Soy un caballero y cumplo lo que prometo (9)

“Sólo tengo mis cojones y mi palabra, y no la rompo por nada.” Al Pacino, en El precio del poder, en 30 trozos.

SOY UN CABALLERO Y CUMPLO LO QUE PROMETO

(9-30)

ESCRITA POR:      SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

. - hola chaval, ¿jodiendo la marrana a alguien?

. - hola precioso. Solo le estoy haciendo el favor a un amigo. ¿Qué te trae por aquí?, ¿darme por culo no será?

. - no, tranquilo. Tus secretos estarán seguros conmigo. Además, me haces falta.

. - ¿que necesitas?, ¿a quién quiere joder?, desde que me quitaste de encima a aquellos majaderos que me quería joder la existencia, te debo la vida.

. - no seas exagerado. Mira, solo necesito saber información de una alumna. Tengo su nombre y apellido y lo que cursa, pero poco más.

. - ¿solo eso?, joder, creía que me ibas a pedir que me metiera en algo más importante.

. - ¿cómo qué?, ¿meterte en el Pentágono?

. - calla coño, que nos oyen.

. - sí, la N. S. A. nos está oyendo. Tienes que hacértelo mirar, Paulino. Tantas horas con el puto ordenador te está jodiendo las neuronas.

. - sé más secretos que la misma CIA, chico. ¿Quieres saber quién mató a Kennedy?

. - anda, déjate de coñas marineras y búscame a esta chica en ese trasto tuyo.

. - veamos, mamonazo. Déjame el nombre. Es facilísimo, una vez he crackeado todas las contraseñas de la universidad. ¿Sabías que tenemos un convenio con una universidad de Inglaterra para estudiar el comportamiento de los varones no fértiles y su relación con las mujeres no fértiles ?, es una pasada, tío.

. - sí, muy interesante, pero toma. Aquí tienes el nombre.

Paulino iba a escribir el nombre de Marisol, cuando sonrió.

. - no me jodas, tío. ¿Tú también estas detrás de esta pava?

. - ¿la conoces?

. - ¿que si la conozco?

. - sí, joder.

. - pues claro. Ya me vinieron dos más con esta misma tía. Hasta me intrigó y busqué fuera de la universidad, pero solo para mi información, pero contigo puedo compartirla.

Se conectó con el ordenador de su casa y sacó el archivo referente a Marisol.

. - ¿te lo imprimo?

. - sí, claro.

En dos segundos ya tenía el papel en la mano.

. - si quieres te hago un resumen.

. - vale, aquí hay mucha información y alguna me importa una mierda, como ésta que dice aquí de que compra en Zara. ¿De dónde coño has sacado toda esta información?

. - se dice el pecado, pero no el pecador. Mira, te diré. Esa chica está muy solicitada porque es la segunda hija, la pequeña, de un ricachón de la construcción. La primera hija ya se casó y ya está divorciada. El papá no deja que ningún moscón, como tú, por ejemplo, se le acerque demasiado a la niña de sus ojos. No quiere volver a casar a una hija con un pelagatos, como tú, por ejemplo. La quiere casar bien.

. - eres un mamonazo, ¿lo sabías?

. - espera, aún no he acabado de resumirte su biografía. Está saliendo con un heredero de una famosa cadena de hoteles. Ahí es nada. Así que la tienes cruda como los otros que han preguntado por ella. Hasta tengo una foto suya en pelotas en la playa. Es todo un bombón.

. - anda, imprime la foto.

. - ah, cabronazo. Sabía que picarías. No, no tengo ninguna, pero si quieres, me cuelo en su habitación y así podrás verla en todo su apogeo.

. - mejor no y no lo hagas tú tampoco, jodido mamón.

. - oye, no creas que no lo intenté, pero tiene un puto cortafuegos que no me deja entrar, pero sigo intentándolo, solo para verle bien el color de los ojos.

. - eres la leche. Oye, ¿en ese ordenador tuyo no lee el futuro?, ¿no dice nada si me caso o no con ella?

. - si yo tuviera esa facultad, no estaría aquí rompiéndome la cabeza con encargos chorras.

. - oye, si pudieras olvidarte de su nombre, me alegrarías el día. No me gustaría venir y romperte la cara por espiarnos mientras estamos en la cama. Ya sabes, siempre hay alguien más listo que uno. En todo, incluso en informática.

. - lo pillo. Tranquilo, ¿a quién dijiste que buscara?

. - buen chico. Estamos en paz.

. - ha sido un placer servirte en lo mío.

. - abur, capullo.

. - abur, mamón.

Me fui y me senté en un banco mientras leía toda la hoja con la información sobre Marisol. Era alucinante lo que había en internet de una persona. Un día buscaría sobre mí, por si hay algo, aunque no lo creía, pues no era una persona pública. Al día siguiente volví a ver a la mujer que me había dado el recado. Hay que joderse, una tercera vez, no. Esta vez actuaría diferente, si quería verme que me buscara ella. Efectivamente, estando en el aula, volvió a subir hasta mí y me dejó la nota. Antes de que se marchara, le hice girar.

. - espera un segundo -cogí el papel y lo rompí en mil pedazos- esta es mi respuesta-.

La tía se giró y se largó. Cuando las clases terminaron a las 15.00 horas, vi que Marisol, junto con la mujer aquella, me esperaban. Marisol se adelantó hacia mí y la mujer se quedó atrás, en segundo plano. Tenían un cierto parecido.

. - ¿podemos hablar?

. - me parece que no. Ya te me has reído bastante en la cara. Si me dejas pasar, te lo agradezco y no me dejes más recaditos para no asistir.

. - pero si…

No la dejé terminar. Ya estaba bien de perder el tiempo con ella y sus abusos. La dejé con la palabra en la boca y me largué a casa.

. - No ha querido ni oírme.

. - hasta yo me hubiese cabreado, hermanita. Será mejor que te olvides de ese chico. Lo tienes quemado.

. - pero sabes que no es mi culpa.

. - sí, pero tampoco es de él, reconócelo. Vamos a casa. Papá ya habrá mandado a sus sabuesos a buscarnos.

. - a buscarme a mí. A ti ya te deja en paz.

. - claro, ya no soy la niña de sus ojos. Por eso te estoy ayudando con tu amigo, pero creo que ya lo has perdido.

. - hola, chicas. Me envía vuestro padre a recogeros -dijo un armario empotrado que había aparecido de la nada-.

. - ¿no te lo dije?, ya ha llegado el carruaje.

. - tendré que hablar con papá muy seriamente.

. - que tengas suerte.

