Soy villero 1 brian gonzález.

Historia de un muchacho criado en una villa, mi maestro, mi viejo, para ganar "unos mangos", quién la tiene más larga, de "trapito", ubicación, tecnología, no puede ser, hormonas, secundaria, amor filial, peregrinación.

SOY VILLERO...BRIAN GONZÁLEZ.

Ésta es la historia de un muchacho que ha nacido y vive en una villa miseria, dónde viven los que tienen muchos problemas…

El principal es el económico, no les alcanza la guita…

Las casillas son hechas de madera, algunos hacen construcciones de material, viven todos amontonados…

La villa de éste muchacho está ubicada en plena capital federal de la República Argentina…

El relato trata de lo que cuenta desde chico hasta grande, desde la primaria a terminar la universidad…

Buena altura, casi un metro ochenta, ojos claros, físico de alguien súper entrenado y un buen miembro viril…

Mi maestro…

Claro que mierda, creo que fui el único que lo escuchó…

A mi maestro de grado…

Él mofletudo, gordito, con unos anteojos bastante poderosos, en los que se notaba que “no veía un carajo”…

Cuando dijo “la única oposición que tenemos contra el imperialismo, es estudiar” y me quedó…

Me quedó, cuando volví de la escuela a la villa me sentía diferente, yo sería diferente…

Siiii, sería diferente….

A medida que pasaban los días más lo escuchaba, pasó a ser mi ídolo, cada cosa que él decía a mí se me quedaba registrada a fuego…

Empecé a estudiar…

A leer, libros, diarios, artículos de revistas, lo que no entendía se lo preguntaba, a mi maestro, mí ídolo…

Él si no lo sabía me decía…

Dejame que lo investigue y después lo hablamos.

Así me respondía a todo, más de una vez lo acompañe a tomar el bondy…

Él creo que como tres veces me invitó con un helado, nos sentábamos en un banco de la plaza y me contó que vivía en un “yotivenco” en Parque Patricios, con los años descubrí que para mí era como una figura paterna…

Tenía ocho a diez años y mi viejo en “naca”…

Lo tuve en tercero, en cuarto y en quinto…

Después no lo tuve más porque en una manifestación lo mataron los canas hijos de puta…

Nunca te voy a olvidar maestro querido…

Y sí yo le haría caso…

Ya que soy muy pobre, soy villero, voy a estudiar, es gratis y me gusta…

Mi viejo…

Un vivo bárbaro mi viejo, Juan González, tucumano, se las sabía todas…

Por eso vivíamos en la villa, por eso cenábamos muchos platos de mate cocido…

Por eso tenía unas zapatillas que solo me las tenía que poner para ir a la escuela…

Por eso mi madre trabajaba como 11 horas por día limpiando casas…

Muy vivo era mi viejo…

Tan vivo que en un asalto a un banco, él era el chofer y fue al único que agarraron…

Con una cámara de la ciudad salió “escrachado”, le dieron 20 años de cárcel…

En el asalto mataron a un guardia y él, el más vivo se la tuvo que comer doblada…

Lo bueno que resultó de todo eso es que parece que hizo un arreglo con sus compinches, que nos pasarían plata por mes para que podamos vivir mi madre y yo…

Eso sí…

No podíamos salir de la villa, no podíamos ir a vivir a otro lado, siempre en la villa, para que nos tuvieran controlados…

Al tiempo descubrí pensando que los compinches son de acá, son villeros como nosotros…

Y qué mierda hacen en la villa si se afanaron un montón de guita…

Ve tú a saber…

Para ganar “unos mangos”…

Creo que a la semana de caer en naca mi padre me dijo el Néstor de “hacer algo”…

Iríamos a la calle Florida, tendríamos que manotear algo y salir cagando…

Yo lo pensé y le dije…

Pero es una boludés man, lo podrás hacer una vez, después te dan la naca…

Claro no le gustó un carajo lo que le dije…

Y decime pendejo…

Refiriéndose a mí, yo tenía 8 años…

Cómo tendríamos que hacer…

Mirá los africanos, negros de mierda, ponen una manta en el piso, nos acercamos y le afanamos algo…

Vos tas loco me contestó, si nos llegan a agarrar nos rompen el culo a patadas, tenemos que pensar en algo que nos deje unos mangos…

Terminamos atendiendo los puestos de los africanos mientras ellos se iban a comer o a coger, algo ganábamos…

