!Soy una chica!

Una situación misteriosa y desafortunada afectará al protagonista, o quizás la protagonista, en una aventura en el que tendrá que vivir convertido en mujer. ¿Quién sabe? Puede ser que la situación no sea tan mala como parece.

El sonido del despertador resonaba en mi cabeza como un martillo golpeando una pared, mi cabeza daba vueltas y me sentía peor que en una de mis peores noches de borrachera, ¿Qué demonios había pasado?, lo único que recuerdo era el haberme ido a la cama con mucho dolor de cabeza, dolor que aún seguía, torturándome.

Me levanté de la cama, me sentía adolorido, al levantarme noté algo extraño, un peso en mi pecho que no sentía antes. Miré hacia abajo y lo que vi no me pude creer lo que vi: DOS PECHOS. Bastante generosos, redondos y blancos. Todavía aturdido me llevé la mano a ellos, blanditos, con pezones algo grandes. Esta situación me tenía completamente impactado, pero antes de que pudiera comprobar nada más la puerta de mi habitación se abrió con un estruendo.

  • ¿HIJA, SE PUEDE SABER QUE HACES QUE TARDAS TANTO EN LEVANTARTE?

Era mi madre, una mujer con un carácter terrible a la que era mejor no hacer enfadar. Un momento, ¿Me ha llamado hija?

No tuve ni tiempo para contradecirla, me agarró del brazo en el que noté que sentía más el agarre que en otras ocasiones y me llevó hasta el baño.

-Hazme el favor de prepararte que llegarás tarde al instituto- tras decir esto cerró la puerta sin dejarme decir una sola palabra.

Mi reflejo me devolvió la mirada en el espejo del baño y no me lo podía creer, realmente me había convertido en una chica. Miré más detenidamente mis rasgos en la superficie del espejo, mi cara era atractiva, piel blanca, ojos azules, una nariz redondita y respingona junto con unos labios bastante carnosos y algunas pecas repartidas por mi cara, mi cabello rubio caía a los costados de mi cara, llegando hasta mis hombros, subió y ligeramente rizado, muy parecido al de mi madre, aunque en mi opinión el mío era más lacio y bonito. levanté poco a poco la camiseta de Super Mario Odyssey que usaba para dormir, eso de momento era lo único que sentía que no había cambiado, aunque notaba que era de una talla inferior a la que solía usar. revelé mi pecho ante mis ojos, dos esferas carnosas igual de blancas que la piel de mi cara, como había imaginado mis pezones se notaban algo grandes y estaban bastante erectos, ¿me estaba excitando con mi propio cuerpo?, posiblemente, las aureolas eran bastante grandes y rosadas, la verdad me dió bastante vergüenza, pero no me iba a parar ahora, tenía que averiguar cómo sería esa parte...

Mi mano se dirigió hacia la tanga rosa que llevaba puesta, la cual dejaba mis nalgas prácticamente al descubierto, no sé cómo tenía la valentía de llevar una prenda como esa, pero la verdad eso ahora era lo que menos me importaba, bajaba lentamente el tanga cuando de repente...

PLAF

Un golpe en la puerta me sobresaltó increíblemente y dí un brinco asustado, ¿O debería decir asustada?

  • ¿TERMINAS YA O QUE? - la voz de mi madre se escuchaba al otro lado de la puerta.

-Sí, ya casi estoy mamá- casi me asusto de la voz que salió de mi boca, aguda, femenina, aunque bonita debía reconocer.

-No tardes mucho que bastante tenemos ya con que te hayas despertado tarde- como siempre mi madre fijándose solo en lo importante. ¿Es que acaso no se había dado cuenta de que su hijo se había transformado en una chica de la noche a la mañana?

En mi mente empezaron a surgirme muchas dudas, ¿Cómo demonios había podido pasarme esto? ¿De verdad nadie notaba nada? ¿Tendría acaso ropa para ponerme?

Con todo ese embrollo en mi cabeza eché un vistazo a mi baño, todo estaba distinto, las paredes; anteriormente de un color azul ahora eran de un rosa pálido, mi cepillo de dientes también había pasado a ser rosa. Revisé mis cajones, montones de cosméticos que no sabía ni para que servían, pintalabios, sombra de ojos, crema hidratante, aceite corporal...que demonios.