La casa de Marisol era una señora casa. Tenía un jardín donde se podía jugar un partido de futbol y encima, poner las gradas para los espectadores y una piscina climatizada, todo enorme. La seguridad no era moco de pavo. La había por todo el jardín y la entrada, sobre todo. Las cámaras se veían por todas partes nada más llegar. Joder, ni que fuera el presidente del gobierno.

. - papá, tenemos que hablar -dijo Marisol interrumpiendo una reunión con uno de sus escoltas-.

. - hija, estoy reunido con Alonso.

. - Alonso, ¿puedes dejarnos un momento, por favor? Quisiera hablar con mi padre.

. - cómo no, señorita Marisol.

. - gracias Alonso, luego continuamos -dijo el padre-.

Marisol dejó que Alonso saliera de la estancia y abrió la boca, pero su padre se le adelantó.

. - hija, no seas maleducada y respeta si estoy en una reunión con Alonso o cualquier otra persona.

. - papá, lo mío no puede esperar.

. -  a ver, ¿qué se te ha roto?, ¿cuánto necesitas? -el padre cogió la cartera que tenía en la mesa y la abrió-.

. - papá, todo no se compra con dinero.

. - pues estás muy equivocada. Hasta ahora nadie se me ha resistido cuando tiro de la chequera…

. - bueno, dejemos eso ahora. Quiero que me dejes espacio y elegir con quien quiero estar o deje de estar. Y sabes a que me refiero.

. - ¿a ese nuevo amigo tuyo?, ¿el tal Salvador?

. - pero como…

. - hija, todo lo que te concierne, lo sé antes que tú. Tengo que cuidar de mi única hija que aún no se ha echado a perder. Ahí está tu hermana, que por hacer lo que le dio la gana, se casó con ese chamaflaneja y ya está divorciada. Solo quería mi dinero y bien que me costó deshacerme del tipejo ese. Así que, Marisol, no voy a cometer dos veces el mismo error.

. - papá, ¿tú te estás oyendo?, hablaré con mamá.

. - ya sabes que mamá hace lo que yo diga, que para eso llevo los pantalones en esta casa. No te acerques a ese chico. No es de tu clase.

. - pero si ni siquiera hemos hablado diez palabras. ¿Cómo puedes hacerme eso?, desde que lo conocí en el hospital, has hecho que perdiera dos veces una cita con él. Como diablos has sabido…

. - tengo gente que por dinero espía a su propia madre. No te diré más.

. - ¿has comprado a alguien en la universidad?, ¿O entre mis mismas compañeras de enfermería?, es eso, ¿no?

. - no te voy a decir quien o quienes.

. - joder, son varios. Pero papá, que no estamos en los tiempos de la edad media.

. - hija, ¿no te gusta ese chico que tanto sale en las revistas del corazón?, dicen que le gustas y se os ha visto junto.

. - papá, ese es un idiota. Además, solo hemos coincidido una vez y allí estaban los paparazis haciéndonos fotos. Luego salió que estábamos hecho el uno para el otro. Mentiras, nada más que mentiras. Además, no me gusta.

. - pues te buscamos otro de tu clase.

. - que no, papá. Que solo quiero vivir mi vida y no la tuya. Déjame respirar un poco -y se marchó llorando-.

. - necesito un teléfono -dijo Marisol a Paulino-.

. - el mío es el…

. - no quiero el tuyo, sino el de un alumno.

. - eso cuesta pasta.

. - no me importa, la pagaré.

. - okey, dime el nombre y no tardo dos minutos en dártelo -dijo Paulino sentándose sobre una piedra que había en el campus, junto a un obelisco-.

. - ¿los tienes ahí?

. - no, desde aquí conecto con secretaría y me dará lo que quiera -dijo usando una tableta-.

. - no quiero saber cómo lo haces. Éste es el nombre.

Cuando Paulino leyó el nombre, sonrió.

. - ¿lo conoces?

. - no, ¿por qué lo dices?

. - porque estás sonriendo.

. - es por la pasta que te voy a sacar.

. - ya.

. - aquí lo tengo. Te lo anoto -una vez el número en poder de Marisol, abrió la cartera-.

. - cuánto

. - cincuenta pavos.

. - aquí los tienes. Y no me has visto.

. - ¿a quién? -y se fue el tío con cincuenta euros más rico-.

El espía, o uno de los espías de su padre la había visto con el tal Paulino, un hacker de cuidado. No había que ser un lince para saber qué quería Marisol del informático. De inmediato informó a la central, o sea, a su padre.

. - intercepta la llamada, quiero saber de qué hablan esos dos -le dijo el viejo-.

. - necesitaría el aparato adecuado, señor.

. - cómpralo, luego me pasas la factura. Que no te vea. Éste es el número de mi hija y bla, bla, bla...

La cuestión era que Marisol no iba a tardar tanto en llamarme, pues se fue a sentar a un sitio tranquilo y sacando su móvil, marcó mi número.

. - sí, dígame.

. - ¿eres Salvador?, ¿Salvador Morales?

. - el mismo que viste y calza, ¿con quién hablo?

. - soy Marisol.

. - ¿la misma Marisol que se ha estado cachondeando de mí?

. - no me cortes, por favor. He tenido que pagar cincuenta euros para obtener tu número de móvil.

. - dime el capullo que te lo ha dado, que le arreglo la cara.

. - ¿podemos quedar ahora mismo?

. - no, ya está bien, joder.

. - por favor. No ha sido culpa mía, sino de mi padre, que no quiere que nos veamos.

. - ¿y eso por qué?, si no hemos cruzado 10 palabras seguidas.

. - te lo explicaré todo cuando nos veamos.

. - oye niña, como vaya donde me dices y no aparezcas, ni se te ocurra volver a llamarme.

. - no te fallaré esta vez. Estoy en la universidad, en uno de los bancos, al norte del obelisco.

. - pues no te muevas de ahí, estoy cerca. Cinco minutos a lo sumo.

. - señor, soy yo.

. - dime, ¿tan pronto has comprado ese cacharro?

. - no señor. Su hija le ha llamado según consiguió el número y no me ha dado tiempo de ir y volver. Así que la escuché hablar de encontrarse aquí mismo con ese chico donde está ahora ella.

. - bueno, ya está hecho. Intenta oír de qué hablan e infórmame.

. - de acuerdo, señor.

El espía se situó cerca, detrás del banco donde estaba Marisol, a escasos 2 metros. Un par de árboles lo ocultaban de la chica. Se sentó en el suelo e hizo como que leía un libro a la espera de que llegara yo. Cuando la vi en uno de los bancos del obelisco, el corazón me dio un vuelco. Por fin.

. - hola, no me he escapado como ves -dijo Marisol-.