Un día el maestro Atilio me lo hizo ver…

No es lo mismo estudiar cuando vos nacés en la villa que si nacés en un country…

Además que no te alimentás bien, que no tenés los medios necesarios, te faltan las oportunidades en la villa…

Y entonces qué mierda tenemos que hacer maestro… Romperse el culo estudiando (así lo dijo), tratar de nutrirse de mucho conocimiento para después poder aplicarlo, la inteligencia no es estudiar mucho, sino sacar lo más posible de lo poco o mucho que se ha estudiado…”

Es mi ídolo el maestro Atilio…

Un día mientras tomábamos un helado en la plaza me contó que no tenía padre, lo habían matado en la guerra o no sé qué, que vivía con su madre, en un “yotivenco” de Patricios que jugaba al arco, que era bueno con el ajedrez…

Con qué pregunté, después me enteré qué era ese juego…

Quién la tiene más larga…

El hijo de puta del Yony me embarcó en semejante quilombo…

Habría que demostrar quién la tenía más larga…

Yo había cumplido nueve, dos años que tenía al maestro Atilio…

Y hubo que ponerla arriba de la mesa, todos de testigos, la mía, a mí entender era unos milímetros más grande que la del tuerto, pero él tenía como cinco años más que yo y se armó semejante discusión, que terminó en una pelea entre todos…

Yo que tenía nueve, era más alto que la mayoría de mi edad y hasta de once, pegué unas piñas pero terminé con un ojo morado y un corte en los labios de una piña que recibí…

Desde ese día el hijo de puta del Yony aceptaba desafíos de mi misma edad, no perdí una…

En la canchita de fútbol a cada rato nos agarrábamos a piñas…

La mayoría de las veces eran los grandes que se agarraban y nosotros para no estar al pedo también…

Ahí era ganador…

Claro como jugábamos por categorías, yo le sacaba varios centímetros a todos y me la bancaba…

Con quien no me la bancaba era con mi vieja, la puta madre, perdón mami, pero cómo pegaba la guacha, agarraba un cinto y me la daba…

La mayoría de las veces tenía razón por la cagada que me había mandado, pero otras veces me pegaba por las dudas…

De “trapito”…

Claro cómo eran muchas cuadras las que tenía que controlar el Pablo, me llamaba a mí…

Cuando jugaba River de local él era el encargado de custodiar los automóviles y cómo era como seis cuadras, se le escapaban algunos…

Contrató a un personal, a mí, yo encaraba al señor o a la señora y le pedía “una contribución voluntaria de …. pesos”.

Como siempre me decía mi maestro Atilio…

Las cosas hay que pedirlas con educación y resultaba, otros medio “apretaban” a la gente y no sacaban tan buenos resultados como yo, trabajaba de “trapito”…

Ubicación…

Mi casilla tenía una sola habitación, con dos camas, una para mi madre y otra para mí…

El asunto era cuando mi madre traía a algún “macho” para coger…

Me daba por las pelotas que mi vieja se dejara coger por cada uno, todos unos flor de hijos de puta…

Yo tenía que ir a dormir a un cuartucho que estaba en una casilla que hacía de aula para la escuela de adultos…

Ahí una maestra le daba clases a gente grande, hasta había una abuela…

Yo por una hendija de las maderas podía ver algo del pizarrón y las piernas de la maestra…

Escuchar sí que escuchaba todo y todo lo que  enseñaba la maestra ya mi maestro Atilio me lo había enseñado, grande mi maestro…

Tecnología…

El tarta se había afanado un celular de última generación,  que tal, como lo sé, ahí investigábamos todo, cuando digo todo, es todo…

Por ejemplo, me hinchaban mucho las pelotas sobre cómo cogía mi vieja, cómo se la metían…

Claro ellos veían cómo cogían sus padres, yo no, a mí me mandaban a dormir a la casilla…

Así que empecé a investigar sobre el tema y cuando leía, leía para todos, ellos mucho les costaba leer…

Y que mierda, ya sabíamos de todo, de sesenta y nueve, de “misionero”, de tríos, de un montón de cosas…

De cualquier pregunta pelotuda que surgía, yo la buscaba en el celu del tarta…

No puede ser…

Cuando me enteré no lo podía creer, sentí un dolor en el pecho que no me dejaba respirar, me faltaba el aire…

Toda la escuela estaba conmovida…

Había muerto el maestro Atilio…

En una manifestación se arriesgó a sacar de la calle a una criatura para que no le pasara por arriba un tanque…

