te habrás ido?

Yo nunca te olvidé, ¿y tú? No te lo dije, pero la tuya era la primera polla que tocaba... ¿Hará el destino que leas esto aquí, y me busques, para terminar lo que una vez empezaste? Ojalá.

No puedes haberme olvidado. Soy yo, tu vecina... La que comías con los ojos... La que morreaste, y manoseaste, la que te hizo una paja en el entresuelo... Sabes quién soy, ¿verdad? Tú por entonces tendrias unos 50 años, ¿puede ser?

¿Y yo? Yo tenía exactamente 13.