. - sería la última vez, créeme. Tengo paciencia, pero cuando se ríen de mí…

. - no me he reído de ti en ninguna ocasión. Papá me vigila muy estrechamente. No sería inverosímil pensar que ahora mismo nos estén mirando para informarle.

. - ¿pero tu padre que es?, ¿el director del contraespionaje, o qué?

. - no, solo es mi padre, lo que pasa es que tiene ideas antiguas de con quien se tiene que casar su hija pequeña.

. - ¿y qué dice la hija pequeña al respecto?

. - que yo me lo guiso y yo me lo como, igual que hizo mi hermana. Aunque se equivocó, yo también quiero equivocarme.

. - bonitas palabras, sí señor. Pero lo que vale es la práctica. ¿Aún quieres ir a comernos esos pepitos que te ofrecí?

. - sí, quiero -sonrió ella y eso me desarmó de nuevo-.

. - joder, cada vez que sonríes de esa manera, es como si…, nada, nada, cosas mías. Bueno, entonces vayamos, pues.

Nos fuimos de allí y marchamos al puto chiringuito junto a la rectoría. Nos sentamos en una de las mesas de la terraza y pedí los susodichos pepitos . Cuando Marisol le pegó el primer mordisco, su blanca blusa quedó de un rosado carmesí, de la mancha que dejó el pepito de los cojones.

. - vaya, empezamos bien -dijo ella aterrada-.

. - mira que el pepito tiene puntería. En el mismo pezón. Tiene gusto el pepito .

. - no digas eso. Estoy feísima.

. - nada de fea. Si todo el pepito te hubiese caído encima de ti, tampoco estarías fea. Aunque será mejor que te limpies. Veré donde tienen el baño estos cafres.

Pregunté y no había baño alguno. Regresé con la mala noticia.

. - no hay baño al que ir. Tendrás que limpiarte como puedas con las servilletas y un poco de agua.

. - se me transparentará el pezón, el sujetador es muy fino.

. - eso a mí no me preocupa. Así me resarciré de las putadas que me has hecho pasar no asistiendo a las citas. Además, ver un pezón de mujer, es algo que a uno no le disgusta.

. - pero a mí no me gusta ir enseñando por ahí mis pezones y menos a alguien que acabo de conocer.

. - no por mi culpa.

Marisol se hizo a un lado y se limpió solo con la servilleta, pero la mancha se amplió.

. - mierda, ahora es más grande.

. - lo del pepito ha sido mala idea. Pago y nos vamos de aquí. Busquemos un baño público y te limpias bien.

. - pero se me transparentará.

. - te pones una pegatina o la mano o te esperas a que se seque. No es tan grave, chica.

. - para ti no, claro…

Pagué y nos fuimos.

. - ve detrás mío y no se notará nada. Iré hacia unos baños.

. - gracias. Eres muy gentil.

. - de gentil nada. Yo prefiero verte el pezón, ni que fuera tonto.

. - sé que no lo dices de verdad.

. - pero, qué poco me conoces, chica. Mira, allí hay unos baños. Entra y límpiate, te espero fuera.

La chica entró y se limpió con su pañuelo y un poco de agua. La cosa se jodió más aún, pues la mancha no acabó de limpiarse tan bien como cabría esperar con solo agua. Además, se amplió la zona húmeda y ahora cogía todo el pecho de ella. Aquello pasó de Guatemala a Guatepeor.

. - oye..., oye… -oí que me llamaba Marisol desde dentro del baño-.

. - ¿qué pasa ahora?

. - esto está ahora peor que antes. ¿Puedes entrar?

. - no, que es un baño de damas. Si me ven los del claustro, me ponen verde.

. - solo es un segundo, hombre. No puedo salir de esta guisa.

. - la leche que me han dado, sí que eres tiquismiquis con una manchita de nada.

Entré y ella apartó un segundo la mano y volvió a ocultarse el pecho. La camisa era trasparente, lo mismo que el sujetador.

. - joder, pero qué cosa más bonita.

. - no seas capullo. No puedo salir así fuera.

. - pues tendrás que salir. Aquí dentro tardará en secarse una mancha tan grande. Enséñamela otra vez.

. - ¿para qué?

. - quiero verla mejor.

. - tú lo que quieres es verme el pecho.

. - oye, que no eres la única mujer con quien he estado. Si te dijera las de tetas que he mamado…

. - no seas guarro. No me interesan esas intimidades tuyas. ¿Cómo salgo de aquí?

. - perdona, me he pasado. Bueno, será mejor que vayamos a uno de los bancos de madera y nos sentemos a esperar a que te seques.

. - pero no puedo estar todo el rato con la mano tapándome el pecho.

. - no tendrás que hacerlo. Hay una manera de que no te vean, solo te verán el trasero y lo tienes muy bonito.

. - ¿te estás riendo de mí?

. - no mujer. Nos sentaremos en uno de los bancos que dé al sol por su parte trasera y nos estamos como los malcriados de hoy en día, con los pies por dentro. No sé si me explico.

. - con el culo hacia afuera para que no se me vea el pecho y se me seque. Vale, me parece buena idea, pero no camines muy rápido, debo ir bien pegado a ti.

. - puedes ir todo lo pegado que quieras a mi espalda, entre más, mejor.

. - sí, que más quisieras tú, pervertido.

. - es por si colaba. Anda, vámonos de aquí que como me cojan aquí dentro…

Salimos como si fuéramos dos payasos. Ella detrás de mí sin separarse. Busqué y encontré el banco adecuado. Cuando llegamos, metí las piernas en la parte trasera del banco y me senté en el mismo banco, poniendo los brazos en el espaldar. Marisol me copio rápidamente.

. - ¿qué te parece mi invento?

. - que no te creía tan espabilado.

. - serás cabrona…, te he salvado la vida -dije mirándole el pecho, que se había quitado la mano para que se le secara con el sol de frente que nos daba-.

. - oye, no mires mi pecho.

. - mujer, ¿qué hay más bonito que mirar?

. - vale, pero no seas tan descarado. Me da vergüenza.

. - pobrecita Marisol, le da vergüenza. ¿No serás virgen?

. - ¿que si lo soy?, tú no te preocupes por eso, que no lo soy. Yo también he besado muchas…

. - anda ya. ¿Con esa carita de ángel has mamado pollas?, no me lo creo.

. - no soy ningún ángel, créeme. ¿Tienes novia?

. - ese sí que es un cambio de tema drástico. ¿Te interesa saberlo?

. - por tener algo de qué hablar -dijo ella mirando a las nubes que tapaban el sol-.

. - novia, novia, no. Ligues, sí. Me tiro todo lo que se menea.

. - ya será menos.

. - yo siempre digo la verdad. No digo toda la verdad, pero la que digo, es verdad. Ese es mi lema de vida.