La sacó…

El que no salió fue él…

El tanque lo dejó chatito, chatito…

Fui al velorio, éramos como mil, de la escuela no faltó nadie me parece, que de gente, se ve que mi maestro era muy querido…

Yo ese día me propuse ser mejor, ser más estudioso, ser más pensante, ser un hijo de puta, me las van a pagar manga de guachos, cómo lo quería a mi maestro…

Parece que me marcó la muerte de mi maestro, parece que me hice más duro, más fuerte…

Tenía diez años pero parecía de catorce…

Era grande de altura, como todo el día jugaba al fútbol había desarrollado un buen cuerpo…

Había negociado con un africano  de un puesto a medias, él me daba la mercadería y yo  lo atendía…

Eso sí, leía, estudiaba… estudiaba, no te voy a fallar maestro querido…

En la primaria fui escolta de la bandera, todos los vagos me cargaban…

Yo como era grandote y me la bancaba los frenaba enseguida…

No tuve ningún problema para entrar en la escuela secundaria…

Bueno si casi de prepo te hacían entrar…

Hormonas…

Y me empezaron a gustar las chicas, se corrió la bolilla de que tenía una buena pija, además era con buen cuerpo, morocho de ojos claros, alto, un ganador ja ja, menos mal que teníamos el celu del tarta, que investigábamos todo…

Secundaria…

Íbamos a un colegio en el bajo Flores…

Tenía que tomar un colectivo de mi casa hasta la plaza, caminaba cuatro cuadras y llegaba…

Claro de la villa no venía nadie, pero a mitad del trayecto subían compañeros y compañeras míos…

Una que me gustaba verla era a la Nancy…

Una morochita de ojos negros, muy simpática, tenía un lindo cuerpo, cuando me veía en el “bondy” se me acercaba e íbamos conversando hasta la escuela, después cada uno a su lugar, ese el único trato que tenía con ella…

Pensar que me la cogí como mil veces, de pajas estoy hablando…

La relación con Nancy siguió durante mucho tiempo, de tomar el colectivo en el que yo venía, fue a conversar en los recreos, después nos sentamos juntos en el aula, después presentábamos trabajos juntos…

Y un día le di un beso, ella no dijo nada, al otro día otro beso, le dije si quería ser mi novia, me dijo que sí y a todos lados íbamos juntos, de lo de besarse con lengua pasé a tocarle las tetas, cuando quise ir por la concha me paró en seco…

No Brian, ahí no te dejo que me toques…

Después pasó algo en mi vida que me cambió y no le di más bola…

Enfrentamiento, amor filial…

Fue una revelación, algo impensado, surgió de golpe…

Para ella sí que fue un golpe…

Estoy hablando de mi madre…

Catalina Ordoñez, paraguaya, 32 años, un metro setenta, ojos verdes, muy buenas gomas, muy buen culo, mi madre es “un camión”, trabaja tres días a la semana en la casa de unos diplomáticos, limpiando, cocinando, planchando, lavando, hace de todo…

El sábado a la tarde me dijo si no podía dormir en la casilla esta noche, que ella iba a tener visita…

Me enfurecí, me recontra calenté, le grité en la cara…

Vos no podés estar cogiendo con unos pelotudos que no sirven para un carajo, todos los que te echaron un polvo son unos boludos hijos de puta!!!

Se sorprendió, quedó con los ojos abiertos y balbuceando, cuando pudo recomponerse arrancó y cuando arranca, arranca…

Pero pendejo de mierda, quién te crees que sos, que me venís a decir lo que tengo que hacer, a ver, quién te crees que sos y decime cómo mierda me voy a sacar la calentura que tengo hijo de puta…

En alguna otra oportunidad me hubiera cagado todo, me hubiera ido a la mierda, hubiera salida rajando, pero no, me di vuelta y tranquilamente le respondí…

Soy tu hijo, el que te ama más que a su vida, el que moriría por vos, el que te ve hermosa, genial y no te puede ver que te entregues a unos boludos que no sirven para una mierda y si te querés sacar la calentura, hacelo conmigo yo nunca he estado con ninguna mujer y vos podés ser la primera, la que me enseñe…

Me quedó mirando, se dio vuelta y se fue…

Me parece que me pasé con lo último que le dije no…

Como mi vieja se había ido a la mierda…

Pensé, se fue a coger a un telo…

Me hice unas hamburguesas con queso, tomate, lechuga, mayonesa, completas y cuando estaba por sentarme a cenar llega mi madre…