Me eché agua en la cara, me lavé los dientes y me eché una colonia que a simple vista no supe identificar, pero me olía bien así que mejor eso que nada. Me dirigí hacia mi habitación y lo que ya me esperaba apareció ante mí, toda mi ropa masculina había desaparecido y en su lugar había ropa de mujer, y en mucha más proporción que la que yo antes tenía. Revisé su interior para comprobar si había algo que pudiera ponerme rápidamente. Faldas, leggins, boddies, tops, todo tipo de ropa inundaba mi armario y me fijé que mucha de esta ropa era muy atrevida, algún que otro short estaba seguro de que me dejaría la mitad de mis nalgas al aire, ¿Cómo era posible que me hubiese comprado esa ropa?, me puse a toda prisa un pantalón vaquero con rotos y una camiseta blanca junto con un sujetador deportivo, que fue lo más fácil que encontré para ponerme en ese momento y salí escopetado hacia la cocina.

Allí estaba mi madre esperando junto con mi hermano pequeño, Gabriel.

-Buenos días Mica- dijo el pequeño durante un momento para luego volver a fijar la vista en su teléfono móvil.

-Ya era hora niña, no sé por qué hoy parece que te has levantado con el pie izquierdo- decía mi progenitora mientras me ponía un cola cao y una magdalena en la mesa, noté que en cuanto puso sus ojos en mi empezó a mirarme extrañada.

  • ¿Te ocurre algo mamá? - dije quizás con la vana esperanza de que dijera que ella tenía dos hijos y no un hijo y una hija, pero lo que dijo me sorprendió aún más.

-Qué raro que no te hayas maquillado, y creo que hace siglos que no te ponías esa ropa. ¿Estás bien? - ¿Que si estaba bien? Me he despertado convertido en mujer, claro que no estoy bien, me he convertido en una mujer y lo peor de todo es que pareciera que lo he sido siempre. Espera, ¿Cómo me ha llamado Gabi? ¿Mica? Seguramente vendrá de Micaela, el femenino de Miguel, ¿Cómo era posible que mamá me hubiese puesto un nombre tan horrible?

-No...no.…estoy bien- mis dos familiares me miraron con cara de sospecha, demasiada duda en mi voz.

-Bueno, como sea, rápido termina y vete que vas a llegar tarde-

O no, el instituto, como será todo por allí ahora, ¿Tendré a mis amigos de siempre o todos habrán sido sustituidos por un montón de chicas que no conozco de nada?, a ver, hay que pensar fríamente, todavía dormía con mi camiseta de Super Mario, por lo que debía de seguir siendo un friki, ¿O una friki?, bah, ¿qué más da?

Seguía pensando mientras comía mi magdalena sin demasiadas ganas, hasta que se me ocurrió la solución: mi móvil. ahí debía de tener fotos, y las fotos me dirían todo lo que necesitaba saber, además, también debería tener cuenta de Instagram, Twitter y todo lo demás, eso me daría información de quien soy.

Mi móvil se desbloqueó con solo ver mi cara, de fondo tenía una imagen de un Big Daddy peleando con un grupo de splicers mientras protegía a la pequeña Little Sister pertenecientes al videojuego Bioshock, mi juego favorito. Abrí la galería y lo que vi me calmó a la par que me impactó de igual manera: tenía fotos con mis amigos, pero también con otras chicas conocidas pero que no las consideraba tan cercanas a mí, Manuela, Laura y Cristina. En las fotos se veían todo tipo de situaciones con ellas, en la playa, con mis amigos jugando a la consola (siendo yo una chica por supuesto), y las más impactantes, yo besándome con chicos, CON CHICOS, no sé por qué, pero ver eso hizo que me dieran cosquillas en el estómago.

  • “Esto no puede estar pasándome”- pensé desconsolada, ¿Qué había sido de mi vida? ¿Qué me deparaba el destino ahora?

Me calmé como pude y pensé en que podría hacer, no recuerdo nada de cómo llegué a convertirme en esa chica que según parecía era bastante más popular de lo que yo había sido en mi vida como hombre, yo tenía mis amigos, pero no era tan cercano con las chicas y ni de lejos había ido de vacaciones con ellas, en cuanto lo sexual más de lo mismo, no había tenido casi ninguna experiencia amorosa, pero parece que esa otra yo sí, y no solo uno.

Con un gran nervio cogí mi mochila para irme al instituto y despedirme de mi madre con un grito y de mi hermano con un ligero coscorrón en la cabeza, algunas cosas nunca cambian, sea chico o chica.

Salí por la puerta de mi casa y mientras revisaba que tuviera todo lo necesario noté unos pasos bajando las escaleras. Un chico de tez blanca, musculoso, mandíbula cuadrada e intensos ojos café. Su vista se posó en mí y este sonrió de forma chulesca.