. - vaya, entonces eres un follador nato. Creo que no me interesa un tipo como tú. Yo necesito alguien que me sea fiel.

. - pues la tienes cruda conmigo. Además, según tú, tampoco eres una santa, chupapollas.

. - bueno, una que exagera un poco.

. - ¿cuánto de exageración?

. - sin comentario. Háblame de ti.

. - no, hablame tú de ti.

. - no, yo he preguntado primero.

. - vale, pero luego te toca a ti. Soy de una familia humilde y me gusta vivir la vida. Más o menos, esa es mi historia.

. - pero que breve es tu vida. Ni que hubieses nacido ayer. Anda, dime, por qué arquitectura.

. - ¿quién te lo ha dicho?

. - ya sabes. El dinero todo lo puede.

. - todo no, a mí no me compra nadie.

. - ¿por quién lo dices?

. - lo digo porque a mí no me compra nadie. No tendré un duro, pero no me vendo. ¿En lo de arquitectura?, pues un día me levanté y me dio por querer ser arquitecto para construir casas a conocidos y también a desconocidos necesitados. Venadas que le dan a uno. También estoy pensando en apuntarme a empresariales, por si sigue las vacas flacas con esto de la construcción. Sí, mañana mismo, voy y me apunto para el próximo curso, mejor antes que después.

. - ¿y qué empresa sería?

. - ¿tú qué crees? Una constructora, mujer. No muy grande. Para planificar y construir edificios y ganar dinero. ¿Estaría bien, no te parece?

. - bonito sueño.

. - y tú, ¿por qué enfermería?

. - quiero ir bien lejos donde no se tiene de nada y ayudar cuanto pueda. Así estaré además fuera del alcance de papá que todo lo quiere controlar, sobre todo a mí.

. - oye, ¿tú eres lo que se llama una niña rica?

. - se podría decir que sí, pero yo no me siento así. Soy normal. El dinero lo tiene papá.

. - ¿y si hacemos una especie de unión por el progreso?

. - no te entiendo.

. - cuando saque el diploma de arquitecto y de empresariales y tú el diploma de enfermera, ¿por qué no nos vamos por esos mundos de Dios y mientras tú curas a la gente, yo les hago casas donde vivir?

. - eso es una utopía. ¿De dónde vamos a sacar el dinero?

. - tú imagínate que tenemos la pasta. ¿Te vendrías conmigo?

. - de mi padre no podrás sacarla.

. - olvídate de tu padre. Imagínate que la consigo, sin robarla, ¿eh?, pidiendo favores por aquí y por allí. ¿Te vendrías?

. - es un poco prematuro, ¿no te parece?, aún no nos hemos dado ni un beso siquiera.

. - eso es fácil solucionarlo -acerqué mi boca a la suya y le di un beso suave- esta parte ya está solucionada. ¿Alguna otra objeción a mi plan de futuro conjunto?

. - ¿me serías fiel?

. - no.

. - vaya, se ha jodido el plan conjunto.

. - ¿y no podrías venir como socia y no como amante?, cada uno se podría juntar con quien le dé la gana.

. - no me convence. Ya te dije que soy mujer de un solo hombre.

. - mejor para mí.

. - pero no para mí. Tendría que compartirte y eso no me gusta nada.

. - bueno, parece que no tenemos mucho en común. Cuando nos separemos, cada uno por su lado. Si la otra parte no tiene interés en nada que me interese, pues eso, cada uno por su lado.

. - ya estoy seca, es hora de marcharme.

. - adiós, pues.

Más tarde…

. - ¿y bien?, ¿qué pasó con la reunión de mi hija con ese tal Salvador? -preguntó el padre de Marisol, Joaquín Echavarría a su espía-.

. - se lo resumiré. No llegaron a un acuerdo y cada uno se fue por su lado. Parece que no piensan en volver juntos.

. - buen trabajo. Dile a mi secretario que te pague.

En otro lugar…

. - ¿y bien? -preguntó la hermana de Marisol, Irma-.

. - no hemos llegado a un acuerdo.

. - ¿y eso qué significa?

. - nada, cada uno por su lado -dijo Marisol mirando tras la ventana, hacia las nubes que ocultaban el sol. Sus ojos estaban húmedos, pero no quería que se los viera así su hermana-.

No había manera de que me entrara aquella parte del tocho. Tendría que pedir ayuda e Isa no era el candidato, pues no era lo suyo.

. - Clara, ¿estás por ahí?

. - dime, mi rey -apareció en mi habitación-.

. - necesito ayuda con lo que estoy estudiando.

. - ¿qué parte es?

. - míralo tú misma -le entregué el tocho abierto por el capítulo que necesitaba ayuda-.

. - no te voy ayudar.

. - ah, ¿no?, ¿porque no sabes o porque no quieres?

. - porque no quiero.

. - cómo quieras. Devuélveme el libro.

. - ¿no vas a preguntarme por qué?

. - si lo quisieras decir, ya me lo habrías dicho.

. - cómo quieras. Voy a dormir esta noche con Isa.

. - ¿me lo dices o me lo cuentas?, lárgate, anda.

. - mira que eres tonto -Clara se fue de mi habitación-.

. - ¿cómo lo aguantas, Isa? -dijo Clara-.

. - por lo mismo que tú, lo queremos demasiado. Hoy ha venido más raro que de costumbre.

. - ¿qué le habrá pasado?, a veces tiene unos cambios de humor, que me da miedo.

. - nunca te hará daño a sabiendas.

. - eso lo sé, pero podría ser más amable conmigo.

. - solo puedes mandar sobre tu corazón, no sobre el de los demás.

Ambos estaban desnudos en la cama, pero el sexo no era arte, ni parte, entre ellos. Clara ya lo sabía e Isaac, también.

. - ¿Salvador Morales? -preguntó un señor encorbatado con pinta de picapleitos, pues hasta llevaba una maleta adecuada a su profesión-.

. - no, vive aquí, pero ahora no está -respondió Isa intrigado-.

. - ¿puedo esperarle?

. - no sé cuándo regresará, ni si regresará esta tarde.

. - aun así, ¿puedo esperarle un rato?

. - si se empeña…, pase usted.

Isa lo hizo sentar en uno de los sillones. El hombre, de mediana edad, puso su portafolio encima de sus rodillas y entrecruzó las manos.

. - estaba haciendo una tortilla. Continuaré con ella para que no se me queme.

. - no se preocupe por mí.

Isa se fue a la cocina y de vez en cuando le echaba un vistazo. Apenas se movía el hombre aquel. Un rato después llegó Clara y vio al hombre.

. - buenos días.

