Soy una esclava (10)

Decimo capitulo de mi historia con la Dra. Mariangeles

Cuando la Dra.Mariangeles

Cuandola Dra.Mariangelesllegó esa noche, yo estaba bastante nerviosa. Los hechos de esa mañana con su novia eran lo bastante graves como para que mi ama me castigara duramente y/o me vendiera a cualquiera de sus amigas ricachonas y pervertidas que siempre me quisieron como sierva o – de última - a Ña’Rosita y/o que terminara su relación conla Sra.Cecilia, lo que me pondría muy triste, ya que adoro a mi ama y una quebradura de esa hermosa relación seguramente le rompería el corazón.

Pero no me quedaba más remedio que contarle lo sucedido. No solo porque era mi obligación de fiel sierva y esclava, sino porque si se llegaba a enterar por otro medio sin que le hubiere contado yo, el castigo sería durísimo.

Así que hice de tripas corazón y me acerque a recibirla al living. Durante la tarde había planchado y almidonado mi uniforme de mucama, negro con esa puntilla blanca en el cuello que me encanta, el delantal blanco impecable, apenas un poco mas largo que la minifalda del uniforme. Tenia puestas las sandalias negras de taco altísimo, tal como le gusta a mi ama (aunque nunca me lo dice), y por supuesto sin ropa interior.

Mi ama entró radiante con esa apenas sonrisa que, en ella equivale a una cara alegre de cualquier persona, sus ojos acero no mostraban esa frialdad de siempre y traía desabotonada la chaqueta de su traje.

Corrí a  tomar la cartera y el portafolio que me arrojó y luego de ponerlos sobre una silla le quité el saco. La blusa blanca que llevaba tenia dos botones sueltos y dejaba ver una importante parte de sus hermosas tetas.-

-         Hola, alguna novedad perrita.-

-         No mi ama, todo está tranquilo y su baño y la cena están listos.

-         Bien.

-         ¿Llamo Cecilia?

-         No mi ama. Pero debo contarle algo de ella.

-         ¿Algún problema? Contame mientras me desnudas en el baño.-

Y avanzó por el pasillo rumbo al cuarto de baño, moviendo el culo provocativamente, sabiendo que eso me excita y que me tiene prohibido mirarla cuando lo hace (Sabiendo también que nunca cumplo con la prohibición). Como siempre hace, mientras caminaba se sacó los zapatos y la blusa, soltó su hermoso corpiño de encaje blanco y el cinturón de la pollera, cuando llegó a la puerta del baño solo traía puesta la tanga de encaje

-         Putita, te ahorré el trabajo, dijo canturreando mientras con la pierna me arrojaba la tanga que se había quitado.

-         Gracias ama, le contesté mientras recogía rápidamente la ropa del piso y salía disparando para el dormitorio a acomodarla antes que ella volviera. Siempre me llamó la atención de mi ama prefiriera que recoja la ropa y la acomode donde corresponde a cualquier otra cosa… en fin, son manías.-

-         Llamó alguien, Don José o alguien de la estancia?

-         No ama, no llamó nadie.-

-         Bien, ¿que tenias que contarme?

Mientras esto decía, se metió en la bañera y sumergió su delicioso cuerpo en la espuma.

Me arrodillé al costado de la bañera, sentándome sobre los talones como corresponde en estos casos, los tacos se me clavaban en los muslos, ya que esta posición no es apropiada para tomarla con tacos, menos aún cuando – como en ese momento -  no levaba debajo del uniforme ni una mínima tanga.-

  • Esta mañana, cuando Ud. se fuela Sra.Ceciliase metió en la ducha mientras me gritaba -  como siempre -  que le preparara el desayuno. Corrí a la cocina y le serví en la mesa el café con leche, las tostadas y el dulce de leche, tal como a ella le gusta y me puse a lavar la vajilla. No había terminado de pasar el detergente cuandola Sra.Ceciliaentró a la cocina, estaba envuelta en la toalla. Me abrazó desde atrás, sus manos apretaron mis tetas y sentí por mi espalda como se deslizaba la toalla y seguidamente la presión de sus pezones contra la tela del guardapolvo. Me dijo al oído: “cerdita, debajo del delantal no tenes nada” y antes que me diera cuenta había soltado los botones y de un golpe de dejo desnuda en el medio de la cocina. “Sos una puta reventada y por tu culpa mi Mariangeles ya no me toca, claro todo el tiempo te tiene a mano a vos, con ese cuerpito de pendeja, carne fresca, y a una veterana como yo ni pelota” Yo no sabia que hacer estábamos las dos allí desnudas en medio de la cocina yla Sra.Ceciliaechaba fuego por los ojos, pensé que me atacaría, lo único que se me ocurrió es decirle “No señora, a mi también hace semanas que no me toca”, y creo que me creyó, entonces se me acerco, me abrazó y me metió un chupón de esos que salen en las películas, mientras llevaba su mano a mi concha. Se desprendió de mi boca y me dijo - como si estuviera pidiendo el desayuno - “Entonces cojamosnos” y bueno… yo soy débil y no opuse resistencia, nos estuvimos toqueteando un rato allí en la cocina hasta que me agarró de la mano y me metió en mi habitación, me tiró en la cama y me ordenó “¿Dónde guardas los consoladores?” solo atiné a señalar el cajón del placard, de un salto, con una agilidad que desconocía en ella revolvió el cajón y con los ojos encendidos se volvió a la cama y comenzamos a cojernos mutuamente como desesperadas. Tuvo un par de orgasmos en menos de 20 minutos, cuando se relajó se acomodó en la cama a mi lado y me abrazó, me dio un beso en la boca y me dijo tranquilamente: “despertame en ½ hora” y se durmió como un tronco.