-Hola Mica, ¿Qué tal estás? – su intensa mirada se posó sobre la mía, la cual no pude mantenerle por mucho tiempo y la aparté avergonzada.

Ante esto el fornido chico hizo una mueca de extrañeza.

  • ¿Pero qué te pasa chica? No sueles estar tan retadora como siempre- su sonrisa por alguna razón me provocaba un gran nerviosismo.

-Lo…lo siento- dije temblorosa- No me encuentro muy bien

-A con que es eso- empezamos a bajar por la escalera- pues ya sabes que si necesitas cualquier cosa estoy aquí para ayudarte, para eso estamos los vecinos después de todo.

Yago era mi vecino de arriba, por lo que sabía de él para el momento en el que me encontraba había roto con su novia después de una relación de casi 2 años, sus músculos y actitud chulita son fruto de su carrera como boxeador en la que parece que le va muy bien, la verdad poco más sabía de él, nunca hablamos mucho y la verdad es que hasta me sorprendió que me dirigiera más de dos palabras esa mañana, podría ser que mi contraparte femenina tenía una relación bastante más profunda con él, como ya parecía pasar con otra gente.

Llegamos hasta el portal y estaba dispuesto a despedirme, pero el destino todavía parecía tenerme otra sorpresa preparada.

  • ¿Quieres que te lleve? A mi tu insti me pilla de camino- Esto sí que no me lo esperaba, Yago, aquel chico con el que anteriormente no tenía ninguna clase de relación ahora estaba ahí proponiendo llevarme.

-Ummmm…está bien- No sé exactamente por qué acepté, pero realmente mejor eso que ir andando y llegar tarde. ¿verdad?

Caminamos hasta su vehículo, el cual creía que sería un coche, grande fue mi sorpresa cuando llegamos hasta una moto negra, modelo Yamaha, la cual no parecía nada barata, sí que debía de ganar bastante dinero de boxeador, o eso o había ahorrado muchísimo para comprársela.

Debo admitir que cuando vi en lo que debía de montarme casi me echo atrás, pero él supo convencerme asegurándome que nada malo pasaría y que no me preocupara, tenía casco para los dos. Quizás fuese la emoción de vivir algo nuevo o quizás el hecho de que aborrecía llegar tarde que acabé aceptando.

Ambos nos subimos a la moto, el primero y yo detrás, necesariamente debía agarrarme a su espalda para poder viajar segura, algo que me provocaba algo de repelús pero que en ese momento no me importó. Me moría de miedo.

-Estás lista- Preguntó mientras me daba una caricia en la pierna con la mano derecha, algo que no sé por qué fue como si una corriente recorriese mi cuerpo y me hiciera experimentar un sentimiento que no sabía describir, pero me gustaba.

-S…si…si- Dije intentando no parecer tartamuda

Me dio la impresión de que sonrió pero no pude apreciarlo y empezó a acelerar, al momento en que lo noté me agarré lo más fuerte que pude a su amplio torso, notando sus abdominales trabajados y duros, a él parecía divertirle la situación y aprovechaba cada mínima recta para acelerar y hacer que mis brazos se aferraran aún más a él, juntando mi pecho con su espalda. No sé por qué a mí también me estaba gustando y admito que me reí nerviosamente en un par de ocasiones mientras le gritaba que no fuera tan rápido, mientras mis manos se agarraban fuerte a su chaqueta de cuero.

Tras cruzar un par de calles y avenidas el Instituto de Buena Esperanza estaba ante nosotros.

-Su destino princesa- me dijo mientras se quitaba su casco y yo me bajaba de la moto tras quitarme el mío.

-Eres todo un caballero- le dije sonriente mientras apretaba su hombro.

-Muchas gracias, estaré disponible siempre que lo necesitéis- hizo una tonta reverencia a lo que yo me reí tímida- Claro, siempre que puedas…

Tras esto volvió a correr por las calles de la ciudad mientras yo me enfrentaba a lo que sin duda sería la parte más difícil de todo el día: descubrir cómo era mi vida en el instituto.


Gracias a todos por llegar hasta aquí, este es mi primer relato y la verdad espero que les guste, sé que en este primer capítulo no hubo nada puramente sexual pero no os impacienteis, llegarán muchos momentos calientes para nuestro protagonista ahora convertido en mujer, sin decir mas me despido y no os olvideis de comentar que os pareció y si podría mejorar ciertas cosas, aún soy novato escribiendo. Muchas Gracias.

Se despide ChicoCurioso1