. - buenos días -respondió el hombre-.

Clara se fue a la cocina y le habló bajito a Isa preguntando que quién era.

. - ni idea. Pregunta por Salvador. Le dije que no estaba y se empeñó en esperarle. ¿Tienes hambre?

. - no, más tarde, quizás.

. - más tarde se enfriará la tortilla.

. - cómo quieras, pero cuando esté hecha, ponme poco, no quiero engordar.

. - mujeres tontas. Qué línea ni qué línea, si estás perfecta.

. - por eso, porque estoy bien, no quiero engordar.

. - vale, como quieras. Date una ducha y seguro que después estará hecha.

. - vale. Eres un sol -y le dio un beso en una mejilla-.

A Clara le dio tiempo de ducharse, invitar al desconocido que rehusó y comerse junto con Isaac la tortilla y yo sin aparecer, que había decidido pasear un rato, sin prisa alguna. El desconocido se levantó e Isa le miró.

. - voy a tener que irme, en vista de que no viene. ¿Le puede dar mi tarjeta y que me llame, por favor?

. - claro, no faltaría más.

Una vez entregada la tarjeta, se fue y Clara e Isaac respiraron, pues no podían irse a sus habitaciones y dejarlo solo allí. Si al menos hablara algo el hombre, pero apenas despegó los labios, sino para pedir un poco de agua.

. - ¿qué pone, Isa?

. - es un bufete de abogados. Solo pone un nombre de persona y el nombre del bufete.

. - ¿en qué se habrá metido Salvador que necesite un abogado?

. - más bien no. Yo creo que es el bufete el que tiene algo contra Salvador. Si no, no vendría aquí. Lo habitual es que uno vaya al abogado y no al revés.

Cuando llegué, las caras de mis compañeros estaban mirándome fijamente.

. - ¿tengo monos en la cara?, ¿qué os pasa?

. - ha venido un abogado a verte -dijo Isa-.

. - ¿a mí?, ¿para qué?, no me he metido en ningún follón, que yo sepa.

. - estuvo esperándote más de una hora y luego se fue. Me dejó su tarjeta para que le llamaras -Isa me entregó la tarjeta que leí y no me dijo nada al leer en nombre del abogado, ni tampoco el de su bufete. La puse sobre la mesita-.

. - ¿no vas a llamarle?

. - que vuelva, si le interesa. Yo no tengo ningún problema con nadie. Huelo a tortilla. ¿Me habéis dejado alguna?

. - no sabíamos si vendrías, así que nos la comimos Clara y yo.

. - muchas gracias a los dos. Cuando yo la haga, os dejaré los restos.

. - si quieres te hago otra tortilla -dijo Clara-.

. - no, gracias. Ya comeré una lata de atún y pan. ¿Habéis dejado alguna cola?

. - pues creo que no -dijo Isa-.

. - vaya suerte la mía.

. - Pero tengo leche -dijo Isa-.

. - esa te la guardas para quien te dé la gana. Me daré un baño y comeré algo fuera.

. - Clara, éste está celoso.

. - sí, eso parece -añadió la aludida-.

. - iros a la mierda los dos.

El bar de la esquina estaba atestado y no tenía ganas de ver tanta gente, así que me fui hacia otro más lejano que sabía que no lo visitaba mucha gente. Pedí un pescado a la plancha, papas fritas y cola. No era rico, pero de vez en cuando había que hartarse la tripa con algo que le gustara a uno y el pescado a la plancha era uno de mis favoritos. Cuando ya lo tenía a medio comer e iba a continuar disfrutándolo, apareció Marisol.

. - ¿puedo sentarme?

. - estoy comiendo.

. - ¿no me invitas?

Me quedé mirándola y respiré hondo.

. - ¿qué quieres, Marisol?

Por toda respuesta, Marisol avisó al dueño, el cual se acercó a ella. Pidió otro pescado como el mío.

. - espero que paguemos a medias, este pescado cuesta un riñón y parte del otro.

. - no te preocupes, tengo la tarjeta oro de papá.

. - ya -fue lo que dije y seguí comiendo tranquilamente-`cuando te pregunté qué querías, no era para que te sentaras a comer conmigo.

. - ya lo sé. Pero te perdono.

. - te repito la pregunta. ¿Qué quieres, Marisol?

. - acepto tu proposición a futuro.

. - ¿y cómo sabes que todavía me interesa, después de echármela abajo?, ¿Te dio tu papá el permiso para ello?

. - no, pero no me importa. Soy mayor de edad y no podrá hacer nada por impedirme hacer lo que me dé la gana.

. - si tu padre te quita la tarjeta oro, no podrás comprarte esas telas tan traslúcidas en Zara. Tendrás que trabajar duro.

. - no soy manca. Con tu ayuda y la mía, saldremos adelante.

. - te había ofrecido varias formas de hacerlo. ¿De cuál estamos hablando?

. - la que más te gustaba.

. - recuérdamelo.

Ella cogió aire.

. - juntos.

. - sí, hasta ahí llego. Juntos, pero ¿cómo?

Marisol jugo con el pescado ante de responder.

. - ¿poniéndome los cuernos?

. - me gusta la idea.

. - pero podrías no ser tan… tan…

. - ¿cabrón?

. - eso también, ¿no tan explícito y dejarme en ridículo a cada momento?

. - eso te lo puedo garantizar. No me gusta alardear de mis conquistas.

. - de acuerdo, entonces. ¿Firmamos la pipa de la paz? -dijo alargando la mano-.

. - por lo menos hasta que la vuelvas a joder, que aún no lo tengo muy claro de tu relación con tu padre.

Le cogí la mano. Luego volví al pescado.

. - hoy mismo le hablaré seriamente de lo que pensamos hacer a futuro. Así no le cogerá de sopetón y se hará a la idea.

. - por lo que me has dicho de tu padre, me parece que no va a ceder tan fácilmente.

. - pero, ¿estás loca o qué? -gritó el padre de Marisol- sobre mi cadáver. He mandado investigarlo y no tiene donde caerse muerto. No voy a cometer el mismo error contigo. No volverás a verlo más.

. - no te obedeceré. No tienes derecho a hacer lo que haces.

. - soy tu padre y me obedecerás. Si no, no verás un duro y vete olvidándote de los viajes, ropas y demás cosas que compras con mi dinero.

. - querido, no seas tan duro con Marisol -intercedió la madre al entrar en la estancia donde ambos estaban-.

. - tú te callas, que, por hacerte caso con la otra, ya viste como nos salió rana el cabronazo con el que se casó y divorció después. Solo quieren dinero, nada más.

. - querido, no todo el mundo es igual que el exmarido de tu hija.