A esta altura del relato, mi ama me miraba y escuchaba atentamente, su cara no reflejaba nada, yo estaba entre sorprendida y asustada de la reacción que  -seguramente – vendría después.-

-         Seguí, puta, ¿como termina la historia?

-         Yo me acomodé lo mejor que pude, sudando de cansancio y miedo por lo que usted pensaría de todo esto y a la media hora la desperté.

-         ¿Y?

-         Nada, se levantó de lo más contenta, corrió nuevamente al baño mientras me gritaba (Como siempre), dale, el desayuno se me hace tarde, no llego, corre boluda…. Y siguió con la rutina de todos los días, como si nada hubiera pasado, yo me puse lo primero que encontré y corrí a atenderla, como siempre, cuando se fue , también como siempre,  me dijo “Y cuídame bien a mi amorcito”…

Mi ama me miró con sus ojos de acero. Yo me dije, aquí viene la paliza. No dijo nada y comenzó a salir de la bañera, me levanté para secarla pero me paró con una mirada. Se paró en el centro del baño, el agua sobre su cuerpo resaltaba más aun su belleza y yo me volvía colocar de rodillas a sus pies. Tomó una toalla de las chicas, la sumergió en el agua  la tomo por uno de los extremos y sin decir nada me propinó tres terribles golpes en la cara, el último tan fuerte que me tiró al piso.-

Me enderecé llorando del dolor, la cara me ardía.-

-         Secame puta .sonó metálica  la voz de mi ama, mientras arrojaba la toalla dentro de la bañera.-

-         Si mi ama.

Cuidadosamente comencé a secarla,  y cuando bajaba por su adorable cuerpo con la toalla me arrodille a sus pies. Mi cabeza quedó a la altura de su concha, apenas depilada, cuando una poderosa mano la empujó contra la el Monte de Venus. Mis ojos apenas podían ver entre las lágrimas que aun los tapaban y el vapor que desprendía el cuerpo de mi ama. Los labios de su vagina estaban frente a mi lengua y yo – olvidándome de todo – de puro golosa comencé a lamer esa delicia que se abrió como los pétalos de una flor y con mi lengua abrace su clítoris comenzando con ese ejercicio que tanto me gusta a mí y a mi ama.

-         Haceme acabar putita. Resonó en el cuarto de baño la voz de mi ama

En menos de un minuto yo estaba totalmente mojada, el placer que me producía el contacto de su concha en mi cara, escuchar los gemidos de placer de mi ama y el ardor de los golpes recibidos, me produjeron un orgasmo que – por suerte – mi ama no percibió.-

En cinco minutos de mamada mi ama logró su orgasmo, su piel ardía y tomándome de los pelos me levantó del piso, llevando mi boca frente a la suya. Su lengua entro en mi boca y mientras sus manos arrancaban mi uniforme y se metían en mi concha y mi culo, nuestras lenguas jugaban dentro de mi boca, donde ambas saboreábamos el gusto de sus jugos que había recogido segundos antes.-

Se soltó y ambas desnudas me arrastro de los pelos a mi habitación y se arrojó sobre la cama, abriendo ligeramente las piernas y dejándome admirar esa roja cavidad que – de solo mirarla- me excita...

-         a ver putita, mostrame como te cojiste a Clarisa

-         esteeee

-         Dale cojeme con el de dos cabezas como cojieron con mi novia esta mañana puta de mierda (su voz entre imperativa y musical, con una semi sonrisa en su cara, era totalmente distinta de la que me había usado minutos antes)

-         Esteee... (¿como se enteró?, yo no le conté, pero su voz cortó mis pensamientos)

-         Dale ¿o queres mas azotes?

-         Si quiero más, azoteme… le rogué

-         Después… ahora quiero que me cojas...

Y allí durante mas de cuarenta minutos nos estuvimos cojiendo con esa magnifica manguera de dos cabezas, mientras nos besábamos y nos acariciábamos. Mi ama me susurró al oído “podes acabar puta, pero después que yo”, mientras un largo orgasmo bajaba desde mi cerebro, pasando por mis tetas erizando los pezones, y estallando en mi vagina. Mi ama había acabado minutos antes, pero seguía bombeando con el largo consolador dentro de ella, con los ojos cerrados y una semi sonrisa en la boca, mientras de la comisura de sus labios salía un chorrito de saliva y jugos, que rápidamente seque con mi lengua.

Me deslicé de la cama y me arrodille a la altura de su cabeza.

-         Puedo hablar? Susurré en su oído.

-         Si, pero poneme la pija adentro de nuevo.

-         ¿Estoy perdonada mi ama?

-         Si… sobre todo porque me contaste inmediatamente lo que pasó, lo mismo que la putita de Cecilia, que se metió hace dos horas en mi oficina y no solo me contó, sinó que me obligó a cojerla como una hora. Las dos tienen razón, hace semanas que nos las cojía, y ustedes –par de calentonas - no son las responsables. Creo que ahora quedaran tranquilas con dos polvos en el día cada una y no me van a meter los cuernos. Tapame que voy a dormir aquí.

Y dándose vuelta hacia la pared, cerró los ojos y se quedó dormida en el acto. Intenté sacarle la pija falsa de la concha, pero recibí un pellizco en la mano. La cubrí con las sabanas y la manta, apague la luz y me metí en el baño a darme una fuerte ducha para sacarme la calentura que todavía tenia. Claro que en la ducha aproveche y me masturbe hasta lograr otro orgasmo, cuatro en el día… uf hacia años.-

©03.02.11