Qué hiciste de cenar me preguntó…

Hamburguesas ma, sentate…

Saqué un tetra de la heladera y cenamos hablando de cómo me va en la escuela, cómo le va a ella en la casa de los diplomáticos, hasta le hice café con crema, con una copita de licor…

Me había enganchado en ver un partido de fútbol por la tv…

Ella levantó todo lo de la mesa, lavó todo, acomodó todo y me extendió el brazo pidiéndome mi mano, me llevó a su cama, me desvistió, me hizo acostar desnudo en el medio de su cama…

La tenía como un fierro, se subió a la cama, se acomodó sobre mis piernas, se corrió la bombacha y se la metió de un viaje, yo acabé instantáneamente, pero no se bajó ni un milímetro, me siguió cabalgando por un buen rato…

Acabo, acabo decía, siii, siiii.

Y sentí como me apretaba la pija con su concha, siguió cabalgando por un buen rato, a mí la leche me salía sola pero no se bajaba, cuando transpiraba como una catarata acabó una vez más y se acostó a mi lado…

Desde hoy vas a ser mi macho, yo te voy a enseñar todo sobre coger…

Me abrazó y se durmió, no lo podía creer, había cogido y con mi vieja…

El domingo cuando me desperté tenía a mi madre abrazada a mí, a ella le gusta mucho dormir…

Me levanté muy despacio, me vestí y fui a lo de doña Ramona a comprar unas facturas, hice café, en un plato le llevé el desayuno a la cama…

La miraba y se me paró, tenía la sábana cubriéndole apenas la vagina y una teta, qué buena que está, la sacudí un poco y se despertó, vio que le había traído el café…

Vení me dijo, sentate acá, palmeando un costado de la cama…

Me senté, me abrazó y me besó con pasión, me metió la lengua, me acarició la pija y me hizo acabar como un boludo, me ensucié todo…

Se reía, estaba contenta, tomó su desayuno y se levantó, puso agua a calentar, se iba a bañar, estaba todavía sentado en la cama, ella tarareaba y movía el culo, descalza con la bombacha negra únicamente, me arrimé a ella, la abracé por detrás, le apreté las tetas, con la pera hice un poco de fuerza para que se vaya inclinando, le corrí la bombacha, me saqué la pija y se la metí de un viaje…

Haaa, siiii, siiii.

Y le di, le di, como había acabado recién pude aguantar un buen rato ella acabó dos veces…

Fui a comprar pollo con fritas a lo de doña Ramona, teníamos que festejar, creo que nunca más dormiremos solos…

Peregrinación a Luján…

Lo veníamos hablando desde hace tiempo, algunos, que de vez en cuando íbamos a la capilla de la villa, nos habíamos enganchado, más por la insistencia del cura…

El padre Mario, él venía dos veces por semana para atender dentro de lo que pudiera nuestros reclamos y los domingos a dar misa…

El primer fin de semana de octubre participaríamos de la peregrinación a Luján, la caminata de ofrenda a la virgen, así lo dijeron…

De la villa íbamos a ser como veinte, yo iba a ir con mi vieja, más ahora que somos novios, ja ja…

La procesión arrancaría desde la iglesia de Flores, así que salimos caminando casi de noche…

Al llegar a Flores me di cuenta que el camino no iba a ser fácil, en el celu del tarta había investigado todo…

Le dije a mi vieja que viniera con zapatillas bien cómodas, en pantalones y una camisa, con una mochila con varias botellitas de agua, de las chiquitas, así cuando las terminábamos las íbamos tirando por el camino, unas medias de repuesto, un mantel grande, unas velas, cremas para la cara, para los labios, para los pies, para el culo ja ja, varios sanguches y dos camperas por si hace frío a la noche…

Llevábamos también la radio portátil, la chiquita con los cables de auriculares que había hecho bien largos, lo pensé para ponernos un auricular mi vieja y otro yo, partí el cable a la mitad y le agregué como metro y medio ja ja, todo calculado…

De la iglesia de Flores fuimos hasta la de Liniers, San Cayetano…

La mierda que había gente…

Unos tipos grandes llevaban la estatua de la virgen, se ponían los palos de la base en los hombros y así caminaban, durante el trayecto me uní a llevarla, no era muy pesada, entre los cuatro la soportábamos bien…

Salimos casi al mediodía de Liniers, la cantidad de gente era infernal, en la radio escuchábamos que había gente que ya estaba llegando a Luján, que la Avenida Rivadavia, que era por dónde íbamos, estaba preparada para nosotros únicamente, no dejaban usarla a los autos…

Habían puesto baños portátiles por todos lados, al principio todo bien, más adelante eran un asco…

Con mi vieja nos abrazamos, yo con mi brazo por el hombro, ella en mi cintura y en medio del gentío a caminar, a veces con mucho disimulo le tocaba la teta, ella sonreía…

Llegamos a Morón, un descanso de una hora y a seguir…

Me fijaba en la gente que iba con nosotros, de todo tipo, gordas, flacas, altas, petizas.