. - Marisol, ve pensando en qué decirle a tu enamorado, pues será la última vez que lo veas.

. - ¿no lo irás a matar, querido?, eso sería demasiado hasta para ti.

. - ¿por quién me has tomado?, soy un hombre de negocios y el dinero manda. Cuando le ofrezca dinero por dejarte, veremos si te quiere tanto.

. - papá, no hagas eso. No te lo aceptará

. - aún no ha habido nadie que no quiera dinero por quitarse de delante. Acuérdate del enamorado aquel que tanto te gustaba. Sí, ése que se llamaba Wenceslao no sé qué. Hasta el nombre me disgustaba. Le ofrecí una pasta y se fue a su país de origen. Los huelo al instante. Esposa, pon de tu parte y busca alguien que le convenga a nuestra hija, no me lo dejes todo a mí. Bastante tengo yo con quitarle de encima los moscones.

. - te odio, papá. Te odio -Marisol salió llorando de la estancia, otra vez…-.

. - querido, ¿alguna vez te darás cuenta de que no todo es dinero en esta vida?

. - paparruchas.

Cuando la reunión familiar se disolvió por falta de asistentes, el sr. Joaquín llamó por teléfono.

. - búscalo y hazle saber lo que le puede pasar si continúa con Marisol.

. - ¿le rompo algo? -dijo su interlocutor-.

. - no hace falta tanto. Pero que se acuerde durante unos días.

. - entiendo.

El día de autos estaba paseando a eso de las cinco de la tarde dentro de la universidad. Era viernes y pensaba irme junto con Adelaida a descansar un rato. Bueno, descansar precisamente, no. En una de las zonas más solitarias del recinto universitario, me sorprendieron tres tíos con pasamontañas. No me dieron tiempo de reaccionar. Los puños me llovían por todos lados, solo cuando no pude más y caí de rodillas, me dieron un rodillazo en el bajo vientre y me dejó k.o.

Antes de quedarme dormido del todo, oí una frase que no se me olvidará en mi puta vida.

. - si no te alejas de Marisol, no lo contarás la próxima vez.

Luego nada. La oscuridad se adueñó de mí. La próxima vez que abrí los ojos, allí estaba Marisol llorando ante mí.

. - pobrecito mío, como te han dejado.

. - Apártese enfermera Marisol y deje trabajar al personal que está de guardia -dijo la médica-.

Me vi el pecho y lo tenía con grandes moratones. Me estaban poniendo hielo por todas partes, incluida la polla, que estaba lastimosa. La niebla volvió a inundarme y volví a sucumbir.

. - se nos va…, se nos va... -gritaba Marisol-.

. - sacad a esta histérica. Solo se ha desmayado. Sacadla de aquí -dijo la médica-.

Cuando recobré el conocimiento, vino la policía del campus a interrogarme. No les dije gran cosa.

. - eran tres e iban con pasamontañas.

. - ¿dijeron algo?

. - nada, solo patadas y puñetazos -me guardé lo más importante, era cosa mía-.

. - recupérese amigo. Va a ser difícil dar con ellos. Lo siento.

. - más lo siento yo, créame.

Cuando se fueron todos y solo se quedó Marisol cuidándome, se lo dije.

. - fue tu padre, Marisol.

. - ¿dices que fue mi padre?

. - sí, fue él, el que mandó a esos tres encapuchados a darme una paliza.

. - no puede ser, papá nunca haría eso.

. - me amenazaron de que no volviera a verte nunca más o la próxima vez sería peor y lo peor es que me dejen lisiado o muerto.

. - no te creo, papá no es capaz de ordenar eso.

. - te digo lo que oí de labios de uno de ellos. Cuando vuelva a oír esa voz, le sacaré la verdad a golpes.

. - hablaré con papá. Seguro que no mandó a esos a pegarte.

. - es mucha casualidad Marisol. Hablas con él y al día siguiente, vienen a por mí.

. - Dios del cielo, ¿qué te han hecho? -dijo Clara aterrada, cuando se enteró. Vino con Isa a llevarme a casa-.

. - ya ves, alguien que no me quiere bien. Pedid el alta, que me voy a casa.

. - ¿sabes quién ha sido? -preguntó Isa-.

Miré a Marisol que estaba allí.

. - no, iban enmascarados.

. - Marisol, te presento a Clara e Isaac, amigos míos y con los que vivo.

Se saludaron entre ellos de viva voz.

. - venga, pedid el alta.

. - Salvador, ¿no estarás más seguro en el hospital, que fuera de él? -inquirió Marisol-.

. - nosotros cuidaremos de Salvador. No se preocupe -dijo Clara, que no veía claro la relación entre aquellos dos, Marisol y yo-.

. - ¿todavía sigue este joven aquí?, Marisol, déjale irse ya, mujer. Ni que fuera tu novio.

Clara se nos quedó mirando sin decir nada. Marisol permitió que sus compañeras tramitaron el alta de un servidor, no le quedaba otra.

. - Salvador, tienes que firmar aquí y aquí.

Una vez firmados, me levanté con ayuda de Isaac y la misma Marisol, luego sustituida por Clara. Me giré hacia Marisol y le hablé.

. - espero que estés en lo cierto, Marisol.

. - hablaré con él hoy mismo.

De camino a casa Clara no pudo reprimirse.

. - Salvador, ¿quién es esa chica y que quería decir con que hablaría con alguien?

. - Clara, mejor no te metas. Son cosas mías.

. - ¿es tu novia, como ha insinuado la doctora?

. - Clara, por favor. No sigas por ahí.

Esta vez era yo quien necesitaba me dieran unas friegas por todo el cuerpo con una crema especial para palizas de encapuchados. Isaac cedió el honor a Clara el darme las friegas. Cuando me enteré, le eché la bronca.

. - ¿por qué has hecho eso, Isa?

. - déjala que disfrute un poco. No la has tratado muy bien que digamos.

. - porque no quería, Isa. Porque no quería.

. - pues ahora te aguantas y sé amable por una vez.

. - Despelótate, voy a lavarte y luego a darte la crema.

. - prefiero que me la di Isa -dije en un vano intento de sacármela de encima-.

. - de eso nada. Venga o te desnudo yo.

. - creo que tendrás que ayudarme.

. - eso está hecho. Isa, ¿puedes venir un momento? -gritó ella-.

Isa llegó y la ayudó a dejarme desnudo. Luego pusieron un plástico bajo mi cuerpo.

. - te puedes largar Isa. Esto ya es cosa mía.

Aun antes de salir Isa, Clara se sacó la ropa de encima. Solo se dejó la pierna ortopédica.

. - ¿para qué te desnudas, si soy yo el que va a ser lavado y puesta la crema?

. - no quiero mojarme la ropa. A callar. Joder, si todavía no hemos empezado y ya la tienes morcillona.

. - cuida ese lenguaje, que no soy de piedra. Además, me dieron también ahí, unas cuantas patadas.

. - no te preocupes. Yo cuidaré de ti.

. - eso es lo que me temo.

. - pero qué gracioso eres.

Con un cubo y una esponja me lavó todo el cuerpo. Parte trasera incluida. Luego me secó bien, polla incluida.

. - hazlo despacio. Que me duele, coño.

. - en el hospital no te quejabas tanto.

. - porque no tenía a una Mata-Hari lavándome.

. - anda, levanta un poco el pompis, que saco el plástico.

Me giré a un lado y luego al otro y sacó el plástico.

. - ahora viene lo mejor… para ti -sonrió la muy cabrona-.

Se echó un buen chorro de crema y empezó por la frente y fue bajando.

. - más despacio, leñe -le dije-.

. - vale, vale. No te sulfures.

Cada vez que llegaba a uno de aquellos moretones, me daban unos rallos que maldecía a viva voz.

. - Dios, qué dolor.

. - pobrecito mío. Como te han dejado…

Cuando les tocó a mis partes pudientes, lo hizo despacito, demasiado despacito diría yo. Consiguió un empalme de caballo, con lo que nuevos rayos me dieron allí.

. - la madre que me parió. Al empalmar, más me duele.

. - ¿quieres que te la baje?, así no te dolerá tanto.

. - ¿cómo vas a hacerlo?

. - ¿tú qué crees?

. - vale, pero esto es solo cuidados paliativos.

. - claro, solo cuidados paliativos.

Clara me limpió de crema la polla con agua y jabón. Luego y sin preámbulos, se inclinó y comenzó a mamármela en plan lento.

. - ¿así está bien?

. - sí, así está bien.

Ella siguió mamándomela. El dolor persistía, pero cuando me corrí en su boca, unos rayos volvieron a surgir, para luego desaparecer cuando la polla quedó flácida.

. - ¿cómo lo he hecho? -dijo pasándose la lengua por sus labios para tragarse el resto de mi corrida.

. - muy bien. Ahora es otra cosa. Estando flácida no me duele.

. - entonces tendré que dormir contigo, para cuando sueñes y la vuelvas a tener así, yo poder aplicarte los cuidados paliativos.

. - pero que conste, que esto no cambia nada entre nosotros.

. - no, claro que no. Ahora descansa. Voy a hacerte una sopita que resucita a los muertos.

. - no me hables de muertos, que estuve a punto.

. - sí, perdona amor mío. Enseguida vuelvo y avísame si vuelves a estar como antes -dijo mirando a mi polla muerta-.

. - descuida. Serás la primera en saberlo.

. - así me gusta -y me dio un beso en la frente-.

. - ay… -grité-.

. - uy…, perdona.

Una vez fuera y desnuda aún, vio a un sonriente Isaac.

. - a éste lo domestico yo -dijo Clara-.

. - que te he oído, joder -dije desde mi cama-.

. - Es una manera de hablar, hombre -me respondió camino de la cocina-.

Mientras tanto…

. - papá, tengo que hablar de algo muy importante.

. - pasa hija. ¿De qué se trata esta vez?

. - le han dado una paliza a Salvador en el campus.

. - vaya por Dios. ¿Está bien?

. - muy magullado y con muchos dolores, pero estará bien en unos días. Papá, Salvador dice que los mandaste tú. Y de que cuando le oiga la voz al que le atizó, le va a partir la cara hasta que le diga quién lo envió.

. - hija, ¿cómo puedes pensar eso de mí?, yo no he sido, quítatelo de la cabeza.

. - dijo que uno de aquellos tipos que le pegaron dijo algo de que se alejara de mi o lo próximo sería peor.

. - te repito hija, que no fui yo. Solo me faltaba ir partiendo la cara a la gente. Ya sabes cómo trabajo yo, a base de talonario. Le hubiese quitado de en medio con dinero y no con matones. Me apena que pienses eso de mí, hija.

. - ¿de verdad que no has sido tú, papá?

. - te lo juro por tu madre, hija.

. - te creo papá. Te creo. Salvador debe estar equivocado. Oiría otra cosa y pensó que habías sido tú.

. - eso debió ser.

. - iré a decirle que no fuiste tú y se alegrará.

. - gracias hija por confiar en mí. Solo quiero lo mejor para ti.

. - lo sé, papá, pero ya sabes que quiero a Salvador y no me lo puedo quitar de encima.

. - ya seguiremos hablando de eso. Ahora llámale y dile que no he sido yo, ni mucho menos.

. - gracias, papá -dijo ella abrazando a su padre-.

Salió corriendo y subió a su habitación. Desde allí llamaría a mi número de móvil.

. - quiero que te largues una temporada. El chico buscará tu voz por el campus y si te encuentra, juró romperte los dientes hasta que hables -era el señor Echevarría, llamando al secuaz que mandó apalizarme-.

. - señor, iba con pasamontañas…

. - es igual. La voz no podrás cambiarla, así que desaparece. Vete a Cancún o donde sea, ya sabes que, por los gastos, no debes preocuparte.

. - ¿cuánto tiempo, señor?

. - hasta que se calmen las aguas. Ya te avisaré.

. - ¿me puedo llevar a una amiga?

. - como si te quieres llevar a tu madre.

Isaac entró en mi habitación, desnudo. Allí estaba de nuevo Clara mamándome la polla.

. - ¿otra vez, Salvador?

. - ¿qué quieres?, si la tengo empalmada me duele un rato y la única manera es descargármela y ésta se ha ofrecido voluntaria.

. - hasta yo me ofrezco voluntario.

. - Isa, ahora no vale echarse atrás. Yo cuidaré de Salvador hasta que se cure, en eso quedamos.

. - sí, no me echaré atrás. Pero ¿quién me descarga a mí?

. - yo, ¿quién va a ser? -dije- acércala, que tengo ganas de comérmela-.

. - hombres mamando pollas, qué guarrada -dijo ella-.

. - envidia cochina, Clara -dijo sonriendo Isa al meterme la polla en mi boca-.

Clara continuó mamándome a mí y yo a Isaac. En eso, sonó el móvil.

. - joder, qué inoportuno -dije-.

. - anda, cógelo. Puede ser ese abogado.

. - ¿le disteis mi número de móvil?

. - no, para nada.

. - ¿entonces cómo iba a saber mi número?, ¿me lo alcanzas, chata? -dije a Clara mientras le cogía la polla a Isa con mi mano izquierda. Luego cogí el móvil con la derecha-.

. - diga.