Un poco adelante nuestro iba una chica empujando una silla de ruedas en la que iba su madre, la ayudé también un buen tramo, Josefina, de Liniers, me dio su número de teléfono para salir algún día me dijo, se las cargaron los de ayuda en un camioncito, no la vimos más, la voy a llamar cuando volvamos…

Algunos se fueron a tomar el tren…

Cuando pasamos por Ituzaingó, mencionaron de ir a comprar unas gaseosas y sanguches en un lugar frente a la plaza, que no te matan con los precios…

Un almacén de lo más surtido, atendía una gordita, peticita muy simpática…

Nos sentamos con mi vieja a tomar y comer algo, en el pasto de la plaza, frente al negocio que dije…

Seguimos viaje, llegamos a Merlo, algunos pararon en la plaza, nosotros seguimos caminando, llegamos a Moreno, habían puestos de hidratación, va te daban agua, sanitarios, te tomaban  la presión, vi unas camillas en las que te hacían masajes, baños más o menos limpios…

Cuando llegamos a General Rodríguez era de noche, además se habían terminado los negocios, estaba bastante oscuro, nos hicieron entrar en un lugar con muchos puestos de hidratación, sanitarios, masajes, te daban vasos de plástico grandes con sopa, dos cada uno nos tomamos con mi vieja, además de unos sanguches…

Estiré el mantel en el suelo y nos acostamos…

Vimos que más adelante uno con uniforme le estaba haciendo masajes a una señora, cómo me gustaría ser enfermera dijo mi vieja…

La hice acostar boca abajo y le empecé a masajear las piernas, miraba algunos movimientos que hacía el profesional y lo imitaba, lo de acariciarle el culo no…

La hice dar vuelta, me saqué la campera y se la puse tapándole la mitad de su cuerpo, la del medio, le bajé el cierre del vaquero y le metí la mano, al rato la tenía toda mojada, le metí dos dedos en la concha, le acariciaba el clítoris, la hice acabar tranquilamente, ella se tapaba la cara con las manos, después nos sentamos los dos juntos, me puso la campera sobre mi pija y me hizo un paja, acabé en el mantel…

Va quedar duro para cuando lleguemos ja ja…

Y a marchar por la oscuridad, algunas luces de la avenida, pero estaba oscuro, decí que toda la avenida es para que caminemos nosotros, está prohibido la circulación de vehículos…

La gente se empezó a separar, ya no veníamos tan amontonados, nosotros siempre abrazados, yo ya le metí la mano por dentro de la camisa y del corpiño, le acariciaba el pezón, primero de un lado después cambiábamos, ella me metía la mano en el culo y me acariciaba, a mí se me paraba…

Los baños estaban cada tanto…

En un principio mientras veníamos siguiendo a la estatua de la virgen rezábamos, pedíamos por mi viejo, por los enfermos, por todo el mundo, cuando nos adelantamos, pasamos a meternos mano ja ja…

Y la mierda, parece que ya vas a llegar, allá se ve el puente dijeron, el puente de Luján y el puto puente no llegaba más, nosotros llegamos cerca de las tres de la mañana a la plaza central de Luján, frente a la basílica, llena de gente…

Nos encontramos con algunos conocidos de la villa, también habían dejado a la virgen atrás…

Como había misa nos metimos, la escuchamos, pedimos otra vez por mi viejo, los enfermos y nos fuimos, no quisimos quedarnos a esperar a la virgen, iba a llegar como en tres horas y después dos horas más para la misa general…

Caminamos hasta la estación de tren de Luján para regresar, lo tomamos y nos bajamos en donde termina, en la estación de Once, de ahí tomamos el colectivo a casa…

Domingo nueve de la mañana, compramos factura de doña Ramona, a desayunar y a dormir…

Me acosté con la “japi” como un fierro en la mitad de la cama, todo desnudo, ella vino, se sacó el pantalón, se corrió la bombacha y se sentó metiéndosela toda, me cabalgó como veinte minutos, acabó dos veces, yo una y se quedó dormida arriba mío, no pesa nada…