. - soy yo, Salvador, tu Marisol.

. - hola, ¿hablaste con el viejo?

Mientras hablábamos, de vez en cuando mamaba la polla de Isa o se la pajeaba con mi mano. Ello, mientras hablaba con el móvil.

. - sí, por eso te llamo. Dice que no ha sido él. Me lo juró por mamá.

. - pues te mintió. Sé perfectamente que fue tu padre el que envió a aquellos tres -le di una buena mamada a la polla y volví con Marisol-.

. - que no, que me lo juró. Me dijo que prefiere sobornar, que mandar criminales para dar palizas y yo lo creo.

. - yo no y lo siento. Cuando atrape al tío aquel, ya me dirás.

. - Salvador. Estás obcecado con papá.

. - yo sé lo que oí, Marisol y no me lo vas a quitar de la cabeza.

Cuando Clara oyó el nombre de su contrincante, me mordió la polla.

. - ay, joder…

. - ¿qué te pasa, Salvador? -dijo al otro lado Marisol-.

. - no, nada. Me ha dado un tirón y me ha dolido-.

Clara puso cara de circunstancias y siguió mamando. Ya estaba a punto de soltar el chingo de leche de huevos. Levanté la polla a Isa y le pasé la lengua por los huevos varias veces, luego volví con Marisol.

. - dile a tu padre que un día nos veremos cara a cara y ese día se va a arrepentir de haber hecho lo que hizo.

. - no lo podrás hacer porque hemos roto. Nadie acusa a mi padre de algo que es falso. Adiós, no quiero volver a verte.

. - un día te lo demostraré.

. - ese día estaré casada. Adiós.

. - aaaaahhhhh... Oooooohhhhhh... -Me corrí en la boca de Clara-.

Mamé más y mejor a Isa y también se corrió en mi boca. Seguí mamándolo hasta dejarla bien encogida y sin leche.

. - baja la cara, cariño.

Isa se agachó y nos besamos largamente. Le pasé algo de su leche. Luego se fue a su dormitorio.

. - ¿quieres un poco de tu leche? -me dijo Clara-.

. - sí, acercámela.

Clara se acercó y nos besamos largamente. Mi leche, escasa por habérsela tragado casi toda ella, me supo a gloria. Luego y sin poderme aguantar, dejé de besarle los labios y pasé a besarle un pezón, una y otra vez.

. - mama, mi amor. Es todo para ti -dijo ella apretando su pecho contra mi boca. Luego me puso el otro para que se lo mamara también-.

La mamé, para luego invitarme a algo mejor aún.

. - ¿quieres comerme el chichi?, lo tengo goteando.

. - pero solo como cuidados paliativos.

. - claro que sí. Como cuidados paliativos… -sonrió ella-.

Clara se subió a la cama y colocando ambas piernas, una de ellas ortopédica, a los lados de mí pecho, se agachó hasta que su chumino llegó a mi boca. Joder, la ostia puta. Era verdad, goteaba que parecía una catarata. Mi lengua disfrutó y succionó cuanto zumo allí había y era mucho. Ella gritaba del disfrute vaginal que le estaba proporcionando. En aquel momento, Isaac pensó que había perdido media batalla con Clara en el cariño de un servidor.

Craso error por su parte, pues ni cuarenta Claras iban a impedirme seguir mamándole y siendo mamado por Isa. Era demasiada polla para dejarla por ahí sin tenerla en mi culo. Al día siguiente no volví a hablar con Marisol, ni el otro tampoco. Supuse que la había perdido definitivamente. Clara se estaba haciendo insustituible en cuanto a mamadas y comidas de su chumino. Al tercer día ya estaba mejor. Solo unos pocos dolores abdominales, pero nada en la polla. Ese día que se lo dije a los chicos, se la rifaron. Sí, echaron a suerte quien se tragaba mi polla. Tuve que poner orden.

. - eh, chicos. ¿Qué pasa aquí?, ¿yo no tengo opinión al respecto?

. - tiene razón, Clara. Somos como dos cuervos peleando por su polla. Lo siento, Salvador. Soy un tío bestia.

. - te perdono, Isa. Ven y bésame.

Nos besamos y nos comimos la boca.

. - yo también lo siento, Salvador. ¿Puedo besarte yo también?

. - sí, anda, ven aquí, cabrona.

Ella, toda sonrisa, se vino hacia mí y nos besamos también largamente.

. - mirad chicos. Lo haremos según yo mande, que para eso pongo la materia prima. Clara, ¿aún eres virgen?, dime la verdad.

. - ya no. Pero por detrás, sí. Te lo juro.

. - te creo. Conozco a quien te desvirgó -dije mirando a Isaac-.

. - a mí no me mires. Yo no he sido -dijo riendo-.

. - no fue Isa. Ya sabes que no le van los agujeros femeninos.

. - vaya, creí que fue él, pero si no me lo quieres decir, sigo.

. - fue mamá.

. - ¿tu madre tiene polla? -casi gritó Isa-.

. - no, tonto. Usó un pene artificial que se ató a su cuerpo.

. - ¿y te dolió?

. - joder si me dolió… Un montón.

. - pues cuando te lo haga por detrás, te dolerá más.

. - ¿aún más?

. - aún más. Así que, si no quieres que disfrute de tu ano, dilo y no lo tocaré.

. - ¿y si solo quiero follar por delante y no por detrás?

. - pues que respetaré tu decisión. ¿Es lo que quieres?

. - sí, de momento sí. Ya veremos más adelante.

. - de acuerdo. Así será. Como no os ponéis de acuerdo con quien lo haré primero, digo que lo hagamos los tres al mismo tiempo. Los tres dormiremos en la misma cama cada noche y disfrutaré de los dos siempre que pueda. Hagámoslo ahora en el salón, encima de la alfombra. Clara, trae una sábana, por favor.

Mientras Isa y yo apartamos las mesas y sofás que molestaban, llegó Clara con la sábana. La tendimos y comenzó la primera follada con polla de verdad en la vagina de Clara. Clara se quitó la pierna falsa y se tendió. Yo me metí entre sus piernas y mientras Isa me comía la polla y los huevos por detrás, yo di rienda suelta a comerme los jugos de Clara, para después y sin avisar, penetrar aquella vagina que no había visto un cacho carne como la mía en su puta vida. La follada de mi culo empezó rápidamente y así pude disfrutar de Clara e Isa de la mejor manera posible.

Aquella sería la primera de las sucesivas folladas a Isa y a Clara en grupo. Así supo Isa que no iba ser desplazado por Clara, de eso nada. Me gustaba demasiado cuando me la metía por el culo como para prescindir de su tranca venosa.

(Parte 9 de 30)

FIN